A
l final, mis propios demonios
y debilidades, mis heridas y cicatrices, me han llevado a hacer o pretender cosas que creía impropias de mí. Mi inconsciente derivaba hacia un pasado que perdí y que pretendía reconstruir a golpe de espada. El peligro de perderme como individuo, de matar mi vida, mis expectativas, de acabar con mi salud mental y otros atentados que he cometido contra mi salud física, reconcilian distintos planos de mi existencia en una sincronización que hasta parece poética. Aunque me aferro desesperadamente a la oscuridad que me rodea, intentando no volar hacia la luz, me pregunto si, en realidad, aún puedo reconocer los colores. No sé si tu luz es para mí, pero no puedo apartar mis ojos.