Oct 31, 2009 00:26
Cuando amaneció, Kirito vio a Aiji desnudo a su lado.
-“Aún no lo creo… Lo hice… se lo hice… ¿yo…? ¡¿Semen…?!” -lo miraba dormir-. “¡Como sea, lo hecho, hecho está! Y mi Haku no tiene que enterarse… Se que está mal lo que hice, ¡pero a fin de cuentas él no vino cuando necesitaba de su cariño! -se levantó algo molesto de la cama y se metió al baño.
Aiji se despertó y decidió irse a su habitación para bañarse. Salió sin decirle nada a Kirito, así que, cuando esté salió, ya no lo encontró.
-¿Aiji se fue…? Qué raro… pero qué bueno… ¿Estuvo bien que lo haya hecho? ¿No crees que le estás dando alas como dicen? Tú no lo quieres, sólo como amigo, y ayer lo hiciste porque necesitabas amor, y él en cambio se entregó… -Kirito hablaba con su ángel guardián que veía en el reflejo del espejo-. Tal vez se moleste conmigo, pero él se lo buscó. ¡Él era el que quería, no yo! Realmente sólo se aprovecha de mi citación.
Terminó de arreglarse y bajó a desayunar. Todo estaba normal, como si nada hubiera pasado. Encontró su mirada con la de Aiji y la esquivó sin razón alguna, lo que hizo sentirse mal a Aiji.
-Buenos días, Kirito, ¿quieres desayunar algo en especial? -Takeo salió de la cocina con una sonrisa.
-Buenos días, Takeo-kun. No te preocupes, ¡lo que hayas hecho estará bien! -se sentó.
-¿Seguro? ¡Luego te quejas! -Kohta le dijo burlón.
-Si dije que no habrá problema, es porque no lo habrá. ¡No te metas, Kohta-chan!
-Jajaja, está bien, onii-san.
-Buenos días, Kirito, ¿cómo dormiste? -Aiji se sentó a su lado.
-Eto… bien. ¿Por qué lo preguntas?
-¡Nada más, hoy te ves mejor que ayer!
-¿En serio?
-Debe ser porque durmió bien -interrumpió Jun.
-¿Tú crees? -Aiji sonreía.
-Tal vez. Como sea, espero que Hakuei venga a verme hoy -suspiró.
-¡¿De nuevo con eso?! ¡Deberías olvidarlo!
-¡No puedo, Aiji, lo amo! ¿Entiendes?
-Jajaja, sí, ya déjalo, Aiji -se burló Jun.
-¡Puff! Está bien -refunfuñó.
El desayuno fue divertido, como siempre lo había sido. Todos seguían siendo unidos, dejando atrás aquel problema.
Kirito se levantó de la mesa y salió solo, llevando su celular, después de que Aiji lo regresó para que se lo llevara. Quería caminar para relajarse y, tal vez, así Hakuei lo vería solo y le pediría disculpas y todo sería normal.
Al pasar frente a casa La Cryma Christi, se encontró con Hiro.
-Buenos días, Kirito.
-Eto... Hiro, buenos días.
-Quisiera hablarte de algo -se mostraba un poco molesto.
-Claro, ¿qué pasa?
-No quiero que sigas hablando con Gackt. Espera, pueden ser amigos, pero no intentes nada más con él, porque es mi presa -parecía un león enfurecido.
-¿Ah? Gracias por darme permiso, pero no lo necesito. Si yo quiero ser su amigo lo seré, ¡no tienes por qué decirme lo que tengo que hacer, maricón! ¡Además! No es mi culpa que él se preocupe por mí -sonreía triunfante.
-Grrr… ¡No me retes, Kirito!
-¿En qué momento lo hice? ¡Tú eres el que vino a echarme el pleito! ¡Maricón!
-¡Cállate! ¡Y más vale que no te le acerques tanto!
-¡¿O si no que?! ¡¿Eh?! ¡¿Qué?! -se mostraba retador, extendiendo los brazos con una sonrisa.
-No querrás saber de lo que soy capaz -sonrió amenazante y lo empujó.
-Oye, ¡¿qué te pasa, maricón?!
-¡Basta! -alguien interrumpió-. ¡¿Qué pasa aquí?! -apareció Hakuei intimidándolos.
-No pasa nada, Hakuei-san, sólo platicábamos.
-Bien, pues no me gusta que platiques así con Kirito -la mirada de Hakuei mostraba firmeza.
-Esté bien, ¡lo dejaré para otro día! -Hiro se dio la vuelta y se metió a su casa.
-¿Todo bien, Kiri-chan? -Hakuei lo miró con aquella sonrisa tierna.
-¿Ah? Haku, ¿ya no estás molesto conmigo?
-Kiri-chan, ¿yo? -enseguida, Kirito se abrazó a su cintura.
-Haku, creí que seguías molesto. Después de todo lo que pasó ayer, tan molesto y me dejaste solo.
-Perdóname, Kiri-chan, estaba muy molesto por lo que había ocurrido que me bloqueé y no pensé que tu salud corría peligro; además, también quiero que comprendas mi preocupación por ti, qué es lo que esta pasando por tu mentecilla -lo acorraló contra la pared, presionando su cuerpo contra el de Kirito.
-Haku, no me siento bien, ¿podemos hablar en otro lado?
-Claro que sí, cariño -le dio un beso en la mejilla y lo dejó respirar, llevándolo a casa PENICILLIN.
Ya en la habitación de Hakuei, Kirito se sentó a su lado en la cama; éste lo jaló hacia su pecho y le besó la frente.
-Bien, amor, cuéntame qué pasa.
-¡Haku! -Kirito no aguantó las lágrimas y se aferró a él.
-Tranquilo, si no, luego se te dificulta respirar.
-Es por mi madre…
-¿Tu mamá? ¿Qué le pasó?
-Ella me ha hecho daño…
-Te escucho, cariño -lo abrazó para hacerlo sentirse seguro.
-Cuando era pequeño, mi madre solía cuidarme como todas lo hacen, me trataba bien; pero, repentinamente, cuando tenía 6 años y Kohta 3, empezó a molestarse por pequeñeces, pero llegaba a molestarse cada vez más, hasta el grado en que me golpeó, y más tarde a mi hermanito también. Pero yo procuraba protegerlo, no me gustaba verlo llorar, así que prefería que el castigo me tocara a mí. Ella enloquecía repentinamente, nos gritaba maldiciones y después la veíamos llorar amargamente sin consuelo, pero nos daba miedo acercarnos a ayudarla y tampoco se lo decía a mi padre, ¡por miedo a que mi mamá se molestara más conmigo! -cada vez que Kirito iba avanzando en la historia su respiración se volvía más agitada, comenzaba a temblar y su voz se entrecortaba con miedo y se aferraba a Hakuei-. Ella se volvió loca de la noche a la mañana, fue muy extraño… me daba tanto miedo saber qué era lo que se le ocurría para golpearme, y cuándo terminaría aquel arranque… en un llanto.
-¿Y tu padre nunca se dio cuenta?
-Al principio no, pero cuando se dio cuenta, el muy cobarde huyó y nos dejó con esa mujer que desconocíamos -dijo con coraje.
-¡¿Cómo es posible que los haya abandonado?! -lo abrazó con fuerza.
-Ya que crecí, y soportaba más los golpes, seguía protegiéndolo y él seguía débil. Poco a poco mi paciencia se agotaba y no sabía cómo resolver mi problema, y después de un tiempo busqué ayuda en organizaciones. Me alejaba de casa y de mi madre. Vivía, por así decirlo, fuera de casa.
-Kirito, ¿y cómo le hiciste para zafarte de ella?
-Pues me fui de la casa con mi hermano.
-¿Adónde fueron?
-Con un amigo que nos ayudó muchísimo, y su madre al igual que su padre se portaron muy amables con nosotros. Mi mamá nos buscaba como histérica y yo le dije que no volvería con ella, y que nos dejara en paz. Así que aquella señora nos ayudó nuevamente para que nos dejara y para ayudarla también a ella, así que la metió con un especialista que la trataría y nos dijo que ella tenía psicosis afectiva.
-¿Psicosis afectiva?
-Sí, es una enfermedad donde tienen cambios de humor repentinos y no sé qué más, ¡ya ni me acuerdo! >_<
-Está bien, no tienes que recordarlo. Pero, después de eso, ¿ella les dejó de molestar?
-Sí, por ahora está en el psiquiátrico. ¡Sé que es deprimente, pero se lo merece!
-¿Sabes, Kirito? No es bueno que recurras así a la venganza, después de todo, esa mujer es la que te dio la vida, y está enferma.
-¡Si, pero me hizo mucho daño! -en su voz aún se escuchaba el llanto.
-¿Pero qué no te dieron ninguna terapia para que eso no quedara como un trauma? -seguía acariciándolo con cariño.
-No, aquellas personas dieron mucho por nosotros y yo me negué. El tratamiento era costoso, así que me hice al fuerte por mucho tiempo, sacando a Kohta adelante.
-¿Tú solo? ¿O ellos les ayudaron?
-No quería seguir dependiendo de ellos y, en cuanto pude, comencé a trabajar, ahorré mi dinero y compramos un pequeño departamento donde vivimos hasta que mi hermano comenzó a trabajar para ayudarme… Nunca quiso ser una carga para mí -sonrió ligeramente con la mirada perdida.
-¿Y cómo es que se metieron en el mundo de la música?
-Conocí a unos amigos que querían hacer una banda y yo, desde la secundaria, había aprendido a tocar guitarra para distraerme, y mi sueño era ser guitarrista; jamás pensé en ser vocalista.
-Ya veo, así que se las ingeniaron para comprar una guitarra y un bajo, ¿eh? -sonrió y le secó las lágrimas levantando su rostro-. No llores más.
-Lo sé, ¡pero cuando te molestas, me haces recordarlo!
-… lo siento… -lo abrazó con fuerza.
-¡Haku! ¡No me dejes solo, por favor!
Hakuei comenzó a besar el cuello de Kirito con suavidad, con aquellos labios gruesos. Acariciaba sus hombros mientras Kirito tan sólo se dejaba querer. Poco a poco le quitaba la ropa con agilidad y Kirito daba suspiros. Kirito no quería quedarse sin hacer nada, así que besaba los hombros de Hakuei o lo que tenía a su alcance. De repente, se encontraban sus labios con los de Hakuei y se saboreaban por un largo tiempo para después pasar las manos por donde alcanzaban. Hakuei encontró el trasero de Kirito y lo masajeaba, apretando un poco, y Kirito se quejaba ligeramente pero le gustaba.
-¡Kirito! ¡Hazlo! -lo soltó y le bajó la cabeza cerca del miembro de Hakuei-. ¡Quita el pantalón y haz lo tuyo, pequeño! -le sonrió.
-¿Ah…? -se sonrojó un poco y le bajó el pantalón con timidez para encontrar el miembro desnudo de Hakuei-. Aún no comprendo cómo es que esto puede entrar en mi boca.
-Bueno… ¡pues tu boca también es grande! ¡Jaja! Sólo lame mi sex gun, ¡¿quieres?! -le sonrió con orgullo y lo miró de reojo.
-Oke… -se agachó y le pasó la lengua poco a poco para hacerle sentir el placer a Hakuei. Éste tan sólo echó la cabeza atrás y se dejó llevar por la lengua de Kirito.
Hakuei empezó a mover sus caderas conforme Kirito aumentaba el ritmo de su labor, así que los gemidos salían de la boca de Hakuei sin que lo pudiera evitar. Con desesperación arañó la espalda de Kirito y después le jaló los cabellos. Kirito gemía despacio porque aún tenía el miembro de Hakuei en su boca. Cuando el semen comenzó a salir y Kirito lo lamía todo, Hakuei estaba llegando al punto de éxtasis, dejando escapar un gran grito.
-¡¡Suéltalo!! -lo jaló por los cabellos para alejarlo de su “sex gun.”
-Eto... hai… -se lo sacó de la boca y se limpió el semen que tenía embarrado-… ¿qué más hago…?
-¡¡No deberías preguntar!! -se tiró sobre el y comenzó a morder sus hombros. Kirito arañaba también la espalda de Hakuei, correspondiendo de alguna manera a sus mordidas, enterrando con fuerza sus pocas uñas. Hakuei le abrió las piernas bruscamente y le metió unos cuantos dedos a Kirito haciendo que éste gritara-. ¿Eso te dolió…?
-Sí…
-Vaya… no aguantas nada, Kiri-chan… -sonríe torcidamente.
-¿Ah…? -Hakuei se los metió más profundo; Kirito echó la cabeza para atrás con un grito. Después Hakuei comenzaba a meterlos y sacarlos con fuerza aún, apretando un poco cuando salía antes de volver a entrar y, al mismo tiempo, Kirito perdía el control de sí poco a poco y comenzaba a golpearlo con el puño cerrado en la espalda, lo que hacía que Hakuei gimiera de placer.
Así, aquel momento quedó entre las lágrimas y el sudor. El placer y el dolor se confundían. ¿Cuál era cual? A Kirito, a pesar de todo, le gustaba hacerlo de ese modo; así era feliz, o eso era lo que él creía.
Hakuei, por su lado, tenía más cosas que esconder que lo que Kirito pensaba. ¿Por qué era tan cruel y duro con él en algunos momentos? ¿Por qué le gustaba hacerlo con tanto salvajismo? Eran cosas que a Kirito no le importaban mientras sintiera placer. Y Hakuei tampoco le hacía ver que algo raro pasaba por su mente…
Su amor era extraño, pero se necesitaban mutuamente.
~Continuará~
Notas:
Bien, después de mucho tiempo me decidí por acabar este capítulo!! Ya lo tenía casi terminado, sólo era la escena de sexo, y como podrán ver… no la pude terminar, simplemente no me la puedo imaginar muy bien (pésima escritora) Eso no es bueno, en fin! Me gusta la pareja, pero no sé por qué no puedo imaginarlo, y si no lo visualizo no lo puedo escribir… Espero les haya gustado este capítulo a pesar de la tardanza!!
Gracias por seguir leyendo.
Kami Camui