Let your body down next to mine
Fandom: Supernatural
Pareja: Dean/Cas
Rating: PG-13 (por el vocabulario más que nada y por si acaso xD)
Word count: 515
Disclaimer: Ahora que están de vacaciones quizá quieran trabajar para mi.... xD
Spoilers: Nada serio, ubicado en algún punto de la 5 temp.
Notas: Hace una semana que tengo esta canción en la cabeza, la adoro *_* y bueno, nada más oír el "We're caught up in the crossfire of heaven and hell...." pensé en Dean y Cas y tuve que escribir algo... :3
Te incorporas sobre el brazo izquierdo y allí está, frente a la ventana. Tan solo es una silueta negra dentro de la oscuridad de la habitación, recortada a contraluz gracias al fulgor que se cuela de las farolas. No hay luna. La calle está calmada, casi no se oyen los coches pasar. Va desnudo de cintura para arriba y no lleva cinturón sujetándole los pantalones, por lo que estos caen holgados de sus caderas y dejan intuir que no lleva calzoncillos. Sonríes suavemente y es entonces que se gira. El flequillo le cae por la frente, debe de haberse duchado hace poco, y le roza las cejas. Bajo ellas se hayan los ojos más azules que hayas visto nunca y que jamás dejarán de asombrarte por su intensidad. Han pasado dos años y aun te sorprende todo lo que él representa. Ángeles; aunque no sean como los que tu madre se imaginaba, amistad; que nuca habías tenido, ni tan siquiera con Sam, esperanza; que día a día va agotándose, cariño; porqué te niegas a decir amor ni bajo tortura, pero es eso lo que sientes por él y lo que él te hace sentir cuando estás entre sus brazos, y jamás creíste que pudieras encontrar a alguien así y lo has hecho, jamás creíste merecer algo como esto pero quizá estés cambiando de idea.
Sabes que está mal pero a veces agradeces a los putos ángeles y a los cabrones de los demonios que causaran este desastre. Si no fuera por el Apocalipsis, por encontrarte en medio del fuego cruzado entre esos mamones hambrientos de poder, no le habrías conocido.
Estiras el brazo derecho hacia él, pidiéndole que vuelva a la cama contigo. Se gira, cierra las cortinas y se acerca hacia ti mientras se quita los pantalones. No, nada de calzoncillos. Le pasas los brazos por la cintura y cuelas una de tus piernas por entre las suyas, el calor de su espalda contra tu pecho es tan acogedor como la primera vez. Plantas un par de besos en su espalda y respiras hondo un par de veces, él se gira y os quedáis mirando a los ojos, verde contra azul.
Mañana va a ser un día duro. Si fuera una película grandes nubarrones grises lo cubrirían todo, pues va a diluviar dolor, granizo, acero y gotas saladas vertidas de los ojos de aquellos que pierdan a alguien querido. Quieres decirle al hijo de puta de Lucifer que se vaya por donde ha venido; que si se aburre se tricote unas bragas, pero que deje en paz a tu hermano. Pero aunque es verdad aquello que se dice de que las palabras encierran un gran poder, pues con dos simples “sí” todo esto hubiera acabado pronto, sabes que la batalla es inminente. Y no tenéis todas las de ganar. Sólo esperas que cuando todo esto acabe, tú y Cas sigáis vivos, juntos. Y poder superar el pánico que te provoca pensar que algún día tus sueños y anhelos puedan atravesar la barrera que el miedo ha construido entorno a tu corazón y hacerse realidad.