Fandom: Original(Déjame Ir)
Claim: Joanna/Joaquín
Notas: Responde al promt Si solo de la tabla angst de la comunidad
mision_insanaPalabras: 2,450
¿Has jugado alguna vez adivina quien soy?, Ese juego de infantes donde cada uno caracteriza un personaje y gana el que adivina más personajes. ¿Te has quedado jugándolo durante horas? ¿Y te das cuanta que no puedes dejar de ser el personaje que elegiste para volver a ser tu? ¿Has intentado ser otra persona incluso en tu propia vida? ¿Has intentado ser mas de 10 personas en tu propia vida? ¿Dónde quedas?.
Joanna es vanidosa, siempre lo ha sido, pero no se trata de la vanidad superflua que aqueja a miles de personas en el mundo, no se trata solo de lucir una apariencia perfecta ante el mundo, lo suyo a llegado ya a niveles de obsesión. Empezó en su primera infancia, esta segura. Aun que no puede asegurarlo porque sus recuerdos no son tan precisos como le gustaría. Descubrió desde pequeña que le gustaba tener la aprobación de la gente, le gustaban los elogios. Le encantaba que la pusieran por sobre otros niños.
Le encantaba que su mamá acariciara su cabeza y la felicitara por ser capaz de terminar su tarea sin ayuda, que su padre la felicitara por la pulcritud de su habitación. Que su maestra la felicitara por la tarea, por sus notas. Mas pronto de lo que conviene a cualquier infante Joanna aprendió que una sonrisa y unos modales correctos pueden conseguir lo que quisiera. Desde las galletas de chocolate de su abuela hasta un permiso especial de su profesora. Lo que otros niños conseguían con rabietas y llanto, ella lo conseguía con buenos modales y una aparente obediencia. Sus padres jamás han tenido una sola queja de ella y con forme fue creciendo fue depurando su manera de actuar ante los demás, siendo siempre la alumna modelo, la hija amable, la compañera dispuesta a tender una mano. ¿Cómo es que nadie la ha descubierto en todo ese tiempo? Posiblemente sea a que Joanna es sumamente inteligente, ha generado una imagen de perfección para sí misma, pero no ha actuado con vanidad, ni ha descuidado un solo detalle de su actuación. Ha generado una imagen de perfección pero no es ella quien lo dice en voz alta como suele pasar con las personas llenas de vanidad, ni habla de sí misma con orgullo, porque la motivación de Joanna es el reconocimiento publico. Que otras personas sepan que es perfecta y que lo digan, que la alaben y nutran la vanidad que hay en ella.
Entonces en la soledad de su oficina puede sonreír ampliamente, burlarse de la estupidez del mundo y después volver a su actuación, nadie sabe por supuesto el régimen de ejercicios y las dietas rigurosas que ha llevado para no perder su esbelta figura, ni de las noches en vela aprendiendo cosas nuevas y diferentes. Porque a diferencia de los “genios” ella sabe socializar, fluye entre la gente, se nutre de ellos, sonríe ampliamente, se sonroja ante los halagos como si no los deseara, da mantenimiento a su fachada de mujer perfecta y se felicita por lograr lo que quiere, todo lo que se propone con una sonrisa, unas pocas lágrimas, con las palabras escogidas, porque cuando logras que la gente a tu alrededor te reconozca y te adore, puedes lograr de esas personas lo que quieras.
Joanna se despierta a las 5 de la mañana, nunca puede dormir más. Pero no se queja, se estira en la cama con la certeza absoluta de que el lado izquierdo ya se encuentra vació, Joaquín se levanta mucho antes que ella. Ella agudiza el oído en una mueca de molestia que nadie nunca ha visto, lo escucha moverse en la planta inferior, al parecer preparando su desayunó. Arruga la nariz al recordar lo que para su marido supone un desayuno. Se levanta de la cama y camina rápidamente al cuarto de baño, necesita descargar la vejiga. Una vez que ha terminado y se lava las manos se observa en el espejo. Detesta la imagen imperfecta que tiene en ese momento.
El cabello revuelto y el rostro sin maquillaje, detesta verse sin maquillaje, se siente indefensa y vulnerable, tuerce la boca al pensar que Joaquín la ha visto como la chiquilla que a veces se siente y lo maldice en silencio. Muta la mueca por una mas fiera, una mueca que nadie mas que el espejo vera jamás, una mueca de odio. Porque odia a Joaquín con todas sus fuerzas. Si sólo ella no lo hubiera deseado en cuanto lo observó, si no se hubiera dejado llevar por el anhelo, si hubiera mantenido a raya sus impulsos como siempre había hecho, no estaría en aquella situación tan lamentable.
Ella la maestra del engaño y de la estafa, se había visto engañada y estafada, de la manera más tonta, cierra los ojos porque de recordarlo le dan ganas de llorar y ella no llora. Es un símbolo de debilidad que jamás se ha permitido demostrar, como no sea parte de sus múltiples actuaciones. Se lava la cara con abundante agua, agua fría para despejar su mente, mientras aprieta los párpados para no olvidar que los sentimientos están vetados para ella.
Cuando regresa a la habitación observa el lecho durante un segundo, antes de jalar con fuerza las sabanas y tirarlas al suelo antes de dedicarse por unos segundos a tender la cama, dejar todo en su sitio, tal y como es de esperar de una esposa como es ella. Una vez que la recamara ofrece una buena vista, que todo esta perfecto entonces se quita el liguero camisón y se viste con su ropa deportiva, el ejercicio es parte de su rutina. Lo detesta, detesta ejercitarse, llevar sus músculos a su limite, quedar llena de sudor y perder su fachada, pero es necesario, el cuerpo que tiene es parte de su todo y no puede darse el lujo de descuidarlo.
Corre por una hora por caminos pocos transitados, no le importa la escasa luz matinal, ni el aire frió, lo que le importa es no tener publico, no poder demostrar ante la gente su resistencia, su velocidad, pero casi lo prefiere así, porque durante esa hora se dedica a pensar, a meditar y tramar la manera en que puede deshacerse de Joaquín, en que puede volver a ser libre, en que puede ser dueña de si misma de nuevo. Regresa a casa cansada pero satisfecha, cuando abre la puerta no se molesta por gritar o avisar de su presencia, simplemente va hacia la cocina observa en la barra de la misma su mitad de toronja al tiempo que escucha el agua en el piso de arriba correr, la ducha.
Hace una mueca, saca la balanza de la alacena y pesa el cereal, lleva una dieta rigurosa, la cantidad exacta de cereal, una taza exacta de leche descremada, la mitad de una toronja y un vaso con agua, esta terminando su desayuno cuando suena el móvil de Joaquín, ella por supuesto sabe quien es, pone los ojos en blanco al tiempo que desocupa la mesa y se dispone a fregar lo que utilizo, sin que su mente deje de pensar en la mujer con la que ahora su marido conversa. Es una fulana de lo mas corriente, por eso no se preocupa. No tiene miedo de que Joaquín la deje por ella, aun que en el fondo lo desea, si no fuera porque es perjudicial a su imagen ya habría dicho que su esposo la engaña con otra.
Termina con los trastes, y observa su cocina, en completa orden y sonríe, una media sonrisa que ha encandilado a muchos hombres, sube al piso superior y ahí está su esposo, sentado en la cama, con el cabello húmedo, y como indumentaria solamente el celular en la oreja izquierda. Joanna se maldice internamente cuando siente el cosquilleo del deseo en su vientre, y se desviste con furia para entrar a la ducha, esta segura de que Joaquín esta demasiado entretenido en su llamada como para prestarle atención. La ducha es su momento, el único momento del día en que se permite tener la mente en blanco, en que no piensa en nada y no planea nada.
Solo disfruta de la esponja por su cuerpo, de la espuma sobre su cuerpo, del agua relajando cada uno de sus músculos, lamentablemente la ducha dura poco y ella sale, con una toalla envuelta en su cabello y otra en su cuerpo, Joaquín esta exactamente donde lo ha dejado, Joanna no se preocupa por él, y comienza su rutina de todos los días. Elige un conjunto de encaje negro, porque esta acostumbrada a vestir bien por dentro y por fuera, y se observa en el espejo de cuerpo completo con una mueca de triunfo. Es hermosa, y disfruta observándose, tarda un poco mas en escoger el atuendo exterior, así que opta por un traje sencillo, una falda negra en tuvo mas debajo de sus rodillas, que sin duda acentúa uno de sus mejores atributos, una blusa blanca y sencilla y sin adornos, y un saco negro que acentúa su cintura. Se calza unas zapatillas negras de tacón de aguja, y observa su trabajo, se sonríe a sí misma frente al espejo y procede a peinar su cabello sentada frente a su tocador. Tarda un poco mas de lo previsto en maquillarse pero el resultado es mejor de lo que había esperado.
Busca a su marido por la estancia y lo encuentra recargado en la pared al parecer esperando que ella termine su ritual, está enfundado en un traje gris, de tres piezas.
-Termina de una buena ves - le dice él en cuanto nota la mirada miel de ella
Joanna se demora justamente porque él le ha pedido que se apresure, se pone los aretes, la gargantilla, el reloj con lentitud, para terminar por ponerse la alianza que se quita noche ha noche, observa el anillo un momento. Irónicamente en el momento en que lo recibía pensaba que esa era la parte que le faltaba a su vida para ser entonces si del todo perfecta, no sabia lo equivocada que estaba
-Joanna no tengo todo tú maldito tiempo-
-Ya estoy lista- dice ella
En su tono no hay nada, ni dulzura, ni molestia, es completamente indiferente y contrastante con el tono que ha utilizado Joaquín, ambos viajan en el coche de él porque es miércoles y es lo que hacen el miércoles, no se dirigen la palabra durante el viaje, Joanna no aparta la vista de la ventanilla en ningún momento, hasta que observa el edificio amarillo donde trabaja, entonces si mira una ultima vez en el espejo, ensaya sus sonrisas una tras otra.
Se gira a mirar a Joaquín, sus ojos llenos de felicidad, como si de verdad lo amara. La felicidad por supuesto es por otra causa, es por estar de nuevo en el escenario, por demostrar de lo que es capaz, de poder alimentarse nuevamente de los elogios, Joaquín se quita los lentes oscuros, acaricia un momento su mejilla derecha y se despide de ella con un beso.
-Que tengas buen día cariño- le dice
-Tú también amor- contesta ella, puntualmente y como cada día, desde que su matrimonio comenzó
Joanna baja del automóvil y respira eufórica para entrar al lugar, los “Buenos días señora Castillo ” la compaña en el trayecto a su oficina y durante toda la mañana mientras supervisa los avances, deleitándose por cada felicitación, por cada agradecimiento, pues jamás tiene suficiente, es hasta la hora de la comida la mujer que toda la casa editorial admira. Hasta que le avisan por teléfono que su esposo a llegado por ella. Siempre tarda un par de minutos desde el aviso en salir de la oficina, siempre con una sonrisa y una disculpa, Joaquín por supuesto acepta la disculpa la toma de la mano y le pregunta ¿donde le gustaría comer?, Ella lanza una risita, y contesta con voz soñadora que a donde él quiera estará bien.
Todos en el lugar los admiran y los envidian, pero ella detesta que también admiren a su marido, la gente tendría que mirarla solo a ella, y no ha alguien tan imperfecto como Joaquín, pero no dice nada de eso en voz alta, al contrario, la comida transcurre en calma, ambos hablan de cosas banales, y de vez en cuando se regalan sonrisas sin sentido, Joanna se encarga de tocarle el brazo, de morderse el labio inferior, de dar la pantalla del matrimonio feliz que nunca han sido.
Joaquín la regresa a su trabajo, se despide de ella como si durante las próximas 4 horas realmente fuera a extrañarla, Joanna sabe que debería estar feliz, pero no puede hacerlo, no le gusta que Joaquín le quite su protagonismo, no le gusta que sea tan buen mentiroso como ella, no le gusta que también sea admirado, no le gusta que sepa que hacer y que decir.
Ella trabaja duro, sin perder en ningún momento la pantalla que ha construido todos esos años, notando las miradas orgullosas de sus colegas, las miradas cargadas de lujuria de algunos compañeros de trabajo, ese es su mundo, es el ambiente donde quiere estar. Donde se siente realizada y conde consigue todo lo que quiere, porque todos se conforman con el exterior y nunca buscan mas halla. Por eso Joanna no tiene amigas, ni amigos, solo conocidos con los que se reúne de ves en cuando ha quienes les dice lo que quieren oír.
Joaquín pasa a recogerla a la hora de la salida, con un ramo de rosas en las manos, que ella acepta con grandes sonrisas y frases de agradecimiento, una vez dentro del auto, las flores quedan olvidadas en el asiento trasero pues sabe que no son para ella, de nueva cuanta van en silencio rumbo a la casa que comparten.
-Hay unos clientes que quieren conocerte- le dice Joaquín de pronto
Y Joanna hace una mueca de burla
-¿No basta solo con tu encanto?- pregunta de manera irónica, hace mucho que ha dejado de ser la Joanna perfecta con él, y se ha demostrado como la Joanna que realmente es y no le importa
- Es mas que suficiente, pero quieren firmar los contratos en casa de uno de ellos, quieren conocer a mi “encantadora” esposa-
-¿Es un negocio importante?- pregunta ella, porque otro de sus muchos defectos es precisamente la ambición
-No lo suficiente para librarme de ti- contesta él con la voz cargada de amargura
Joanna se permite una sonrisa torcida, al menos no es la única que esta harta de esa situación
-Lastima- dice ella en un tono que la desmiente por completo.
Si quiere deshacerse de Joaquín, pero no sin antes demostrarle al mundo, que ella es mucho mejor, mucho, mucho mejor.