Y otra semana más, otro Cap nuevo ^^ Sentimos que esta vez no sea igual de extenso que los anteriores pero a sido una semana loca para las dos >_<
De nuevo muchas gracias por leernos y sobre todo muchas gracias por los comentarios, los leemos todos y intentamos seguir los consejos que algunos de vosotros nos dejáis. Esperamos mejorar con todos ellos <3
Y sin más dilación....
Con las hojas de los informes en las manos, no podía negarlo. Sabía que nada estaba saliendo como había pensado, pero aun así no podía echarse atrás.
Apenas contaba con el mismo número de trabajadores que antes y era cuestión de tiempo que todo aquello que siempre había visto como su sueño se terminase para siempre.
Los revisó uno a uno y folio por folio; pero sabía que por mucho que lo hiciese una y otra vez, el resultado no cambiaría; todo se iba literalmente a la mierda.
Pronto las cámaras dejarían de funcionar, los recursos se cerrarían y la emisión se cancelaría del todo.
Se levantó y cogió la taza de café, que ya hacía tiempo había dejado de humear, le dio un sorbo y lanzó lejos los papeles, esparciéndolos desordenados por el suelo. Caminó hasta la pantalla principal y alargó la mano, acariciando la imagen de un chico delgado y de pelo claro que miraba despreocupado la pared de un cuarto.
Había perdido. Perdido contra sí mismo y contra los que una vez había considerado débiles.
Pero él no era de esas personas que se rendían y esta no iba a ser la primera vez. Mientras contase con alguien de su parte, aquel barco, predestinado al hundimiento, continuaría navegando hasta que se hundiese con él o llegase a puerto.
Cámara 1:
Observó aquel conjunto de pasillos enredados que se extendía ante su vista tras bajar las escaleras y comprendió al momento que tenía que resolver aquel laberinto si quería volver a salir.
Subió de nuevo las escaleras, y sin mediar palabras con Luhan comenzó a buscar entre los muebles de la sala alguna cuerda. Estaba seguro de que PERSONA lo había dispuesto todo. La encontró y sonrió, ignorando las preguntas de Luhan, que no entendía lo que hacía. Se la ató a la cintura y le dio un extremo al otro chico.
- No la sueltes, hay un laberinto allá abajo, de esta manera podré volver.
Luhan le miró interrogante, pero simplemente asintió.
Yifan volvió al punto de partida de aquel lugar y rezó mentalmente por que la cuerda fuese lo suficientemente larga como para que alcanzase el final de aquello, y entró.
Utilizó la lógica y la matemática para hallar la solución del laberinto, había leído demasiado como para no saber qué hacer en aquel momento. Dio las gracias mentalmente a aquella mujer que le había obligado a leer a Umberto Eco en sus días de instituto.
Caminó durante un largo rato aunque no se desplazó mucho, o eso le pareció, y finalmente llegó a lo que debía ser la salida. De nuevo, otra puerta se presentó ante él, pero esta vez estaba bien tallada, en madera trabajada y pulida; se veía de un color caoba brillante, pero no tenía pomo ni nada que indicase que se pudiese abrir, salvo una pequeña hendidura en forma de cerradura.
Pasó la mano por sus dibujos y abultaciones y la presionó, pero no se movió; permaneció firme como si no la hubiese tocado nadie. Deslizó el dedo por la cerradura y bajó el ojo, intentando mirar a través de ella; pero no pudo ver nada más que una profunda oscuridad.
Yifan se mordió el labio y chasqueó la lengua pensativo; notó un pequeño tirón en la cuerda, pero no le hizo mucho caso. Al momento volvió a notarse tensa, eso significaba que Luhan continuaba agarrándola desde el otro lado.
De repente, se dio cuenta de que había algo extraño. Escuchaba como un pequeño zumbido, un ruido continuo y monótono, pero a muy bajo volumen. Se acercó a la puerta y posó su oreja sobre la superficie. Eso mismo, había algo al otro lado, como un engranaje dando vueltas que no paraba de sonar. Yifan cerró los ojos para concentrarse más y entonces algo estalló al otro lado.
Se apartó, dando un grito por la sorpresa y cayendo al suelo; algun mecanismo acababa de accionarse al otro lado de esa puerta; y su subconsciente le decía que no era nada bueno.
Cámara 2:
No podía creerse que el imbécil de Yifan cayese tan fácilmente en los engaños de su padre. Si PERSONA quería que entrase allí, no sería por algo bueno. Cuando el alto salió de nuevo, Luhan se sorprendió.
Le siguió hasta que el rubio se paró delante de unos cajones de la cocina y se puso a buscar.
- Yifan, ¿me oyes? -quería llamar su atención-. No deberías entrar ahí dentro, no creo que sea una buena idea -pero éste seguía sin hacerle caso-. ¡Yifan, por favor! Es demasiado arriesgado que entres tú solo, puedes perderte.
Por mucho que Luhan insistía e intentaba convencerle, Yifan hacía caso omiso y continuaba con su tarea. Cuando encontró lo que estaba buscando, Luhan se quedó todavía más impresionado.
En el momento que quiso darse cuenta Yifan ya había entrado de nuevo en la sala, pero esta vez él sujetaba un extremo de la cuerda, para evitar así que el rubio se perdiese ahí dentro.
Habían pasado como 10 minutos cuando Luhan comenzó a ponerse nervioso. No sabía nada de Yifan y la cuerda apenas se movía. Dudaba si debía entrar o no; si entraba corría el riesgo de que ambos se perdiesen, pero si Yifan necesitaba ayuda, ahí parado no podría proporcionársela.
Escuchó un ruido detrás de él y sonrió al encontrarse a Yixing mirándole extrañado.
- ¿Qué haces? -le preguntó, arqueando una ceja.
- Yifan está ahí dentro -respiró hondo-- PERSONA tiene algo que ver.
- ¿Ah, sí? -añadió con un poco de indiferencia Yixing, cogiendo un vaso de agua-. ¿Y es algo peligroso? -caminó asomándose por la puerta y mirando hacia las escaleras.
Luhan miró sorprendido a Yixing, no se esperaba esa actitud de él. Frunció el ceño y apretó con fuerza la cuerda.
- No lo sé, pero espero que no lo sea.
Yixing le miró, terminando el vaso de un trago.
- Es Yifan el que está al otro extremo de esa cuerda, ¿no? -se acercó y la agarró-. Deja, ya me encargo yo un rato, que tú tienes las manos rojas -Yixing le sonrió con dulzura-. ¿Por qué crees que no debería haber ido?
Luhan le sonrió y luego miró hacia la puerta. No sabía por qué, pero tenía la sensación de que no era bueno aventurarse a esa clase de cosas solo. Si algunas de esas sorpresas desagradables que PERSONA le había dado las hubiese visto en solitario, no habría podido reaccionar.
- Yifan es fuerte, pero no creo que tengamos que superar las cosas solos -Luhan miró hacia Yixing y sonrió-. Creo que era una prueba de PERSONA, y si lo es, estar solo no es conveniente.
Yixing le observó durante un rato, concentrando su rostro totalmente en él, y asintió.
- Tienes razón. Quizás sería mejor que uno de nosotros fuese a ayudarle, ¿no?
Pero como si el destino estuviese jugando con ellos, apenas había terminado de decir aquello cuando la voz de Yifan se escuchó en un grito desde el interior de aquel lugar.
Yixing abrió los ojos entre sorprendido y preocupado; miró a Luhan y se mordió el labio nervioso.
- Tenemos que entrar -le dijo con nerviosismo, haciendo fuerza en la cuerda, que pareció aflojarse levemente por un segundo, como si al otro extremo la persona fuese derribada por algo.
Luhan miró asustado hacia el interior de la habitación y luego a Yixing. Se acercó a él, le agarró el rostro y lo miró fijamente.
- No sueltes la cuerda por nada del mundo, ¿me has oído? -y dicho esto, le soltó un beso en los labios-. Volveré con Yifan en nada.
No dejó que el chino le respondiese. Entró tan rápido como había hablado, desapareciendo en la oscuridad de la sala.
Mientras la silueta de Luhan se perdía en aquel lugar, Yixing se quedó totalmente inmóvil y sin decir nada, todavía con aquel sabor intenso en los labios y deseando que durase para siempre.
Cámara 3:
Ambos muchachos caminaron hacia donde les indicó PERSONA. Allí, encima de una mesa y bien colocados, estaban todos los planos del recinto. Jongdae los cogió entre sus manos y sonrió victorioso.
Los extendió y comenzó a estudiarlos despacio. Joonmyeon se colocó detrás de él, observando por encima de su hombro. Ese acto ponía nervioso a Jongdae, que respiró suavemente y se giró.
- ¿Por qué no te colocas a mi lado? -no quería sonar molesto, pero la actitud de Joonmyeon le estaba sacando de quicio.
- ¿Por qué debería hacerlo? -respondió indiferente el otro.
Jongdae le miró molesto, pero al momento disimuló con una sonrisa.
- Verías mucho mejor desde este ángulo -se apartó, ofreciéndole el mejor sitio.
Suho le miró y resopló, haciendo rodar los ojos divertido.
- Estoy seguro de que veo mucho mejor así.
Jongdae respiró hondo y se apoyó en la mesa, agachándose y cubriéndole prácticamente toda la visión. Comenzó a inspeccionar los planos, ya que ubicarse, encontrar el súper mercado y el edificio de oficinas donde se encontraban era lo principal.
- ¿Qué es lo que buscas? -le preguntó Suho, apartándose un poco de él e inspeccionando el lugar.
- Para entender un plano lo esencial es situarse - murmuró Jongdae, sin quitar los ojos de encima del papel.
Suho se paró mientras examinaba uno de los cuadros de las paredes en aquel lugar.
- ¿Y eso nos servirá para algo?
Jongdae levantó la vista, molesto.
- Claro que nos servirá. Si sabemos dónde estamos, el plano cobra sentido.
- Saber dónde estamos hará que salgamos de aquí -lo dijo en alto para intentar encontrarle el sentido, pero Suho movió negativamente la cabeza, todavía sin entenderlo del todo.
Jongdae le miró molesto y refunfuñó. Recogió los papeles y respiró hondo.
- Prefiero mirarlos tranquilamente, si no te importa -sonó seco y brusco, pero le dio igual.
- Ok -Suho sonrió divertido-. ¿Prefieres que vaya a por Sehun?
- ¿Sehun? -le miró sin entender-. Ve a donde quieras, vuelve cuando veas que es preciso, intentaré tener todos los planos aclarados para entonces.
Suho resopló.
- ¿Sabes que hay tres puertas de salida? -Suho se acercó a él, pegándose bastante más de lo que a Jongdae parecía agradarle-. Necesitamos ser tres, Sehun es nuestro tercero.
- Está bien, encontraré la solución. Trae a Sehun y abriremos esas puertas -contestó, mirándole fijamente y asintiendo.
Suho salió por el mismo camino por el cual habían entrado sin perder la sonrisa; por algún motivo que Jongdae no llegaba a comprender, su nuevo compañero se sentía bastante seguro de sus posibilidades.
Estiró los planos en el suelo de su pequeño escondite y se sentó delante de ellos, tenía que encontrar la solución. Sus ojos viajaron desde un punto a otro, de norte a sur, de izquierda a derecha, hasta que de repente lo vio. Allí, al sureste, se encontraba el bosque donde había estado hacía apenas unos días. Sonrió satisfecho y dibujó el camino de sus pasos con la mirada.
Y allí, justo a la izquierda de ese pequeño camino, la vio. Una de las puertas. Tan rápido como pudo, buscó un bolígrafo con el que poder marcar la diagonal, porque de manera instintiva y como si el plano le hablase, encontró las otras dos puertas fácilmente. Siempre se le habían dado bien los acertijos y las palabras o figuras ocultas, y esta vez, aquel pequeño triángulo brillaba ante sus ojos con total claridad.
- Ya eres mío -murmuró triunfante, antes de volver a cerrar los planos y enroscarlos, a la espera de sus compañeros de trabajo.
Cámara 4:
Minseok estaba cabreado, realmente cabreado y molesto con aquello. No podía comprenderlo; para su mente, bastante corriente y simple, el hecho de que Tao fuese castigado era incomprensible.
Caminó en círculos en aquel cuarto, observó la mochila que tenía preparada para marcharse con él, ahora sobre la cama sin propósito alguno. Se recostó sobre el colchón y lo golpeó con furia; estaba muy molesto.
Se levantó y caminó hacia donde creía que podía haber una cámara, porque en alguna ocasión había sentido que un zumbido salía de ahí; lo inspeccionó un rato y después sonrió con ira.
- ¿Os divierte? -comenzó a decir-. Sí, os parece muy divertido, ¿verdad? -las palabras salían solas, no había necesidad de pensarlas, porque ellas mismas había tomado voluntad propia en su mente y habían agarrado el coraje de su corazón para salir afuera-. A vosotros os parece interesante, cogéis nuestras vidas y las ponéis a la vista de todos, que nos juzguen, que nos puteen, que digan si valemos o no, si podemos o no continuar; es sencillo hacerlo mientras no corres peligro -no podía contenerse, era ahora o nunca, ya no había vuelta atrás-. Me jodisteis la vida, os lo llevasteis todo, y mi hermana casi se muere, estaba enferma y ¡ah! -suspiró-. ¡Qué bien os vino eso! Os aprovechasteis de la situación. Apareciste en mi casa, sí, tú, aquel que un día fue alguien para mi padre; apareciste prometiendo ayuda a cambio de que me uniese a tu experimento. Acepté y ahora... ahora ya no tengo nada. No sé qué le ha pasado a mi hermana, porque te la llevaste lejos de mí, no sé qué les habrá pasado a mis padres, porque también los alejaste de mí, y ahora a Tao. No sé qué es lo que he hecho para que alejes a todo el mundo de mí, pero si lo que quieres es que sufra, te has equivocado. ¿Sabes una cosa? -Minseok no podía parar de sonreír, era extraño y a pesar de que las lágrimas recorrían su cara, la sonrisa se iba haciendo cada vez más clara en sus labios-. Cuando ya lo has perdido todo, no hay nada por lo que temer a la muerte, y si no temes a la muerte, eres totalmente libre. Y ahora no voy a parar hasta ver como tú lo pierdes todo.
Minseok estaba creando mucho jaleo en aquel cuarto y Chanyeol miró confuso a Baekhyun.
- Quizás deberíamos ir -le comentó en voz baja.
Baekhyun asintió y se acercó a la puerta del cuarto de Minseok, abrió los ojos al encontrarse el panorama. Un Minseok alterado le gritaba al techo, mientras podía verse claramente que estaba roto de dolor. Corrió hacia él y lo abrazó fuerte.
- ¡Minseok, por favor, cálmate! -en realidad no sabía qué decirle, tenía todo el derecho a gritar y a decirles todo lo que pensaba, pero si cabreaba a PERSONA, quizá acabarían en una situación peor.
Minseok lo apartó de un golpe, no quería hacerle daño, pero tampoco quería que nadie, nunca más, sintiese pena por él.
- Hay que irse -comenzó a decir con los ojos abiertos como platos-. Hay que irse o vendrán a por nosotros.
- ¿Quién vendrá? -preguntó confundido Chanyeol, ayudando a levantarse a Baekhyun.
Baekhyun le miró sin entender.
- Minseok, tienes que calmarte -intentó acercarse a él de nuevo, pero se frenó antes de poder hacerlo-. ¿Quién va a venir a por nosotros?
- ¡Joder, ellos! -Minseok no bajaba el volumen, gritaba y gritaba, sus ojos se movían nerviosos como si algo o alguien estuviese ahí mismo escondido, conspirando para atacarles en algún momento.
- ¿Ellos? -intervino Chanyeol con su típico tono infantil, que tan extraño sonaba en su voz tremendamente varonil.
- PERSONA, todos los PERSONA que hay. ¿No os dais cuenta? Todo esto está pensado, se ve a la legua. Tú, Baekhyun; Chanyeol, Tao, yo, todos; en serio, todos estamos aquí por algo; todo esto estaba pensado; y ¿sabéis lo que es?
Chanyeol observó a Minseok y luego a Baekhyun.
- Creo que se le ha ido la olla -susurró Chanyeol a Baekhyun, pero Minseok continuó hablando, ajeno a ello.
- Una puta tortura, eso es lo que es esto, nos torturan para llevarnos al límite, sólo por pasarlo bien -Minseok volvió la vista de nuevo a la supuesta cámara-. Sádicos de mierda ¿me oís?
Baekhyun miró hacia Chanyeol y respiró hondo. Las palabras de Minseok no le resultaban extrañas, el mismo lo había pensado más de una vez, pero el comportamiento de su amigo era extraño. Estaba alterado, y la pérdida de Tao no ayudaba a que su compañero de cara redonda dijera cosas con sentido.
- Está bien, Minseok, te entendemos. Pero debes calmarte -le miró fijamente y le habló tranquilo, para intentar transmitirle a él esa tranquilidad.
- Baekhyun tiene razón -intentó ayudar Chanyeol, usando un tono más serio que el de antes-. Comportándote de esa manera no conseguirás nada bueno.
Minseok les miró y suspiró.
- Esto es el fin, amigo -sentenció agarrando su mochila-. Por mi parte, nada de esto me importa ya, voy a ir a por Tao, le traeré de vuelta o saldré con él de aquí.
Baekhyun le miró sorprendido y luego buscó apoyo en Chanyeol.
- No puedes irte. ¿Cómo vas a salir de aquí? -se acercó a Minseok y apoyó ambas manos en sus hombros, mirándole fijamente-. Vamos, sabes que no podrás. Juntos estamos más seguros.
Chanyeol se mordió el labio pero no dijo nada. No sabía qué podía decir, había algo correteando por su mente que debía contar, pero no sabía muy bien cómo, así que pensó que lo mejor sería apoyar a Baekhyun más físicamente que con palabras.
Minseok negó con la cabeza.
- Lo siento, Baekhyun, pero a partir de ahora estáis solos -se cargó la mochila a la espalda y salió por la puerta, dejándolos atrás-. No sé cómo voy a hacer lo que voy a hacer, pero sé que tengo que hacerlo.
Baekhyun quiso correr detrás de su amigo, pero Chanyeol lo detuvo, algo dentro de él le decía que Minseok había elegido su destino y ninguno de ellos era el indicado para impedir que siguiera adelante.
Baekhyun se abrazó a él, agarrándose fuerte a la camiseta e intentando reprimir toda la rabia y pena que sentía en ese momento mientras que su segundo compañero, el que siempre estuvo a su lado apoyándole, desaparecía de su vista por el bosque.
Cámara 5:
Kyungsoo no podía creerse que hubiese ganado y más aún con Jongin. Sabía que no podía creer que aquel chico moreno sintiese algo por él. Desviaba la mirada intentando verle, pero en cuanto sentía que la dirección de los ojos se podía cruzar, apartaba la vista antes de que Jongin se diese cuenta.
Tenían que hablar sobre su premio, pero siempre que a Kyungsoo le venía alguna idea a la cabeza se iba tan rápido como había llegado, porque Jongin no parecía estar ahí; aunque físicamente sí lo estaba.
Se quedó observándolo, fijando sus grandes ojos en aquel moreno perdido en sus pensamientos. No decía nada y aparentemente parecía tranquilo, pero no lo estaba. Si se quedaba quieto y totalmente en silencio, estaba más que seguro de que oiría los pensamientos de Jongin dando vueltas en el interior de su cabeza.
Suspiró y se acercó a él; acarició su mano para traerle de vuelta al mundo. Jamás había sido bueno ayudando a los demás; era demasiado torpe con las palabras, demasiado lento, pero aquella vez tenía que hacerlo, tenía que ayudarle.
Dejó que las palabras fluyesen solas, no las pensó, simplemente dejó que sus sentimientos hablasen por sí mismos como nunca antes lo había hecho.
- Jongin -susurró con ternura, sonriéndole de manera dulce-. ¿En qué piensas?
- Tan solo, si de verdad pudiésemos elegir una cosa -suspiró-. Sería sencillo volver a empezar.
Kyungsoo le miró con más intensidad, no conseguía entender a qué se refería Jongin.
- ¿Hablas del premio?
Jongin sonrió y asintió.
- Ganar la oportunidad de evitar tus errores es un gran premio, ¿no?
Kyungsoo parpadeó, todavía más confuso.
- Jongin -le llamó con un hilillo dulce de voz-. No sé de qué hablas.
El moreno miró hacia Kyungsoo y sonrió, bajó la cabeza y se lamió los labios. Puede que el chico de mirada asustadiza no le entendiera, pero seguro que PERSONA sí.
- ¿Sabes por qué me convertí en lo que soy? -miró a Kyungsoo, dedicándole una tierna sonrisa.
Éste negó con la cabeza y esperó paciente a que se explicase.
- Cuando mi hermana fue violada -se paró unos segundos antes de continuar, hablar de aquello era como revivirlo y le resultaba duro-. Todo cambió en nuestras vidas. Ella, a pesar de todo el apoyo que le dábamos, no lo soportó y terminó quitándose la vida. Nuestro padre nos abandonó, y mi madre... después de ver que el alcohol no curaba su dolor -cerró los ojos y tragó saliva, aguantando- decidió abandonarme como lo hizo mi hermana.
Kyungsoo cerró los ojos, meditando todo aquello. Lo mejor sería darle un abrazo a Jongin o sentir lástima por él, pero no podía. Era incapaz de entender algo por lo que no había pasado. Aun así, no quería ver a Jongin mal. Poco a poco había empezado a cogerle cariño.
- Eso es el pasado -comenzó a decir, no muy seguro de si aquellas serían las palabras más adecuadas-. No vas a volver a estar solo.
- No es eso -el moreno le miró de manera triste-. Kyungsoo, he destrozado la vida de muchas personas para poder sobrevivir. Yo... no me paraba a pensar si lo necesitaban o no, simplemente se lo arrebataba.
Kyungsoo suspiró, intentando ahondar en aquello. Pensó en el daño que causaba él, le costaba verlo, bajo su punto de vista, en muchas ocasiones era él contra el mundo; y luego todo se volvía horrible, hacía daño, y no podía evitarlo y aquello le martirizaba.
Dirigió una mirada angustiada a Jongin.
- Creo que te entiendo -murmuró levemente-. A veces no podemos pensar en los demás, porque entonces dejaríamos de hacer lo correcto para nosotros.
Llevó una mano al pelo castaño y revuelto del moreno, acariciándolo con ternura.
- Pero eso no te convierte en una mala persona, Jongin.
Jongin le miró tiernamente, y le agarró una mano entre las de él.
- Lo soy. Aunque no todo el mundo lo vea, hay gente que ha sufrido por mi culpa -se levantó y le miró tristemente-. Y hay que vivir con ello, ¿no? No me arrepiento de lo que hice, sin ello no podría haber sobrevivido.
Kyungsoo suspiró y bajó la mirada.
- ¿Hablas de esto por Yixing? ¿Has pensado en... perdonarle?
Jongin miró hacia Kyungsoo y negó.
- No puedo perdonarle lo que le hizo a mi hermana -respiró hondo y se estiró-. Pero quizá si le escucho, pueda llegar a entenderlo todo.
Kyungsoo suspiró, jugando nervioso con sus dedos de la mano.
- Vas a ir a buscarle, ¿no? -levantó la vista mirando al techo-. Creo que... creo que haces bien -añadió, forzando una sonrisa.
- Hablaré con él, y cuando tenga todo claro, volveré y pediremos nuestro premio -Jongin le sonrió mientras le revolvía el pelo.
Kyungsoo asintió y amplió más su sonrisa.
- Ok, te estaré esperando.
Cámara 6:
Salió del lugar donde había estado con Chen. No le gustaba tener que esperar más de la cuenta cuando sabía que las cosas tenían que ir más rápido. No era impaciente, porque él más que nadie tenía una paciencia increíble, pero necesitaba que las cosas se agilizasen ya que no sabía cuánto tiempo más conseguiría mantener el control de aquel cuerpo.
Caminó volviendo sobre sus pasos hasta la casa que compartía con los demás, o más bien que antes compartía, porque ahora sólo la usaba como refugio, sin tener en cuenta a los que también estaban ahí.
Entró sin hacer ruido o llamar la atención. Necesitaba llegar a donde estaba Sehun y volver junto a Jongdae antes de que nadie les viese e intentase seguirles.
Fue hasta el cuarto donde debía estar y en efecto, ahí estaba.
La luz entraba por la ventana y Sehun miraba por ella, apoyado contra un lado y agarrando la cortina. Las comisuras de los labios de Suho se torcieron en una sonrisa inconsciente al verle.
Las sombras de su cuerpo delgado parecían marcas invisibles de los lugares donde había puesto sus manos. Cerró los ojos y caminó hasta él; posó sus manos, de nuevo, sobre la cintura del chico y le susurró con profundidad.
- ¿Me has echado de menos?
Sehun se sobresaltó cuando notó unas manos que le apresaban suavemente la cintura, en el momento que cada sílaba pronunciada por esos labios le rozó seductoramente supo de quién se trataba. Giró su rostro despacio y clavó su fría mirada en él.
- Has tardado demasiado -hizo que un par de dedos caminaran de manera juguetona desde su cuello hasta la mitad del pecho.
- Lo lamento -continuó hablando Suho, sin apartar la vista de los ojos de Sehun y sin perder la sonrisa-. Las cosas salieron mejor de lo que esperaba y tenía que concretar una cosa más.
Sehun suspiró y le agarró las manos suavemente, apartándoselas de la cintura para bajar del marco de la ventana.
- Me he guardado el premio. He dicho que quería pensármelo -le contestó mientras caminaba hacia la silla donde se encontraba su camiseta.
Suho continuó sonriendo, pero esta vez con un talante lleno de orgullo; como si con aquella expresión estuviese diciendo «bien hecho». Agarró a Sehun y lo atrajo hacia él, colocando sus manos con fuerza en sus costados.
- Me alegra saber que puedo contar contigo. No tengo ni que decirte las cosas y ya las comprendes -llevó una mano al rostro pálido del menor y le acarició, dirigiéndola hacia el pelo-. Me alegro de contar contigo.
Sehun cerró los ojos, disfrutando de la caricia de aprobación de Joonmyeon, le acarició la mano y sonrió.
- No soy muy dado a que me den órdenes. Entiendo las situaciones y me acoplo a ellas.
- Lo entiendo; eres bastante ideal para lo que tengo en mente -Suho rió bastante alto, parecía de muy buen humor-. Dime, ¿en qué agujero te escondías, Sehun? He estado mucho tiempo esperando a alguien como tú.
Sehun sonrió y negó con la cabeza, se colocó la camiseta y se sentó en la silla para calzarse.
- No, Joonmyeon, yo no me escondo -miró hacia él-. Lo extraño es que no nos topáramos antes.
- Ya ves -contestó Suho, algo molesto al escuchar el nombre que había usado Sehun, pero no quiso corregirle, no era necesario hablar de ello ahora-. Date prisa -continuó diciendo una vez cambió el tono-. Tenemos que ir junto a Jongdae lo más pronto posible.
Sehun le miró y sonrió. Se apretó los cordones de las deportivas, se levantó y arregló su ropa.
- Creo que te saltas algo muy importante -sonrió mientras se acercaba a él-. La prisa no es la mejor baza.
Suho resopló molesto.
- ¿Qué? -le preguntó a secas, perdiendo la vista entre los recovecos del cuarto.
Sehun rió y le miró.
- No creo que apresurando las cosas vayan a salir mejor.
Suho se giró mirándole de nuevo, directamente a los ojos. Sehun tenía agallas hablándole de aquella manera, retándole con ese tono. Aquello le molestaba, pero al mismo tiempo le llenaba de interés y de curiosidad. ¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar Sehun con aquel juego?
De nuevo, la sonrisa juguetona volvió a dibujarse en los labios traviesos de Suho y caminó hasta colocarse tan cerca de Sehun que su respiración podría haberse confundido con la del otro.
- Tienes razón. Y se me ocurren varias cosas que podríamos hacer para tomarnos esto con calma.
Sehun dio un paso hacia atrás, pero se detuvo y sonrió.
- Pues deja de pensarlas y hazlas de una vez -se separó de él y agarró sus cosas-. Vamos, ese Jongdae debe de estar esperándonos.
Suho se revolvió el pelo sin perder la sonrisa; después de todo, Sehun era un crío, y aquello en vez de molestarle le divertía. Salió por la puerta esperando a que el más joven le imitase.
- Date prisa, o no esperaré por ti -indicó con alegría desde las escaleras que había comenzado a bajar.
Cámara 7:
Chanyeol sabía que Minseok había cambiado. Lo entendía porque una vez, él mismo se había sentido así y fue entonces cuando todo lo que había parecido normal se tornó confuso y sin explicación. Bajó la vista y observó cómo Baekhyun se abrazaba con fuerza a él; apretándose como si las tornas hubiesen cambiado y ahora el niño indefenso y confuso fuese él.
Pasó la mano por su pelo, hundiendo los dedos entre las finas matas de pelo castaño, cogió aire y absorbió el aroma que desprendía Baekhyun. Olía a costumbre y cariño, olía a algo que echaba de menos sin saber exactamente lo que era.
Baekhyun levantó la vista y dirigió sus ojos de cachorro a la mirada centrada del más alto; aquellos ojos le suplicaban confianza, le martirizaban por dentro, agarrando todas aquellas cosas que ocultaba y tirando de ellas hacia afuera.
Cerró los ojos y suspiró profundamente, apartándole de él. Era el momento. Todo se desmoronaba, ya no había manera de seguir sujetando aquello que había conformado su ser dentro de PERSONA, ahora estaban tan solo él y Baekhyun, y necesitaba serle totalmente sincero, más que cualquier otra cosa.
Dejó que su lengua pasase ansiosa por los labios resecos y cuarteados que previamente había mordido con nerviosismo y se aclaró la garganta. Aquel gesto le recordó inconscientemente a Minseok; no hacía tanto que se había ido y ya estaba echando de menos algunas cosas de él.
- Baekhyun -comenzó a decir con algo de duda. No sabía cómo se lo diría, cuáles serían las palabras que iba a usar, pero esperaba que saliese lo que saliese, su Baekhyun le pudiera comprender-. Hay algo que te tengo que decir.
El moreno se sentía bien abrazado al cuerpo frío de Chanyeol, su respiración lenta y relajada le producía una sensación de bienestar muy grande y se volvería adicto a ese acto si las cosas no mejoraban a su alrededor.
Notó como los dedos del más alto se deslizaban entre sus cabellos y sonrió, le gustaba, le encantaba que Chanyeol se comportase de forma fuerte y protectora con él. Aunque le costase admitirlo, ese muchacho de mente atolondrada se había posado en su interior como una semilla bajo la tierra.
La voz profunda de Chanyeol rompió el silencio de aquel momento, Baekhyun levantó la vista y sonrió.
- ¿Qué sucede? -el rostro de Chanyeol mostraba una clara preocupación, era algo que ponía nervioso al más bajo, que lo miraba atento.
Chanyeol negó con la cabeza. Aunque no había dicho nada, era evidente que no sabía cómo comenzar.
- Yo... -divagó un momento, desviando la mirada hacia las esquinas del techo-. Apenas pasaba tiempo con mis padres. Mi abuela cuidaba de mí, ella era una mujer dulce y tranquila, me contaba cuentos e historias increíbles, incluso, por la costumbre, dejé de llamarla abuela cuando estábamos a solas y la llamaba “mamá” -Chanyeol hablaba de algo que no tenía sentido, pero Baekhyun permaneció atento a la historia, por alguna razón el chico alto de sonrisa extraña quería contarle aquello, se estaba abriendo a él y necesitaba saber eso para poder comprenderle más-. Un día -continuó Chanyeol- ella cambió. No cambió físicamente, porque su sonrisa seguía siendo su misma sonrisa, y su ropa continuaba con el mismo olor, sus caricias y su voz seguían siendo las de mi abuela, pero aquella persona delante mía, aquella persona que me hablaba y me tomaba de la mano, no era mi abuela. Y fue entonces cuando supe la verdad, ella me lo contó. Me dijo que nosotros no pertenecíamos a este mundo, me habló del frío, de lo difícil que resultaba comer, de las miradas extrañas de la gente, me habló del miedo interno y finalmente me lo contó; me dijo que jamás podría sentir el calor porque no tenía alma; ella me la había robado, las había mandado de vuelta al espacio, al lugar del que vinimos -Chanyeol hizo una pausa, como si realmente contar aquello le doliese en el alma que él decía no tener-. Yo tenía 7 años y ese fue el último día que vi a mi abuela. Se la llevaron lejos de mí y cuando se marchó, supe que jamás volvería a verla. Mis padres lloraron, escuché algo de que me había hecho daño, de que había que vigilarlo y de que era una pena. Obviamente no lo entendí, mi abuela era una persona dulce, alguien que jamás dañaría a nadie, y menos a mí. Y entonces, cuando tenía 13 años, me sucedió. El frío vino a mí, las caras extrañas, las preguntas sin respuesta, todo lo que mi abuela me había contado. Y lo comprendí, supe que no tenía alma -Chanyeol cogió aire y se paró un segundo a ver su imagen reflejada en los ojos atentos y brillantes de Baekhyun, luego continuó-. El fuego... es algo... que me hipnotiza. No soy un pirómano, no siento excitación cuando lo veo, no quiero dominarlo, el fuego es algo que necesito, es algo que me calienta y me hace sentir seguro. Aquel día tenía mucho frío y estaba observando el mechero en mis manos... yo... -las palabras se atoraban en su garganta, jamás le había costado hablar, jamás se había sentido mal por nada, pero decir aquello, contárselo a Baekhyun, era más complicado de lo que pensaba-. Yo lo hice, prendí fuego a la casa, se extendió muy rápido, no se pudo hacer nada, yo... No quería que nadie sufriese, sólo quería sentir calor -Chanyeol levantó la cabeza, clavando sus ojos llenos de súplica en los de Baekhyun-. El fuego se extendió y cubrió gran parte de la zona, incluido el hospital.
Dejó de hablar. No podía, aunque sentía que ya había dicho suficiente, cuando se dio cuenta las lágrimas corrían por sus mejillas sin poder detenerlas, sin poder entenderlas. Estaba llorando, como el día que se llevaron a su abuela, como el día que entendió que había perdido el alma. Lloraba porque por fin la había encontrado, y no estaba en el espacio, sino en la tierra, al lado de Baekhyun.
Baekhyun estaba paralizado. Toda aquella historia, Chanyeol, él había sido el causante de aquel fuego, del que destrozó su vida, se llevó a su madre y le obligó a continuar con el legado de su padre. Miró hacia el chico alto, que derramaba lágrimas sin parar. Se le veía tan tierno, era tan grande pero a la vez tan débil... En su interior, el dolor de la verdad se congeló. Lo comprendía, sabía que su madre estaba muerta, pero nada ni nadie podría hacerla volver, sabía que Chanyeol no entendió en ese momento la gravedad de su acto, y que aun así fue él el culpable; pero lo vio todo claro. Él y Chanyeol de alguna manera estaban unidos, habían sido abandonados por la persona más importante, ambos habían sufrido y hecho daño a personas que ni ellos mismos conocían o no querían herir.
Lentamente, levantó las manos y agarró el rostro de Chanyeol entre ellas. Sonrió a pesar de que las lágrimas viajaban ya por sus mejillas y asintió.
- Está bien, no llores, Chanyeol -susurró de manera tierna, como si estuviese acunando a un bebé-. No pasa nada.
El alto lo miró asustado, pero Baekhyun le regaló la mejor de sus sonrisas, le acarició suavemente, apartándole ese pelo revuelto que lo caracterizaba y le abrazó, pero no fue un abrazo en busca de ánimo o consuelo, sino un abrazo sincero, único, como si ese gesto fuese el comienzo de algo más.
Una vez escuchó que las cosas suceden porque deben suceder, que no siempre todo tiene un motivo, o que si lo tiene, en ocasiones no hay por qué preguntárselo. En cuanto besó a Baekhyun, comprendió aquellas palabras como si hubiesen sido dichas por él mismo. Se lamió los labios y saboreó su lengua, haciéndose camino hacia el interior de la cavidad bucal del más bajo. Baekhyun sabía a arroz, al arroz que cocinaba Minseok. Recorrió su interior, saboreando aquel sabor pastoso y pasando su lengua por los dientes brillantes, y luego se separó.
El más bajo no podía creerse lo que había pasado, todavía sentía los labios de Chanyeol sobre los suyos cuando éste los separó. Las lágrimas ya no existían, en cambio, su corazón había comenzado a latir tan rápido que podría salírsele del pecho. Baekhyun miró fijamente la mirada infantil de Chanyeol y lo entendió todo. En un acto incontrolado, incluso podría decirse que fue en menos de un segundo, se colocó de puntillas, pasándole los brazos alrededor del cuello y volvió a atrapar los labios del rubio entre los suyos, obligándole a que sus lenguas se encontrasen de nuevo, acariándose y mimándose tanto o más que la vez anterior. Sin separarse, sin arrepentirse, en ese momento, en aquella casa en la que en un momento habían sido un grupo, ahora, sólo estaban él y Chanyeol, y como había prometido, nunca le dejaría.
Chanyeol pasó las manos por la cintura de Baekhyun y lo elevó con facilidad, guiando sus piernas para que se agarrasen a su cintura. A pesar del gesto, no había nada brusco en ello, los movimientos, como si los hubiesen planeado de antemano, se sucedían con una increíble y dulce armonía sincronizada. No apartó sus labios de los de Baekhyun, continuó bebiendo de ellos como un náufrago en un mar de arena. Caminó con él agarrado a su cintura, profundizando con su lengua hasta que chocaron contra una de las paredes, la cual les hizo de punto de apoyo para no perder el equilibrio.
Chanyeol le levantó la camiseta, colando las manos por debajo de la tela y pasando sus dedos largos sobre la piel caliente de Baekhyun, sintiendo cómo se erizaba con su contacto frío, escuchando los latidos apasionados del corazón del moreno, respirando del aliento dulce de Baekhyun, sintiéndolo más vivo y cercano que nunca.
Quiso decir algo, pero las palabras no salían o más bien no querían salir, porque su lengua y labios egoístas no querían separarse del cuerpo del más bajo. Tenían miedo de no volver a sentirlo cerca nunca más.
Baekhyun tampoco quiso malgastar el tiempo con palabras, sus manos agarraron delicadamente la ropa del alto y la levantaron, dejándolo desnudo de parte superior, deslizó sus manos por el pecho de Chanyeol, sintiendo su latido, notando su presencia. Los ojos del moreno se posaron en los del más alto y sonrió, le besó de nuevo dulcemente, como premiándolo por estar ahí, por ser su compañero, el que le había enseñado más de la vida que cualquier persona con la que se hubiera encontrado.
- ¿Lo notas? -Baekhyun le susurró sobre sus labios-. La he encontrado, Chanyeol, he encontrado tu alma.
Y nada más oír aquello, Chanyeol sintió que el mundo se paraba, que los segundos se habían congelado en el reloj, que todas las dudas y las preguntas ahora parecían estúpidas, que nada más importaba, sólo Baekhyun.
Sonrió con timidez, casi con miedo, sin poder evitar que las gotas resbalasen por sus mejillas, mojando parcialmente la cara redonda y blanda de Baekhyun. Tenía alma, podía sentirlo, podía sentir cómo el frío se iba, y el calor de Baekhyun le encendía por dentro. Asintió y le besó como respuesta; porque en ese momento, no había mejor respuesta que aquella.
Cámara 8:
Luhan corrió por aquellos pasillos siguiendo la cuerda tirada en el suelo, su respiración se aceleraba al ritmo que sus pulsaciones aumentaban su velocidad. No sabía cuánto tiempo había tardado pero estaba seguro de que había sido poco. Cuando llegó, Yifan todavía estaba en el suelo, asombrado por lo que había pasado.
- ¡Yifan! - gritó para llamar su atención y hacerle ver que no estaba solo.
El rubió giró la cara mirando a Luhan, arqueó la ceja y caminó hacia él.
- ¿Qué haces aquí? ¿Y la cuerda?
Luhan le miró de arriba abajo comprobando que estaba bien y sonrió aliviado.
- Yixing está sujetándola. ¿Qué ha pasado? -Luhan le miró con curiosidad, preguntándose cuál había sido la razón por la que Yifan habría gritado.
Yifan le dio la espalda, caminando de nuevo hasta la puerta, colocó la mano izquierda sobre el soporte de madera y luego volvió a hablar, todavía sin mirarle.
- De nuevo una puerta -comentó, con un toque de diversión en su pronunciación, aquella situación ya le comenzaba a hacer gracia-. Si te acercas, puedes escuchar como un engranaje -le indicó, haciendo un gesto con la mano-. Algo saltó de repente ahí dentro y lo que sea que se mueve ahí, ha comenzado a ir más rápido.
Luhan le miró extrañado, se acercó a la puerta y apoyó el rostro en ella, escuchando claramente cómo los engranajes se movían a demasiada velocidad. Tenía que haber alguna manera de abrirla, algo con lo que pudiesen parar esa cuenta atrás.
- ¿Y cómo se supone que se abre? -añadió, mientras buscaba alguna palanca o mecanismo por la pared.
- Supongo que resolviendo esto -continuó hablando Yifan, señalando una pequeña pantalla dividida en cuadrículas en los que se podía ver una imagen en partes, desordenada-. Nunca se me han dado bien estos juegos, pero supongo que es como todo, alguna fórmula matemática servirá para hacerlo más rápido.
Luhan miró el puzzle que se les presentaba y rió. Seguro que esto conllevaría llenar su situación de más problemas relacionados con su pasado, pero era necesario abrirlo, tenían que resolver ese maldito acertijo.
Yifan le miró y se metió ambas manos en los bolsillos, haciéndose a un lado.
- Por tu expresión, deduzco que sabes cómo resolverlo.
Luhan no le respondió y caminó hacia la foto; pero antes de que se pusiera manos a la obra, Yifan le paró.
- Es mi prueba -le dijo sonriendo-. Debo hacerla yo, o no la habré superado.
Luhan estaba molesto, él podría resolver aquello mucho antes que Yifan, y si le explicaba el truco para realizarlo estaba más que seguro de que estarían perdiendo tiempo, y algo le decía que no debía dejar mucho a solas a Yixing, con Suho suelto y Jongin hecho una furia con él.
- Explícartelo nos retrasará -le miró a los ojos y respiró hondo-. Si sabes cómo hacerlo, hazlo, pero dudo que seas capaz.
Yifan lo miró entre ofendido y divertido, se acercó a aquel rompecabezas, parándose a observarlo. Pero entonces, encima de ellos, en el techo, apareció un mensaje.
«Siempre que te estén observando actúa como es debido.»
Luhan frunció el ceño ante aquel mensaje. No sabía si estaba dirigido a Yifan o a él, pero le resultaba molesto. PERSONA sabía cómo controlarles, cómo manejar las situaciones peliagudas porque llevaba ventaja, los observaba y sabía todo lo que hacían o hablaban. Miró hacia Yifan, que estaba petrificado ante aquellas palabras.
Yifan cerró los ojos y apretó con fuerza los puños; sentía que aquello era un insulto.
- Al que ideó esto se le debió de quedar la mente tranquila -bufó molesto-. No sé qué clase de experimento o reality es uno en el que torturan a la gente.
Era obvio que aquella frase parecía decir más para Wufan que para Luhan. El segundo, confuso, continuó observándole y Yifan, parcialmente derrotado, le devolvió la mirada.
- Se refiere a mi ex -le explicó-. Eso es algo que ella decía; hasta que conoció a Yixing -le explicó con desgana.
Luhan asintió, ya lo comprendía todo. Respiró hondo y le agarró de la mano.
- No podemos perder más el tiempo -clavó su mirada en los ojos furiosos del rubio-. Hay demasiados secretos, pero no podemos dejar que nos afecten más, si no él tendrá ventaja -Luhan se separó, dándole espacio a Yifan para que hiciese lo que tuviese que hacer.
Yifan se concentró en el juego y comenzó a mover las fichas.
- Pues si quieres que te cuente mis secretos, ya estás tú largando los tuyos ahora mismo. Tengo más motivos para desconfiar de ti que tú de mí -le dijo mientras centraba la vista y fruncía el ceño, cambiando las piezas.
Luhan sonrió y asintió, apoyándose en la pared donde Yifan luchaba por resolver el puzzle.
- Puedo darte datos de muchos de aquí, incluso datos de fuera, soy como una de esas bases que reúne toda la información sobre el juego -respiró hondo-. El problema es que parece que están cambiando la manera de mirar esto. Ahora, este reality es una batalla contra el raciocinio y la moral de los que estamos aquí dentro -se pasó la lengua por los labios y se metió las manos en los bolsillos, dudando si contarle de verdad todo o no-. Yifan, tu ex y yo mantuvimos algo más que palabras -miró hacia el rubio, que había parado de mover fichas y lo miraba incrédulo-. Ella y yo manteníamos relaciones durante mi estancia en el hospital.
- ¿A qué te refieres? -la voz de Yifan sonó enfadada. Dejó a un lado su tarea y le agarró por el cuello de la camiseta.
Luhan respiró hondo y le miró a los ojos, manteniendo la calma.
- Pues que ella y yo... -rió antes de decirlo-. Digamos que era muy buena en algunos ámbitos, debiste de entrenarla bien.
Yifan le soltó con demasiada fuerza, lo que provocó que Luhan se tambalease. Se giró y volvió la vista al puzzle.
- Parece ser que más de los que pensaba han tenido ese tipo de contacto con ella -contestó derrotado-. Yo sólo fui uno más, a pesar de que ella era mi todo -Yifan pasó la manos por los pedazos cuadrados de foto-. Y aún así, después de todo, sigo pensando que le debo algo. ¿Crees que soy un idiota? Supongo que Yixing y ella también se acostaron juntos.
Luhan se encogió de hombros y se acercó al alto, posando una mano sobre su hombro.
- No la conocí lo suficiente como para saber lo que acostumbraba a hacer -suspiró-. Acabemos con esto y volvamos, Yixing nos está esperando.
- No es algo tan sencillo, pero también es cierto que no tengo por qué darme prisa -Yifan observó el puzzle nuevamente y se revolvió el pelo-. No me encuentro muy bien, ¿sabes? -agarró la mano de Luhan y la bajó de su hombro-. No eres tan mal tipo como creía.
Se separó de él y caminó de vuelta a la entrada sin preocuparse de la cuenta atrás, debía pensar las cosas con calma y no hacerlo a lo loco, si actuaba de esa manera, no conseguiría más que perder el tiempo.
Luhan le siguió, caminaron un buen rato sin decir nada, pero a pesar de eso, el ambiente no se notaba nada tenso, y eso a Luhan le sorprendía. Elevó la vista y miró de reojo a Yifan, en el fondo tampoco era un tío tan gilipollas, pensó para sí mismo.
Pero en ese momento, Yifan se paró en seco y dirigió una mirada llena de asombro a Luhan.
- ¿Qué pasa? -le preguntó este.
- La cuerda está floja -contestó Yifan; y ambos cruzaron corriendo el camino que quedaba hasta la entrada.
Cuando llegaron, encontraron la cuerda tirada en el suelo y no había nadie más ahí.
- ¿Yixing? -preguntó Luhan, con el miedo subiendo por su garganta-. ¡¿Dónde estás?!
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