Feliz Navidad, Mr. Kinney (6ª parte)
Deb sonrió al ver entrar a Howarth en el Diner. El hombre siempre venía a comer para estar con ella durante el día y que sus largas jornadas de trabajo no supusieran un distanciamiento. Deb se dirigió a su mesa habitual con los platos de ambos, mientras gritaba a Kiki que se tomaba un descanso para comer.
Apenas se sentó, Howarth le preguntó de sopetón qué le pasaba. Deb suspiró con gesto fingidamente molesto
-¿Por qué preguntas eso? -dijo intentando ganar tiempo.
-¿Por qué te conozco? -ironizó él
Y ambos rieron.
Deb dejó a un lado las bromas y decidió explicarse sin rodeos.
-Mel ha dicho que no traerá a JR a casa, esta Navidad, si Brian también está invitado -soltó.
Howarth se quedó un instante con el tenedor en alto y su rostro se ensombreció.
-Era de esperar que intentara una revancha. Ya tardaba demasiado. Desde que la conozco nunca la he visto aceptar una derrota con gracia.
-Tal vez Brian se pasó cuando los pollos -la voz de Deb sonó dubitativa.
-Todos nos pasamos ese día -aseguró Howarth reanudando su comida- Tú misma, sin ir más lejos… Jajajaja te aseguro que cuando tengo un mal día, solo con recordar tu pinta de gallina maltratada, me regresa el buen humor.
-¡Serás capullo! -Deb se fingió enfadada mientras le golpeaba amistosamente el brazo- No fue mi idea más brillante ¿verdad?
-¡Qué dices! -rebatió Howarth sonriente- ¡Fue genial! Solo lamento no haberte sacado una foto ese día y tener que conformarme con la de tu ficha delictiva jajajaja
-Sí, vale, muy divertido, pero mira a lo que nos ha llevado -se quejó Deb.
-Y Brian ¿qué dice? -se interesó Howarth, poniéndose serio.
-Como siempre, que no viene y listos. El muy idiota intentó hacerme creer que no vendría porque no le apetecía o no sé qué. ¡Qué desastre! -Deb meneo la cabeza con pena- ¡Naturalmente le dije que o venía o lo traería a la cena cogido de una oreja!
-¡Naturalmente! -asintió Howarth, para preguntar después de una pausa- Y ahora ¿qué?
Deb lo consideró un momento antes de responder, derrotada.
-No sé. Mel es tan inflexible… Le cuesta tanto admitir que está equivocada que… No lo aceptará hasta que le explote en la cara. ¿Te acuerdas la primera Navidad que vino con JR después de su derrota ante Brian y Lindsay en los tribunales? ¡Casi dos años tardó en aceptarlo! ¿Qué tendría JR? ¿Cinco años? Y tenerlos a todos ellos juntos en la misma casa... ¡Creí que la tensión haría que el techo saliera volando por los aires!
-¡Sí! Saltaban chispas cada vez que coincidía con Brian en una habitación -aseguró Howarth- como cuando… Y ambos cruzaron una sonrisa al darse cuenta de que estaban recordando la misma anécdota.
“Gus jugaba con la Nintendo que le había regalado su padre por las buenas notas obtenidas en los exámenes de grado, cuando JR decidió que la quería.
-¡Damela, quiero jugar yo! -exigió la niña.
-Espera que acabe la partida. Ahora estoy jugando yo -respondió Gus apartando la mano de su hermana, que ya se había dirigido a la consola.
-¡Pero quiero jugar!
-¡Pues te aguantas!
-¡Que me la des!
-¡Déjame en paz!
-¡MAMAAAAAA! ¡GUS NO ME DEJA JUGAAAAAAR!
El grito, un 100 en la escala de decibelios, atrajo a los adultos a la habitación y Mel tomó la iniciativa preguntando a Gus.
-¿Por qué no dejas jugar a tu hermana?
-Porque estoy jugando yo.
-No hay que ser tan egoísta.
-El juego es mío -se defendió Gus.
-Pero ella es tu hermana y es más pequeña. Debes compartir tus cosas con ella.
-¿Por qué?
-Porque es lo que debes hacer.
Gus puso mala cara y respondió, rebelde.
-¡No!
-¡Dáselo! -ordenó Mel, perdiendo la paciencia ya que no tenía el cuerpo para recibir más revolcones por parte de un Kinney.
-¡No quiero! ¡El juego es mío! ¡Estoy jugando yo!
Mel se sintió retada e hizo ademán de ir a quitarle la consola a Gus, cuando la voz de Brian sonó calmadamente.
-El juego es suyo, -aseveró firmemente- puede compartirlo, puede regalarlo o puede negarse a dejárselo a quien quiera.
Mel lo enfrentó, rabiosa
-¡Tú! -gruñó escupiendo prácticamente la palabra- No me extraña que tengas esa opinión pero Linds -dijo implicando a su ex en la conversación- ¿Es eso lo que quieres que aprenda tu hijo? ¿A ser un egoísta como él?
Brian sonrió morosamente mientras adelantaba la barbilla, avanzándose a la respuesta de Lindsay.
-¿Egoísta? -preguntó con retintín- Una abogada como tú debería entender mejor el concepto de propiedad privada.
-¡JR es pequeña! -respondió Mel.
-¡Claro! Y Gus ya tiene pelos en los…
-¡Por favor! -alzó la voz Lindsay- ¡Basta los dos!
-¡No soy egoísta! -intervino Gus para luego mirar a su padre, dubitativo- ¿verdad?
-No, Gus, no lo eres -aseguró Brian- es solo que JR tiene muchos “derechos”.
-¿Qué no lo es? -rebatió Mel- Le viene en los genes. Fíjate -dijo, dirigiéndose a Lindsay mientras señalaba al niño- Ni siquiera él está seguro de no ser egoísta.
-¡Él puede que no, pero yo sí! -Brian defendió a su hijo con firmeza- y si hablamos de egoísmo, JR se lleva la palma con sus exigencias.
-¡JR no sabe lo que es ser egoísta! -aseguró Mel, que no aceptaba ninguna crítica sobre la niña de sus ojos.
-¡Sí lo sé! ¡Sí lo sé! -gritó JR saltando para llamar la atención de todos.
Mel intentó callarla pero JR no estaba dispuesta a pasar por ignorante. ¡Ella sabía lo que sabía y lo iba a demostrar! Además, le encantaba ser el centro de atención.
-Egoista es alguien que piensa solo en sí mismo… -declamó con voz firme, como si estuviera leyendo el significado en un diccionario- y Mel empezó a sonreír con suficiencia.
-…en lugar de pensar en mí. -concluyó la niña su exposición, haciendo que la sonrisa de satisfacción de Mel por la erudición de su hija, se quedara helada ante el final de la frase.
Entonces Brian inclinó la cabeza burlonamente, como un abogado ante un juez y dijo.
-Y eso es todo, señoría.
Deb decidió finalizar el enfrentamiento cogiendo a JR de la mano y sacándola de la habitación, gentilmente.
-Ven cariño, voy a explicarte bien algunos conceptos. Y los demás, a la sala, a tomar caf… mejor al jardín, a enfriar los ánimos pisando la nieve.
-¿Qué es un concepto? -se interesó la niña mientras seguía a su abuela.”
Howarth y Deb cloquearon divertidos ante el recuerdo compartido.
-¡JR es tan inteligente! ¡Y curiosa! -aseguró Deb con orgullo- Sabía que en cuanto le dijera que iba a aprender algo nuevo se olvidaría de la consola.
-Sí, es cierto. Y ha sido una suerte que su madre aprendiera a controlarse y no la convirtiera en una “Karen”, ni echara veneno en su relación con Gus. Esos dos se quieren como verdaderos hermanos. ¡Ojalá mis nietos… En fin…- Howarth sonrió tristemente, encogiéndose de hombros, antes de atacar de nuevo su plato.
-La verdad es que pasar una Navidad sin JR en casa se me haría muy triste. Y Gus estaría devastado. Nada será igual. JR ha sido, muchas veces, el alma de la fiesta, de una manera o de otra -aseguró Deb-. Tiene esa forma tan personal de sacar conclusiones. ¡A saber cómo llego a su definición de egoísta!
-Eso es fácil. Seguramente su madre se dedicó a tildar de egoístas a todos los niños que le negaban alguna cosa y como ella siempre salía ganando…
-Sí, es verdad, coge una idea de aquí, otra de allá y deduce ¡Maravillas! -rió Deb.
-¡Ya lo creo que deduce maravillas! -asintió Howarth- De verdad que desde que formo parte de tu familia mis Navidades han pasado a ser memorables. Antes eran un puro trámite, con mi hija.
-Tu hija -suspiró Deb, para luego animarse con una sonrisa maliciosa- ¿Te acuerdas cuando vino por Navidad?
-¡Como para olvidarlo! -se quejó Howarth, cabeceando tristemente.
-¡JR estuvo muy bien esa vez! -aseguró Deb, orgullosa.
"Susan, la hija de Howarth, contemplaba con suficiencia (y cierto desprecio) la recargada y ecléctica decoración de la casa de Deb, donde ésta vivía con su padre. Su actitud desdeñosa venía solo causada por la decoración -se dijo, convencida- y no por el hecho de que su padre viviera en pecado con esa mujer, sin estar casados ¡On, no! Ella era mucho más liberal que todo eso.
Pero ¿de verdad? ¿De verdad su padre no había encontrado nadie mejor para compartir su vida? -se preguntó mientras sus ojos volvían una y otra vez, como si tuvieran voluntad propia, a la peluca pelirroja y rizada de Deb, adornada con un lazo plateado y una estrella de purpurina en honor de la ocasión.
Lo estaba intentando, de verdad que estaba intentando con todas sus fuerzas no mostrar sus verdaderos sentimientos hacia esa familia. Ella era demócrata, se recordó, y por tanto tolerante, muy tolerante, completamente tolerante con esa “forma de vivir”. Al fin y al cabo, Michael y Ben eran una pareja estable y tenían un hijo adoptivo bastante… “normal”. Solo el hecho de que Ben y Hunter fueran enfermos de sida estropeaba un tanto el asunto, pero ella era muy tolerante y comprometida con los derechos de… toda esa gente, a pesar de su evidente falta de religiosidad, cosa extraña siendo católicos. Y había habido grandes avances científicos sobre la forma de enfrentar la enfermedad así que…
Pero la hija de Michael, esa pobre niña, con su madre judía empeñada en llamar Janucá a la Navidad. Y lo de la comida Kosher. Vale, de acuerdo, Obama también ha celebrado la Janucá este año ¡Pero esa mujer nos lo está restregando por la cara continuamente! Suerte que hoy no es el mismo día de Navidad, y que la familia decidió que si la madre de JR quería comida Kosher, que se apuntara a la cena organizada por la sinagoga. Sabe Dios lo que nos hubieran dado de comer. ¡Y esa pobre niña educada en una religión arcaica en vez de recibir la iluminación de la verdadera fe! ¡Y su abuela lo consiente! ¡Qué pena! Aunque, claro, qué se puede esperar si su abuela es católica y sus padres…
Pero ella, Susan, era una mujer moderna y tolerante, se aseguró a sí misma, una vez más. ¿Acaso no estaba allí, con todos ellos?
-¡Holaaaa!, saludó Emmet entrando en la sala directamente, sorprendiendo a Susan que no había oído el timbre de la puerta.
-¡Emmet! ¡Cariño! -gritó Deb alegremente, saliendo de la cocina para estamparle un beso en la cara y un abrazo- Creí que con todo el lío de las obras no vendrías tan pronto.
-¿Cómo iba a dejarte sola con todo el trabajo? ¡Ni muerto! -protestó Emmet.
Luego se volvió, cortésmente, hacia Susan que había abandonado su obsesión por el lazo de Deb y ahora intentaba seguir con los ojos los rápidos movimientos de la mano derecha de Emmet.
-Tú debes ser Susan, la hija de Howarth -aseguró haciendo mua mua en el aire a cada lado de la cara de Susan, que se había quedado congelada ante tanta efusividad- ¡Yo soy Emmet!
-En can ta da! -susurro la mujer extendiendo renuente la mano, tan lentamente que Emmet ya se había girado cansado de esperar y empezado a dar vueltas por la sala, contemplando la decoración navideña que lo inundaba todo, absolutamente todo.
-Sabía que ibais a poner toda la decoración que guardas en el desván ¡Lo supe en cuanto vi los renos en el tejado! -rio- ¡Huy, que niños tan guapos ¿son tus hijos? -preguntó.
“Oh, Dios mío -se aterró Susan- mis hijos le parecen guapos”
-Síiiii -respondió avanzando protectoramente hacia ellos, mientras Emmet continuaba hablando sin darse cuenta de nada.
-¿Qué pensáis, chicos, no os parece demasiada decoración? -preguntó empezando a reorganizar el espumillón.
-Psé -respondió Martin, el mayor, con desgana-
-¿Cuándo abrimos los regalos? -preguntó Joshua, el menor.
-Bueno, -comentó Emmet- iba a sugerir que me ayudarais a recolocar los adornos, pero ya veo que no tenéis muchas ganas.
-¡Deja la decoración y mueve tu culo a la cocina! -gritó Deb.
-¿Necesitas ayuda? -preguntó Susan mientras rezaba “que diga que no, que diga que no”.
-¡No, mujer! Tú eres una invitada. ¡Relájate! -respondió Deb- Solo faltaba que el primer día que vienes a casa te pusiera a trabajar. Emmet y yo nos las arreglaremos, ya estamos acostumbrados ¿verdad? ¡Anda! deja de revolotear y pon la mesa.
-Sí, señora, ahora mismo -aceptó Emmet empezando a sacar la vajilla.
-Parece que lo tiene todo dominado -murmuró Susan para sí viendo la seguridad con que Emmet abría armarios y sacaba cosas- Sabe dónde está todo.
-¡Bueno! -Emmet la oyó y creyó que hablaba con él, así que respondió- Es normal, aún vivo aquí. Aún, porque en cuanto acaben las obras de mi nuevo piso, me mudaré.
-¡Ah! Creí que Michael era hijo único -se sorprendió Susan, intentando encontrar algún parecido familiar entre Deb y Emmet.
-¡Ja, ja, ja, ja…! -Emmet se partía de la risa- ¡Lo es, lo es! Yo soy algo así como un adoptado. ¡Huy! Eso me convierte en hermano de Brian ¡verás cuando se lo diga! Jajajaja
Sonó el timbre de la puerta y Emmet se lanzó a abrir.
-¡Mira, hablando del rey de Roma! -saludó.
-Así que hablabas de mí -sonrió Brian entrando seguido de Justin, ambos cargando regalos que pusieron al pie del árbol.
-¡Hola! -saludó Justin tendiendo la mano a la mujer que, al ver llegar más y más gente, sentía alejarse el concepto de cena “familiar” con que su padre había hecho la invitación- eres Susan, la hija de Howarth ¿verdad? Yo soy Justin y él es Brian.
-¡Ah! El hermano de Emmet -saludó Susan mientras Deb salía de la cocina a ver quién llegaba.
El silencio que se hizo fue del tipo “ha pasado un ángel” y a continuación las carcajadas lo inundaron todo, en tanto Brian intentaba recordar la tabla de multiplicar del 13 para no contestar mal a Susan y estropear la cena antes de que hubiera empezado.
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Tan alegre principio no podía sino llevar a un buen final y para el momento de sentarse a la mesa ya habían tenido que sortear varios dramas haciendo que la tensión empezara a ser palpable y, curiosamente, esta vez no era culpa de Mel.
-Bueno, Martin -Howarth se dirigió a su nieto pensando que una conversación con los niños seria terreno firme y distendería el ambiente- ¿cómo te va en el colegio?
-¡Ha suspendido! -informó Joshua alegremente, recibiendo una patada por debajo de la mesa, tan mal dirigida que fue Justin quien se la llevó. Ayudó al fallo que estuvieran todos apretados, hombro con hombro en la mesa, pues la casa de Deb, que ya era justa cuando se reunían los catorce, con diecisiete personas resultaba agobiante.
-Tal vez deberíamos haber puesto una mesa aparte para los niños -comentó Susan por decimocuarta vez y por decimocuarta vez Deb respondió que la Navidad es para tener junta a la familia y que las generaciones ya están bastante separadas durante el resto del año ¿verdad?
Justin que acababa de recibir una patada empezaba a cuestionarse esa aseveración que, hasta poco antes, le parecía indiscutible, pero sonrió asintiendo valerosamente, consciente de que la paciencia de Deb se estaba agotando, en tanto Brian murmuraba algo sobre que su idea de estar apretado contra otra gente incluía quitarse la ropa como primera medida.
-Y a ti ¿cómo te va? -se interesó Ben en JR, sabiendo que la niña era un cerebrito y seguro que le iba bien, a ver si podían tener un descanso de las quejas pasivo-agresivas de Susan.
-¡Muy bien! -informó JR que, a pesar de que había mejorado mucho en su actitud desde los cinco años, seguía teniendo cierto afán de protagonismo mal disimulado. -He ganado el premio de ciencias del colegio y mamá no me ayudó en el proyecto ¿verdad, mamá?
-Es cierto -afirmó Mel, orgullosa- todo lo hizo ella, desde decidir lo que iba a hacer hasta la ejecución y la presentación. Recibió muchas felicitaciones.
-¡Me alegro mucho, cariño! -dijo Deb- Siempre te ha gustado estudiar y eso se nota.
-¡Sí! -JR ya había cogido carrerilla- Ahora estoy estudiando con el rabino Elijah Bialik para preparar mi Bat Mitzvah.
-Creí que solo lo celebraban los niños el Bat Mitzvah -intervino Susan- al menos eso es lo que se ve en las películas.
-Los niños celebrar el Bar Mitzvah -corrigió JR- Bar significa hijo, Bat significa hija, Mitz…
-Eres muy pequeña para estudiar eso -interrumpió Martin, despectivo.
-¡Claro que no! -respondió JR- tengo la edad correcta ¿verdad, mamá?
-Sí, es algo que se empieza a estudiar a tu edad -ratificó Mel-, JR acaba de empezar.
-¿Y qué has aprendido hasta ahora? -preguntó Justin.
-Hemos empezado por el principio, por el Bereshit, los cristianos lo llaman Génesis. Ya voy por la expulsión del Edén.
-¡Qué bien! -Susan se interesó- así que ya sabes las consecuencias del pecado de Adán y Eva.
-¡Pues claro! -JR cogió aire- las consecuencias fueron que los seres humanos dejaron de reproducirse por esquejes y a partir de entonces lo hicieron por semilla. La palabra semen deriva de semilla ¿sabéis?
-¡Ha dicho semen ju, ju, ju! -rió Joshua señalando a JR mientras los adultos intentaban asumir lo que JR acababa de decir.
-¡Joder! -exclamó Brian, reaccionando el primero- hubiera pagado por ver la cara de mi madre al oír las consecuencias del pecado, según ese rabino jajajaja.
-¡Ha dicho joder ju, ju, ju! -volvió a reír Joshua, tontamente, señalando esta vez a Brian que se retorcía de risa en su silla.
-¡El rabino Elijah no puede haber dicho eso! -se escandalizó Mel.
-¡Eso es mentira! ¡Es absurdo! -acusó Susan gritando, completamente ofendida.
-¡Mi hermana no dice mentiras! -defendió Gus, lealmente.
-¡Reproducción por esquejes! -Brian seguía riendo, coreado por Emmet y contagiando al resto de la parte queer de la mesa, a excepción de Mel.
Finalmente Ben intervino al ver la cara de vinagre de Susan que parecía al borde de un ataque.
-JR, no creo que el rabino lo dijera así ¿verdad?
-Noooo -admitió JR- el rabino Elijah dijo que debíamos pensar por nuestra cuenta en las consecuencias del pecado y explicarlas en la próxima clase. Y yo lo pensé y…
-¡Esas cosas no se dicen! -gritó Susan haciendo callar a la niña.
-¿El qué? -preguntó Michael, enfadado al ver que estaban gritando a su hija- ¿Esqueje o semen?
-Ju, ju, ju… ha di…
-¡Sí! ¡Ha dicho semen! -Hunter se dirigió a Joshua, molesto- ¿Qué pasa? ¿No sabes lo que es?
-¡Hunter! -Ben hizo un amago de hacer callar a su hijo, solo un momento, pero ¡qué demonios!, Howarth era un encanto pero su hija y nietos eran insoportables y todo tiene un límite. Ya tuvo que consolar a Gus y JR cuando aquellos dos mocosos maleducados abrieron todos los regalos, incluidos los que no eran para ellos y empezaron a jugar por su cuenta, ignorándolos, incluso acaparando los regalos usurpados. Desde que los vio supo que algo así pasaría. Él era profesor y reconocía la mala crianza desde lejos. Además, la respuesta de Susan, encogiéndose de hombros y diciendo “son cosas de niños”, le pareció repugnante.
-Y ¿Cómo se te ocurrió lo de los esquejes? -Brian se había recuperado y mostraba un genuino interés en la forma en que JR había llegado a sus conclusiones.
-¡Pues está claro! -explicó JR, animada por verse escuchada por un adulto- ¡Fíjate! Adán está solo, Dios le quita una costilla y de ahí sale Eva, pero después del pecado Dios condena a Eva a parir, o sea que cambia el sistema de reproducción y como todos los hijos los tienen después de ser expulsados...
-¿Parir? ¿Sistema de reproducción? -Susan se desesperaba- ¡Tiene ocho años por el amor de Dios! ¿De qué está hablando?
-Y como en la escuela explicaron que semen viene de semilla, pues….-continuó JR impertérrita.
-La escuela de JR está en un programa que enseña educación sexual a partir de los seis -informó Mel intentando cambiar de tema.
-Ha dicho sex…. -la voz de Joshua se extinguió ante la mirada asesina de Hunter.
-Esto es un aberración -murmuró Susan, dirigiéndose a Howarth-, yo… no puedo… de verdad…. Lo he intentado, papá, pero no puedo. “
-No ha vuelto desde entonces, incluso para nuestra boda sólo se quedó a la ceremonia en el ayuntamiento -cabeceó Howarth que, aunque reconocía que la situación había sido, objetivamente graciosa, lamentaba las consecuencias. Después de todo, Susan era su hija.
-Fue una noche toledana, eso desde luego -recordó Deb con rencor, incapaz de perdonar a los nietos de Howarth y a su madre.
La cosa había acabado de mala manera con ellos. Susan decidió irse antes de terminar la cena, Joshua y Martin habían recogido los regalos, TODOS los regalos, incluidos los juegos electrónicos de JR, Gus, e incluso el de Hunter y Gus había intentado evitarlo iniciándose una pelea entre los cuatro niños que acabó con Gus con un ojo hinchado y JR berreando a pleno pulmón mientras Susan y sus hijos abandonaban la casa. Luego Brian había calmado los ánimos recordando a los niños que habría más regalos (los encargó por teléfono a Cinthya en cuanto los nietos de Howarth abrieron los paquetes del árbol). Finalmente llegó Cinthya con los nuevos regalos y ella se disculpó profusamente por las molestias que le habían causado en un día festivo, invitándola a quedarse a compartir los postres, con lo que salieron ganando con la compañía. La velada acabó con Howarth apenado, Mel intentando convencer a JR de que no expusiera al rabino su teoría de los esquejes y Brian proponiendo a Gus inscribirse en algún curso de artes marciales ante la protesta de Linds que era contraria a cualquier tipo de violencia.
-Lo siento mucho, Howarth, pero es que Susan y yo somos incompatibles -se disculpó.
-No es culpa tuya. Ella tiene problemas de identidad muy serios. Lo siento por mis nietos. Los ha echado a perder y no hay manera de recuperarlos y convencerlos de que vuelvan.
-Sí, supongo que no ayudó la visita de hace un par de años ¿verdad? -Deb intentó sonar apenada, pero el recuerdo la hizo sonreír al final.
“Habían asegurado a Susan que solo estarían en casa JR y sus hijos. JR había venido a pasar una semana con su abuela. Ningún otro miembro de la familia. A Deb le había costado, pero todos estuvieron de acuerdo en echar una mano para ayudar a Howarth, no apareciendo por allí mientras estuvieran los chicos y las cosas habían funcionado más o menos bien… dos días, hasta que Joshua se quejó a su abuelo de que JR tiraba los paños higiénicos a la papelera del único baño de la casa. Cuando Howarth se lo dijo a Deb y JR, lo miraron como si tuviera tres cabezas.
-Pero la papelera tiene tapa y siempre lo cubro con papel -aseguró JR.
-Joshua dice que como sabe que están ahí…
-¡Vale! ¡Me ocuparé! -aseguró la niña levantándose de la silla y dirigiéndose a su cuarto.
Esa noche, mientras la familia estaba reunida en la sala, JR apareció con su portátil, lo conectó a la televisión grande y puso en marcha un Power Point ante su sorprendida audiencia. El título: EL PERIODO FEMENINO EXPLICADO PARA GILIPOLLAS uno punto uno. Martin hizo amago de irse a levantar, pero Deb rugió un ¡SIÉNTATE! que lo dejó clavado en el sitio, obligándole a ver la presentación hasta el final. El resto de la semana los chicos enrojecían cada vez que se cruzaban con JR y, desde luego, no volvieron a quejarse”
-Necesito a JR esta Navidad. Mel la ha mantenido apartada de nosotros demasiado tiempo -Deb sintió, de repente una pena muy honda en el pecho.
-Bueno, siempre puedes decirle a Brian…
-¡No! No voy a permitir que ceda a un chantaje como ese. Y menos este año ¿No comprendes? He organizado toda esta fiesta para agradecerle que comprara el Diner. Sé que lo hizo para evitarme una depresión. ¿Cómo voy a dejar que se retire? No voy a seguir aprovechándome de él.
-Tú no te aprovechas, Deb ¿cómo puedes decir eso? -rebatió Howarth- Si ha comprado el Diner es porque te quiere, no para que se lo agradezcas.
-¿Crees que no lo sé? El hace las cosas porque es así, nunca las hace para que se le agradezcan -dijo Deb.
-¡Cualquiera diría que es un santo! -rió Howarth.
-No, por Dios, no es ningún santo, pero cuando quiere a alguien lo hace sin reseras, con todo su corazón, completamente. Michael, Lindsay, Justin, Gus… JR, Dios, adora a esa niña. Creo que se enamoró de ella el día de los esquejes jajajaja
-¿Cómo te enteraste que había comprado el Dinner? -se interesó Howarth. Él mismo no se había enterado hasta que Deb se lo dijo.
-Vi su preocupación por mí cuando os hablaba de la venta del Dinner. Luego vi que ya no estaba preocupado cuando se vendió finalmente. Primero pensé que era porque me habían confirmado en el puesto, pero estaba demasiado tranquilo, afirmando que yo era imprescindible... ¡Humm! Y lo vi claro. Cacé a Ted y le obligué a confesar, jurándole que nunca le diría a Brian cómo me había enterado, pero ya lo sabía. Lo sabía en mi corazón. Después de tantos años, he llegado a conocerle muy bien.