La voz de Luhan sonaba como siempre, igual que la última vez que la había escuchado, algún tiempo atrás. Aquello le hacía pensar que el tiempo parecía detenerse para las personas que no compartían un espacio común con él. Colgó el teléfono y observó desde lejos como Baekhyun, su compañero de piso, trabajo y cama, comenzaba a caminar escaleras arriba.
Al parecer las cosas habían cambiado demasiado desde aquellos días en los que él había estado encerrado en PERSONA junto a la gente que, poco a poco, había ido considerando amigos.
Luhan había recibido aquella carta, así que los demás también tendrían una. Eso quería decir que de nuevo deberían volver y…
Chanyeol lo sabía, había que terminar aquello que comenzaron. Suspiró con profundidad, cerró los ojos y dirigió la mirada a las escaleras que, en ese momento, ya no contaban con nadie subiendo por ellas.
Baekhyun se había convertido en un soporte y apoyo. Había aprendido a decir adiós a todo aquello que había constituido su vida, pero las palabras del empresario resonaban con fuerza en su mente y aquello le molestaba.
Sacó el mechero que había estado reposando en lo más profundo del bolsillo delantero de sus vaqueros. Abrió la tapa una, dos y tres veces. Lo encendió y admiró el brillo intenso de la llama naranja y amarillenta; desde el fondo del cuarto sonaba con fuerza una de las canciones de Lil Wayne y no pudo evitar que la sonrisa se alargase lentamente en sus labios.
PERSONA.
Aquello sonaba más que interesante, algo muy dentro de él se encendió de la misma manera que aquella llama. Cerró la tapa del artilugio y lo sujetó en su mano, apretando los dedos con fuerza contra la palma. Lo lanzó al aire y lo atrapó con habilidad.
-¡Baekhyun! -gritó mientras corría por las escaleras, saltándose algunas de ellas con asombrosa agilidad-.Tengo algo que enseñarte.
Alcanzó la parte alta de la casa que daba a la terraza, y vio que Baekhyun estaba apoyado en el balconcillo, revisando los últimos mensajes en su teléfono móvil. El joven traficante le miró, dubitativo, y luego volvió la vista al aparato. Chanyeol caminó hasta él con zancadas divertidas y le apartó de la construcción de cemento, para sustituirla con su propio cuerpo y así poder rodear el de su amante con sus propios brazos.
Baekhyun murmuró algo que sonó como un “no me molestes, Yeol” pero el más alto lo ignoró y apoyó el mentón en el hueco entre el cuello y el hombro de Baekhyun. Resopló, divertido, bajando las manos hasta los huecos de los bolsillos del pantalón de su amigo.
-Ha llegado una carta muy interesante, algo que deberías ver.
Baekyun ladeó levemente la cabeza para encontrarse con la mirada llena de emoción de Chanyeol, y este se apartó de él para sacar un par de sobres del bolsillo trasero de sus vaqueros.
-Creo que hay un sitio en el que nos esperan.
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