Reto 99: Parte II

May 08, 2011 17:43


RETO 99
(Parte II)

34. Monster: Eva/Kenzo
Y habría estado bien, seguir con él. Habría estado bien ser la pareja de moda, la pareja perfecta. Podrían haberlo sido, si sólo Kenzo se hubiese tragado su maldita moralidad, si sólo no hubiese decidido destrozarle la vida de esta forma. Y todo habría estado bien de no ser por ese niño, y Eva no tendría que ir colgada del brazo de otro hombre -uno más rico y más prometedor, uno que no huele como él ni besa como él, que no hace chistes incomprensibles ni la lleva al parque a comer-. Estábamos destinados a esto, le susurra al oído al doctor Norden; él sonríe. Y es el hombre equivocado, y Eva tiene ganas de llorar.

35. Monster: Tenma, Nina, Johan
Le encantaría decir que se arrepiente. Le encantaría decir que ha maldecido esa noche, esa operación, cada segundo de su vida. Y, sin embargo, no puede hacerlo. Ser médico es esto, supone, salvar vidas sin saber muy bien qué estás haciendo, sin saber si merecen ser salvados. Y puede que lo haya destruido todo, al darle a Johan una segunda oportunidad, pero quién sabe, en el fondo. Se lo dice a Nina, un buen día; ella se encoge de hombros. Creo que no quiero imaginármelo.

36. Monster: Eva/Martin
Y podrían ser felices, ahora. Coge ese maldito tren conmigo, olvídate de esto. Te espero en la estación, y Martin está tentado, está realmente tentado, pero hay otras cosas. El mundo no se limita a ellos dos, desde luego, por más que lo desee; el mundo es mucho más grande y más peligroso, y esto es sólo el principio, y Eva... Eva aún tiene una oportunidad, si él consigue dársela. Así que aprieta la corbata entre los dedos, respira hondo. Tiene que encontrar a Kenzo Tenma.

37. 20th Century Boys: Kenji/Otcho
Casi se echa a reír, cuando le ve. Primer encuentro en, ¿cuánto?, ¿veinte años?, y aparece vestido de conejo, nada menos. Y sí, le cuesta aguantar, se le forma una sonrisilla, y, si el asunto no fuese tan jodidamente serio, se le escaparía una carcajada. En lugar de eso, le agarra del cuello del traje, le atrae hacia él, le besa. Había echado de menos eso, murmura; Kenji tiene la misma sonrisa traviesa de antes, de cuando no eran más que muchachos y exploraban, se buscaban sin casi saber. Me alegro de que hayas venido, dice; Otcho sabe que ha hecho lo que debía.

38. 20th Century Boys: Mon/Yukiji
Kana está en casa de unos amigos, murmura; él asiente con dificultad. Hay tubos y cables por todas partes, y Yukiji se siente un poco agobiada, un poco claustrofóbica, bastante aterrada. Creo que está empezando a superarlo, comenta. Lo de Kenji. Nunca se irá del todo, ya lo sé, pero... No encuentra nada más que decir, después de eso, no con él mirándola a los ojos, sin decir nada -sin poder decir nada-, y esa sensación de asfixia y el terror trepándole por la garganta. Por favor, le pide, aguanta. Aguanta, Shimon. Y nunca antes le ha llamado por su nombre, pero quizás sea hora de hacerlo. Ya nunca más serán niños, al fin y al cabo.

39. 20th Century Boys: Sadakiyo
Es difícil ser invisible, es difícil y es duro y nadie puede culparle, desde luego, por haber hecho lo que hizo. Y es que él le vio, él se fijó en él y Sadakiyo era sólo un niño, y, bueno, el resto es historia. Pero, ahora que han crecido, ahora que has crecido, Sadakiyo, no tienes excusa. Ahora es sólo el miedo, lo que le mantiene ahí, ese terror infantil e irracional, y no sabe si sentirse furioso, consigo mismo, si golpearse hasta reaccionar. Algún día tendrás que actuar, desde luego. Algún día tendrás que decidirte, tendrás que escoger. Pero, de momento, puede esperar.

40. Being Human: George/Mitchell
Sinceramente, empieza, ¿tenías que hacer eso? Y la voz de George es terriblemente graciosa, cuando está indignado, así que Mitchell asiente, se ríe. Vamos, no he dicho ninguna mentira, ¿eh?, comenta, y luego añade eres insaciable. Y George frunce el ceño, se prepara para hablar de nuevo. Suerte que John Mitchell es increíblemente rápido e increíblemente bueno besando -increíble, en general-, porque, si no, esta discusión no habría tenido fin. Pero tenemos la casa, ¿no?, y, con eso, da por terminada la conversación. Al fin y al cabo, tienen cosas más importantes que hacer.

41. Being Human: Annie/Owen
En perspectiva, no tiene muy claro cómo es que no lo vio venir. Quizás porque era encantador, su Owen -y es terrible que siga pensando en él como suyo-, quizás porque Annie siempre fue una niña cabezona y su madre le dijo que él no era bueno, y ella decidió que, entonces, tenía que ser lo mejor. Quizás porque estaba entusiasmada, ciega, enamorada; ojalá se hubiera dado cuenta antes. Pero ya no tiene remedio; está muerta y él está vivo, y lo único que puede hacer es verle pasar, odiarle con todas sus fuerzas. Llorar.

42. Being Human: George/Annie
Ocurre en una de las muchas tardes que pasan juntos, solos. Cuando Nina se ha ido y Mitchell no está realmente ahí, no desde hace mucho. Ocurre cuando están tirados en el sofá y Annie piensa en Hugh y cómo ha vuelto con su novia de antes, en cómo todo el mundo parece feliz, excepto ellos. Y lo dice en voz alta -dice qué injusto es todo esto-, y George coincide con ella, la abraza. Y es entonces cuando se da cuenta de que, más o menos, tienen todo lo que necesitan. Se tienen el uno al otro, por lo menos, incluso en los malos tiempos.

43. Watchmen: Daniel/Laurie
No sabe cómo debería sentirse. La quiere, la desea -desde hace mucho, desde luego-, pero hay una parte de él que no se lo cree del todo, todo esto. Hay una parte de él que tiene miedo, que cree -sabe- que ella se irá por la mañana, que volverá con su novio maravillosamente azul, con el hombre al que ama de verdad. Hay una parte de él que no está dispuesta a conformarse con ser el hombro sobre el que llorar, el premio de consolación. Y, sin embargo, la besa, se deja llevar. Daniel siempre ha sido bueno mintiendo, sobre todo si es a sí mismo.

44. Watchmen: The Comedian/Silk Spectre
Y ella debería haber aprendido, pero Sally es difícil, es una chica dura, y Eddie lo sabe -la ha visto quitarse de encima a tipos más grandes y fuertes que ella-, y quizás sea eso lo que le gusta de ella. Que es decidida, que sabe lo que quiere y cómo lo quiere, que hará falta mucha presión para romperla. Es un reto, y al Comediante le gustan los retos, y quizás la última vez no fue muy bien, entre ellos, pero ahora... ahora es distinto. Ahora ella se deja tocar y él aprovecha, y puede que de aquí salga algo bueno, por un rato.

45. Watchmen: Adrian, Daniel
El día en que decidieron revelar sus identidades, Adrian dio el primer paso. No tenía mucha gracia, claro, porque a esas alturas todo el mundo sabía quién era Ozymandias, pero lo importante era el gesto. Rorscharch se marchó prácticamente enseguida; ni siquiera llegó a ver a Daniel, aunque, por supuesto, probablemente ya sabía quién era. Trabajaban juntos; lo hicieron durante mucho tiempo. Y el Búho Nocturno, el segundo con ese nombre, se quedó mirándole un rato antes de quitarse la máscara, como si desconfiara de quienes quedaban allí. Después de esta noche, por supuesto, Adrian no puede culparle.

46. Criminal Minds: Aaron Hotchner
Hay veces en que le gustaría cambiar de vida, supone. Tener un trabajo tranquilo y poder volver a casa, con su mujer y su hijo -porque, aunque pocos lo crean, le gusta estar allí, con ellos, le gusta tenerlos cerca-. Hay veces en que se plantea renunciar a su puesto, pero el equipo le necesita en este caso, y quizás en el siguiente, y pasan los meses y no es capaz de cortar, de desconectar. Siempre hay una foto -y eso es lo peor, eso es lo que le empuja a quedarse aquí, a aguantar como pueda-, siempre hay una víctima, y Aaron Hotchner no puede quedarse quieto. Necesita hacer algo, cualquier cosa. Salvarles.

47. Criminal Minds: Reid, JJ
Podrían haber sido mucho más, supone. Pero tampoco está muy seguro de que le hubiera gustado; JJ es simplemente ella, JJ, y es muy rubia y muy guapa y demasiado buena para convertirse en otra cosa. Sería arriesgar demasiado; no es, además, como si perdieran algo. Siguen estando juntos en todo lo que importa -en el equipo, en algún partido esporádico-, y todo funciona bien. Aunque a veces, sin querer, Spencer Reid se pregunte qué habría pasado, cómo habría salido todo. Y le dirija una sonrisa tentativa, y espere hasta verla responder.

48. Criminal Minds: Morgan/García
Son muchos años tonteando, muchos años flirteando, más o menos, como para no hacer nada. Es sólo una noche, por supuesto, una borrachera más y un te acompaño a casa, y después no hay mucho más que decir. Probablemente que, al despertar, él casi no recuerda dónde está, y necesita que ella le recuerde que estamos en mi piso, cariño, y después de eso mete la cabeza bajo las sábanas. Has gritado. Deja de gritar, protesta; Penélope se ríe y le arranca la almohada de las manos, y Morgan recurre al truco más sucio que se le ocurre para recuperarla: la besa. Y todo sigue su curso, sin grandes cambios.

49. Ben 10 AF: Ben, Kevin
No se fía de él, desde luego. Se lo deja bien claro el primer día, y el segundo y el tercero y todos los siguientes, hasta que el que esté con ellos se convierte en algo tan rutinario que a Ben no le quedan fuerzas para recriminarle nada. De cualquier forma, han pasado algo así como cinco años, y, por suerte, todos han cambiado un poco -qué sería de ellos, si Gwen siguiese siendo la misma que era con diez años-, así que no hay mucho que reprochar, a estas alturas. Y Kevin es algo así como un amigo, aunque no sea la mejor compañía del mundo, y Ben, todo hay que decirlo, no tiene mucho de lo que quejarse. De momento.

50. Ben 10 AF: Gwen/Ben
Ben puede ser muchas cosas, desde luego. Molesto e infantil, demasiado imbécil para seguir vivo; a Gwen se le ocurren multitud de calificativos para su primo favorito, y ninguno de ellos bueno. Y, sin embargo, y a día de hoy, siguen yendo juntos por la vida, y eso es algo que no todo el mundo entiende, desde luego; no lo entienden, claro está, hasta que les oyen discutir, hasta que les ven besarse, a escondidas y más rápido y más torpes de lo que deberían. Después de eso, todo queda más o menos claro. Aunque sigue siendo una locura.

51. Ben 10 AF: Gwen/Kevin
Puede que no sea exactamente su príncipe azul -ni mucho menos-, puede que haya dejado, incluso, de ser el chico malo sexy -demasiado tiempo con ella y su primo-. Puede que Kevin Levin no sea exactamente la elección más acertada para nada, pero, desde luego, Gwen no va a protestar. No cuando puede tenerle para ella, cuando la recoge en ese coche horrible y verde y la lleva a un estúpido baile que no puede soportar, cuando se ha puesto un esmoquin por ella -no cuando puede sentirle tan cerca, tan dentro-. Puede que no sea la mejor elección, desde luego, pero es la suya.

52. Weirdsister College: Millie/Ben
Hay veces en que se pregunta qué habría sido de ella, si no estuviese él. Si no hubiese un Ben en el que cobijarse cuando todo se vuelve tan terrible -tan mágico-, si no hubiese nada cálido y firme en su vida. Hay veces en que se lo dice a él, también, y Ben, siendo Ben, sólo deja escapar una sonrisa. Estarías con alguien como Hobbes, comenta; a Millie se le forma una especie de nudo en el estómago. No soporta que lo diga así, tan sin pensarlo, dándole tan poca importancia. Parece que no te importe, le reprocha; él se encoge de hombros. Es una suerte que no haya pasado, ¿eh? Y la besa. Y la discusión se acaba.

53. Weirdsister College: Millie, Hobbes
Podrían haber llegado a algo. Podrían haber conectado -ella lo ha intentado, desde luego, y ambos lo saben-, podrían haber sido, quizás no una pareja, no algo épico, pero sí amigos. Más o menos. Si hubiesen empezado de otra forma, sin tantas mentiras ni tantos engaños, si él se hubiese atrevido a salirse del papel, en algún momento. Pero tampoco es cuestión de pensar en eso, murmura ella; él levanta una ceja. Puede que tengas razón. Es mejor no pensarlo demasiado.

54. Weirdsister College: Ethel/Hobbes
Chica mala y chico malo. Suena bien, y le sonríe; él hace un ruido raro, una especie de gruñido no del todo conforme, pero se queda quieto. No es exactamente lo que esperabas, ¿eh?, le pregunta Ethel; Nick sacude la cabeza. Obviamente, dice; ella se pega más a él. Las cosas nunca salen como esperas, al final, dice, y ella no es para ti. Por eso estoy yo, y le besa, y el beso es más largo y más real que todos los anteriores, el beso significa algo, aunque sea poco. Después, él sonríe. Sí, le dice, por eso estás tú.

55. Wicked: Elphaba/Fiyero
Hay cosas que olvida, poco a poco, hay cosas que no recuerda demasiado bien. No sería capaz de trazar cada uno de los dibujos de su piel, si se lo pidieran, no como lo hacía antes. No podría olerle, saborearle; no reconocería su voz de entre millones, como un día pensó que haría. No; hay cosas que se borran, poco a poco, hay cosas que desaparecen, como lo ha hecho él. Y cada vez le queda menos por lo que luchar, a Elphaba, cada vez le queda menos que le ate al mundo; Fiyero era la cuerda más grande, y ahora está rota.

56. Wicked: Elphaba, Glinda
Nunca coincidieron demasiado, claro está, en ideas e ideales. Glinda supone que es por culpa del color de la piel -de ese verde de Elphaba-, que, en un mundo como el suyo, realmente importa. Sobre todo cuando están hablando de niñas ricas, mimadas, cuando hablan de chicas con ayas que se pasan la noche hablando de todo y de nada importante, cuando hablan de gente que, como ella, están destinadas a grandes cosas -grandes maridos-. No como Elphaba, desde luego, nada como ese luchar por todo, luchar por causas perdidas y ser ella misma una de ellas. No, nunca como ella.

57. Wicked: Nessa, Elphaba
Nadie podría haber dicho que son hermanas -hermanastras, al menos-. Nadie podría haber señalado ese parecido entre ellas, principalmente porque no existe. Nessa es delicada y preciosa, aún siendo como es; Elphaba es aguda, angulosa, verde. Y eso se nota, desde luego -su propio padre las trató de forma distinta, al fin y al cabo-, eso se puede ver desde lejos. Y Elphaba es ruda y brusca porque tiene que serlo, porque el mundo no es amable, y Nessa es fuerte cuando es necesario, porque hay momentos en que la falta de brazos no es una excusa. No, no se parecen, desde luego, y quizás es por eso por lo que no dice nada, Elphie, quizás es por eso por lo que se va, y la deja sola.

58. Fruits Basket: Hatori, Momiji
Es fácil encontrar una rutina, entre los dos. Es fácil acostumbrarse a vivir juntos, es fácil porque son parecidos, en el fondo, son iguales en eso que importa -porque los dos están solos-. Y Hatori no es un buen padre, a veces, pero sí un buen compañero, y Momiji casi le ha perdonado que le borrase de la cabeza de su madre. Más o menos. Y se necesitan el uno al otro, al fin y al cabo, necesitan a alguien en quien apoyarse para sobrevivir en este mundo, olvidarse de la maldición, tener una vida. Y es por eso que son familia.

59. Fruits Basket: Shigure/Akito
Es caprichosa, desde luego, caprichosa e insoportable, y hay veces en que quiere mandarla bien lejos. Y entonces es él quien se convierte en el malo de la película, irrespetuoso y burlón, riéndose de ella sin apenas esfuerzo. Y Akito frunce el ceño, pero no dice nada -y hay silencio en toda la casa durante un tiempo-, y Shigure piensa que, quizás, se ha pasado. Esta vez. Nada más. Pero es orgulloso, es casi tan orgulloso como ella, y disculparse, simplemente, está fuera de su alcance. Así que la besa, simplemente, la besa y la rodea con sus brazos, espera a que todo pase. A veces funciona.

60. Fruits Basket: Shigure, Hatori, Ayame
Se reúnen de vez en cuando, charlan de los viejos tiempos. Recuerdan el instituto, por ejemplo, y cómo Hatori tenía que sacarles de problemas, la mayor parte de las veces. Hablan de las chicas -y de los chicos, a veces- y de quién hizo qué y cómo podría haber salido todo. No comentan lo demás, sin embargo -la maldición, lo que les ha hecho, todo lo que han pasado-, no comentan lo que importa de verdad; se entienden bien. Y ninguno quiere recordarlo, en realidad, ninguno quiere reconocer que hace poco, hace tan poco que son libres. Si no lo mencionan, si no piensan en ello, quizás, un día, se borre de sus mentes. Quizás.

61. The Stand: Nick/Tommy
Es difícil, al principio. Es difícil porque Nick no puede hablar, porque Tommy no lee ni escribe, porque no se entienden y eso lo hace todo más complicado, desde luego -en este mundo post-apocalíptico poder entenderse es realmente importante-, pero el tiempo ayuda. Y las miradas y los gestos acaban por bastar, porque tienen que hacerlo, porque son lo único que tienen, son lo único que queda en un Universo que parece vacío, desierto. Porque hay momentos en que necesitan algo más, necesitan tocarse y sentirse, el uno al otro, saber que hay alguien más. Y entonces, entre ellos, las palabras están de más.

62. The Stand: Stu/Frannie, Harold
Podría haber funcionado, claro. Eran ellos dos contra el mundo, cuando salieron del pueblo, y Harold no conseguía sentirse realmente mal, porque Frannie estaba con él, y con Frannie todo era mejor. Y podría haber funcionado, podrían haber seguido adelante juntos, solos, y el tiempo habría curado las heridas y la habría hecho caer en sus brazos -Harold tiene paciencia-, y todo habría estado bien. Pero las cosas no salen nunca como las planeas, Harold, y entonces han llegado ellos, ha llegado él, y cómo competir con alguien así, con un héroe, cuando eres sólo un muchacho. Y todo vuelve a estar igual que antes, todo vuelve a su lugar.

63. The Stand: Harold/Nadine
Podríamos seguir aquí toda la noche, dice ella, en un momento determinado; Harold abre los ojos, la mira. ¿Te molesto?, y Nadine se encoge de hombros; no está cómoda, eso seguro. Pero Harold lo entiende, a estas alturas; no hay mucha gente que esté cómoda con él, después de un tiempo. Está bien, dice, entonces, vamos a terminar. Y se levantaría y se pondría manos a la obra, pero la chica se sienta justo encima, sobre sus piernas, y se deja caer un poco, y antes de darse cuenta se están besando, tocando -nunca llegarán a nada más; no es personal, y él lo entiende-, y son dos cuerpos malditos enredados. No hay nadie que les entienda mejor de lo que se entienden ellos.

64. It: Ben/Beverly
Son el final feliz del otro, eso está claro; son lo que han estado buscando durante tantos años, lo que encuentran ahora, que es casi demasiado tarde. Y disfrutan de estos momentos, disfrutan del aquí y del ahora, aunque acaben de perder a Eddie, aunque la ciudad esté destrozada y la presencia de Eso todavía se sienta en el aire. Se abrazan y se sujetan el uno al otro, porque podrían caer, porque Bill y Richie y Mike necesitan apoyarse entre ellos; se besan porque no hay nadie más que lo haga, porque se quieren y quieren a los otros, porque saben que, en cualquier momento, lo olvidarán todo.

65. It: Eddie/Beverly/Bill/Ben/Richie/Mike/Stan
Recuerda haber soñado con esa noche alguna vez, según pasaron los años. El día en que perdió la virginidad por segunda -séptima- vez, por ejemplo, cuando despertó en mitad de la noche y casi pudo sentirles, cuerpos sobre el suyo, explorando, torpes, tímidos, niños. Y no supo qué significaba, entonces, porque las cicatrices habían desaparecido, porque los recuerdos ya no estaban ahí, pero siempre se sintió vacía. Incluso con Tom -sobre todo con Tom-, porque es difícil ser feliz cuando no los tiene con ella. Los Perdedores son uno para todos, todos para uno; Beverly Marsh, sin ellos, no es nada.

66. It: Bill/Audra
Puede que tuviese algo que ver, al principio, el que se pareciese a Bev. Es lo bastante inteligente como para no intentar negárselo; puede que su subconsciente se fijase en ella precisamente por eso. Pero Audra, en realidad, es mucho más que eso; si sólo quisiera su cuerpo, si no le importara nada más, todo esto no dolería tanto. El tenerla a su lado, silenciosa, inmóvil, prácticamente muerta; el no saber qué hacer, qué decir, cómo volver atrás en el tiempo. Ojalá no hubiese vuelto, se dice; sabe que no lo siente, sin embargo. No del todo.

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