Como no publiqué nada la semana pasada, hice un 2x1 y aquí dejo el segundo capítulo de esta historia... en verdad no sé como se me ocurrió poner a sufrir tanto a mis bebés, pero... si pude. Mejor no sigo para no darles spoilers, aquí está el capítulo.
Dozo...~
Capítulo 2.
- ¡Ya voy! - exclamé al escuchar el timbre sonar varias veces sin cesar. Salí de la cocina y fui hasta la puerta, abriéndola con rapidez, encontrándome con Nino detrás de ella.
- ¿Qué hacías? Tardaste una eternidad para abrir la puerta. - comentó a modo de saludo, entrando al apartamento y quitándose la chaqueta.
- Preparaba algo de comer, estaba hambriento. - respondí tomando su chaqueta y colgándola mientras él se descalzaba.
- Excelente, también almorzaré. Sólo espero que no me envenenes ni nada de eso. - Nino rió.
- Payaso, anda, entra. Ayúdame a poner la mesa.
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Después de almorzar, Nino decidió quedarse un rato más; así que mientras estábamos en el sofá, él tomando un zumo de frutas y yo una taza de café, hablábamos de nosotros.
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- ¿Sabes Sho? Voy a aceptar un nuevo guión…
- ¡Oh! ¿En serio? Dime de qué se trata. - dije totalmente sorprendido.
- Me voy a las tablas. - respondió con una enorme sonrisa.
- ¿Harás teatro? Sugoii… hace mucho tiempo desde que hiciste una obra. Espero que te vaya excelente, aunque, eso está de más decirlo.
- Hoy tendré una reunión con el director, luego te diré exactamente de qué se trata, si te lo digo ahora, lo arruinaré todo. - asentí y Nino volvió a sonreír.
- Esperaré tu llamada impacientemente. Yo creo que también comenzaré un nuevo proyecto; según me dijo mi manager, quieren hacer un live action y están pensando en mí… - suspiré- Y realmente me emociona, tengo un buen tiempo sin actuar.
- Debemos volver a ser activos como meses atrás. Si no, se nos adelantarán todos, y se olvidarán de nosotros.
- ¿Tú crees? - inquirí alzando una ceja.
- No creo, nuestras fans son únicas y no nos abandonarán, pero nosotros no debemos desaparecernos tampoco. - comentó mi mejor amigo antes de tomar otro poco de zumo.
- Oye Nino… ¿cómo está él? - pregunté después de un rato. Necesitaba saber de Jun.
- ¿Hablas de J? - Nino alzó las cejas y suspiró. - Él está bien, ya sabes, en rehabilitación aun, pero está cada vez mejor. Según me dijo la última vez que nos vimos, es probable que dentro de algunos dos meses esté completamente recuperado. Está esforzándose mucho, jamás le había visto tan entregado…
- ¿Ha preguntado por mí? - me animé a preguntar.
- Pues… a mí como algunas dos veces, pero… J sólo habla de recuperarse y retomar el trabajo. Pareciese que sólo pudiera pensar en eso.
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Un sentimiento agridulce se apoderó de mí; estaba feliz de saber que Jun se esforzaba mucho para recuperarse, pero también me dolía un poco el hecho de que me hubiese apartado de tal manera de su vida. Aunque siendo sincero, me lo tenía merecido, es sólo que… no es lo mismo llamar al demonio, que verlo frente a tus ojos.
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- Tengo ganas de verlo. - dije sin pensármelo dos veces.
- No. No sé de eso, Sho. Y no me vas a utilizar para ello…
- Pero, Nino. Eres el único que puede ayudarme, Riida es demasiado sensato y Aiba le teme a Jun. - respondí mirando a Kazunari suplicante.
- O sea, que el insensato y loco aquí soy yo. - repuso cruzándose de brazos.
- No, pero eres mi mejor amigo, sabes que estos meses sin verle han sido un infierno, y podrías hacer algo para ayudarme.
- No. No debería, por más mi mejor amigo que seas, y por más que estés sufriendo, te comportaste como un patán con J, no creas que porque yo te perdoné, él lo hizo. Heriste su orgullo, y ni hablar de sus sentimientos. - suspiré sonoramente
- Nino, si me vas a venir con eso, mejor no me ayudes, sé de sobra que le jodí la vida a Jun, no hace falta que vengas a repetírmelo de nuevo. - Nino me miró con una mueca y suspiró.
- Veré que puedo hacer por ti… - dijo después de unos largos segundos. - Pero no te aseguro nada, no te emociones. Sabes cómo es tu ex, es un loco bipolar y después de haber roto contigo, su bipolaridad ha aumentado. Ahora es Domyouji las 24 horas del día, así que es probable que si acepta verte es porque tiene planeado clavarte un cuchillo en la espalda. - Nino río al ver mi expresión de horror y se puso de pie. - Intentaremos que no te mate. Ahora debo irme, mi reunión me espera, Sho-chan.
- De acuerdo Nino. - le imité y le acompañé hacia la puerta. - Si Jun está muy negado, no le insistas, no es que quiera pedirle que regresemos, es sólo verle.
- Descuida, yo voy a intentarlo. - Ninomiya sonrió y me dio un fuerte abrazo. - Gracias por el almuerzo.
- No hay de qué, suerte en tu reunión, enano. - dije a modo de despedida.
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Luego de unos días, mientras llegaba a casa después de una reunión de trabajo. Después de darme una ducha, me dispuse a escuchar los mensajes en la contestadora, sorprendiéndome al escuchar uno de Nino.
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“- Hola Sho-chan. Buenas noticias… J aceptó verte. Le dije que nos reuniéramos los cinco, como antes, sería una buena ocasión para limar asperezas contigo y él pareció complacido… dentro de dos días es mi día libre, así que espero que esa noche estés desocupado, nos veremos en su apartamento a las nueve. Mañana hablamos sobre eso. Ja ne.”
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Sonreí como un idiota después de que la grabación finalizó… no podía creer que Jun había aceptado verme, después de todo este tiempo, y tantos problemas.
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Al parecer las cosas marcharían bien nuevamente.
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Me encontraba nervioso.
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Apreté con fuerza la botella de vino que llevaba en las manos mientras esperaba a que me abriesen la puerta. Miré el reloj de pulsera que llevaba y suspiré, eran apenas las 9:15, no quería parecer un loco desesperado, pero, ¿a quien quería engañar? Estaba muerto de ganas por ver a Jun.
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En cuanto la puerta se abrió, el rostro sonriente de Aiba-chan se asomó detrás de ella, ensanchó la sonrisa y se hizo a un lado para dejarme pasar.
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- ¡Sho-chan! Llegaste. Al fin… - dijo dándome un fuerte abrazo- No sabes lo feliz que me hace esta reunión, tenía tiempo sin verlos a todos juntos.
- A mí también me emociona mucho el verlos, Aiba-chan. -dije correspondiendo a su abrazo, mirando con disimulo hacia la sala, pero no alcanzaba a ver nada. Solamente escuchaba las voces de Nino y Ohno.
- Anda, vamos… los chicos están esperándote. - Aiba se separó de mí y me tomó de la mano, encaminándome hasta la sala, dando unos ligeros saltitos al caminar. - Chicos, Sho está aquí. - anunció.
Nino y Satoshi se volvieron a verme, ambos estaban agachados frente al enorme plasma, al parecer, buscando algo que poner en el reproductor DVD.
- Hola Sho-chan. - dijo Nino con una sonrisa
- Sho-chan, bienvenido. - Ohno se puso de pie y me abrazó. - Al fin, todos juntos, como siempre debió ser.
- Tiempo sin verte, Sho.- escuché que dijo una profunda voz a mis espaldas.
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Tuve que sostener la botella de vino con fuerzas, pues sentí que iba a dejarla caer por el barullo de emociones que sentía en mi interior en ese momento. Los chicos se habían quedado en silencio, expectantes, observando todo con detalle.
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- Muchísimo tiempo, Jun. - musité en respuesta cuando me volví hacia él, sintiendo como el corazón me latía con tal fuerza, que amenazaba con salirse de mi pecho en cualquier momento. Estaba increíblemente hermoso. Tenía una camiseta en color blanco, vaqueros azules, un cárdigan negro y una gorra del mismo color. Se apoyaba en las muletas y esbozó una lenta sonrisa que me hizo desfallecer.
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Ahora, al verlo frente a mí, fue que me di cuenta de cuánto le había extrañado. También me sentía mucho peor…
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¿Cómo era posible que le hubiese engañado?
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- Trajiste vino. -señaló sin dejar de sonreír. - No debiste, en serio…
- Por favor, solo quería ser cortés.
- ¿Con nosotros? Por el amor de Dios, Sho. Deja eso por ahí y vamos al sofá, veremos algunas películas y ordenaremos algo para cenar. ¿No tienes algún compromiso hoy? - los chicos continuaban en silencio, observándonos de hito en hito.
- En lo absoluto. - negué con la cabeza y Jun sonrió nuevamente.
- Excelente.
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Aquella había sido la mejor noche que había tenido en mucho tiempo, el estar cerca de los chicos, poder hablar con Jun, estar cerca de él, bromear con él como antes, eran cosas que realmente echaba de menos, y el poder vivirlas de nuevo, era algo simplemente increíble. Habíamos ordenado comida china y habíamos escogido una película de acción y una de terror; e incluso, Jun se había sentado a mi lado en el sofá durante toda la velada, haciéndome sentir más feliz todavía.
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Cuando veíamos la segunda película, me dirigí a la cocina a hacer unas rosetas de maíz, sorprendiéndome al ver a Jun entrar. Éste abrió el refrigerador y sacó una lata de soda.
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- ¿Tenías sed? Debiste decirme y te la hubiese llevado.
- No te preocupes, no quería molestarte… - respondió mientras destapaba la lata y tomaba un sorbo.
- Nunca me molestas, Jun. Por cierto… - me acerqué a él y suspiré. - Gracias por… haber aceptado esto, por permitirme estar aquí, por perdonarme y que nos estemos llevando tan bien como antes. Esto era lo que más deseaba y…
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La risa de Jun me interrumpió, era una carcajada tosca, seca, sin una pizca de humor.
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- ¿Quién te dijo que yo te perdoné? - inquirió alzando una ceja.
- Pero, tú… y yo… estuvimos hablando y bromeando toda la noche. Y…
- Sho, por el hecho de que esté tratándote bien frente a los chicos, no significa que te perdoné. Estoy haciendo esto porque lamentablemente, cuando me recupere y vuelva al trabajo tendré que verte, así que mejor irme acostumbrando de nuevo. Pero yo a ti, no te he perdonado, y no pienso hacerlo todavía. - lo miré con los ojos muy abiertos, totalmente pasmado. - ¿Qué pensaste? ¿Creíste que iba a perdonarte simplemente por traer una botella de vino y presentarte en mi casa como si nada pasó? Por tu aventurita de una noche con Keiko, casi pierdo la vida, aparte de que aun me siento como una mierda por eso, ¿piensas que mereces ser perdonado? Porque yo, no lo creo en lo absoluto.
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Al decir eso se fue de la cocina, dejándome a solas, totalmente confuso, abatido y mucho más triste que antes, al darme cuenta de que tenía toda la razón. Y que ahora más que nunca deseaba su perdón, porque aquella noche, al verle a mi lado me había dado cuenta de que a pesar de este tiempo sin verle, a pesar del sufrimiento y los problemas lo quería de vuelta en mi vida.
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Porque ahora le amaba muchísimo más que antes.
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.Capítulo 3>