L'etè.
Despierto y no me encuentro. Los días parecen semanas y la libélula roja decapita el ánimo decaído. Se sueña en verde y con cintas de colores, teteras sin abrir y algún que otro agujero en la silicona de alguna puerta olvidada.
Soy yo y mi reflejo, mis ganas de pensar y de hablar. Disjunta y conjuntada con mis hemisferios polares, con bolígrafos azules y módulos de memoria. Exactitud memo-técnica. Cosquillas en la nuca de tanto levantar los pies. Carcoma.
Las palabras que se pierden en el agua flotan gracias a sus tildes. Descontrol neuronal y ganas de hundir frases enteras. Me recordarán por la chica que mataba sus pensamientos corroídos y redundantes. "Nunca más", dirán algunos. "Lo siento", dirán otros.
Los errores cometidos encontrarán su lugar dentro de algún cajón vacío, para que las polillas se fundan con ellos y vuelen, tarde o temprano, hacia alguna vela encendida en las noches de los inviernos olvidados.
Soy yo y mi reflejo, mis ganas de pensar y de hablar. Disjunta y conjuntada con mis hemisferios polares, con bolígrafos azules y módulos de memoria. Exactitud memo-técnica. Cosquillas en la nuca de tanto levantar los pies. Carcoma.
Las palabras que se pierden en el agua flotan gracias a sus tildes. Descontrol neuronal y ganas de hundir frases enteras. Me recordarán por la chica que mataba sus pensamientos corroídos y redundantes. "Nunca más", dirán algunos. "Lo siento", dirán otros.
Los errores cometidos encontrarán su lugar dentro de algún cajón vacío, para que las polillas se fundan con ellos y vuelen, tarde o temprano, hacia alguna vela encendida en las noches de los inviernos olvidados.