Y otro más!^^
Capitulo 3: Tic Toc.
Con un nudo en la garganta apretaba los puños nervioso sin siquiera ver hacia el frente, la espera parecía eterna pero cuando comenzaba a desesperarse escuchó la voz de Sungkyu, su ya no amo y la de su nuevo dueño. Sonaba mucho más masculina aunque también parecía más severa .Y eso, daba miedo, porque si ya lo habían pasado de casa en casa varias veces sin éxito parecía que esta vez no sería menos. De todas formas se esforzaría todo lo que pudiese, tenía que conseguir un hogar.
Varios centímetros separaron su pasado de su futuro cuando, alzando la vista al frente, un chico moreno y alto comenzó a caminar guiándole hasta el interior de palacio. En silencio recalcó cada paso que daba por el camino de piedras, escalón por escalón hasta que entraron dentro. Era un lugar bastante lúgubre pero muy elegante, sin apenas decoración para tal nivel adquisitivo aunque las había muy valiosas.
Sin husmear demasiado y con cautela ojeaba disimuladamente los rincones de su nueva casa. El pasillo era largo y la alfombra que estaba pisando era de un tono granate intenso, lisa y con bordados hechos detalladamente a mano, probablemente comprada en el extranjero; en las paredes, a diferencia de en el palacio de Sungkyu, no había cuadros o espejos. En aquel lugar la sensación de soledad parecía acrecentarse, o al menos esa era la primera impresión.
Ensimismado en sus pensamientos se sorprendió cuando la voz del chico de pelo negro se dirigió a él.
- Esta será tu estancia. Pronto sabrás cuál es tu tarea aquí - concluyó mirándole fijamente.
Nervioso, Sungyeol, asintió haciendo una reverencia de 360º y sin dirigir su mirada hacia sus ojos.
- Sí, mi señor.
Cuando por fin estuvo solo en su nuevo habitáculo se sentó sobre su “cama” y miró hacia su alrededor analizando la instancia. Era aún más sombría, no había muebles más que su lecho. Sacó de los bolsillos un librito que había heredado de sus padres y lo escondió bajo la manta. También guardó una piedra que Woohyun le había dado un día, era la piedra de la suerte o eso decía el de piel oscura, aunque no es que fuera muy afortunado confiaba en que algún día le daría alguna que otra grata sorpresa.
La imaginación de Lee Sungyeol había dibujado y desdibujado el palacio en el que ahora se encontraba miles de veces durante las últimas doce horas, pero aquel sitio no era ni un boceto de las tonterías que se le pasaban por la mente. No sabía si sería mejor o peor .Pero daría lo mejor de sí mismo para quedarse para siempre.
Deambulando de un lado para el otro del salón, frotando entre sus manos su colgante, intentaba encontrarle una utilidad al peón que su “buen” amigo le había dejado.
No necesitaba a nadie, sino se las habría apañado para meter a alguien más en el palacio, así que no entendía que función podía tener aquel muchacho. Aún así algo tenía que ocurrírsele pronto. Cocineros ya tenía, encargados de las tareas del hogar también y por supuesto alguien que cuidara del jardín y la apariencia del palacio. Era una decisión bastante difícil ya que como repasando mentalmente los puestos de cada uno de sus esclavos, no quedaba ninguna ocupación libre.
Quizás la mejor opción era preguntarle a aquel muchacho por sus habilidades y talentos, así encontraría antes donde ubicarlo. Convencido de que esa era la mejor opción, bajó de nuevo hasta el cuarto donde le había dejado y abrió la puerta tras golpearla suavemente dos veces.
- Dime para que sirves -dijo Myungsoo serenamente mirándole concentrado mientras cruzaba los brazos.
- Esto...mi señor, sé hacer de todo, desde limpiar cualquier cosa a trabajar en el campo. ¡También negocio muy bien en el mercado¡ -contestó muy rápido y nervioso Sungyeol escondiendo entre sus finas manos y largos dedos el librito .
Mordiéndose suavemente el labio inferior y frotándose el mentón pensativo, pensó que no tenía directamente a alguien responsable de las compras en el pueblo, pero sus esclavos solían entenderse entre ellos cuando ordenaba que se fuera a buscar algo. Tal vez debería darle la oportunidad de ver cuán bien negociaba, aunque el dinero no fuera un tema de demasiada preocupación .Mirándolo despacio desde la cabeza hasta los pies, vio que escondía algo entre las manos.
- ¿Qué tienes ahí? Dámelo -extendió la mano y agarró el tomo. Parecía algo antiguo pero estaba bien conservado, probablemente lo habría robado de la biblioteca de Sungkyu. Algo desconcertado se lo devolvió y cogió aire.
- ¿Sabes leer? Si es así, sabrás escribir también. Serás mi intérprete y anotarás todo lo que yo te pida en los cuadernos que yo te facilitaré. Comienzas esta noche.
Y acto seguido abandonó la habitación, subió hasta sus aposentos y acarició las tapas del libro que reposaba en la mesita de noche. Seguramente no duraría mucho pero al menos sabía leer y aquello le había gustado.
Esa noche se celebraba una de las cenas más importantes en todo el año y podría poner a prueba como trabajaría el muchacho. El reino de Viewtiful era popular por la elegancia de sus festividades, lejos quedaban las comunes fiestas del populacho, que a lo largo del país celebraban los plebeyos.
Myungsoo se acercó al vestidor y de su interior sacó un traje, probablemente Sungyeol jamás se habría puesto uno en su vida, pensó para sí mismo. Después sacó del cajón de su mesilla un cuaderno y soplando el polvo que cubría las tapas de cuero, apresó dicho objeto contra su pecho.
En el interior de la pequeña y perfecta cabeza del príncipe de hielo las palabras, alborotadas, revivían una y otra vez historias del pasado.
<- me meo con el animal xD