Nos miramos a los ojos y volvimos a reír. Jun suspiró y alzó las cejas, mirándome con incredulidad, quizás ofendido porque me reía de él. . - Nino, estoy diciéndote la verdad. Ese hombre en el Gran Cañón me dijo que yo era un alíen… - refutó cruzándose de brazos, haciendo un pucherito de lo más gracioso. Siempre me gustaba hacerle rabiar con cosas tan sencillas como aquella. . - Sí, claro. Y yo te creo. - respondí volviendo a reír. Me acomodé mejor en el sofá para verle, ambos estábamos en su casa, después de que me invitase a cenar aquella noche, y mientras él me hablaba de anécdotas “sobrenaturales” ocurridas hacia él, yo solamente pensaba en las enormes ganas de besarlo que sentía en aquél momento. . - No me creas entonces, yo sé que estoy diciéndote la verdad. - abrió mucho los ojos, dándole énfasis a sus palabras, causándome una risilla floja. - Vale, suficiente de ser tu payaso por hoy. Jun miró hacia otro lado y lo miré, al parecer si se había cabreado en serio; estaba con los brazos cruzados y trataba de ignorarme. . - Vale Jun, de verdad, te creo… -suspiré y dejé una mano sobre su brazo, haciendo que volviese a mirarme, causando un estremecimiento en todo mi cuerpo. - Nunca me tomas en serio, Kazu… eso me hace sentir mal. - confesó mirándome a los ojos fijamente. - Sólo lo hago por molestarte, lo juro. - Lo haces porque lo crees así, piensas que soy un idiota y te ríes de mí, no solamente frente a las cámaras, sino también detrás de ellas. - algo dentro de mi interior se encogió después de escuchar aquello. Lo que pasaba era que Jun me gustaba demasiado, y mi forma de disimularlo era riéndome de sus cosas, tomándolas como un chiste, pero no sabía que aquella bromita le hacía sentir mal. - No, jamás querría hacerte sentir mal… - susurré acercándome más a él. Jun se quedó quieto, como esperando que yo diese el primer paso. - ¿Puedo demostrarte que de verdad te tomo en serio? . A sinceridad, no sabía quien dio el primer paso. . Los labios de Jun rozaban contra los míos con destreza y con aquella experiencia. J era todo un maestro en el arte de besar y estaba demostrándomelo justo en ese momento; una mano se deslizó por mi cintura, atrayéndome por completo a él, mientras correspondía al beso con lentitud, pero al mismo tiempo con una necesidad, una urgencia loca de él. . Rodeé su cuello con sus brazos y mordisqueé su labio inferior con suavidad, volviendo a retomar el beso, con algo más de brusquedad, suspirando en cuanto su lengua se introdujo en mi boca, estremeciéndome de la cabeza a los pies, haciendo que deseara que aquella exquisita experiencia no finalizara nunca. . Nos separamos con lentitud y nos miramos a los ojos, volviendo a reír como dos tontos. Jun acarició una de mis mejillas con la mano libre y suspiró. . - ¿No te vas a volver a reír de mi? - negué con la cabeza y él sonrió. - ¿Creerás en todo lo que digo? - Totalmente… - respondí en voz baja. - ¿Creerás que lo de los aliens es cierto? - No. - estallé en carcajadas en cuanto él frunció el entrecejo, fingiendo enojarse. - Ni siquiera porque te besé… qué difícil eres de convencer, Ninomiya. - Inténtalo de nuevo y quizás… quizás… - susurré rozando mis labios contra los suyos. - Quizás te crea, Matsumoto. . J asintió y delineó el contorno de mis labios con su lengua, antes de volver a fundir nuestras bocas en un beso que nos dejó sin aliento a ambos, olvidándome por completo de los aliens, el Gran Cañón, o de algo más que no fuese él. . Y ese, fue nuestro primer beso.