Título: Piernas
Fandom: Fringe
Character/Pairing: Peter/Olivia
Advertencia: Nada, totalmente atemporal.
Disclaimer: Fringe no me pertenece.
Sumario: Lo primero que había visto al abrir los ojos era un par de piernas.
Nota: Escrito en un rato mientras hacía una práctica de marketing porque ya estoy cansada de solo encontrarme fics dramáticos por ahí, necesitamos más humor y cosas ligeritas para despejarnos un poco de la serie.
Piernas.
Lo primero que había visto al abrir los ojos era un par de piernas. Largas, blancas y torneadas, y a las siete y media de la mañana, aún con las neuronas medio dormidas y atontadas por la noche anterior, el único pensamiento que le había venido a la cabeza era que se moría de ganas por tocarlas para saber si eran tan suaves como parecían.
El único problema era la dueña de semejantes piernas.
Porque esas piernas estaban unidas a un cuerpo, y ese cuerpo pertenecía ni más ni menos que a Olivia, así que estaba casi seguro de que si intentaba algo, aunque fuera simplemente rozarlas con el dedo, podría descubrir la potencia de una patada dada con ellas. Eso si tenía la suerte de que Olivia no llevara la pistola colgada de la cintura nada más despertarse, claro.
Se incorporó un poco en el sofá y la observo ir de un lado a otro en la cocina. La verdad es que no era un mal escenario con el que despertarse. Olivia, en la cocina, haciendo el desayuno (o eso suponía, aunque en realidad no olía a nada), descalza, enseñando piernas y muslos con unos diminutos pantalones blancos.
Porque, señoras y señores, la agente especial Olivia Dunham dormía en pantalones cortos.
Unos shorts que alcanzaban a taparle poco más que el culo y que habían logrado desviar su atención de las piernas. De esos ajustados que marcaban justo lo que tenían que marcar y que le preemitían entrever el color de su ropa interior. Desde luego no formaban parte del uniforme estándar del FBI, pero estaba seguro que si Olivia se los ponía para perseguir sospechosos los atraparía sin ningún problema, estarían demasiado entretenidos admirándolos como para correr.
Suspiró mientras se pasaba las manos por la cara para despejarse. Vale, quizás era una tontería que se obsesionase tanto con el tema, porque la había visto con menos ropa, pero no era lo mismo. No era igual verla en el laboratorio en ropa interior, con Astrid y Walter por ahí, y dispuesta a meterse en el tanque, que verla en su casa, donde estaban los dos solos, en pantalones cortos y recién levantada. Era una situación tan cotidiana y natural que no podía evitar preguntarse como sería levantarse así todas las mañanas, aunque la verdad, ya puestos prefería despertarse en una cama y no en el sofá.
Se acercó a la cocina y se quedó apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados mientras la veía ponerse de puntillas para alcanzar algo de un armario. De repente los pantalones cortos ya no le hacían tanta gracia y se preguntaba como sería esa escena sin en su lugar Olivia no llevara otra cosa más que una camisa, su camisa para ser más exactos.
Umm, y quizás también el pelo suelto.
La vio darse la vuelta y se incorporó un poco para que no se diera cuenta de que se había pasado los últimos cinco minutos fantaseando con ella.
- Oh, hola - le dijo al verlo en la puerta - ¿Qué tal la cabeza?
Muy bien gracias, entretenida dándole vueltas a la idea de verte solamente con mi camisa.
- Bien.
La noche anterior habían salido a beber. “Un par de copas” había dicho en un principio, pero ese par se habían transformado en por lo menos veinte y cuando habían terminado Peter no sabía ni donde había dejado las llaves del coche. Estaba claro que Olivia había bebido lo suficiente para decirle que podía quedarse en su casa a dormir, pero no lo suficiente para permitirle hacerlo en la cama y lo había mandado al sofá.
A este paso los vendedores de sofás iban a ponerle su nombre a uno.
- Yo… no tengo nada de desayuno. Pensaba que había una caja de cereales por alguna parte, pero seguramente Ella se los termino la última vez que estuvo aquí.
Por la cara de Olivia tenía la certeza de que acababa de darse cuenta de que estaba en pijama (de pantalones cortos, eso era un detalle importante) enfrente suya y la idea en un principio no le estaba haciendo mucha gracia. Bueno, ella lo había visto en calzoncillos mil veces cuando iba a despertarlo para un caso, ahora estaban en paz.
- No te preocupes, de todas formas debería volver a casa, Walter tiene que estar subiéndose por las paredes preguntándose donde estoy a estas horas. - Por mucho que quisiera quedarse ahí observando las piernas de Olivia eternamente, sabía que se sentía incómoda y tampoco era plan de alargar más la situación hasta que se volviera rara.
- Vale…
Volvió al salón y se puso los zapatos y el abrigo mientras ella lo observaba desde la puerta de la cocina en la misma posición que él había estado antes. Le sonrió y avanzó hacia la salida con Olivia siguiéndole los pasos. En cinco segundos las piernas de Olivia pasarían a ser parte de sus recuerdos y, si tenía mala suerte y esperaba que no, era posible que nunca más pudiera volver a verlas así. Y lo peor de todo era que, con coeficiente intelectual tan alto como el suyo, no se le ocurría ninguna manera de tocarlas (sin cabrear a Olivia) para asegurarse de que eran reales y no uno de esos sueños que tenía de vez en cuando (porque los había tenido, para que mentirse).
4
Abrió la puerta y miro a Olivia.
- ¿Nos vemos más tarde en el laboratorio?
- Claro.
3
Era ahora o nada.
2
- Oh, por cierto - dijo cuanto ya tenía un pie fuera de su casa, volviéndose hacia ella y mirándola con una sonrisa de arriba abajo por última vez - Bonitos pantalones.
1
Gracias a Dios, Olivia no se levantaba con la pistola agarrada a la cintura.