X-Men + ASOIAF ~ Fanfic

Jun 29, 2011 00:49


Bien, voy a ser valiente y afrontar el hecho de que no sé escribir nada que pase del PG y, aún así, he ido a meterme de narices a los kink meme. En fin. Igualmente, la teoría es que quiero escribir al menos una historia más para ambos fandoms (X-men me golpeó fuerte. Muy fuerte)  así que, lo que sea, veremos que sucede. En tanto, esto queda aquí.

Título: Sin título por el momento
Fandom: ASOIAF (Game of Thrones?)
Pairing: Ned+Robert/DamaDeBajaCama
Rating: R? NC-17?
Disclaimer: Lo de Ned nunca habría sucedido si yo fuera la dueña de todo. Y muchas lágrimas que me hubiera ahorrado, que lo sepa señor Martin.
Notas: Escrito para el KinkMeme en invernalia , con el promt “Ned + Robert/damasdebajacama. Ned va a hablar con él y le encuentra muy acompañado y Robert no para porque hay Asuntos Sin Concluir Ni Mencionar Pero Evidentes Para Ambos en su pasado.”

Y la bellísima insideblue  hizo el favor de darle una mirada antes de publicarlo, así que confío que no haya nada que intente sacarles los ojos.


Llevan apenas una semana en Desembarco del Rey y Ned ya está harto. Han sido días que se arrastran con lentitud en tanto él trata de figurarse la ciudad, su ritmo y sus movimiento, mientras el calor que se le adhiere a la piel, pegajoso como la miel, le hace preguntarse con frecuencia qué hace allí, cuando su lugar siempre ha estado en Invernalia.

(Pero es un mucho de deber y un tanto del honor, lo sabe, y, ¿qué tanto hay también del hecho de que en verdad deseara estar cerca de Robert una vez más?)

La gota que derrama el vaso es el torneo, ese estúpido torneo que todos insisten en llamar en su nombre y que a Ned le crispa los nervios de sólo escuchar. Aquella tarde la risa burlona de Meñique le sigue por los pasillos cuando abandona la sala del consejo, tras una negativa en redondo más que a nadie - y muy en especial,  no a Robert- parece importarle en lo absoluto. Apenas ha visto al Rey en aquellos días, nada más que vistas fugaces mientras le oye gritar insultos a diestra y siniestra, así que esta vez decide tomar las riendas.

Sus botas resuenan contra la roca mientras se dirige a los aposentos reales y está tan fastidiado que ni siquiera registra la falta de un guardia a la puerta hasta que ya es tarde.

Es la sorpresa lo que lo mantiene allí cuando lo más sensato sería cerrar la puerta y buscar otro momento para encontrarlo; lo sabe y aún así se queda, con los pies clavados al suelo del portal, mirando a Robert follarse, como si la vida se le fuera en ello, a una prostituta morena que gime estando en plenas cuatro sobre el colchón.

No puede ser un momento demasiado largo el que se queda allí, recorriendo los contornos de los cuerpos que se mueven casi en sincronía, buscando en el cuerpo de Robert las líneas de los músculos que una vez conociese, pero parece un tiempo eterno el que tarda en levantar la mirada para encontrarse con los ojos azules de Robert mirándolo, con esa misma fiereza que siempre ha guardado en sus recuerdos, con esa intensidad como si pudiera desnudarlo con esa simple mirada.

-¿Vas a entrar? -Le espeta, con esa voz de mando que siempre ha tenido, sin perder ritmo en las embestidas y Ned no puede sino obedecer, cerrando la puerta tras de sí mientras piensa en la terrible idea que es eso, en todos los límites que no deberían cruzar de nuevo e igual se queda, la mirada engarzada con la de Robert mientras este lleva un ritmo lento, fuerte y profundo dentro de ella, deliberadamente lento para Ned.

(Recuerda la época de la rebelión, las noches en las tiendas que acababan así, con Robert follándose a cualquier prostituta sin nombre mientras Ned miraba. Recuerda el calor y la humedad, el sudor que resbalaba por los cuerpos y le hacía querer lamerlo de su piel, resiguiendo con la lengua las sombras de los músculos que se tensaban en su cuello mientras se corrían al unísono, Ned con la mano dentro de los pantalones, sin dejar nunca de mirarse, diciéndose todo aquello para lo que nunca ha habido palabras...)

Ned se nota rígido contra la tela, cada gruñido de Robert enviando descargas casi dolorosas por sus nervios, pero no debe, no puede...

-Tócate.-dice Robert, la voz rasposa. -Es tu rey quien te lo ordena, Lord Stark.

Ned desanuda los pantalones casi a tirones, apenas para conseguir el espacio suficiente para meter la mano y acariciarse, sintiendo que sus piernas casi tiemblan al encontrarse, piel que arde bajo su toque. Su mano sigue el ritmo de las embestidas de Robert, frenéticas a momentos, profundas y lentas a otros, con una cadencia que empieza a rozar los bordes de lo errático mientras los gemidos de la prostituta se vuelven apenas más que ruido de fondo entre ellos.

Los ojos de Robert casi queman sobre su piel, imposiblemente azules, y parecen mirar directo en su mente, en las imágenes que la cruzan a toda velocidad. Robert desliza las manos por la espalda de la prostituta, con deliberada lentitud, siguiendo la columna hasta sus hombros, de donde se afianza y aumenta la velocidad, y Ned sabe que se pierde poco a poco en las sensaciones, el todo que debería ser y no es. Lo que alguna vez fue...

(Están también esas otras noches, esas en que las manos callosas por la espada recorrían su piel con frenesí, como si no pudieran abarcar lo suficiente, dejando rastros ardientes a su paso. Ned recuerda besos salvajes que sabían a cobre tras las batallas, la adrenalina aún rugiente en sus venas mientras se enredaban en las mantas, llenando el aire de gruñidos que casi parecía que estuvieran de nuevo en la lucha. Recuerda el mundo volviéndose blanco a su alrededor al alcanzar el clímax, con el aliento de Robert erizando la piel en su cuello, su lengua dibujando patrones inconexos en sus hombros mientras incrementaba la velocidad...)

Robert se corre con un rugido que reverbera contra los muros de roca mientras la chica grita bajo él, un tono indefinible entre placer y dolor. Ned se muerde los labios mientras se masturba casi con violencia, los ojos cerrados cuando se siente justo al borde y la imagen de Robert, el Robert que siempre ha sido suyo, grabada a fuego en la mente y se deja ir.

Cuando abre los ojos está apoyado contra la pared, con la respiración convertida en jadeos ahogados. Robert no lo mira, pues tiene los ojos fijos en la chica que se viste a su lado, pero Ned sabe que su atención no está realmente en ella, sino en la forma de esquivarlo a él y lo acepta, como lo ha aceptado por todos los años que han pasado entre ellos. Se arregla la ropa lo mejor que puede y se limita a salir de la habitación, discusión olvidada y sin mirar atrás; no hay nada que decir pues, después de todo, apenas es uno más en los asuntos inconclusos y los secretos que seguirán callando

Título: It ends tonight
Fandom: X-Men: First Class 
Pairing: Charles/Erik
Rating: R (?)
Disclaimer: No estaría escribiendo esto si ellos fueran míos, ¿verdad?
Notas: Escrito para el KinkMeme en xmengeneracion1  , con el promt “La ausencia de sus mejores amigos los vuelve locos a ambos, y se echan de menos como nunca han echado de menos nada. Tratan de soportarlo, porque saben que quieren cosas distintas, cosas que siempre les enfrentarán.
Pero en un momento dado Erik decide que no puede estar más separado de Charles, así va a verlo y hacen algún tipo de acuerdo en el que tienen "permitido" verse sin que sus diferencias les enfrenten. Encuentros en los que se olvidan de todo lo demás y sólo están ellos dos. Un poco de angst, encuentros furtivos y porn, mucho porn.”

No es exactamente eso, pero se hizo el intento, ¿vale?

Y, hmm... Vamos a pensarlo en un universo alterno donde Charles no quedó paralítico tras lo de la playa, ¿yup?

Y claro, la canción es Pretend the world has ended, de She Wants Revenge.



Your sense of apprehension suits you
You wear your troubles well
I’ve nothing left to hide from you
I’ve got no God to sell.

A veces Charles se pregunta cómo es que han llegado a ese punto, a los encuentros casi furtivos en noches perdidas que han incluso dejado de saber a culpa un tiempo preocupantemente largo atrás.

Erik lo atrapa contra la pared de la habitación mientras lo besa con urgencia, las manos heladas, húmedas por la lluvia bajo la que han corrido para llegar al hotel, colándose bajo su suéter y Charles no puede evitar el gemido que se le escapa y se ahoga entre los labios de Erik.

Llegan a la cama sin dejar de besarse, dejando la ropa abandonada marcando un camino sobre el piso y, cuando finalmente caen sobre el colchón, el aire se siente casi frío contra su piel que arde en cada punto de contacto. Charles desliza las manos sobre la espalda de Erik, trazando las líneas de los músculos con sus dedos con frenesí, como si no hubiera -que en realidad, no hay- tiempo suficiente para apreciar cada detalle.

Se enredan bajo las mantas como siempre, como la primera vez, con manos que no alcanzan para abarcar toda la piel (y si los dedos de Erik se detienen por un instante más del necesario en la pequeña cicatriz en la espalda de Charles, ambos lo ignoran), y a momentos Charles siente que podría romperse, tan dividido entre el dolor y la pasión, mientras sus cuerpos marcan un ritmo que acelera como la lluvia en el exterior.

Erik gruñe en la curva de su cuello con cada embestida, aferrando las caderas de Charles con fuerza suficiente para dejar marcas y, a pesar de todo, Charles no puede dejar de encontrarlo delicado; los labios que se deslizan sobre su piel, las palabras inconexas que susurra contra su oído mientras aumenta la velocidad y él enreda las piernas alrededor de su cadera, besando y lamiendo cualquier trozo de piel a su alcance.

El clímax los alcanza demasiado pronto y ambos colapsan sobre el colchón con la respiración convertida en jadeos y las piernas entrelazadas como al descuido con las del otro. Nunca hablan tras aquellos encuentros, esos que empiezan con una cerveza en un bar, conversando sobre nimiedades -nunca la academia, nunca la hermandad-, y que acaban bajo las sábanas de algún hotel, compartiendo el calor y los latidos; hay demasiada historia entre ellos para que pueda ser de otra manera, pero eso no lo hace desearlo menos.

Así que Charles se limita a besarlo una vez más, con los brazos apoyados a cada lado del rostro de Erik, lento y profundo como si tuvieran una eternidad por delante, antes de dejarse caer sobre la almohada y cerrar los ojos, sabiendo que al despertar encontrará la habitación vacía.

XXX

Cuando abre los ojos, sin embargo, el amanecer está más cerca que la medianoche y Erik está sentado al borde de la cama, observándolo en silencio.

Se miran por un momento, contemplando el tiempo piensa Charles, contemplando nuestras decisiones, hasta que es Erik quien rompe el silencio.

-Ven conmigo.-Dice, y Charles puede ver en su mente lo que quiere decir. Olvidar a los otros mutantes y esa estúpida guerra contra el mundo que parece no tener un principio ni un final. Tu y yo, Charles le escucha pensar, Sólo tu y yo. Como si el mundo hubiera acabado.

Charles cierra los ojos un momento y piensa en los otros, en ese pequeño refugio para ellos que tanto le ha costado erigir. Piensa en la soledad y el dolor, en la traición que aún pesa sobre ellos. Piensa de nuevo en las decisiones que los han llevado a ese lugar.

Cuando abre los ojos de nuevo, sólo asiente con suavidad y toma la mano que Erik le ofrece.

...we wave goodbye to everyone
and hope our love’s enough.
Just put your hand in mine
Then cast your doubts aside...

the music of the universe, slash will unite the world, asoiaf y el drama eterno, friki much?, adorable lab rats, soy serieadicta y?, fanfiction, izu y el cine., espoleando al muso~, Izu y su corazón de condominio

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