¿Un año ya desde el cumpleaños de Dean? Me vuela el tiempo. El año pasado tal día como hoy recuerdo (normal que no que quede espacio para recuerdo útiles) estar garabateando en el tren porque Joanne, que siempre consigue que escriba con sus dones misteriosos y guays, me había dicho “Escribirás algo, ¿no?” y yo “Sisisisiscomono” y hacía un día precioso y yo solo podía pensar en cervezas y en burritos y en hoteles de mala muerte en la Baja California, la arena ingeniándoselas solodiossabecomo para colarse hasta en los calcetines (y en otros lugares aún más comprometidos, pero no es cuestión de revelar los detalles escabrosos) y esa clase de brisa que te humedece las puntas del flequillo y hace que la camiseta se te adhiera al cuerpo de la forma más incómoda y pegajosa posible soplando desde la playa.
Pero este año naaaaaaaaaaaaaaaaaaada.
Estoy menos inspirada que una pasa últimamente y lo he intentado durante un ratito (chiquitín, la verdad) pero nada. Nada de nada. Y la cuestión es que es ridículo, porque tengo una imagen mental bastante clara de dónde pueden estar (Wilcox, en el condado de Hancock, Illinois, a orillas del Mississippi) y también bastante clara de lo que pasaría es día (porque Wilcox es tan, pero tan pequeño, que entra en la categoría de pueblo como podría entrar en la de aparcamiento-un-poco-grande, pero Dean querría ir en coche hasta la tienda y Sam no dejaría de reírse “Dean, ni de coña vamos a coger el coche para ir al pueblo. Está a cinco minutos. Cinco. Eres un abuelo” y Dean no encontraría ni la fuerza ni las ganas para rechistar porque en serio treintayTRES “No deberías aprovecharte así” / “¿Es que estás sensible?” / “¿Quieres saber tú lo que es estar sensible?” / “Mejor después de cenar”) y también esa noche (Sentados en las escaleras del porche de la cabaña de alquiler, rodeados por la noche y los sonidos que habitan las orillas del Mississippi. Comparten una cerveza -podrían abrir una para cada uno, pero es eso, podrían- y a Sam le da por ponerse sentimental. Y es, en el fondo, un alivio, porque esa parte de Sam lleva apagada ya un tiempo y ya que hoy es un día para reconocer cosas -como que se hace mayor, por ejemplo- no estaría mal reconocer que lo echaba un poco de menos, bastante de menos, (muchísimo, en realidad). Sam ha sido siempre el de las palabras, el que encontraba sentido a las cosas, el que podía explicarlas (explicarles, también) y a Dean le falta un poco ese Sam, lo necesita de vuelta.
“Va bien” susurra a su lado, las palmas de las manos abiertas sobre la madera. No parece que le hable a él. Hay miles de estrellas, ahí arriba en el cielo, como si alguien se hubiese dedicado agujerear la oscuridad, escondiendo una forma entre los puntos de luz y Sam tiene fija en ellas la mirada, como si tratase de averiguar la secuencia misteriosa en que se unen.
“¿Qué es lo que va bien?”
“Nosotros” sopla una risa “Idiota” y baja la vista de las estrellas “Nosotros vamos bien” y no es una pregunta, pero aún así, parece esperar una respuesta.
Dean se encoge de hombros. Si fuese una pregunta, sería una de las fáciles.
“Nosotros siempre vamos bien, Sammy”
Sam baja la mirada, se le escurre la sonrisa y Dean piensa ¿Lo ves? cuando se inclina para robarle un beso solo porque puede (porque también son esto ahora. Esto, más todo lo demás) y porque van ya muchos años desperdiciando sonrisas como esa.)
También tengo más o menos claro lo que pasa un poco más tarde (Que Sam se levanta sin decir nada, que le tiende la mano desde la parte superior de la escalera y que Dean tampoco dice nada cuando le lleva al interior de la cabaña. Que hay una sola cama porque hace ya un tiempo que les sobra espacio entre el uno y el otro -noventa centímetros, concretamente. La distancia media entre una y otra cama individual de todos los moteles de carretera de América- Que se quedan un par de días más, igual porque Dean quiere comprobar si de verdad existe el Dragón del Mississippi “¿Te lo imaginas, Sam?” / “Me basta y me sobra con ver las cosas que veo, muchas gracias”, igual porque puede que Wilcox sea pequeño pero es lo bastante grande para contener todo lo que le interesa, y Dean tiene toda la intención de cobrarse en tiempo todo el espacio que les separaba)
Pero eso, que nada de nada. La cuestión es que, como tengo unos cinco años mentales y estos chicos son de lo que más quiero en el mundo ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, DEAN! *llora en su kleenex* Llevo muy mal esto de que se hagan mayores, jajaja, ¡Y mira que eso es ridículo! Pero ay, el amor, que es muy malo.
Os dejo una de mis canciones Sammydean favoritas (porque Needtobreathe dicen que son un grupo rock que escribe sobre lo que conocen blablabla y sobre su vida y sus experiencias blablabla pero es TODO MENTIRA porque es todo fanfiction musical de SPN, que no engañan a nadie)
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Por otro lado, seguro que ya lo sabeís pero en el
Deanthon están haciendo cosas chulas para celebrar este cumple como se merece ^^
Por otro lado más ¡Ya he visto el último de Sherlock! ¡Y estoy muy triste! ¡Porque quiero que la emitan todos los días! ¡Y arrrrrrrg!
Más lados: ¿habeís visto el tráiler de la peli de Daniel Radcliffe que sale cuando entras al Lj?
http://www.youtube.com/watch?v=dPYMUnJGURI&feature=related ¿No está muy, pero que muy guapo? Hmmmm. Nunca deberían haberle cortado el pelo del Cáliz de Fuego:D