Aug 09, 2009 17:09
Cuando era muy pequeña me encantaba usar el teléfono. Supongo que porque era algo que no me dejaban hacer muy a menudo, pero recuerdo que me parecía muy divertido contestar al teléfono cuando sonaba, y que de hecho una de las pocas broncas que me llevé en mi infancia fue porque contesté al teléfono en una casa que no era la mía (XD). Teniendo en cuenta mis antecedentes, es bastante curioso que hoy en día tenga una irracional aversión hacia los teléfonos. Cuando suena el teléfono en mi casa nunca lo cojo a no ser que sea imprescindible, y cuando me llama al móvil un número que no está guardado en la memoria o un número oculto, siento una inquietud que a mí misma me parece exagerada (pero de todas formas suelo no contestar a esas llamadas). A veces en el trabajo suena el teléfono cuando no están ni el jefe ni la encargada (que son quienes normalmente lo cogen), y entonces es de esperar que alguno de los que estamos en la oficina lo coja... desde fuera debe de ser gracioso vernos a mí y a una compañera con quien comparto mi "odio telefónico" alejarnos discretamente del teléfono cada vez que eso pasa. XD
No sé si lo definiría como una fobia, porque puedo hablar por teléfono cuando es necesario... sólo que prefiero no hacerlo. XD Pero sí, hay ocasiones en las que resulta poco práctico tener tantos reparos para usar un teléfono, sobre todo en el trabajo cuando tengo que llamar a alguna planta para que me describan a un sospechoso y poder encontrarlo por la cámara, por ejemplo... pero también para cosas más mundanas, como la de mantener el contacto con amigos y familiares. Por suerte existen los e-mails.
Todo esto viene a que en un par de semanas es el bautizo de uno de mis primos segundos, y mi madre me ha encargado que llame a mi prima para que le pregunte por los gustos de su hijo mayor (el que no se bautiza, que tiene tres años) porque le queremos hacer algún regalito para que no coja celos de su hermano pequeño. Mi madre vio un muñequito de Spiderman en una tienda y quiere comprárselo, pero yo lo veo un regalo muy tonto porque además ni siquiera sabemos si le gusta Spiderman. XD Así que tengo que llamar para preguntar si al niño le gusta Spiderman, sí. Si ya me resulta incómodo usar el teléfono para cosas serias, usarlo para preguntar semejante chorrada se me antoja aún más desagradable... pero lo haré, más que nada por aquello de superarse a uno mismo y esas cosas. Además, si no le gusta Spiderman intentaré sonsacarle alguna otra cosa que le pueda hacer más gracia. El pequeño no es problema, con seis meses cualquier juguetito hace ilusión. XD
Por cierto, en estos últimos días he recordado por qué odiaba ir de compras con mi madre. Vale, sí, admito que tenía que comprar un atuendo decente para llevar al bautizo porque en mi armario no hay ropa elegante (o al menos no como se suele esperar en este tipo de celebraciones... mi concepto de "elegante" suele diferir del del resto de mortales XD), y vale que mi madre me quisiera acompañar porque no se fiara de mi criterio... teniendo en cuenta que mi ropa suele horrorizarla y que quiere que su familia se lleve una buena impresión de mí, creo que hizo bien en esto último. Pero es que yo soy de entrar en una tienda, ver algo que me guste, comprobar que me quede bien y que no sea muy caro, y llevármelo. Punto. Mi madre no. Ella quiere recorrer todas las tiendas de toda la ciudad porque quiere encontrar la prenda perfecta, que sea tan bonita como barata y que además quede como un guante y que sea fácil de lavar y que el material tenga unas determinadas características... y varias cosas más que ya no recuerdo. Y cada vez que salgo con ella a comprar me vuelve loca, porque lo que a mí me gusta a ella le horroriza, y lo que a ella le gusta a mí me horroriza, y encontramos un vestido que nos gustaba mucho a las dos pero le pareció demasiado caro para lo poco que lo voy a usar... y al final cogimos uno que no nos encanta a ninguna de las dos pero que tampoco nos parece horrible a ninguna, y alcanzar un término medio cuando somos de gustos tan opuestos ya es mucho. Es negro, bastante sencillito con algunos dibujos de mariposas blancas y grises por la parte de abajo... igual pensáis que es cursi, y yo también, pero os aseguro que es de lo menos cursi que me he probado en estas últimas horas.
Aysh. El caso es que ahora me quejo, pero sé que algún día echaré de menos este tipo de cosas.
Ahora mismo hay en mi casa un follón tremendo porque estamos pintando aprovechando que mi madre tiene vacaciones, y dada nuestra poca experiencia en el arte de la pintura... no nos está saliendo del todo mal, pero somos muy chapuceras. XD Queríamos pintar el comedor de un tono magenta, quizás algo más oscuro, que en la tienda nos dijeron que se conseguiría mezclando pintura roja y morada. Pero por más pintura morada que echábamos seguía quedando más bien rosada, y tras echar todo el bote de colorante (cosa que en teoría nunca hay que hacer) y ver que seguía sin cambiar el tono, decidimos dejarla así y pintar con ese color. Así que ahora tenemos un comedor rosa adorable... que a mí particularmente me da bastante asco, porque le da a la casa un toque pijo impagable. XD Será cuestión de acostumbrarse.
Eso sí, como nos pase igual con toda la casa y acabemos pintando con el color que nos salga en lugar del que teníamos planeado... a saber cómo acaba todo. Miedo me da.
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