No ha habido mucho que contar últimamente en estos días, fuera de haber estado un poco enferma, nada grave, aunque tengo que hacerme mañana unos análisis. No estoy nada nerviosaaaa. Noooo, para nadaaa...
La página que me recomendó,
Galbadia Hotel, está maravillosa y me he puesto a bajar música como loca... hasta que me di cuenta que no conozco mucha música de anime, y por tanto ya no sé que más bajar. ¡Alguna recomendación, por favor! Por de mientras ya me bajé algunas rolas de FMA y una que otra que llevaba años queriendo conseguir ;_;, y que ya he bajado al iPod para escucharlas en cualquier lado (¡la sola idea me hace tan feliz! n_n)...
Prueba de que últimamente mi vida no ha sido de lo más interesante fue que lo más relevante fue una batalla épica que tuve... contra unas hormigas.
Por azares del destino, pasé las últimas horas sola en mi casa. Y pues en una de esas tuve que ir al baño, pues porque tuve que ir al baño. Y probablemente me hubiera puesto a leer una revista si no es porque algo me llamó la atención: un río de hormigas negras, pequeño pero constante, que surgía de debajo de la ventana, que bajaba por la parte trasera de la taza y cruzaba todo el baño hacia la salida desapareciendo bajo la puerta.
Ya tenemos una convivencia más o menos constante con ellas y suelen ser visita frecuente en la cocina, y fuera de ataques masivos ocasionales y los esporádicos encuentros de hormigas muertas en los saleros, no habíamos tenido demasiado problema con ellas, ni siquiera antes de que se urbanizara la zona donde vivo.
De niña me fascinaban las hormigas, tanto que me regalaron un libro donde hablaban todo sobre ellas y que leí hasta sabérmelo de memoria. Al acercarme más observé que la mayoría cargaba un bultito blanco que al recordar lo que decía el mentado libro resultaban ser con seguridad larvas y huevos. ¡Parecía que la colonia entera había decidido mudarse! Así que me vestí y salí a ver donde terminaba el camino de las hormigas. En el cuarto de al lado el río parecía detenerse bajo un mueble, y aunque me asomé no alcanzaba a ver gran cosa, fuera de que se veía que ahí había algo, cual pelí de horror. Fui corriendo por una lámpara de mesa, la conecté, me agaché en el piso, prendí la lámpara y lo que vi me espanto en ese momento.
Miles de hormigas hervían bajo el mueble, formados como un pequeño ejército, como un mar negro esperando algo, órdenes quizá. Efectivamente, toda la colonia o la mayoría estaba ahí esperando invadir mi humilde hogar. Nunca había visto algo así. Probablemente huían de otra colonia o sólo planeaban agrandar su pequeño imperio, pero definitivamente yo estaba segura que no podíamos convivir juntos, y de que los altos mandos (aka, mi mamá) iban a ordenar en cuanto se enteraran de la acción agresora, el inmediato genocidio de toda la Nación Hormiguística.
Afortunadamente, antes de que se e ocurriera alguna manera de deshacerme de ellas, la luz de la lámpara pareció aterrarlas, y huyeron en desbandada, justo por donde habían venido. Todavía unas cuantas se quedaron, pero las espante soplándoles como el Lobo Feroz y terminaron huyendo también. Quien sabe si regresen o regresen.
En otras cosas, pongo una liga a un mapa muy gracioso que me encontré en
fanficrants:
el mundo según Estados Unidos.
Y ya por último en este largo post sin sentido. Conseguí la serie de Air, a ver que tal está, claro si mi Play Station se digna reproducirlo, porque lograr que ejecute un DVD es estresante...