¿Y por fin se sabrá el destino de los chicos? Cómo fuimos anunciando, este es el último capítulo de PERSONA, para la semana se subirá el epílogo y terminarán las aventuras de los Sujetos y todo lo vivido dentro del Reality
Esté capítulo se lo queremos dedicar nuevamente a @patukill0 que nos ha echado una mano con el edit y a Tamara
sarang_unnie.
¡¡MUCHAS gracias por aguantarnos y leernos siempre!!
Caminaron por los pasillos despacio, con calma. Tao estaba demasiado débil como para poder caminar siquiera a paso normal. Baekhyun iba delante dirigiendo el camino, intentando encontrar la puerta principal.
Estaba nervioso, no sabía la dirección ni conocía las partes de aquel edificio, sólo se guiaba por su instinto. Los hombres que había visto escapando corrían en aquella dirección, así que la puerta de salida tendría que estar hacia allí. Además, las instalaciones iban perdiendo clase y seguridad según se iban acercando.
Pararon un par de veces por petición del menor. Tao apenas hablaba, pero de vez en cuando dejaba escapar un ligero suspiro, con el que todos entendían que necesitaba una pausa. En el último descanso, Baekhyun miró a Chanyeol, que clavaba su mirada infantil y preocupada en él, como si estuviese preguntándole sin hablar hacia dónde se dirigían. El más bajo apartó la mirada sin responderle; estaba nervioso y no quería parecerlo, no quería que Minseok se preocupase.
Continuaron el camino, y en la mente de Baekhyun se crearon dudas sobre si realmente habría una salida. Quizá Sehun les había metido en una trampa. Su estómago se encogió cuando los suspiros del menor volvieron a sonar en aquel inmenso pasillo, y entonces lo vio, al fondo, una pequeña luz, como un brillo del sol. Sonrió y miró hacia sus compañeros.
- ¡Ahí está! -añadió mientras aceleraba el paso.
La cara de Chanyeol se iluminó de repente, como si aquella leve lucecilla que se veía de fondo significase mucho más de lo que realmente era. Giró el rostro y asintió, mirando hacia los otros dos. Minseok le sonrió como única respuesta y luego dirigió aquella tierna expresión a Tao; pero el menor casi no era capaz de mantener la mirada.
Chanyeol le ayudó a agarrarlo y siguieron a Baekhyun hasta el final del pasillo, justo enfrente de la puerta.
- Usa la llave -le indicó con premura Minseok.
Baekhyun agarró la llave, algo nervioso, y la colocó en la cerradura temeroso todavía de que fuese todo una farsa, pero cuando encajó perfectamente todos los miedos desaparecieron. La giró suavemente y abrió con cautela una pequeña rendija, para comprobar lo que podían encontrarse. Cuando miró hacia el exterior, pudo comprobar cómo una gran fila de policías y equipos de televisión les estaban esperando. Cerró de nuevo con miedo.
- Hay policías y cámaras ahí fuera -añadió, mirando con miedo hacia Minseok; era evidente que no podría salir de allí como un inocente, después de lo que había hecho.
Chanyeol tragó saliva y buscó la mano de Baekhyun, éste le devolvió el apretón y ambos miraron juntos a Minseok.
Minseok bajó la cara y tragó saliva, no podía salir, no por lo menos como alguien inocente, y tampoco podría obligarles a quedarse con él y provocar que Tao lo pagase con su vida.
Alargó la mano hasta la cara del menor y la acarició con ternura. La piel de Tao se estaba poniendo blanca y poco a poco su característico color bronce se iba marchando. Minseok tragó saliva con dificultad y permaneció con la mano sobre la piel de Tao un largo rato, sin decir nada, sólo disfrutando de su contacto, de la sensación de tenerle cerca.
- Salid sin mí -dijo con decisión, sin apartar la vista de Tao-. Es lo mejor. Sólo soy un lastre, empeoraría las cosas.
Chanyeol abrió la boca para protestar, pero Minseok giró el rostro mirándole con seriedad y las palabras se ahogaron en su garganta antes incluso de poder haber comenzado a decirlas.
- Lo lamento, Baekhyun, hicimos una promesa pero voy a tener que incumplirla. ¿Podrás perdonarme? -la sonrisa melancólica de Minseok se clavó en el pecho del de pelo castaño con más dolor incluso del que produciría un puñal.
Baekhyun bajó la vista y apretó el puño de la mano que no estaba sujeta por Chanyeol. Odiaba esas situaciones, era injusto que tuviesen que separarse.
- Tiene que haber otra solución -murmuró mientras contemplaba a Tao, que parecía escucharlo todo, y luchaba por poder hablar-. No podemos dejarte aquí.
Minseok apartó la vista, volviendo de nuevo su mirada a los ojos perdidos de Tao.
- No podéis, pero es lo que debéis hacer -Minseok volvió a acariciar la cara de Tao con ternura, y bajó su rostro hasta que sus mofletes rozaron con algo de presión el rostro del menor-. Tao -le llamó en un susurro directamente en su oído, disfrutando de la sensación que producían los sonidos de su nombre en sus labios tan vivos y reales-. Tao -volvió a llamarle y un brillo intenso cruzó los ojos oscuros del mencionado. Minseok supo entonces que le estaba entendiendo-. Me tengo que ir -comenzó a decir, mientras que sus dedos se enredaban entre los dedos largos del moreno- pero no te dejaré solo, volveré; Tao, no voy a dejarte, eres lo más importante que me ha pasado, eres increíble, y no quiero alejarme de ti. Puede que no puedas verme ahora, o quizás en un tiempo, pero eso no significa que no esté a tu lado. Siempre cuidaré de ti, Tao, siempre estaré contigo -Minseok depositó un beso dulce, tierno y sincero en los labios fríos y casi morados de Tao-. Te quiero -le dijo, mientras dejaba que las lágrimas cayesen de sus ojos sobre el rostro de Tao, que tampoco dejaba de llorar.
Baekhyun apartó la mirada, no soportaba ver cómo ambos muchachos estallaban en un llanto silencioso. Era tan injusto todo lo que les estaba pasando... Miró de nuevo a Minseok, aguantándose las ganas de llorar, le sonrió sinceramente y asintió.
- Nosotros cuidaremos de él, te lo prometo -esperó a que Minseok se levantase para mirar hacia Chanyeol-. Llamaremos la atención ahí fuera para que puedas huir sin ser visto.
Chanyeol se mordió levemente el labio y asintió, algo nervioso. Caminó con Baekhyun hasta la puerta, y antes de salir, lanzó una mirada hacia los dos chicos.
- Sois buenas personas -les dijo con ternura-. Todo os irá bien -y luego salió por la puerta junto con el más bajo.
Minseok cerró los ojos, quería creer en las palabras de Chanyeol, pero las buenas personas no son precisamente a las que mejor les va. Lanzó una última mirada a Tao y se convenció en creer sus propias promesas; sólo le quedaba tener fe y confiar en que todo fuese bien.
Asomó la cabeza para comprobar que aquellos dos estaban haciendo bien su trabajo. No pudo evitar sonreír con dulzura al verles, a pesar de que no habían pasado tanto tiempo juntos, les había cogido mucho cariño. Les echaría de menos.
Observó cómo la policía se acercaba para verles y Baekhyun rápidamente le hacía una seña con la mano.
- Adiós, Tao -se despidió con premura, saliendo por la puerta-. Adiós, chicos -dejó salir las palabras de manera casi inaudible cuando se escabulló por el callejón que hacía esquina con aquella calle sin que nadie le viese.
Rápidamente, los dos muchachos llamaron la atención de los oficiales, avisándoles de que había una persona herida en el interior. Parte del equipo sanitario se adentró en él, rescatando a Tao del frío suelo del edificio. Estaba vivo, aunque débil; apenas respiraba, pero en su interior Tao sólo quería correr detrás de la persona que tanto necesitaba a su lado. Abrió los ojos para contemplar por última vez cómo su gege se alejaba de aquel ajetreo.
- Adiós, Xiumin... -murmuró casi en un suspiro, antes de cerrar los ojos y caer rendido.
+++
La suposición de Yifan sobre acudir a buscar la entrada a los estudios entre las casas de la ciudad resultó ser más acertada de lo previsto, y casi al poco de comenzar a rebuscar entre los callejones y las nuevas casas accesibles, dieron con una puerta que les condujo a un pasillo tan solo iluminado por una pequeña luz de emergencia con su incesante parpadeo.
Cuando entraron, permanecieron juntos hasta que el camino se ensanchó, dando paso a una sala mucho más amplia que daba acceso a muchos otros pasillos. Sin duda, ahora ya estaban dentro de los estudios.
- Aquí nos separamos -dijo Yifan con una media sonrisa que pretendía ser clarificadora.
El resto de personas le miraron, Kyungsoo clavó sus enormes ojos en su rostro y Yifan sintió que le estaba juzgando a pesar de que no decía nada, pues hacía un largo rato que no hablaba, simplemente se limitaba a caminar observándolo todo agarrado de la mano de Jongin, sin apartarse un segundo de su lado.
Yixing miró a Luhan y espero a que éste hablase; después dirigió la mirada a Jongin y bajó la vista, suspirando.
- ¿Por qué? -preguntó Yixing finalmente, como si estuviese diciendo lo que todos estaban pensando-. ¿Por qué nos tenemos que separar?
Yifan se pasó la lengua por los labios y tomó aire.
- Es lo mejor. Siendo tantos llamamos mucho la atención, si alguien nos atacase seríamos un blanco demasiado sencillo. Además -añadió, mirando hacia Luhan- creo que algunos de nosotros todavía tenemos asuntos que resolver.
Luhan asintió, estaba claro que él no se iría de ahí sin encontrar primero a su padre. Lo conocía demasiado bien y sabía que no abandonaría su valioso experimento tan pronto.
- Tiene razón, es mejor que nos separemos -agarró la mano de Yixing y miró hacia los demás-. Nosotros nos vamos por aquí.
Jongin miró hacia Kyungsoo y luego a Yifan.
- Entonces nosotros tres podemos ir hacia el otro lado.
Yifan asintió, mirando a Luhan, el cual entendió al momento a lo que se refería.
- Buena suerte -dijo Yixing, y les dedicó una sonrisa mientras se alejaba de allí de la mano de Luhan.
Yifan respondió con un gesto de su mano, Kyungsoo bajó todavía más la cabeza, asintiendo, y Jongin clavó la vista en él deseándoles también buena suerte.
Cuando Yifan dio por hecho de que aquellos dos ya no estaban cerca, comenzó a caminar justo detrás de Kyungsoo y Jongin, y unos pasos más hacia delante se paró.
- Continuad sin mí -espetó de pronto desde sus espaldas.
Jongin se giró, sorprendido. ¿A qué venían esas palabras ahora? Sus ojos se clavaron en los de Yifan esperando una respuesta a una pregunta que no había hecho.
Y esa respuesta no apareció, porque Yifan no quería decirla, no quería enfrentarse a aquello que Jongin le había presentado desde el primer segundo en el que cruzaron sus miradas, aquella verdad escrita en los ojos oscuros del moreno.
-Tengo cosas que hacer -continuó divagando mientras esperaba a que los otros dos se moviesen.
Kyungsoo soltó la mano de Jongin. Sabía que había algo pendiente entre aquellos dos, como lo que había habido entre él y Joonmyeon, y estaba seguro de que ninguno de ellos se sentiría libre hasta que lo zanjasen.
- ¿Cosas que hacer? -Jongin notó como la mano de Kyungsoo lo liberaba y se acercó a Yifan-. ¿Qué se te ha perdido por aquí, Wu Yifan?
Yifan tomó aire con tranquilidad.
- Nada que deba preocuparte, Kim Jongin.
Jongin le miró con odio, estaba molesto, cansado. Desde que se habían encontrado en PERSONA, Yifan siempre le escondía las cosas. Apretó los puños y lo miró fijamente.
- ¿Y qué te hace pensar que dejaré que te vayas?
Yifan posó una mano sobre su hombro.
- Debes hacerlo, Jongin, no empeores las cosas. Kyungsoo te necesita a su lado, y yo tengo ciertos asuntos que resolver. No es nada peligroso, estaré de vuelta antes de que os deis cuenta de que me he ido.
Jongin negó con la cabeza. No entendía por qué tenía que volver a irse ahora que estaba llegando al final.
- Ciertos asuntos... -rió y le miró molesto-. Vete, pero no esperes que nos quedemos aquí esperándote.
Yifan bajó la vista.
- Jongin... -murmuró, apretando los puños-. Se trata de Jongdae. Él todavía está dentro y hay algo que tiene que quiero recuperar, una verdad que necesito saber para poder seguir hacia delante -los ojos de Yifan se clavaron en los de Jongin, más sinceros y profundos que nunca.
Jongin se paró en seco, como si las palabras del rubio le hiciesen entrar en razón. Parpadeó un par de veces y sonrió para sí. Miró a Kyungsoo y se acercó de nuevo a él.
- Ve junto a Jongdae y termina lo que tengas que terminar -murmuró.
Yifan sonrió levemente y asintió.
- Eso haré.
Jongin se giró, caminando con Kyungsoo de la mano, se alejaron unos pasos, pero rápidamente el moreno soltó la mano del mayor y corrió hacia Yifan, que se alejaba hacia el lado contrario. Sujetándole del brazo hizo que se girase y clavase su mirada asustado en los oscuros ojos de Jongin.
- Todavía me debes algo -aclaró el moreno entre jadeos, después de la carrera que acababa de hacer.
- ¿Qué? -la voz profunda de Yifan pareció retumbar por las paredes de aquel lugar.
- Me debes una respuesta -Jongin fue directo, sincero y rotundo-. ¿Me buscarás?
Yifan clavó la vista directamente en los ojos de Jongin y se agachó, atrapando sus labios en un beso profundo, lento y sabroso. Deslizó su lengua por los labios del menor, disfrutando de su sabor, y finalmente se apartó, lamiéndose los suyos propios y recogiendo todo resto de Jongin que pudiese quedar.
- No lo dudes ni por un segundo -le susurró al oído-. Te buscaré hasta que te encuentre.
Jongin disimuló una sonrisa, asintió, y corriendo de nuevo junto a Kyungsoo, se alejó de Yifan, que continuó con su camino. Sabía que era un hombre de palabra y que volvería, pero lo importante para Jongin ahora era que Kyungsoo y él consiguiesen salir de ahí.
- Salgamos de aquí -aclaró mientras le agarraba fuertemente de la mano.
Kyungsoo asintió, desviando la vista hacia el camino a su espalda por donde se perdía Yifan, cogió aire y le devolvió a Jongin una sonrisa tierna y clara mientras le respondía con la misma fuerza el apretón de manos.
- Salgamos de aquí -repitió, avanzando el paso a su lado.
+++
Luhan había agarrado tan fuerte a Yixing que le dolía la mano. Suavemente se soltó del agarre y continuó caminando a su lado, pero el rubio ni siquiera se dio cuenta.
Parecía que Luhan estaba más concentrado en recorrer aquellos pasillos. Había subido escaleras, atravesado pisos e intentado abrir alguna ventana, pero el sistema de seguridad de la zona era demasiado complejo.
Luhan se apoyó un segundo en una de las paredes y respiró hondo. Miró hacia Yixing, que le miraba entre confundido y preocupado. Sonrió y le acarició la cara, se sentía tan bien a pesar de estar encerrados, teniéndole al lado podría lograrlo todo, no podía rendirse.
Volvió a sujetar su mano pero esta vez suavemente, y el moreno le respondió con un ligero apretón, como si quisiese decirle sin decir nada un “estoy aquí” o “vamos a lograrlo”, pero eso a Luhan le llenó de valor. Sabía que no podía tomarse tanto tiempo, así que comenzó a caminar de nuevo.
Al fondo del pasillo, donde dos habitaciones se encontraban una enfrente a la otra, pudieron escuchar ruido. En un principio dudaron si acercarse o no, pero al percibir que no eran fuertes, decidieron entrar a comprobar lo que pasaba.
Luhan no podía creerse lo que estaba viendo. Frente a ellos se encontraba el cuerpo de su padre, envuelto por un charco de sangre, no muy exagerado, pero sí lo suficiente como para haberle desangrado hasta el borde de la muerte. Caminó lentamente hasta acercarse a él. Todavía respiraba, y los ruidos que habían oído eran del Sr. Lu intentando pedir auxilio.
Yixing no se movió de la puerta, observaba la escena como si realmente no estuviese ahí. Pudo comprobar cómo en los ojos de Luhan comenzaba a crearse una sensación de humedad.
- ¿Papá?... -la voz del rubio sonaba rota, no por pena, ya que aquel hombre había sido el causante de todas las desgracias de su vida, sino porque en el fondo ese monstruoso personaje era su padre, el que le dio la vida.
- Lu... ¿Luhan… eres tú? -el hombre alzó la mano, como buscando así aquella voz-. Oh… lo siento tanto, hijo mío…
Luhan no dijo nada, sólo observó como su padre le buscaba incansablemente con la mano, como si le costase demasiado fijar la vista en algún punto concreto. Levantó la cabeza hacia los monitores y se acercó a la enorme mesa de despacho que adornaba el centro de la sala, se sentó en el sofá y acarició la superficie. Contemplando de nuevo la escena, respiró hondo y sacó una pequeña madera deslizante en la que se encontraba un panel de control. Asintió y pulsó un botón.
- Ahora… todo lo que suceda en esta sala será para nosotros -añadió, mirando fijamente hacia Yixing.
Yixing tragó saliva y asintió, aunque se sentía bastante perdido, quería hacer sentir cómodo a Luhan con todo aquello.
El rubio se levantó del asiento y caminó de nuevo hacia su padre, se arrodilló a su lado y tragó saliva.
- Papá, ¿qué te ha pasado? -la pregunta pretendía ser irrelevante, a Luhan no le interesaba saber en absoluto cómo había acabado así, pero necesitaba ser tierno, convencer a su padre para que le hablase de la salida.
El hombre paladeó, intentando humedecerse los labios, y abrió los ojos ampliamente aunque su mirada no se centró en ningún lado; vagó por la estancia buscando a un Luhan que parecía no existir para él. Yixing apartó la vista de aquella persona y dirigió sus ojos a la imagen del rubio, pero aquello tampoco le reconfortó.
- Se... -comenzó a decir el hombre con voz seca-. Sehun lo hizo.
Luhan abrió los ojos sorprendido. A pesar de que no le interesaba en absoluto su padre, no cabía en sí de sorpresa al saber que aquel niñato malcriado había sido el causante de aquello. Tragó saliva y agarró fuerte su mano.
- Eres un loco, ¿sabes lo que nos has hecho pasar? -levantó la vista, aunque sus palabras sonaban dulces, su mirada estaba llena de odio hacia su padre. Buscó el apoyo de Yixing, necesitaba un consuelo para seguir adelante.
Yixing caminó hasta él y puso su mano sobre el hombro de Luhan. Éste se giró y le sonrió con ternura, mirándole a los ojos. Yixing le devolvió la misma clase de sonrisa. Pensó que Luhan era alguien muy dulce, que le necesitaba casi tanto o más que Yixing le necesitaba a él; supo que algo horrible le tuvo que haber sucedido para sentir tanto odio hacia aquella persona a la que había llamado padre.
Luhan volvió a dirigir su vista hacia el hombre moribundo en el suelo, llevando la mano a la de Yixing y agarrándola con fuerza, ambas sobre su propio hombro.
Yixing hizo lo mismo, y cuando miró a aquella persona en el suelo luchando por vivir se autoconvenció de que, a pesar de parecer indefenso y necesitado, el odio de Luhan tenía que ser justificado. Muy en el fondo de su mente se preguntó si, al final, todo el mundo, las buenas y las malas personas daban pena cuando iban a morir.
Luhan respiró hondo, esperó unos segundos antes de volver a hablar. Con las fuerzas renovadas gracias al apoyo del menor agarró de nuevo la mano de su padre.
- Papá, necesitamos salir de aquí, tiene que verte un médico -habló lento, dulce, suavemente como sólo él sabía hacer-. ¿Dónde está la salida?
- Sehun... -contestó, alargando las sílabas de nuevo-. Él se llevó la llave, no... no hay salida... la otra llave... la puerta secreta -el hombre cabeceaba y parecía divagar.
Yixing suspiró, apartando la vista.
- Luhan -le susurró al oído-. Está mal, se está muriendo de verdad.
Yixing estaba seguro de que Luhan lo sabía, pero no podía continuar con aquello.
Luhan miró a Yixing; quería aguantar, quería ser fuerte por los dos. Tenía que seguir con aquel interrogatorio o acabarían encerrados en aquel edificio. Se mordió los labios, aguantando las lágrimas y respiró hondo.
- Ya lo veo, Yixing, pero es la única manera -sonrió tristemente, acariciándole la cara, y volvió a girarse hacia el cuerpo del hombre-. ¿Qué puerta secreta? ¿Dónde está?
- En la sala de los doce -contestó el hombre, para después comenzar a toser en un arranque explosivo- en una de las paredes del pasillo... Hay… hay un interruptor, la llave está... -el señor Lu fijó la vista en los ojos de Luhan, lo hizo por primera vez en ese momento, y fue directo y punzante como había sido poco tiempo atrás-. Ella te lo dijo, la llave -miró para Yixing- está más cerca de lo que crees, ten fe -levantó la mano y señaló a Yixing, concretamente a su pecho.
Yixing se movió sorprendido y se señaló a sí mismo.
- ¿Yo? -preguntó, confuso-. Yo no tengo ninguna llave, ¿de qué fe está hablando? -Yixing miró a Luhan, elevando una ceja-. Creo que está delirando.
Luhan miró hacia Yixing como si estuviese leyendo un libro, un mensaje que estuviese escondido en alguna parte de su cuerpo. Repasó su rostro, su cuello, brazos, bajó la mirada por su pecho y entonces lo vio, aquel rosario que colgaba del cuello de su amante. Agarró el objeto entre sus manos y tiró de él. De aquella pequeña cruz había surgido una llave. Era fina, brillante y gritaba su libertad.
- Lo tenemos... -murmuró, mientras sonreía mirando hacia Yixing-. Somos libres.
Se levantó y corrió de nuevo hacia la mesa de estudio de su padre, rebuscó por los cajones y lo encontró; una pequeña pistola, elegante y manual. La agarró fuertemente y comprobó si estaba cargada, caminó hacia el hombre y le miró triste.
- Papá... yo...
Yixing agarró la zona del cuello en donde antes había estado el rosario, todavía perplejo, en cuanto Luhan sacó aquella arma.
- ¡No, Luhan! -le gritó-. ¿Qué vas a hacer?
Pero Luhan no le oía, no en ese momento.
- Luhan -comenzó a decir su padre, mirándole con los ojos vidriosos-. Lo siento -Luhan pudo ver cómo sonreía con esa apagada y triste sonrisa que tanto daño les había hecho a él y a su madre.
Levantó el arma frente al cuerpo inerte del hombre que le miraba sonriente y no pudo evitar que las lágrimas escapasen de sus ojos. Tenía que hacerlo, terminar con todo, no sólo por él, sino por su madre, por Yixing, por todos los chicos que como él habían sufrido en PERSONA. Su dedo se deslizó por el gatillo y cerró los ojos. No quería ver aquella imagen, a pesar de lo que iba a hacer, Luhan no quería que aquello fuese grabado en su mente.
- Adiós...
Y un disparo se acopló a todos los sonidos de alarmas del edificio. Poco después, el arma cayó al suelo, junto con Luhan, que lloraba desconsolado por el final de su pesadilla. El final de su padre. Las manos de Yixing temblaron tenuemente ante aquello, sabía que Luhan le necesitaba, así que cerró los ojos y cogió aire con fuerza. Caminó de nuevo hasta él y se agachó de cuclillas para mirarle directamente a la cara.
- Luhan -le llamó con ternura, acariciándole el rostro y obligándolo a mirarle-.
Todo está bien, ya ha pasado -sabía que Luhan no se lo diría, pero estaba seguro de que aquella mirada al borde del colapso lo necesitaba y entonces le abrazó con fuerza, pegándole contra él y acariciando su espalda con ternura, dejando que se desahogase sobre su hombro-. Estoy aquí contigo -le susurró en su oído- no me iré, no te dejaré.
Luhan aprisionó contra él el frágil cuerpo de Yixing mientras derramaba las últimas lágrimas por su padre. La pena le inundaba, pero una vez más, tenía que ser fuerte. Tragó saliva y se levantó, ayudado por el menor, le miró a los ojos y se limpió las lágrimas.
- No podemos retrasarnos...
Yixing asintió, todavía no entendía que aquella llave estuviese en el rosario de su abuela pero dedujo que quizás PERSONA lo había modificado para añadirle aquello. Se levantó y agarró de la mano a Luhan, asintiendo.
Luhan no dijo nada más, tan sólo se apresuró a salir de aquella habitación, dejando en ella, además del cuerpo de su padre, sus recuerdos, sus traumas y sus miedos. A partir de ahora serían un nuevo Luhan, una persona que cuidaría y protegería lo que amaba.
Caminaron por el pasillo cogidos de la mano hasta las habitaciones, y cuando estuvieron en frente de las puertas, el rubio soltó la mano de Yixing y respiró hondo.
- Y ahora ¿dónde está la maldita puerta?
Yixing caminó con calma por el pasillo, tanteando las paredes hasta que topó con un interruptor.
- ¡Luhan! -le llamó-. Creo que aquí hay algo -lo pulsó y apareció una puerta, algo estrecha y baja. Yixing señaló la cerradura-. Es aquí.
Luhan agarró con fuerza la llave y miró a Yixing. Sonrió y le acarició el rostro.
- Pase lo que pase ahí fuera, quiero que sepas que te quiero -confesó dulce, sincero, con la mirada fundida en los ojos de Yixing.
Yixing asintió y le sonrió.
- Lo mismo te digo.
La puerta se abrió y ambos caminaron por un largo pasillo, estrecho y oscuro. Caminaron sin decir nada, con el sonido de sus respiraciones agitadas como única melodía. No podían ver por dónde iban, a dónde darían, pero ninguno de los dos soltó la mano del otro, porque fuesen a donde fuesen, sabían que lo harían juntos.
Después de un largo rato caminando, Luhan, que iba delante, golpeó una puerta que estaba enfrente de él y la luz del sol le dio de lleno en la cara. Aprovechó la mano libre que tenía para tapar aquel destello sobre sus ojos, y entonces, un murmullo de gente que preguntaba sin cesar comenzó a rodearles y la luz del sol fue sustituida por los focos de innumerables cámaras.
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