promise me that you'll be standing up straight chasing rivers, and shadows, and time...

Jul 25, 2012 23:49




Pues aquí unos cuantos drabbles que he tenido escondidos en el disco-duro por un buen tiempo. Pienso publicar un post de drabbles de Downton Abbey que tengo, otro de ASOIAF y uno último de Lost... pero éstos son los sueltos que tengo rondando por ahí, espero que los disfruten! :D

Nombre: Diario Íntimo, basado en la tabla de la infancia de fandom_insano.
Fandom: Doctor Who
Categoría: Drabble
Palabras: 726.
Género: Drama, meta(?).
Personajes: Tardis, el Doctor. Doctor/River, de cierta manera.
Notas: Experimenté mucho con mi estilo porque quería intentar el segunda persona y porque tenía piquiña por escribir algo narrado por la Tardis (Vamos! que es un personaje más!)
Advertencias: Ésto fue escrito durante el hiatus entre A Good Man Goes to War y Let's Kill Hitler, así que puede haber algunas incongruencias en el canon. Posibles spoilers hasta esos episodios.



Recuerdas aquel momento en que la viste por primera vez, y ahora el alma se te encoge cuando te das cuenta que viste al amor de tu vida morir y que no hiciste nada.

(Tú, el que siempre tiene las respuestas, el de los ases en la manga, el mago, el sanador, el guerrero que resuelve todos los problemas.)

La viste allí, con sus ojos febriles, con su aliento a muerte y la viste desaparecerse entre los resquicios del tiempo.
No lo impediste.

Inocente tú. Cínico tú.
Aquel ser que habías sido hasta hace poco, aquella personalidad más humana que Señor del Tiempo, que había perdido el amor y que no pensaba en jamás reencontrarlo.

Pensabas que ella mentía, pensaste durante esas horas que ella mentía, aunque fuese espectacular, aunque supiese tu nombre. No supiste que decía la verdad sino hasta mucho después, hasta que tocaste aquel raído diario y decidiste no abrirlo, hasta que de pronto te diste cuenta que todo eso algún día tendría sentido.

Y hoy era el día.

Recuerdas que ella te escogió.

Recuerdas que ella escogió la vida que se le dió. Apareciéndose allí, en la boda de sus padres, haciendo historia, sabiendo que las cosas debían de ser así. Reviviendo su nacimiento, su infancia bajo unas manos ensombrecidas.

Sería críada como una arma, un arma contra tí, y al final lograrías convencerla. Lograrías que te amase, y repetirían todo de nuevo.

Ella lo sabía, ella conocía el miedo, el llanto, la tragedia de crecer sin padres, perdida en el tiempo. Y aún así escogió hacerlo todo de nuevo para poder estar contigo.

Una parte de tí ahora lo siente como una obligación, ¿cómo poder dejarla de lado ahora? ¿Cómo poder fallarle?

Después de tantos años, mi ladrón, sigues teniendo un corazón noble.

Has tenido fases oscuras, aunque te lo niegues a tí mismo, has contemplado el vacío y sabes lo que significa perder lo que más te importa. Y tal vez eso es lo que te lleva a quererla salvar. Has dejado de verlo como una obligación de pronto y lo ves como una caridad, lo ves como una oportunidad, porque tú jamás dejarías de acudir a alguien que te necesitase.

Y una parte de tí quiere aferrarse a ello, porque todo el mundo quiere ser perdonado, y tú en específico.
Ahora cada vez que la veas significará algo más profundo para tí.

Una vez te preguntaste cómo podrías en un futuro amar a aquella mujer que se las daba de mucho, ahora lo entiendes.
Lo entiendes por completo, porque en ella ves destellos de un pasado remoto.

En su cara ves facciones perdidas, en su voz oyes un lenguaje que el tiempo ha borrado. Y sabes que ella es tu manera de redimirte. Sabes que estar con ella es la manera de hacerlo todo bien de nuevo.

Y entonces tiemblas de la emoción, porque frente a tí queda la aventura del espacio y del tiempo. (Como siempre, tú y yo y todos los que vendrán.) A un toque de la mano, a una petición en voz alta de hacer historia.

Sabes ahora lo que debes hacer.

Sabes que Melody Pond está bien, y lo estará.

Sabes que vivirá para siempre, repitiéndose en un universo alternativo, en una realidad virtual, sabes que la amarás a ella, y a la esperanza que te da, hastas el final de los días.

Sabes que ella te seguirá llamando hasta aquel fatídico día en que dé su vida por tí en una biblioteca perdida en el infinito.

Caminas por mis pasillos musitando una canción, tus manos recorriendo mis paredes, mis fibras despertándose por tu toque mágico, por tus palabras en una lengua muerta. Buscas y rebuscas en un bául que guardas desde hace muchos siglos, y al final lo encuentras.

Un diario viejo, de páginas vacías.

Hasta hace poco has creído que lo que tu sabes no hay manera de contarlo, no hay como escribirlo. Has estado abatido por el peso de los siglos, por días de historia maldita, por páginas blancas de un trauma que te llena. Pero hoy, hoy has dejado de vivir por el pasado y comienzas a pensar en el presente.

Hoy abres por primera vez aquellas páginas y sientes el encanto de la tinta bullir entre tus dedos.

Hoy escribes en la primera página, cómo conociste a River Song.

Nombre: La Búsqueda
Fandom: Mad Men
Categoría: Drabble
Palabras: 442.
Género: Drama.
Personajes: Pete Campbell, Peggy Olson. Pete/Peggy.
Notas: Porque me pregunto si alguna vez llegaremos a ver en la serie al bebé Campbell-Olson, y porque siempre me han gustado las historias cursis y clichés de huérfanos. Está situado unos cuantos años en el futuro, porque tanto a Pete como a Peggy les hace falta crecer más para poder considerarlo IC.
Advertencias: Spoilers leves de la primera y segunda temporada.


Ella era la última en dejar la oficina y él la observaba de lejos. La determinación en su mirada, su andar cansado, la cadencia de sus caderas, la confianza en sus mejillas coloradas.

Hacía mucho tiempo que no le había mirado a los ojos.

Era extraño haber pasado la mitad de su vida al lado de ella, todos los días, entre el abrir y cerrar de puertas, entre trabajos que entregar, cuentas que ganar y que todavía cuando la miraba a los ojos sientiese aquel retortijón en el estómago.

Era la primera nevada fuerte del año. 1969.
Una docena de días y ya entrarían en una nueva década.
Una nueva fase de viajes en el metro, de atarse la corbata, besar a Trudy en el cuello y comprarle pastel a su hija.

La vida había seguido.
La vida seguía con su monotonía, con su televisión a color.
La vida seguía con un césped recién cortado, con una casa en los suburbios, con noches silenciosas de monotonía ininterrumpida. La vida seguiría con una puerta roja, con un segundo o tercer hijo, con un perro probablemente y la muerte lenta de todo lo que alguna vez Pete Campbell había pensado lo haría feliz.

Y ella ahí, en una esquina esperando al primer taxi que se parase.

Ya no eran jóvenes. Pete llegaba a preguntarse si alguna vez lo habían sido.
Habían sido estúpidos, lujuriosos.
A veces recordaba las palabras de amor, las meditaciones en una emergencia, las declaraciones cándidas hechas a todo correr en un mundo que parecía haberse perdido por completo.
A veces volvía a oír las palabras en su mente y se preguntaba qué habría pasado.

1969.

Tendría... ¿qué? ¿Diez años? ¿Había sido un niño, verdad? Un niño perdido en Manhattan, el testigo de su juventud escondido entre las caras uniformes.

“¿Alguna vez piensas en él?” Le preguntó, mientras la nieve caía.

Ella lo miró, de verdad. Por primera vez en mucho tiempo. Una mujer muy distinta a la muchachita tímida que había conocido él tanto tiempo atrás. Suponía que él había cambiado también, problemente incluso más.

“No.” Dijo, sabiendo perfectamente a quién se refería y Pete supo por sus ojos azules que ella le estaba mientiendo.

“¿Me ayudarías a encontrarlo?” Su voz salió como un suspiro. El lamento de un hombre roto en la búsqueda de la felicidad. Queriendo aferrarse a algo, queriendo aferrarse a ella y a la parte de él que la había amado.

“Oh Pete.” Susurró Peggy de vuelta. Y Pete pensó que lloraría, sus lágrimas congelándose en sus mejillas, su aliento desapareciendo en el aire frío. “Siempre”.

Nombre: De Monstruos y Fantasmas
Fandom: Teen Wolf (Oh síi, yo también he caído ;D)
Categoría: Drabble
Palabras: 840.
Género: Drama, meta.
Personajes: el pack de Derek. Centrado en Isaac y Erica.
Advertencias: Spoilers de la segunda temporada.


-¿Qué es lo que más les gusta?-Boyd les había preguntado una vez en un susurro.  Sabía que Derek posiblemente los regañaría por hablar del "don" de manera tan frívola y sobretodo en el medio del pasillo, pero al menos cuando estaban en la escuela eran libres del escrutinio del alfa.

-¿Para qué quieres saberlo?-Había respondido Erica con una sonrisa entre los labios. Sin embargo era algo que había considerado preguntar ella misma mientras la emoción durase.
Derek Hale les había dicho que los primeros días eran los más excitantes y los más peligrosos para una manada tan joven como la de ellos. Isaac había reído nerviosamente, luego de pensar en una respuesta.

-Ser un monstruo, porsupuesto.

-

Para él, todo había sido oscuro.

Cuando su madre todavía estaba con ellos, Isaac recordaba haber tenido pesadillas. Recordaba haberse despertado en el medio de la noche gritando angustiado entre aquel mar negro. Había soñado con ogros y monstruos, con jaulas, vidrios rotos y caníbales.

La imagen de su madre siempre llegaba a él en aquel momento, palabras reconfortantes, el olor a yerbabuena de su cuello.
Ella lo sabía.

En noches así, Isaac se había aferrado a su madre sin poder verla. Sólo era capaz de imaginarse sus ojos grises, sólo podía sentir el llanto trabado en su garganta.

Sólo en noches, refugiados bajo la penumbra ella admitía su debilidad y temblaba, con su corazón muy cerca de él.

Ella sabía que estaban los dos solos. Ella sabía que no había escapatoria.

La había matado a ella primero.

Le había absorbido la vida como sólo él sabía hacerlo. Con palabras susurradas, con ojos siniestros. Cuando ella se había ido, Isaac había aprendido a aceptar que él sería el siguiente.

Antes de la mordida su vida había sido gritos entrecortados, instantes de miedo. Antes de convertirse en quien era, él había sido un espectro. Un niño muerto de miedo, un muñeco roto, escondido siempre entre las sombras y sabiendo y que no había manera de salvarse.

Había pensado que nunca se atrevería a alzar la voz, que nunca podría salir de aquella caja donde su padre lo había encerrado una y otra vez desde que tenía memoria. No era lo suficientemente bueno, nunca lo había sido. Tampoco era lo suficientemente valiente como para ponerlo en duda.

Isaac recordaba el sabor de la sangre de una manera muy distinta, cuando la sangre no era símbolo de poder sino un recordatorio de que tenía que estar asustado. Siempre tenía que estar asustado. Había sido un muchacho tartamudo, una figura diminuta frente a la sombra de su padre.
Siempre observando, siempre juzgando, siempre sabiendo que llegaría la hora. Él siempre había pensado que no habría mucho que hacer cuando el ogro despertase.

Con ojos de lobo el mundo era muy distinto. No había sombras que acechasen, no había monstruos a los que temer. Cuando Erica y Boyd le habían preguntado qué era lo que más le gustaba de ser un hombre lobo, él les había mentido.

Lo que más gustaba era que primera vez, sus ojos podían ver entre la oscuridad.

-

El silencio había sido algo habitual en ella.

Recordaba al pasado como una fotografía en blanco y negro, una fotocopia mal lavada, una canción sin ritmo. Lo recordaba como algo lejano, como películas de otra vida. Escenas mudas, imágenes disparejas, recuerdos lejanos de alguien ajeno e insignificante.

A ella el mundo le había enseñado a esconderse entre la gente, a no ser vista.
Desde que podía recordarlo ella siempre había sido la niña invisible, la dueña del silencio.

Había llegado un momento en el que había pensado que perdería la capacidad de hablar, por siempre. Las palabras se trancaban en su garganta y se sentía pequeña, muy pequeña.

Habría querido desaparecer.

Habría querido que todo fuese más fácil.

Habría querido que la gente la mirase por una vez, no con lástima, no con burlas, no con susurros, no llamándola enferma.

Poco a poco, Erica había aprendido a refugiarse en su interior, a crear una armadura, a esconderse en el vacío. Había decidido no sentirse herida, se había propuesto desaparecerse entre el silencio, entre la luz blanca. Había escogido convertirse en un fantasma.

Erica se había quedado callada ante la pregunta de Boyd, por primera vez en mucho tiempo. Por lo menos por primera vez desde que Derek Hale la había mordido. Se había quedado callada como la Erica de antaño porque la respuesta no era simple.

Luego de ser adoptada por el silencio, luego de haberse escondido en los pie de páginas, ella había descubierto lo que más había deseado siempre era ser escuchada.

Cuando Boyd preguntó de nuevo, se había quedado callada porque la respuesta era algo tan íntimo que nisiquiera estaba segura de conocerla ella misma.

La primera noche de luna llena, después de su primer asesinato, al sentir el susurro del bosque a su alrededor, al sentir el poder en sus músculos, la sangre de la víctima en su boca, Erica se había dado cuenta que lo que más le gustaba era aullar.

fanfiction: doctor who, fanfiction: teen wolf, fanfiction: mad men

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