Y sin más dilación aquí el primer capítulo !^^
Capítulo 1: El tiempo a solas.
La tierra se comía sus largos y finos dedos deslizándose poco a poco hasta el tobillo, zona más que conocida y explorada, semejaba que esta vez quería llegar algo más alto. Un salto y de nuevo sobre el suelo. Los pies de Sungyeol ya estaban acostumbrados al contacto con el campo pero los días de lluvia reconocía que eran especialmente más duros. Su vestimenta estaba formada por un par de trapos mal unidos y unos zapatos, los cuales casia habían desaparecido debido al desgaste de la noche anterior al regresar a casa.
Era un trabajo duro, además de excesivo .Pero no podía quejarse, había nacido pobre y así moriría, al menos había superado la media que decía que uno de cada cuatro niños morían al llegar a los 18 años. No podría casarse sin el consentimiento de su amo pero al menos esperaba conocer a alguien que lo quisiera.
«¡Las cosas que son gratis, nadie las valora mejor que yo !» solía alardearse sonriendo siempre que se encontraba con Woohyun , otro de los campesinos que trabajaba diariamente a su vera. El moreno por el contrario, al parecer de Sungyeol, siempre se fijaba demasiado en lo material y si podía hacerse con algo de valor de un noble no lo dudaba.
Paso a paso sus pies fueron dibujando una línea sobre el muro que dividía los terrenos de su amo, se acarició la nariz con un dedo y frunció el ceño…iba a llover, y tan pronto comenzaron a caer las primeras gotas supo que eran el presagio de un buen chaparrón, por lo que comenzó a correr lo más rápido que pudo tapándose la cabeza con sus manos.
Los árboles agitaban sus ramas, la lluvia caía cada vez con más intensidad y en el camino se formaban charcos en las partes menos pensadas. El viento hizo, finalmente, que el largo pelo de Lee Sungyeol se quedara pegado a su cara al igual que la vestimenta, marcando cada centímetro de su esquelético cuerpo.
Quince largos minutos separaban su lugar de trabajo de su casa. Casi un kilómetro que, en atardeceres, podía parecer eterno. Los días que pasaba algo así, siempre se escondía en algún rincón, pero tras el sermón que le había echado su amo la noche anterior, debía ser puntual. “siempre estás en las nubes, acabarás mal”. Y asustado, simplemente agachaba la cabeza.
Solía recordar las palabras de sus padres, que por su bien, repetían incansablemente “no estés solo”. No es que le encantara la soledad, pero a veces se agobiaba con tanta gente. Aún así procuraba seguir los consejos de sus progenitores. Ya que como le habían enseñado, estar demasiado tiempo solo era un signo de locura y “a los locos nadie los quiere.”
En el interior de la casa, se apresuró hasta su habitación en la que se quitó la ropa inmediatamente. Secó cada parte de su cuerpo con la sábana de su cama, se vistió con su otro traje y desplegó sobre el baúl de su cuarto la vestimenta que se había quitado. Estornudó una…dos…tres veces y con miedo de enfermar se metió en la cama escondiendo las manos entre las piernas.
Después de varias horas, de pronto abrió los ojos asustado y salió corriendo de la cama, ¡el trabajo! , seguro que llegaba tarde…Otra vez corriendo de camino al campo y sin parar hasta que el sol se pusiera.
Paso firme y con la cabeza bien alta, el traje impecable… su enigmática mirada audaz como siempre.
Cada vez que Myungsoo visitaba el pueblo, muchos eran los que, perplejos, lo miraban sin apenas pestañear. Todo el mundo se preguntaba como a una edad tan temprana había conseguido tanto poder y es que, nadie sabía siquiera su procedencia. Un día, sin más, se ubicó en el reino de Viewtiful y hasta ahí se sabía de la historia.
A pesar de que entre los plebeyos circulaban numerosos rumores, en especial sobre los nobles, jamás había surgido uno sobre el príncipe de hielo (como lo habían apodado las jovencitas).
Además de una envidiable estatura, su físico era sin duda espectacular. Las facciones de las mejores esculturas griegas quedaban en evidencia ante la perfección de sus proporciones. La gente solía comentar de él que se podría analizar su cuerpo desde la cabeza hasta los pies y viceversa sin encontrar jamás un solo fallo.
Pocas personas habían tenido un contacto directo con sus ojos, no era que rehuyese de ellas sino que, infundía respeto en demasía; pero los que habían podido verlo fijamente, fascinados explicaban cómo no expresaba nada.
En el suelo yacía un ave herida, con cuidado se había agachado y se la había llevado hasta palacio. Probablemente sus siervos lo mirarían extrañados, como lo hizo el resto del pueblo, pero Myungsoo tenía miedo a la muerte. Así que le encargó al responsable del jardín hacer todo lo que pudiera con aquel pájaro.
Apoyado sobre el alfeizar de la ventana, el príncipe de hielo, solía quedarse horas inmerso en el horizonte. Todos los días, sin excepción, veía el anochecer. Como el sol, la luna y las estrellas jugaban en el cielo hasta que ya era demasiado tarde para el primero y predominaba la noche.
A decir verdad, Myungsoo era un chico diurno y solía acostarse pronto pues quería aprovechar todas las horas de luz que hubiera.
Podía resultar algo solitario vivir en una construcción tan grande pero, con frecuencia Sungkyu, (noble también), solía ir a verlo y charlar con él durante largos minutos varios días a la semana. A no ser que estuvieran en época de lluvias, donde probablemente pasarían semanas aislados.
Estaba inmerso en sus pensamientos cuando se dio cuenta, el sol se había puesto. Bajó de nuevo por las escaleras y contento tomó entre sus manos la jaula que protegía a su prisionero.
En las afueras del jardín, un joven de piel tostada y bastante sucio hacía gestos para que le abriera la puerta.
Normalmente no solía abrir el mismo la puerta pero en esa situación, lo hizo sin pensar.
Fatigado, recuperando el aliento y extendiendo la mano para entregarle una carta, Woohyun inclinaba la cabeza esperando que aceptara lo que tenía entre manos.
- Discúlpeme…El amo Sungkyu me ha ordenado venir ahora y entregarle esto a usted .Si…siento si mi visita le importuna...yo... - explicaba torpe, nervioso pero con educación sin dejar de ofrecer aquella reverencia de 360º.
Myungsoo aceptó el sobre y le indicó a uno de sus siervos que le diera de beber antes de irse de nuevo al enviado de su amigo.
Sorprendido se pasó la lengua por los labios cuando en la misiva leyó «Sin devolución».
:3 Subiré poco a poco los capítulos!^^ comentar pls <3