Ashco de viernes + 03.Ventana

Mar 12, 2010 20:12

Puaaj!! Asco de viernes T-T para empezar, a primera hora sociales, y el tío ese cabrón me ha dicho que no sabe si aprobarme o suspenderme y tengo que hacerle un dosier entero para el Lunes T-T pero si se lo entrego me aprueba :D y por eso estoy un poco más happy que cuando lo de FiQ... por que primero al inicio de la clase me dice "Ei, Marina, que eres de las pocas aprobadas" y al acabar la clase le pregunto mi nota y me dice que UN CUATRO!!! su putttttísima madre T-T que mal me cae, así que ahora a recuperación, suponiendo que sobreviva a lo que me digan mis padres cuando se enteren T-T en fin, asco de viernes!! Y para colmo se me ha escacharrado el disco duro externo, así que ya me veis aquí intentando recuperar los archivos de Smallville antes de morirme de Smallvilitis!! T-T NECESITO a mi Ollie T-T



Pasando de tema, cumplo ya pronto los años *O* el día 22 de Marzo *O* justo el mismo día que me voy a francia de colonias y supongo que no me veréis ni el pelo hasta que vuelva *O* sorry T-T asi que no actualizaré el LJ durante esos días xD

En fin... y como ya dije, a mi misma me puse un reto... UNO de los de la tabla como MINIMO al día xD y aqui tenéis el 3!! Ventana!! xD

03. Ventana
A veces Remus se pregunta si realmente está despierto, si no es todo un sueño del que en un momento u otro va a despertar. Remus se siente a veces tan incomprendido y confuso que nota que el mundo se vendrá abajo justo cuando esté pasando el.

Por eso Remus Lupin suspira, sentado en el alféizar de una ventana con un libro de poesía en las manos, concretamente Withman. Sentado en el alféizar de SU ventana. Se ha declarado como tal, la han declarado todos los merodeadores como tal. La ventana del cuarto que da al campo de quidditch. La misma ventana desde la que se ve todo el cielo y parte de las montañas de fondo. Se ve todo el jardín y a Remus le encanta ver el jardín. Desde su sitio privilegiado ve a las chicas correr, ve a los chicos mirarlas, ve las miraditas que se echan, ve a unos pobres Ravenclaw intentando estudiar, ve a unos Hufflepuff que se ríen y se persiguen entre sí, ve a unos Slytherin que se dedican a hablar sentados bajo un árbol, ve a unos Gryffindor que juegan al Snap Explosivo. Desde su ventana ve incluso a la profesora Minerva McGonnagall que va apresurada a encontrarse con Albus bajo una columna y tratar de temas de poca importancia para cualquiera.

Pero Remus también ve a los jugadores de quidditch que juegan en ese momento. Distingue el rastro de la escoba de James que al parecer ha prendido fuego, ve las innombrables sacudidas de la escoba de Frank Longbottom, ve los golpes de bate de Sirius, y ve a Peter en las gradas, aplaudiendo sin parar como un crío al lado de Alice, quién no puede evitar sonreír cada vez que Frank se recupera de una caída.

Y entonces sonríe como siempre, justo en ese momento en el que el tiro le salió mal y le dio a el mismo, en el momento en el que Sirius cae de la escoba y es rescatado por James al vuelo. Y se ríe porque sabe que James nunca dejaría caer a Sirius. Y ríe, aunque nadie más esté en esa habitación para ver como se ríe. Y ríe aún sabiendo que nunca podrá recoger a Sirius al vuelo, que nunca podrá impedir que la escoba de Frank dé sacudidas, que nunca será capaz de estar durante un entrenamiento al lado de Peter en las gradas.

La razón es simple, aunque le hace gracia no puede evitar embobarse mirando a Sirius. Y es que no entiende cómo puede Sirius ser tan condenadamente perfecto, cómo puede tener esos brazos esculpidos y tan perfectos en ese cuerpo perfectamente cuidado. Y sonríe como un tonto cuando Sirius se pone a gritarle a James algo de “no te embobes pensando en pelirrojas” es lo que supone Remus que Sirius le grita a James, aunque en realidad no está seguro.

Mil palabras se le ocurren a Remus para describir su situación, y ninguna es capaz de salir de su boca cuando ésta se abre al máximo al ver desde lejos cómo Sirius se quita la camiseta y la túnica de quidditch. Remus piensa que probablemente alegue que tiene calor, pero el que tiene calor en esos momentos es Remus Lupin quién, desde la ventana, contempla todo con esa sonrisa tan suya y esos ojos soñadores. Nunca le podrá decir a Sirius que le quiere, y por eso se dedica a mirar por esa ventana, y por esos suspira cuando el chico ondea su melena, y por eso se sonroja al escuchar un carraspeo tras él.

Gira la cabeza automáticamente para encontrarse con Lily en la puerta de su habitación, mirándole con una sonrisa divertida que dice algo así cómo “ya me dirás qué es lo que te pasa” y avanza hacia él. Remus reza para que ese sonrojo de sus mejillas se haya esfumado, y reza en vano porque, aunque Lily lo nota, no lo hace saber.

Lily se acerca a él y mira por SU ventana, la ventana de Remus. Lily sonríe sin decir nada. Tal vez ella se enteró antes que los merodeadores del secreto de Remus, tal vez ella haya estudiado más de mil veces con él, y es por eso por lo que Lily sabe exactamente lo que le ocurre a Remus. Pero simplemente finge no saber que su mejor amigo anda enamorado del chucho.

Lily toca el cristal de la ventana con expresión soñadora y pronuncia unas palabras que a Remus le calan hasta el alma, unas palabras ante las cuales Remus no puede evitar sonreír de manera graciosa y soltar una pequeña risa.

-Vistos desde aquí, donde no nos pueden ver… creo que me llegarían a caer bien-comienza Lily, sonriendo sinceramente, algo que solo se permite hacer con Remus delante.-Es que son…-Remus no puede evitar acabar la oración de Lily, porque Remus es así, siempre que sale ese tema, no se aguanta para nada.

-Jodidamente perfectos.-suelta Remus, sin más. Y es que tal vez la única que llegue a saberlo nunca es Lily. Y es que Remus sabe que Lily va a guardar sus secretos incluso mejor que esa ventana, la única testigo de sus sonrisas a escondidas, de sus miradas y sueños, la única testigo de lo que jamás llegará a decir. La ventana y Lily, las únicas mujeres en su vida.

Porque aunque esa ventana no sea un ser animado… Remus sabe que siempre podrá asomarse por ella y sonreír mirando a la gente, sonreír sintiendo que está lo suficientemente alto como para observar sin ser observado. Y esa ventana siempre va a esta ahí.
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