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Un juicio que jamás tendrá sentencia.
Una rutina que ni el cuchillo más afilado puede cortar.
Un vaso vacío en el borde de una mesa que nadie quiere empujar y ver como se hace mil añicos al caer.
Una puerta entreabierta por la que nadie quiere entrar , ni salir .
Un día más sentada sobre las rodillas de la miseria .
Sueños desenmascarados convertidos en pesadillas.
Salones de apuestas sobre utopías en los que todos pierden.
Un fin cuando la muerte no ha llegado.