Os comentamos que las votaciones siguien abiertas, podeéis votar en
la página de facebook o bien con un mensaje en twitter con el #personafeels añadido, se puede votar también en ambos lados, y una vez por día. Todos los días revisamos los votos y llevamos la cuenta.
El martes esperamos poder subir un nuevo cap, ya que es el día que se cierran las votaciones y además es el cumpleaños de una de nosotras, de la pequeña @Joker_Coker
Y al final el domingo de la próxima semana tendríamos el capítulo en el que ya se verían reflejadas las votaciones.
De nuevo queremos daros las gracias por todo el apoyo que nos estáis dando,
Nos vemos en el siguiente cap.
Título: PERSONA
Autoras: Onttokishi y Joker_Coker
Rating: PG+18 (R)
Advertencias: En este fic aparecerán escenas duras, complejas y situaciones desagradables.
Resumen: Minseok, Luhan, Wufan, Junmyeon, Yixing, Kyungsoo, Baekhyun, Chanyeol, Chen, Tao, Jongin y Sehun; estas 12 personas acabarán, sin saber muy bien por qué, siendo los protagonistas del nuevo reality show "Persona"; en el cual se pondrá a prueba la resistencia del cuerpo y la mente de los seres humanos. Amor, odio, misterio, secretos, mentiras, celos, sexo, violencia y mucho más en la vida en directo; cómo nunca antes lo habías visto.
Cámara 1:
"¿Quién es quién?"
La pregunta se disipó en el cielo como si hubiese sido uno de esos anuncios escritos con humo.
Joonmyeon se mordió el labio nervioso y después, intentando relajarse, se dio la vuelta, dirigiendo su mirada a los otros tres chicos que estaba en la puerta de la casa.
Jongin se rascaba la nunca confuso; seguramente pensando a qué narices venía aquello que acababan de ver. Kyungsoo no mostraba ni nerviosismo ni sorpresa: era como si, de alguna manera, el hecho de ver unas fotos en el cielo ya no le sorprendiese llegados a este punto. Luego estaba Yifan, que parecía tranquilo y mantenía la vista en lo alto, seguramente intentando recapitular todo lo que acababan de ver y encontrarle una explicación.
Wufan se adelantó unos pasos hasta llegar a donde estaba Joonmyeon y puso una de sus manos sobre su hombro. Al instante, el más bajo de los dos dirigió su mirada al suelo, cohibido.
- Parece que somos doce -comenzó a hablar Yifan-, y que esas fotos tienen algo que ver con nosotros.
Joonmyeon asintió, algo temeroso, y Yifan le sonrió con algo de ternura para que no tuviese miedo. Aunque al principio le resultó algo extraño, surtió efecto y se sintió mucho más cómodo.
- Esas fotos somos nosotros -añadió Joonmyeon, bajando la mano del rubio de su hombro.
Los otros dos les miraron desde la puerta; todos habían llegado a la misma conclusión, era demasiado obvia, pero ¿cómo iban a saber cuál correspondía a cada uno?
Kyungsoo miró a Jongin como preguntándole aquello sin palabras, Jongin suspiró y revolviéndose el pelo caminó hacia los otros dos seguido de cerca por el de ojos grandes.
- ¿Cuál es vuestra foto? -preguntó Yifan, con la más grande de todas las calmas-. Si nos conocemos entre nosotros, tendremos ventaja sobre el resto: podremos descartar personas y si les encontramos podemos ir examinando para ver quién podría ser cada uno y así podernos proteger.
- Bien -Jongin comenzó a hablar después de pasar unos minutos callado-. Empezamos con las propias ¿no? ¿Cuál es la tuya, Yifan?
Yifan bajó la cabeza, resoplando con una sonrisa. Jongin siempre se le adelantaba.
- Ok, comenzaré yo -contestó, elevando de nuevo la vista hacia el resto sin perder la sonrisa-. La mía es la pantalla del ordenador. Digamos que se me dan bien las teclas -terminó, acentuando aún más su sonrisa-. ¿Y qué hay de vosotros?
- Bien -sonrió Jongin, y les miró travieso-. La mía es la caja fuerte abierta -levantó las manos.- No hay nada que no pueda abrir.
Kyungsoo lo miró y lanzó una pequeña risilla, tapándose la boca.
- Yo... -parpadeó levemente con algo de miedo-. La mía es el funeral, supongo...
Yifan les miró a ambos y luego volvió la vista a Joonmyeon, el cual cogió aire y susurró:
- La camisa de fuerza.
- ¿En serio? -Jongin miró para Joonmyeon-. No sé, no te imaginaba de pirado, la verdad -respiró hondo y se sentó al lado de Joonmyeon-. Pero tranquilo, tú nos ayudaste, así que nosotros te ayudaremos a ti ¿ok?
Joonmyeon, manteniendo la calma cerró los ojos y respiró profundamente.
- No estoy "pirado" -le contestó, remarcando esa palabra-. Sufrí una severa depresión e intenté suicidarme. Me ingresaron en el centro para evitar que me hiciera daño, supongo que esa foto sólo era algo metafórico.
Kyungsoo le observó, entrecerrando sus ojos como si algo de aquella historia le pareciese sospechoso, pero no conocía a Joonmyeon de nada así que no tenía por qué dudar de sus palabras.
Joonmyeon se dio cuenta de ello y dirigió sus ojos directamente a los de Kyungsoo, acentuando su mirada de una manera que parecía peligrosa, e hizo que todo el pequeño cuerpo de Kyungsoo se estremeciese, aunque fue tan rápido que cuando se había dado cuenta de la manera en que lo estaba mirando, Joonmyeon ya estaba sonriéndole con ternura y Kyungsoo pensó que posiblemente se lo había imaginado.
- Bien, entonces -Jongin miró a Yifan y sonrió-. ¿Cuál creéis que es la fotografía de Yixing y Luhan?
Yifan llevó su mano al mentón, sujetándola con el otro brazo adoptando una postura pensativa.
- No tengo ni idea, la verdad -exclamó finalmente-. ¿Por cierto, dónde están esos dos?
- Ni idea, pero... -rió- seguro que puedo imaginármelo -Jongin hizo un gesto como si ambos estuviesen realizando algún acto sexual.
Kyungsoo volvió a reírse y le dió un codazo para que parase.
Joonmyeon suspiró y pasó entre ellos, entrando en la casa.
- Dejaros de tonterías, no es bueno que estén por ahí solos.
Yifan alzó una ceja, confuso ante la reacción desganada de Joonmyeon. Por lo que había visto hasta ahora, esa manera de actuar no pegaba con él para nada. Se adelantó a los otros dos y le hizo volverse.
- ¿Joonmyeon? -le preguntó y le miró directamente a los ojos, intentando descifrar esa aura extraña que parecía reinar ahora en él-. ¿Estás bien?
- Sí, claro -le sonrió con extrema tranquilidad el más bajo-. Volvamos a la casa, hay cosas que hablar.
Jongin miró a Kyungsoo, sorprendido, y se encogió de hombros, se levantó y se acercó a Yifan.
- ¿Crees que le ha molestado lo que dije? -el moreno miró preocupado al más alto.
- Ni idea, lo veo raro -le contestó Yifan, pero al ver que Jongin parecía realmente preocupado le devolvió una sonrisa-. No te preocupes, no es nada -le susurró al oído, de manera que sólo él pudiese oírle.
Kyungsoo se acercó a los dos.
- ¿De qué hablábais? -preguntó inocentemente.
Jongin miró de manera tierna a Kyungsoo y sonrió, negó con la cabeza y le pasó un brazo por los hombros, llevándolo hacia el interior de la casa.
Cámara 2:
Los cinco chicos se quedaron un buen rato en silencio después de haber visto aquellas fotos, todo lo que aquella voz había dicho. ¿Un reality? Es decir... ¿les estaban grabando?
Minseok tragó saliva, provocando un sonido bastante más fuerte de lo que pretendía, y abriendo los ojos rodeó con su vista, temerosa, a todos los demás.
- ¿Quién.... -comenzó a decir con algo de miedo, dando dos pasos hacia atrás- ¿quién es el de vídeo? ¿Y el pirómano?
Los otros cuatro chicos le miraron interrogantes; desde que se habían encontrado, el de cara redonda había sido el más confiado y optimista. Ahora, tras esas fotos y ese aviso, su actitud positiva y confiada parecía haberse puesto en duda.
Chanyeol miró nervioso a todos los lados, jugando con sus dedos dándoles vueltas sin parar de una mano a otra; parpadeó varias veces y dirigió una mirada casi de súplica a Tao para que comenzase a hablar él.
- No hay por qué escandalizarse -Tao se adelantó para que todos le vieran-. Puede que ese vídeo no sea real, y esa foto de la casa -miró a Xiumin para intentar tranquilizarlo-... bueno, no tiene por qué ser un pirómano, pudo ser un accidente -se pasó la mano por el pelo, echándolo hacia atrás-. Está claro que las fotografías nos definen, al menos en un aspecto de nuestra vida.
- Si las fotografías no son mentira, ¿por qué ha de serlo el vídeo? -Baekhyun le miró y luego miró a los demás compañeros-. No sé vosotros, pero no me siento tranquilo sabiendo que alguno puede ser ese perturbado.
Minseok asintió con premura, colocándose al lado de Baekhyun.
- Es cierto, podríais ser cualquiera de vosotros. Podrías ser tú, Tao; y por eso intentas tranquilizarnos...
Chanyeol miró a Minseok y a Baekhyun, clavando sus ojos llenos de tristeza en el segundo, después volvió la vista a Tao. Parecía molesto, es muy posible que las palabras de Minseok le molestaran. Finalmente se fijó en Sehun, éste les observaba a todos, pero no como Chanyeol, sino de una manera vacía, como quien deja pasar el tiempo en clase cuando la lección es aburrida.
- Minseok... -comenzó a decir el rubio con un tono de voz bajo, impropio en él desde que se habían encontrado-. No creo que Tao sea una mala persona. Una mala persona, como las que dices, ya nos hubiese hecho daño.
- ¿Y si está esperando el momento indicado? -Baekhyun miró a Chanyeol, sorprendido por que estuviese defendiendo al sospechoso-. No hay más que mirarlo, todo en él es sospechoso.
Tao levantó una ceja, molesto, y se acercó hacia Minseok y Baekhyun.
- ¿Sospechoso? Si mal no recuerdo, era yo quien no me fiaba de vosotros cuando nos encontramos en el bosque -comenzó a hablar con un tono roto-. Que ahora sospechéis de mí demuestra que tenía razón -tragó saliva-. Chanyeol, gracias. Al menos sé que uno de vosotros es razonable.
Chanyeol suspiró y se acercó a los demás.
- Baekhyun -dijo con calma-. No se trata de defender o no, se trata de que somos un equipo. Si comenzamos a tener dudas ahora unos de otros, ¿qué será luego? Yo no quiero hacerle daño a nadie, ¿acaso vosotros sí?
Minseok miró confuso a Baekhyun, todavía había algo que no lograba entender. Si era cierto que todos ellos eran personas fiables, entonces eso les dejaba con un montón de chiflados por ahí, esperando para atacarles.
- ¿Y cómo nos podemos fiar? -insistió Minseok.
- Sencillo -Sehun se acercó a ellos-. Sólo hay que esperar a que el culpable se delate.
Baekhyun miró hacia Chanyeol, bajó la mirada cuando escuchó las palabras acertadas del rubio. Cuando Minseok dudó, en su cabeza comenzaron a crearse dudas también, pero cuando Sehun dijo lo que todos pensaban, la habitación se llenó de un silencio incómodo que al chico de pelo castaño le molestaba.
Minseok se mordió el labio inferior, intentando buscar las palabras adecuadas para no molestar a nadie.
- Lo siento -dijo finalmente, bajando la cabeza arrepentido-. Sehun tiene razón y Chanyeol también; no ganamos nada peleando entre nosotros.
Chanyeol sonrió al escuchar aquello y casi inconscientemente su mirada buscó a la de Baekhyun de la misma manera que lo haría un perro esperando la aprobación de su amo.
- Sí, yo también lamento haber sospechado -Baekhyun miró a Chanyeol y le sonrió.
- Está bien, antes de sospechar entre nosotros, deberíamos pensar en la manera de protegernos de los de fuera -Tao se acercó a una mesa y se sentó en ella, mirándoles-. Doce fotos, eso significa que hay doce personas. Aquí somos cinco, lo que nos deja a siete personas fuera que desconocemos.
Sehun miró a Tao y asintió.
- No sabemos cómo son, si son fuertes o débiles, si tienen armas o comida; creo que antes de pensar en atacar debemos pensar en sobrevivir. Necesitamos reservas de comida- comentó Minseok cogiendo una silla y sentándose en frente de Tao-, también agua, mantas, medicamentos... -hizo una pequeña pausa para meditar y luego prosiguió-... Ellos dijeron que podríamos encontrar cosas por aquí, tenemos que ser más rápidos que los otros. Estar preparados.
- Bien, hagamos grupos, nos dividiremos para buscar provisiones e investigar el terreno -Tao sonrió-. Seremos más rápidos.
- Está bien, ¿pero cómo sabremos dónde buscar?
Sehun se acercó un poco más y respiró hondo.
- Cuando salí anoche, me encontré con un supermercado, tiendas y algunos edificios en el centro, podríamos empezar por ahí -miró a los demás, esperando su aprobación
- ¡Eso es genial! -exclamó con alegría Chanyeol-. Entonces, ¿cómo nos dividimos?
- Uno de nosotros tendrá que quedarse en casa, no queremos que nos la quiten, ¿no? -añadió Baekhyun, adelantándose a los demás.
Minseok se lo pensó un momento, y al no responder nadie, añadió.
- ¿Si queréis me quedo yo?
- Entonces yo iré a inspeccionar -Tao se bajó de la mesa de un salto y miró hacia los demás-. ¿Quién viene conmigo?
- Iré yo -Sehun levantó el brazo.
- Nosotros iremos al supermercado a buscar comida -aclaró Chanyeol, mirando con una gran sonrisa a Baekhyun.
Baekhyun asintió y sonrió; se despidió de los demás y esperó a que Chanyeol se le uniera para salir de la casa. Tao miró a Minseok y luego a Sehun.
- Será mejor que nosotros nos vayamos también. Minseok, cierra todas las puertas y ventanas hasta que volvamos.
Minseok asintió, y una vez que todos se fueron, hizo lo que Tao le había dicho: cerró todas las puertas y ventanas. Subió al piso de arriba y desde detrás de una de las cortinas se quedó vigilando por si acaso alguien se acercaba.
Cámara 3:
Baekhyun caminaba despacio y pensativo. Estaba algo confuso por todo lo que había pasado. Sabía que aquel experimento iba a acabar mal desde que abrió los ojos en aquella horrible habitación. Nunca había sido un chico de muchos amigos, y todos los que tenía a su alrededor siempre lo habían considerado algo más, por lo que se encontraba siempre solo, no tenía a alguien de confianza con el que poder charlar, sincerarse o disfrutar de buenos momentos.
Caminó unos pasos más y se paró en el camino, mirando hacia el suelo. Levantó los ojos encontrándose con la enorme e inocente mirada de Chanyeol a pocos centímetros de él.
- ¡Ah! -Baekhyun se alejó un poco-. ¿Quieres hacer el favor de no acercarte tanto? Y mucho menos tan silenciosamente.
Chanyeol parpadeó, confuso, durante unos segundos y alejándose algo de lo que comprendía el espacio personal de Baekhyun, retomó su eterna sonrisa.
- Sólo miraba la cara de Baekhyun -se excusó, sacando los morros tal y como lo haría un niño pequeño molesto-. Parecías preocupado.
Baekhyun dejó que los ojos de Chanyeol le explorasen por completo, haciendo que pasara por su espalda un pequeño escalofrío.
- Sólo pensaba, nada más -lo miró tiernamente y continuó caminando.
- A veces pensar demasiado es malo -rió el más alto-. Hace que te duela la cabeza. Además a veces las cosas son porque son y si lo piensas mucho le sacas más pies al gato de los que tiene.
- Puede, pero no suelo pensar -Baekhyun miró hacia la sonrisa de Chanyeol y sonrió él también de manera contagiosa-. Más bien suelo evitar pensar, por no crearme problemas.
Chanyeol le miró nuevamente. Aunque parecía que le estaba analizando de nuevo, solamente estaba intentando grabar en su mente todos los rasgos que Baekhyun tenía en ese momento.
Memorizó la manera en la que sus ojos se encogían mucho más cuando sonréia, cómo se le arrugaba la nariz volviéndose más graciosa, y cómo los dientes, blancos y brillantes, quedaban expuestos a la vista.
Nunca antes había hablado con nadie de una manera tan clara, y eso le hacía sentirse feliz.
- Me gustas, Baekhyun -le soltó de golpe-. Nunca nadie antes me había hablado así, me caes bien -Chanyeol continuó hablando mientras caminaba-. Por eso voy a contarte toda la verdad sobre mí.
Baekhyun no sabía qué decir. Chanyeol era una persona extraña, la primera conversación ya había sido complicada, pero ahora este chico sonriente parecía querer ser sincero con él. Le miró dulcemente, porque algo dentro de él le impedía mirarle de otra manera, y asintió.
- Está bien, Chanyeol -sonrió y se acercó a él-. Tú también me caes bien, seguro que podemos llegar a ser buenos amigos. Y quién sabe; quizás yo también te cuente la mía.
Chanyeol le sonrió con ternura, pero al momento esa imagen dulce se borró como si nunca hubiese estado ahí.
- Hay muchas cosas que serán complicadas. No te pido que las comprendas, sólo que las aceptes -el rubio se giró, mirando hacia delante-. No te sientas obligado a decirme nada que no quieras. Yo lo hago porque quiero hacerlo, pero jamás hagas algo por compromiso, sólo haz las cosas porque tú quieres hacer.
Siguieron caminando durante un rato y Chanyeol no dijo nada, no es que estuviese cabreado o algo, porque la verdad es que Baekhyun no había dicho nada para ofenderle. Pero el más alto de los dos no dijo nada hasta que el supermercado se divisó ante ellos.
- ¡Baekhyun! -exclamó emocionado, permitiendo que la sonrisa infantil volviese a su rostro-. ¡Ya hemos llegado!
Baekhyun se había sentido molesto todo el camino. Hacía poco que se conocían, pero sabía ya de antemano que pasar tanto tiempo con Chanyeol y que no hablase era mala señal. Se mordió el labio, pensando si había dicho algo malo, y estuvo dándole vueltas a su conversación anterior intentando sacar de ella algo en claro. Entonces el chico alto de sonrisa infantil habló, rompiendo ese horrible silencio.
- ¡Es genial! -corrió un poco para entrar en aquel lugar, observando todos los estantes como si hubiesen pasando días sin comer.
- Sehun tenía razón -le dijo Chanyeol, intentando abarcar con sus brazos lo máximo posible-. Aquí hay millones de cosas.
- Busquemos algo para poder llevarnos lo máximo posible -le miró emocionado dejando caer todo lo que tenía en sus brazos a un lado-. A ver si encontramos un carro de la compra.
- Suelen estar en la entrada, ¿no? -dijo Chanyeol, pensativo-. Lo que pasa es que no he visto ninguno, a lo mejor hay alguno por ahí.
- Vayamos por el otro lado -Baekhyun comenzó a caminar hacia donde se supone tendría que estar la otra puerta-. Seguro que están por allá.
- No sé -bufó el otro, dando pequeñas patadas al aire-. ¿Y si no encontramos ninguno? ¿Cómo vamos a llevar las cosas?
- Encontraremos alguna manera -Baekhyun se paró y cogió una lata de refresco de uno de los estantes, la abrió y le dio un trago-. ¿Quieres? -le ofreció la lata después de pasarse la lengua por los labios para limpiar las gotas que le habían quedado.
Chanyeol sonrió y la cogió, dio un largo trago y luego se agarró el estómago, haciendo un gesto como si le doliese o le molestase algo ahí.
- Creo que no puedo tomarlo -le explicó, al mismo tiempo que le devolvía la lata y comenzaba a caminar hacia delante dejando que sus dedos se deslizasen por las estanterías, recorriendo con las yemas los alimentos que estaban en fila-. No puedo comer ciertas cosas, es por mi secreto.
- ¿No? -Baekhyun le miró extrañado y le siguió-. ¿Acaso estás enfermo?
El rubio negó con la cabeza, y sin perder la sonrisa, continuó caminando y hablando.
- No es exactamente eso, es algo complicado de entender. Me lo contó mi abuela, al principio yo tampoco lo entendía, pero luego, cuando ella se fue, comencé a verlo todo más claro.
Cuando Chanyeol llegó al final del pasillo se paró y cogió un bote de judías precocinadas que casi se cae de la estantería. Lo mantuvo en su mano y luego lo volvió a colocar en el mismo lugar del estante de donde había caído.
- ¿Crees que estamos solos en el universo? -las palabras de Chanyeol salieron lentamente, como si pesasen. No se giró para mirarle a la cara, sino que permaneció de pie frente a él como si tuviese miedo a ver la reacción en el rostro de Baekhyun.
Baekhyun se quedó inmóvil, mirándole, sin entender por qué le hacía esa pregunta. Contempló como Chanyeol jugaba con la lata, y después de pensárselo un poco le contestó.
- No lo sé, la verdad nunca me he parado a pensar en ello -Baekhyun se sentía estúpido contestando aquello, pero era cierto, jamás se había parado a pensar en si había vida o no fuera de la Tierra.
- Hay cosas que a veces no pensamos y de repente suceden. Yo jamás pensé que tendría que separarme de mi abuela. Ella era el ser más increíble que he conocido nunca, jamás pensé que la gente podría ser cálida, o que alguien podría llegar a hacer daño a las personas que quiere -Chanyeol no paraba de hablar, las palabras salían de él como si un mago estuviese tirando de los pañuelos del interior de su bolsillo-. Pero a veces las cosas suceden así. Un día te levantas, y tienes esa pregunta y entonces tienes que responderla. Eso fue lo que me pasó a mí. Un día abrí los ojos y lo entendía. Entendí por qué soy tan diferente, por qué mi cuerpo es frío, por qué no tengo alma, por qué no puedo comer... Lo entendí todo, y ese día fue cuando perdí todo lo que había querido.
Chanyeol levantó la cabeza y se volvió mirando a Baekhyun, se notaba demasiado que se estaba forzando a sonreír.
- A veces decir la verdad es la peor decisión.
Baekhyun no dijo nada, clavando su mirada en los ojos de Chanyeol había entendido perfectamente que su vida no había sido sencilla. Caminó despacio hasta él, y le acarició suavemente un brazo en señal de ánimo, un gesto cálido que reconfortaba.
- Sí, la verdad duele -rió de manera forzada y bajó la mirada-. Pero es mejor saber la verdad que vivir una mentira.
Chanyeol bajó la vista clavando, con algo de miedo, sus ojos en los de Baekhyun. Absorbió esa tranquilidad que tanto irradiaba el pequeño y deseó por un momento que esa sensación fuera suya para siempre.
Cerró los ojos y cogió aire con tranquilidad, deslizó la mano y entrelazó la suya con la de Baekhyun.
- No digas nada -le pidió en un susurro-. No te apartes, por favor -continuó hablando-. Sólo necesito sentir tu calor, un momento. Sólo para recordarme que sigo aquí.
Baekhyun abrió los ojos, sorprendido por las palabras de Chanyeol, pero algo dentro de él le hizo sonreír. Se acercó despacio, haciendo que su cuerpo y el del chico alto se tocasen. Asintió, y cómo le había pedido Chanyeol, no dijo nada. Sólo cerró los ojos y disfrutó del sonido de su respiración.
Cámara 4:
Tao caminaba delante, dirigiéndolo. Caminaba con paso ligero, sin prestarle mucha atención al lugar, a pesar de que fuera el elegido para inspeccionar la zona junto con el chico de los labios sellados; Sehun.
Sehun, al contrario de su compañero, caminaba lento, parándose a observarlo todo, comprobando todo lo que su entusiasmado acompañante dejaba atrás. Caminaron tanto que se adentraron en la ciudad, escudriñaron tiendas y alguna que otra casa pequeña. Y fue entonces cuando el más moreno de los dos se giró y no pudo resistirse a hablar.
- ¿Dónde estabas? -Tao parecía demasiado desconfiado cuando escupió esas palabras con ese acento extraño.
- Por ahí, la verdad es que sólo fui a dar un paseo -Sehun no se preocupó en esconder la verdad, porque a pesar de haberse encontrado con alguien; él solamente había salido a despejarse.
- Un paseo demasiado largo, ¿no crees? -el chico chino le miró serio, acercándose a él-. No creo que necesitaras pasear tanto.
- A veces me gusta estar solo, por eso salí. ¿Qué piensas que fui a hacer? -rió el más pequeño ante la estúpida reacción de Tao.
- No sé, pero en la situación en la que estamos no podemos descartar nada -Tao se acercó un poco más a él y le miró fijamente-. Sehun, pareces un chico demasiado despreocupado. Ni siquiera te veo capaz de haber hecho nada para tener una razón por la que estar aquí.
- Y no la tengo -Sehun empujó al moreno suavemente por el pecho, alejándolo de él-. Estoy aquí por una equivocación. Y cuando te digo que fui a pasear, es que fui a pasear. Deja de ser tan malpensado, o lo que sucederá es que empezaré yo a desconfiar de ti.
- ¿Me estás diciendo que has pasado por la habitación y ahora estás aquí por una equivocación? -Tao dejó escapar una fuerte carcajada y le miró fijamente a los ojos, travieso-. Creo que el que está equivocado aquí eres tú. Dudo mucho que un equipo tan elaborado como es el de este estúpido Experimento Reality haya cometido ese error. Amigo -se acercó y le pasó un brazo por los hombros-, creo que deberías ir planteándote más la situación en la que te encuentras e intentar decidir si nos ayudarás o irás tú solo; porque no necesitamos lastres en nuestro equipo.
- Lo sé -se apartó de él y le miró de reojo-. Tao, si he estado con vosotros todo este tiempo es porque he decidido quedarme -Sehun respiró hondo y miró hacia el chino, el cual esperaba una justificación rápida-. No me conoces, pero aquí nadie conoce a nadie ¿no? Deja de desconfiar de mí o te arrepentirás.
El moreno no dijo nada, sonrió y asintió con la cabeza, y dándole un golpecito en el hombro, caminó a su lado. Ambos entraron en un edificio blanco. Era grande y algo frío, en su interior predominaban los pasillos anchos y embaldosados; las puertas y escaleras del edificio estaban construidas con mayor precisión. Nada más entrar, pudieron contemplar un pequeño despacho, donde podía leerse la palabra “Información”. Seguramente aquello sería un hospital, o algo por el estilo. Siguieron caminando por la zona. Abrieron puertas, y subieron pisos, afortunadamente encontraron algún que otro objeto útil, como mantas, aparatos de limpieza o de alimentación; pero no medicinas, ni vendas u otro objeto que sirviese para curar.
Entraron en una habitación: estaba destrozada, sucia, la cama estaba volcada y los cristales de las ventanas rotos. Tao se acercó a la mesita, que tenía los cajones abiertos y comenzó a inspeccionar, y Sehun caminó despacio por encima de los cristales, observando detenidamente el suelo. Entonces, debajo de una de las sábanas blancas del hospital, encontraron un pequeño libro. Sehun se agachó y lo cogió; Tao rápidamente se le acercó.
- ¿Qué es eso? -Tao lo miró extrañado, la verdad es que un libro viejo no era el objeto más útil en esos momentos.
- No lo sé -Sehun le dio un par de vueltas y lo abrió-. Parece que está escrito a mano, es… -se paró a leer y luego miró algo sorprendido a su compañero, que esperaba ansioso una respuesta-… un diario.
- ¿Qué? -rió el moreno-. ¿En serio que han dejado un diario aquí?
Sehun abrió al azar la pequeña libreta encuadernada y leyó en voz alta.
“De nuevo mirando por la ventana veo que las gaviotas se han colado otra vez; recogen los trozos de comida que el resto de los chicos han dejado tirados. Muchos lo hacen a posta, les gusta ver como los animales se pelean entre ellos.
La manera en la que abren sus enormes alas y graznan furiosas por conseguir un trozo de los restos que alguien ha dejado en parte me recuerda un poco a mí.
Dicen que no he mejorado nada, y no sé por qué. Sé que tengo que hacerlo, si quiero salir de aquí debo dejar atrás toda esa mierda, pero a veces, en el fondo me pregunto si no serán todos ellos los que están equivocados, y el único cuerdo aquí soy yo."
- ¿Qué cojones? -los felinos ojos de Tao estaban abiertos como platos-. ¿Será el diario de alguien de aquí?
- Seguramente -Sehun cerró el libro y miró a su compañero, interrogante-. ¿Qué haremos?
- Es evidente -el chino fue rápido y le quitó el libro al más joven, que abrió la boca para protestar pero se detuvo-. Nos lo llevamos.
Ambos chicos salieron con todos los objetos que habían encontrado, también el diario, y caminaron de vuelta a la casa. Tao le había pedido a Sehun que no dijera nada del diario hasta que descubrieran quién era el dueño de ese relato. El más pequeño asintió, pero en su mente se creó la duda de si ocultarlo o no. Sin lugar a dudas, en cuanto llegasen a la casa uno de los dos escondería el diario, y ese no sería él. Miró de nuevo a Tao, que sonreía triunfante, como si lo que hubiese encontrado fuese el mapa de un tesoro escondido.
Cámara 5:
Caminó hasta la sala y se sentó en el sofá; con el rabillo del ojo pudo ver como Kyungsoo le decía a Jongin que iba a prepararles una habitación y eso le agradó. Estaba seguro de que Jongin y Kyungsoo habían hecho buenas migas y eso era perfecto.
Se estiró, haciendo crujir los huesos en su espalda, y liberándose de la presión que todavía permanecía ahí escondida del momento anterior. Escuchó a Yixing salir del cuarto de baño y caminar hasta una de las habitaciones. Golpeó dos veces en la puerta y Luhan le respondió; no pudo entender qué era lo que decía pero sí pudo escuchar nuevamente cómo la puerta se cerraba.
Joonmyeon estaba con el semblante extraño en el marco de la puerta, tenía la mirada centrada en algún punto del suelo, como si pudiese destrozarlo con rayos x o algo por el estilo.
Yifan no le dijo nada, aunque estaba deseando que se fuese. Joonmyeon pareció entenderle, ya que se marchó de la sala en dirección al cuarto de baño; al entrar pasó el seguro, lo había escuchado perfectamente.
Ese fue el momento en el que aprovechó para sacar su estuche, lo abrió con delicadeza y sonrió. Ahí estaba; delante de él, su más preciado objeto.
El último modelo de MAC en ordenadores portátiles, con una brillante tapa negra esmaltada, apareció ante sus ojos. Al principio, cuando se había dado cuenta de que su ordenador portátil estaba delante de él, no se lo creyó. Pensó que jamás le habrían dejado esa ventaja sobre el resto.
Pero ahí estaba, sobre sus piernas, ante sus ojos, su llave a la salvación.
Lo encendió con algo de nerviosismo contenido, ya hacía tiempo que no estaba con él y se sentía algo desnudo y ansioso. Pensaba, para sí mismo, que lo más probable era que hubiesen borrado toda su información o quizás la mayor parte de la placa base; pero lo que esa gente no sabía era que Yifan, Wu Yifan no se había ganado el sobrenombre de "Rey de la red" sólo por su gran habilidad a la hora de levantar cuentas bancarias ajenas. Él era un gran pirata de internet, había hackeado millones de webs con centros de seguridad más avanzados que el del programa en el que se encontraban.
Con la pantalla encendida, el texto de contraseña se presentó ante él. "ACE", tecleó; aquel era un nombre que le traía buenos recuerdos y el pronunciarlo mentalmente hizo que sus labios se curvasen en una sonrisa demasiado tierna.
Paseó con la vista por sus archivos y encontró lo que estaba buscando: accedió a la memoria externa que tenía en internet y cientos de archivos con nombres cifrados comenzaron a aparecer en su pantalla. Cuando todo terminó de cargarse, un cartel de advertencia salió de una de las esquinas de la pantalla.
"Buenos días Kris.
Cuánto tiempo sin vernos"
Yifan volvió a sonreír pero ahora ya sin ternura. Estaba de vuelta, Kris había vuelto y eso significaba que le quedaba poco tiempo ahí encerrado.
Sintió como un aire caliente se colaba por su nuca.
- Kris -escuchó salivear de manera profunda en su oído, y supo que no podría ser otra persona.
- Jongin -le respondió sin girarse.
- ¿Quién es Kris? -Jongin sonrió travieso, como siempre haciendo que el gesto de su cara fuese más aniñado.
- Tsk -Yifan chasqueó molesto su lengua-. No es nadie -le respondió, quitándole importancia.
- ¿No me lo vas a decir? -el moreno le pasó los brazos por el cuello, apoyándose en él- Empezamos mal si me escondes cosas, ¿eh?
Yifán quería hacerse el serio, pero no puedo evitar soltar una leve risa al sentir como los brazos de Jongin le rodeaban.
- El que diga que no eres bueno en esto, miente -bromeó todavía sin decirle nada.
- Soy bueno en todo lo que me propongo Wu Yifan -Jongin le miró travieso, y luego miró de nuevo a la pantalla del ordenador-. ¿No vas a responderme?
- Si lo hago, contará como la pregunta que te tenías reservada. ¿Quieres arriesgarte? -le dijo Yifan alargando sensualmente su sonrisa.
- Está bien, no me interesa tanto ese tal Kris -rió-. ¿Qué estás haciendo?
Sin contestarle, le indicó con la mano dando unos golpecitos sobre el sofá que se sentase cerca de él. Una vez que Jongin ya estuvo a su lado, se inclinó, rozándole levemente la oreja para poder hablarle en susurros.
- Planeo nuestra fuga.
Jongin se mordió los labios y sonrió ampliamente.
- ¿Y no pensabas decírmelo? -hizo un mohín y luego se estiró en el sofá, ocupándolo casi entero.
Wufan le pasó el brazo por los hombros, atrayéndole hacia él.
- Pero cariño -bromeó-. Quería darte una sorpresa.
- ¿Cariño? -rió Jongin, y le dio un suave codazo-. No cojas confianzas tan de repente ¿eh? -le miró travieso-. No soy un chico fácil.
Yifan le miró, intentando permanecer serio pero finalmente, sin poder aguantarse, estalló en carcajadas. Le revolvió el pelo y una vez se calmó, volvió la vista a la pantalla del ordenador.
- En palabras que puedas entender -comenzó a decir- estamos vigilados por cámaras y micrófonos; también hay sensores de movimiento y calor en varias zonas del recinto. Este es un lugar fortificado, no sólo hay un enorme muro de hormigón rodeando el recinto, sino que también está vallado y esa valla, electrificada. Es decir, que no podemos salir de aquí. Pero -hizo una pausa para elevar la tensión y los ojos de Jongin pasaron atentos de sus labios a al dedo que acababa de levantar- hay tres puertas en las puntas de un triángulo inscrito en este lugar. Obviamente, no podemos acceder a ellas ya que están vigiladas con seguridad. Yo puedo hacer que tú y yo podamos salir por ellas.
- ¿Y cómo lo haremos? -Jongin levantó una ceja sin entender-. Estamos vigilados las 24 horas del día, es imposible que nos dejen llegar ahí.
- Bueno, lo primero que voy a intentar es desconectar las cámaras. Aunque es obvio que ya lo saben todo, porque lo estamos hablando y pueden oírnos. Pero -Yifan levantó la vista al lugar donde él suponía que estaba la cámara- les lanzo un reto. Nosotros contra ellos, quieren espectáculo, ¿no? -añadió con una enorme sonrisa-. Podemos darles mucho si nos dejan intentarlo.
- Eso ni lo dudes -Jongin se levantó y señaló a la cámara-. ¿Queréis espectáculo? Pues aquí tenéis a los anfitriones de esta fiesta -rió y le sacó la lengua a la cámara.
Yifan, sin moverse del sofá, río con él.
- Jongin -le llamó con tono cercano y cariñoso-. A veces estás demasiado loco.
Jongin se giró y lo miró fijamente. Se acercó a él, agachándose, colocando su rostro justo enfrente del de Yifan.
- Es lo que me hace más irresistible ¿no crees? -rió y se dejó caer a su lado en el sofá.
Yifan dejó que la cabeza de Jongin se posase sobre sus piernas, y sonrió con ternura jugueteando con su pelo entre sus dedos, apartando antes de todo eso su portátil hacia un lado.
- Totalmente de acuerdo -le contestó con tono medio en broma medio en serio.
Cámara 6:
Cerró la puerta tras de sí, pasando el seguro. Aun así, algo le decía que eso no era necesario porque nadie vendría a molestarle.
Desde que se había despertado en aquel edificio en construcción hasta ese momento, había intentado mostrar todo lo bueno de él, se había esforzado mucho, casi demasiado en algunas ocasiones. Pero Luhan le había llevado al límite.
Se colocó con las manos sobre el lavabo del cuarto de baño; tomó aire con fuerza, hinchando sus pulmones y luego lo soltó; tenía que relajarse.
Era cierto que acababa de tomar la pastilla como quien dice, y que siempre que lo hacía sufría un pequeño brote; no algo excesivo, sino más bien algo pequeño, controlable.
- Lo saben -dijo una voz áspera desde el otro lado del espejo.
Joonmyeon observó su reflejo, el cual le sonreía con malicia desde el otro lado. Se encogió sobre sí mismo con fuerza, intentando retenerse.
- ¡Márchate! -le gritó con toda la fuerza que pudo reunir en ese momento.
El otro Joonmyeon en el espejo estalló en carcajadas, y aquel sonido se le clavó en lo más profundo de su cerebro.
- Joonmyeon -comenzó a decirle su otro yo-. Sabes que no puedes negar lo que eres, sabes que no puedes negar que yo soy más fuerte.
- Es mentira -reprochó, apretando las manos sobre la porcelana blanca del mueble del baño-. Suho -murmuró-. Vete, no te necesito. Ya no te necesito.
El otro Joonmyeon elevó una ceja desde el reflejo del espejo, algo molesto.
- ¿Crees acaso que puedes hacer algo contra ellos sin mí? Sabes que sin mí no eres nada.
- Mientes -repuso incansablemente el verdadero Joonmyeon, jadeante ante aquel esfuerzo.
Cabreado consigo mismo y con aquella maldita voz en su cabeza, golpeó el espejo del cuarto de baño. No lo destrozó, pero casi se parte sus propios dedos.
Como respuesta, la risa aguda de aquel al que había llamado Suho se hizo más fuerte en su cabeza. Bajando la vista al suelo, abrió el grifo de agua y se mojó la cara.
El ritmo de sus latidos se fue calmando, y la sonrisa curvada y casi enferma que se dibujaba momentos antes en sus labios se fue perdiendo poco a poco hasta que nuevamente la imagen calmada y dulce de Joonmyeon volvió totalmente a él. El medicamento había hecho su efecto.
Se arregló la ropa y se peinó el pelo con un poco de agua. Bebió algo del grifo y se aclaró la garganta. Salió del cuarto de baño, y asegurándose de que nadie más le veía, salió de la casa sin decirle nada a nadie.
Cámara 7:
Jongdae no podía creérselo. Allí, delante de sus narices, estaba uno de sus trabajos. No sabía cómo sentirse, si furioso, engañado, avergonzado o puede que una mezcla de todo. Bajó la cabeza, respirando acelerado y apretó los puños. Estaba furioso, lleno de ira. Volvió a mirar al cielo y dejó que saliese un grito que rompió el silencio que había dejado aquella proyección.
Caminó hacia su escondite, y revolviendo todas las cosas que había recolectado, buscó su linterna y el aparato de electrocutar, colocándoselo en el bolsillo del pantalón. Con la linterna en la mano, salió de allí rápidamente, corrió por las calles, golpeando de vez en cuando algún objeto. Primero se paró contra el cristal de una tienda de ropa, le gritó a los maniquíes desnudos que había en el escaparate como si ellos tuviesen la culpa, y comenzó a arrojar objetos cercanos hacia el cristal. Cuando este se rompió en mil pedazos, gritó de nuevo y siguió corriendo.
Corrió tanto que llegó al final de esa horrible cárcel, se encontró con un enorme y majestuoso muro con una alambrada que lo protegía. Cogió aire y se quedó allí, mirando hacia aquella pared espinosa, intentando recuperar el aliento.
- Si hubiese sabido que eras tú -murmuró y miró hacia el cielo-. ¡Si me hubieses dicho lo que harías con todo eso...!
Jongdae se agachó, cogió algunas piedras del suelo y comenzó a lanzarlas contra el muro, las cuales ligeramente se destrozaban a causa de unos pequeños choques eléctricos. Gritó con más rabia, las lágrimas salían de sus ojos y maldijo en alto a la persona a la que se estaba dirigiendo.
- ¡Puedes haber ganado el primer asalto! ¡Pero no podrás salirte con la tuya, maldito pirado! -sacó la linterna y se apuntó a la cara-. ¡¿Me ves?¡ ¡¿Me estás viendo?! ¡Kim Jongdae no se va a dejar vencer tan pronto! -tragó saliva y se mordió el labio a causa de la rabia contenida que tenía-. ¡Voy a conseguir que todo se descubra, tarde o temprano todo el mundo sabrá quién es el que tiene problemas aquí!
Arrojó su linterna al suelo, y segundos después cayó de rodillas al lado, mirando hacia el cielo, esperando una respuesta a su amenaza. Pero nada, el cielo sólo le respondió con la caída de suaves gotas de agua que poco a poco se volvieron más insistentes, transformándose en lluvia.
Agachó la cabeza y apoyó las manos en el suelo, apretándolas en un puño, arrancando con el gesto algo de tierra del suelo árido.
- Esto es una locura -Jongdae habló suavemente, casi susurrando-. Esto va a acabar mal.
Escuchó un ruido a su espalda, giró rápidamente la cabeza y no pudo ver quién era el que le acompañaba porque un fuerte golpe tras de sí hizo que primero, su vista se nublara, para después caer desmayado en el suelo mojado.