Título: A moment like this.
Pareja: Doojoon x Junhyung.
Rating: -13
Número de palabras: 8.005.
Resumen: Junhyung quería ser compositor, Doojoon sólo obedecía las órdenes de su padre. Sin embargo un día cualquiera, en un lugar sin dueño ambos se cruzaron… ¿Coincidencia?
Se metió una mano en el bolsillo y sacó de nuevo la tarjeta que Doojoon le había dado, la leyó varias veces comparando cada letra con los del cartel que anunciaban en el edificio y dio un paso hacia dentro.
Tras mucho pensarlo debía devolverle la ropa que le había dejado y darle las gracias por todo. Junhyung con la ayuda de la chica de la limpieza de la pensión había lavado a mano la ropa y después con algo de torpeza la había doblado y metido en la mejor bolsa que escondía en el cajón de la mesilla.
No es que Junhyung fuera un chico presumido, pero le gustaba tratar bien las cosas - sobre todo si no eran suyas -, no disponía de una plancha, tampoco del mejor suavizante pero esperaba estar a la altura. El moreno tenía toda la pinta de ser bastante exigente, ya que su apariencia era la de un hombre bastante pijo.
Caminó despacio hasta el mostrador y preguntó algo cohibido dónde podía encontrar a Doojoon; la recepcionista era una mujer de 40 años aproximadamente, pelo largo y moreno recogido en una larga coleta y sonrisa radiante. Cualquiera se creería sus palabras debido a su imagen inocente.
La mujer marcó unos números y con tranquilidad indicó:
- Penúltimo piso, la oficina que está a la derecha del todo, al final del pasillo. No tiene perdida.
Junhyung tan sólo inclinó levemente la cabeza en señal de agradecimiento y comenzó a subir las escaleras de dos en dos. Respiró hondo y se mordió los labios algo nervioso arrancando lentamente una piel muerta de su labio inferior. Relamió la herida inconscientemente y llamó dos veces antes de abrir la puerta.
Abrochándose el último botón de una gabardina sumamente elegante, Doojoon parecía sorprendido de su visita.
- Buenas tardes… - Carraspeó nervioso el más joven de los dos extendiendo el brazo para facilitarle la bolsa.
Doojoon, sorprendido, no había echado la mano a la bolsa hasta que repitió un par de veces la misma frase y sonrió.
- Vaya… no imaginaba que volvería a verte. Podías quedarte con la ropa, no importaba. Yo ya me iba, si quieres podemos tomar algo.
Junhyung negó con timidez y le miró directamente a los ojos.
- Muchas gracias pero no me pertenece ni la necesito. - Respiró hondo y se pasó la lengua de nuevo por sus labios meditando la proposición que acababa de hacer. - Está bien. Vamos.
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Junhyung era un buen chico, peculiar y único, no se había equivocado cuando lo había recogido en medio de la lluvia. Tenía algo que lo hacía especial.
Copa a copa ambos se habían abierto el uno al otro de manera especial. No era un “¡Hola! ¿Qué tal?” o la típica conversación donde uno confesaba su vida entre el ruido de la multitud.
Doojoon, pese a su posición económica, no era tan altanero como semejaba y Junhyung no era ese chico maleducado y rebelde que su apariencia desaliñada podía transmitir. Más allá de los prejuicios, el destino los había desnudado cuerpo a cuerpo aquella tarde de tormenta.
- Hyung…. Estás demasiado ebrio… - Balbuceó medio achispado Junhyung colgándose de su hombro cuando abandonaban el local por la puerta.
Doojoon, quién tan solo bromeaba divirtiéndose sin apenas estar chispa agarraba a Junhyung por la cintura metiéndolo en el coche y acto seguido abrochando el cinturón de seguridad de manera que no pudiera soltarse.
Abrió la cama y le metió con dificultad, estresado, le aprisionó contra la cama.
- Junhyung… para quieto! ...joder, que pares! - Gritó estresado apretando sus muñecas para que dejara de mover las manos por zonas en las que no debía.
¿En qué momento se le ocurrió dejarle beber tanto a Junhyung? Al principio era divertido, pero ahora era una situación demasiado violenta. Porque si algo no podía controlar era su naturaleza y un joven de pelo violáceo parecía sediento de él.
Respiró hondo y lo metió en la cama, apagó la luz y le miró amenazante.
- Duerme, es una orden.
Cerró la puerta y se metió de nuevo en la ducha, debía relajarse.
Vuelta hacia la derecha, luego otra hacia la izquierda. Con las manos sobre los ojos recitó de memoria los últimos versos de su primera composición:
<>
Repitió una y otra vez este verso hasta que adormilado, se encogió sobre sí mismo y coló las manos entre las piernas.
A veces en los sueños de Yong Junhyung él era alguien, y la gente le quería. A veces dejaba de ser una persona sin dueño y abandonada para ser el único rey de todo, incluso a veces atravesaba los límites de la realidad jugando a ser Dios, aquel ser al que todos debían algo y que jugaba con la humanidad a su antojo.
Era un juguete roto, la sociedad lo había formado así, era producto de los prejuicios y la miseria. Pero dormido sobre aquel colchón, que seguramente valía más que todo lo que sus rechonchos dedos habían rozado en sus veintitrés años de vida, borracho de licor y atención… tan sólo existía su embriaguez y su sed de cariño.
Poco a poco las yemas de sus dedos acariciaron su entrepierna haciéndola entrar en calor, frotaba despacio suspirando y tragando saliva en un pulso a ver quién más aguanta, hasta que con el vaivén de su mano su miembro reaccionó y un gemido huyó de sus labios.
Con la mano dentro ya de la ropa comenzó a masturbarse más rápido, jugando con los dedos a proporcionarse placer en las zonas que más le gustaban, mordió las sabanas evitando gemir más alto aunque le fue imposible ya que su nivel de excitación ya estaba alcanzando la cima.
Respiraba entrecortadamente, escondido en el interior de la cama, cuando sintió como la sabana era levantada por alguien, se giró nervioso y allí estaba él. El ricachón de Doojoon, completamente desnudo y con el pelo mojado se disponía a entrar a dormir con Junhyung.
¿No había más camas en toda aquella casa? Suspiró tragando saliva nervioso, analizando el cuerpo del moreno y sin sacar la mano de los pantalones.
Salió del servicio y sonrió al ver aquel ovillo bajo las mantas, debajo de todas las sabanas se encontraba Junhyung, se acercó levantando la colcha para meterse en el interior y sorprendido abrió mucho los ojos… Ladeo la cabeza intentando romper el espejismo, si es que de verdad aquella imagen no era real.
Pero no, Junhyung, el chico de la calle se masturbaba ante sus ojos, empapado en sudor y jadeos.
Desde el principio lo había deseado, su rareza era como un imán para él, jamás se había fijado en alguien con sus características pero si lo pensaba, quizás ese era el encanto. Respiró hondo echándose el pelo hacia atrás y acercándose a él por la espalda de manera que el trasero del de pelo violáceo encajara con su entrepierna, deslizó la mano hasta la suya y comenzó a acariciarlo con delicadeza siguiendo el ritmo que marcaba el menor.
Sus dedos formaban el equipo perfecto, sabían perfectamente que parte presionar y cuando, Junhyung excitado movía las caderas contra sus manos y apretando los labios intentaba ahogar los gemidos que el moreno le provocaba.
Gota a gota la ventana se cubrió por la lluvia que había comenzado a caer de manera repentina y fuerte. Los golpes de las persianas contra la ventana silenciaban los gemidos del menor y Doojoon ansioso de más había comenzado a desnudar a Junhyung con cuidado, tumbándolo boca arriba sobre la cama.
El pulso entre sus pupilas que permanecían hipnotizadas navegando en los ojos del otro, sus cuerpos empapados de sudor y adrenalina; De nuevo un relámpago asustaba al de pelo violáceo que se estremecía perdiendo la batalla contra el mayor.
- Shh… - Susurraba Doojoon para que se calmara su invitado mientras depositaba suaves besos por su cuello y clavículas.
Las manos del moreno viajaban expertas por cada centímetro de Junhyung, quién lo miró fijamente nervioso cuando notó las fuertes manos del mayor en sus nalgas.
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Nunca antes se había sentido tan vivo como en aquel momento, la lluvia y los labios de Doojoon marcando todo su cuerpo. Le gustaba. Nervioso acarició el cabello del moreno y bajó ambas manos por su nuca, hombros y espalda.
Sus pestañas se rozaron y en ese mismo instante recibió su primer beso. No tenía un sabor concreto pero Junhyung imaginó que de haberlo, sería su plato favorito. Dejándose guiar por el mayor, quién tenía que tener experiencia de sobra a juzgar por la destreza con la que movía sus manos por el cuerpo del pequeño, acarició despacio también los muslos fuertes y tersos de Doojoon.
Sintió como poco a poco la hombría de Doojoon le acariciaba pidiendo más atención, pero Junhyung era virgen y estaba perdido. Echó la cabeza hacia atrás y lo miró fijamente, nervioso, pidiendo ayuda o una señal que le indicara cómo comportarse. Pero el moreno parecía dispuesto a darlo todo y besándolo, esta vez más pasional, sumergió un dedo por su entrada.
Poco a poco las caricias y besos entre los dos fueron subiendo de nivel pero Yong Junhyung ya no era dueño de su cuerpo…
Yoon Doojoon, quién lo diría, era capaz de amar. Le trataba con cuidado, le besaba con el alma; no necesitaban las palabras para entenderse. Cada vez que el menor intentaba decir algo el más mayor le callaba con un beso y continuaba el juego que habían comenzado.
Estaba ebrio, muchas noches en su adolescencia había buscado su refugio entre los folios de su libreta y una botella de soju. Pero en los brazos de Doojoon los versos más hermosos cruzaban por su mente como estrellas fugaces y sentía que si al acabar todo aquello recordaba alguna de esas poéticas frases tal vez se haría realidad.
La voz ronca del moreno le gritaba que ya no estaba solo y abrazado a él, en una lucha de gemidos, sintió por primera vez en su vida que era real.
Probablemente habría derramado alguna lágrima o sonreído de felicidad, pero en aquel instante besar los labios de Doojoon sellaban su creencia. Latía palpitante en sus besos la necesidad de ser suyo y decirle que él tampoco estaría solo si continuaban juntos.
Junhyung encogido sobre su pecho le miraba fijamente, y una leve sonrisa se escapó de sus labios antes de que estos se abrieran en forma de “O”.
- Buenas noches - Acarició y besó lentamente la frente del menor.
Abrazó contra su pecho el cuerpo desnudo de Junhyung y cerró los ojos. Sabía que ambos tenían mucho de qué hablar y que había sido una noche intensa, pero el de pelo violáceo se dormía sobre su pecho y no quería despertarlo.
Se sentía feliz, aquel cuerpo que sostenía contra su pecho había sido suyo por un momento que ahora se hacía efímero. Las caricias y besos inexpertos de Junhyung eran una y otra vez reproducidos en la mente de Doojoon haciendo que la sonrisa no se borrara de su rostro.
Inspiró profundamente y abrió los ojos perdiéndose entre las gotas que caían una a una en el cristal de la ventana. Todavía podía recordar los versos que escritos en una servilleta acompañaban su ropa en la bolsa que Junhyung le había devuelto.
<< Ahora mismo, estoy escribiendo una historia muy feliz
Pero todo es un deseo, aún. >>
Fin
Muchas gracias por leerlo!!!^^