La FieRa De Mi NiÑo

Apr 11, 2005 20:03

Tenía yo cinco añitos y ya sabía yo lo que era el rechazo social. Quizás no supiese ese término, pero el hecho en sí que representa, lo vivía ya en mis carnes. Yo era un amor de niño en mi casa o con mis conocidos, con mis amigos. Con los desconocidos o con cualquier persona en general, era tan tímido que casi acababa por no relacionarme con nadie. Ni mucho ni poco: nada. ¿Por qué? Porque yo siempre he sido un poquito tímido (un poco bastante); y si cuando intenté volar un poco había un grupo de personas dedicadas a cortarme las alas, la labor no se me facilitó mucho, sinceramente.

Esto sigue siendo así en ocasiones, y creo que lo seguirá siendo mientras que esté sobre la faz de la Tierra. Seguro que habrá alguno que venga a casa a pelearse con la urna que contenga mis cenizas, o que la ralle con las llaves del coche. El humor negro no es mi fuerte, lo siento.
Y bueno, os preguntareis (o puede que sólo me lo pregunte yo :P): "Si estoy hablando de este tema, ¿por qué estoy contento?". La respuesta es que hasta hace bien poco, los insultos, la discriminación y el odio que parece tenerme determinada gente me entristecía y me preocupaba mucho. Pero me he dado cuenta de que si yo les desagrado, más me desagradan esas personas a mí; y esto se convierte en un círculo vicioso. El freno que se puede poner a esta rueda sin fin se llama "indiferencia" (o autoestima).

Creo ahora, que si a mí me gusta como soy y a mucha otra gente también será por algo. Porque hay gente para todo, pero en la vida has de rozar con muchísimos tipos de gente diferentes, y yo tengo amigos de todos tipos. Tengo amigos graciosos y sosainas, extremos y comedidos, inocentes y malévolos... Y todos esos amigos me quieren, y yo los quiero a ellos.
Quiero a mi hermana a pesar de que no sepa hablar a un tono más bajo de setenta y cinco decibelios, a mi abuela a pesar de que cuando le cuento algo lo tergiverse porque no se entera de la misa la media, a mi madre aunque tenga que repetirle cada frase diez veces porque nunca te escucha a la primera y a mi padre, con quien comparto poco más que el apellido y la casa. Pero los quiero, y el que sean diferentes, el que sean ellos los hace muy especiales. Los hace originales e irrepetibles. A mí me gustaría que los demás pensasen de mí ésto que yo pienso; pero los demás que me importan, los otros pueden hacer de su vida lo que quieran, al menos por mi parte.

Y como sería más feliz si los demás pensasen que soy especial, voy a ser más yo que nunca. Aunque para ello tenga que pisar el cuello de alguno que otro que se niegue a darse cuenta de lo maravilloso que soy siendo yo. Quiero decir, que si alguien tiene mal concepto de mí y esa persona es importante para mí, haré lo que sea por hacer que lo cambie con razón; pero si alguien que ni me va ni me viene quiere hacerme vudú, magia negra o rallar mi urna funeraria... Podrá hacerlo. Que a mí, eso: ni me va, ni me viene.

Diez años es un largo tiempo para percatarse de cosas que vistas así parecen sencillas, pero yo me dí cuenta pronto. El problema es que hasta ahora, no he podido autoconvencerme de ellas. Como aquella canción cuya melodía he olvidado, pero la letra es:

"Cuatrocientos golpes contra la pared
han sido bastantes para aprender
a encajar con gracia y caer de pie,
esconderlo dentro y llorar después
Por eso cuando dijo que no me quería
apreté los dientes, dije que me iría..."

P.D.: Se llama "Mil Pedazos" el tema, y es de Christina y Los Subterráneos. Christina Rosenvinge :)
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