Tabla Momentos: 19, 21, 30
Tabla Momentos
Fandom: Harry Potter
Claim: James/Lily
19. Tregua
El séptimo curso de Hogwarts es estresante, es muy estresante, es, quizás, lo peor que ha vivido Lily. No, borrad ese quizás. Es simplemente horrible.
Están los estudios, claro. Están las clases interminables y los trabajos y trabajos y trabajos y más trabajos, están los deberes que nadie consigue acabar jamás y esa continua presión de tenéis que pensar en vuestro futuro. Está la horrible sensación de no hacer nunca nada lo suficientemente bien, de que alguien va a comérselos a todos, si no mejoran.
Luego, además -y por si fuera poco-, Lily tiene sus deberes de Prefecta y Premio Anual. Que no es que le importe -nada más lejos-, no es que no le guste ayudar a los demás, estar pendiente de unos niños de once o doce años con preocupaciones tan profundas como una fotografía muggle, qué va. ¿Hay alguien que prefiera tener vida a pasarse tardes y tardes escuchando problemas amorosos de chavales que no han cumplido los catorce? Lily lo duda.
Y, para terminar, claro, está James, que no hace nada más que interrumpirla, una y otra vez, no hace nada más que acercarse cuando no debería, cuando tendría que estarse quietecito ahí, en un rincón, para no desconcentrarla.
Date una tregua, Lily, le dice. Un respiro. Y la besa, y le pasa la mano por el pelo -ahora que puede hacerlo, no ha vuelto a pasarla por el suyo propio-, y Lily piensa que qué narices, que un descanso siempre viene bien. Tampoco es cuestión de morir de estrés, supone.
21. Retroceso
Si pudiese volver atrás en el tiempo, Lily cambiaría muchas cosas en su vida. Si pudiese volver atrás, por ejemplo, hablaría más con James, desde primero, le obligaría a madurar, disfrutaría de él.
Supone que también se acercaría más a Severus, si pudiese. Se aseguraría de tenerle cerca para no echarle de menos, como ahora. Para no sentir que ha perdido algo importante, para no saber que, con toda certeza, también ha destrozado su vida. Sería su apoyo, como él quería, y él... él sería su amigo. El de antes, el de siempre, el que tendría que haber sido.
Si pudiese volver atrás en el tiempo, decide Lily, cambiaría muchísimas cosas. Confiaría en Remus, supone, a pesar de todo. A pesar de los besos furtivos y los deslices -esos también los cambiaría, supone-, a pesar de que es un hombre lobo y de quién mejor que él para estar en el lado de Quien-Tú-Ya-Sabes, Lils. Hablaría con Peter -o quizás no. Quizás, de ser posible, ese retroceso, no hablaría con Colagusano; se limitaría a matarle. Quién sabe.
Si pudiera volver atrás en el tiempo, supone Lily, correría más, más y más rápido, en este día de Halloween del ochenta y uno, correría y correría con Harry en los brazos, y él -el Lord Oscuro- no podría alcanzarla, alcanzarlos.
Pero es tarde.
30. Final
Es un presentimiento, lo que tiene Lily. Es levantarse en la cama sudando, los ojos muy abiertos muy de golpe; es que le tiemblen las manos y los labios, que quiera sacudir a James y salir corriendo, Harry en brazos. Es treinta y uno de octubre y son las dos de la madrugada, y el sol saldrá dentro de un rato, y a Lily Halloween le aterra, y no sabe por qué. Quizás sea por el sueño, por la pesadilla que no consigue recordar pero que -sabe- era horrible y tan, tan real que casi cree haberla vivido.
James duerme profundamente, a su lado; el pequeño Harry estará en su cuarto, a una pared de distancia, supone, tranquilo y feliz, sonrisa de sueños de niño, de bebé, en los labios. La despertará en un rato, como cada mañana, la despertará con un llanto ruidoso, infantil, un llanto perfectamente normal, y Lily protestará y empujará a James, que se dará la vuelta, y acabará por levantarse -su marido es muy vago, refunfuñará, como cada mañana-, y será un día cualquiera, ese treinta y uno de octubre. Un día como cualquier otro, se dice Lily, e intenta volver a dormir.
En sus sueños, alguien grita. En sus sueños, ese alguien es ella. En sus sueños, el treinta y uno de octubre es el final. Más allá no hay nada.
Fandom: Harry Potter
Claim: James/Lily
19. Tregua
El séptimo curso de Hogwarts es estresante, es muy estresante, es, quizás, lo peor que ha vivido Lily. No, borrad ese quizás. Es simplemente horrible.
Están los estudios, claro. Están las clases interminables y los trabajos y trabajos y trabajos y más trabajos, están los deberes que nadie consigue acabar jamás y esa continua presión de tenéis que pensar en vuestro futuro. Está la horrible sensación de no hacer nunca nada lo suficientemente bien, de que alguien va a comérselos a todos, si no mejoran.
Luego, además -y por si fuera poco-, Lily tiene sus deberes de Prefecta y Premio Anual. Que no es que le importe -nada más lejos-, no es que no le guste ayudar a los demás, estar pendiente de unos niños de once o doce años con preocupaciones tan profundas como una fotografía muggle, qué va. ¿Hay alguien que prefiera tener vida a pasarse tardes y tardes escuchando problemas amorosos de chavales que no han cumplido los catorce? Lily lo duda.
Y, para terminar, claro, está James, que no hace nada más que interrumpirla, una y otra vez, no hace nada más que acercarse cuando no debería, cuando tendría que estarse quietecito ahí, en un rincón, para no desconcentrarla.
Date una tregua, Lily, le dice. Un respiro. Y la besa, y le pasa la mano por el pelo -ahora que puede hacerlo, no ha vuelto a pasarla por el suyo propio-, y Lily piensa que qué narices, que un descanso siempre viene bien. Tampoco es cuestión de morir de estrés, supone.
21. Retroceso
Si pudiese volver atrás en el tiempo, Lily cambiaría muchas cosas en su vida. Si pudiese volver atrás, por ejemplo, hablaría más con James, desde primero, le obligaría a madurar, disfrutaría de él.
Supone que también se acercaría más a Severus, si pudiese. Se aseguraría de tenerle cerca para no echarle de menos, como ahora. Para no sentir que ha perdido algo importante, para no saber que, con toda certeza, también ha destrozado su vida. Sería su apoyo, como él quería, y él... él sería su amigo. El de antes, el de siempre, el que tendría que haber sido.
Si pudiese volver atrás en el tiempo, decide Lily, cambiaría muchísimas cosas. Confiaría en Remus, supone, a pesar de todo. A pesar de los besos furtivos y los deslices -esos también los cambiaría, supone-, a pesar de que es un hombre lobo y de quién mejor que él para estar en el lado de Quien-Tú-Ya-Sabes, Lils. Hablaría con Peter -o quizás no. Quizás, de ser posible, ese retroceso, no hablaría con Colagusano; se limitaría a matarle. Quién sabe.
Si pudiera volver atrás en el tiempo, supone Lily, correría más, más y más rápido, en este día de Halloween del ochenta y uno, correría y correría con Harry en los brazos, y él -el Lord Oscuro- no podría alcanzarla, alcanzarlos.
Pero es tarde.
30. Final
Es un presentimiento, lo que tiene Lily. Es levantarse en la cama sudando, los ojos muy abiertos muy de golpe; es que le tiemblen las manos y los labios, que quiera sacudir a James y salir corriendo, Harry en brazos. Es treinta y uno de octubre y son las dos de la madrugada, y el sol saldrá dentro de un rato, y a Lily Halloween le aterra, y no sabe por qué. Quizás sea por el sueño, por la pesadilla que no consigue recordar pero que -sabe- era horrible y tan, tan real que casi cree haberla vivido.
James duerme profundamente, a su lado; el pequeño Harry estará en su cuarto, a una pared de distancia, supone, tranquilo y feliz, sonrisa de sueños de niño, de bebé, en los labios. La despertará en un rato, como cada mañana, la despertará con un llanto ruidoso, infantil, un llanto perfectamente normal, y Lily protestará y empujará a James, que se dará la vuelta, y acabará por levantarse -su marido es muy vago, refunfuñará, como cada mañana-, y será un día cualquiera, ese treinta y uno de octubre. Un día como cualquier otro, se dice Lily, e intenta volver a dormir.
En sus sueños, alguien grita. En sus sueños, ese alguien es ella. En sus sueños, el treinta y uno de octubre es el final. Más allá no hay nada.