filosófica -perdónygracias- No lo volveré a hacer.
Los drabbles, por favor. Mi favorito es, curiosamente, el séptimo.
Críticas, disponibles.
Fandom: RPS (My Chem) | Claim: Gerard Way.
Autor:
idisappear_x | Comunidad:
mision_insana Tabla: Líquidos | Notas de Autora: Me agarró la locura
Advertencias: Crudo (sí, como el cd de MCR).
Resumen: Gerard está compuesto por 50% de genalidad, 25% de sangre y 25% de alcohol.
03. Lágrimas.
Gerard está encorvado sobre una mesa de dibujo. Allí, tapando la madera oscura, regadas a son ni ton, las hojas blancas de bocetos sin acabar reflejaban la violencia. Viéndose entre hojas manchas cafés, saldas o saliva.
Porque Gerard dormía, apoyaba su mejilla en la hoja arrugada que servía de almohada y entre sus dedos oscilaba un lápiz a quedarse en la fuerza de sus dedos o perderse en el vacío.
Escucha un estruendo y Gerard se sobresalta, frunce y gruñe con la nariz. Ve los bocetos, puras mierdas, sobre la mesa y vuelve a volcarlos de un solo movimiento al suelo. Hojas blancas con café, lágrimas y saliva tocan el suelo; el lápiz se pierde entre ellas.
¿Alguien lo nota? ¿Alguien le importa?
Gerard es el único testigo silencioso de su porquería y su inmundicia, de su genialidad y de su fracaso, de sus risas nasales y de las lágrimas que salen de sus ojos.
»Perdedor.
Y fue el único murmullo que se escuchó.
Demasiado sincero.
02. Pintura.
»Way.
Gerard voltea y saluda con un movimiento en la cabeza. Matt Pelissier alza la mano y golpea su espalda. Hace una mueca, odiaba que lo tocaran.
»¿Qué haces, Pelissier? - Way pregunta, entre sus manos se hallan hojas nuevas, blancas y puras. Nada de café, ni de fracaso.
»Estuve pensando en lo que me dijiste ayer.
»¿Sobre la banda? Olvídalo -gruñe Gerard, conociendo la respuesta de antemano. Intenta cerrar los ojos, llenos de ojeras y bolsas, pero vuelven a abrirse involuntariamente al ver cuerpos.
Como los de su niñez.
»No, escucha. Creo que… ¿No necesitaremos a un guitarrista?
»Conmigo es suficiente -corta de forma orgullosa, pero sabe por la cara de Matt que es mentira. Si él estuviera a cargo de la banda, todo se iría a la mierda.
»Llama a Toro, y dile lo mismo que me dijiste a mí.
»Sí, claro. Vete, quiero estar solo.
Matt fija sus ojos cansados y fríos sobre Way. Ve su cabello corto, castaño, caer sobre su frente, haciéndole la cara regordeta. Con esa imagen, se retira y deja solo al señor Way.
Al fin.
Gerard despliega una hoja blanca, toma la pintura y empieza a hacer pinceladas. Siempre hace un bosquejo para luego pintar sobre él, pero hoy simplemente dejaba a su mano hacer lo que quisiese sobre la pintura.
Porque Gerard sabía que mezclando el magenta con el cian daba un color, el amarillo con el magenta daba otro. Él sólo debía guitar su mano, hacer mezclas justas y empezar a repartir.
Y, entonces, lo entendió todo.
»Llamaré a Toro.
Demasiado fic.
07. Licor.
La primera cerveza fue a los catorce años. La segunda, apenas unas horas después de la primera. Y cuando ya perdió la cuenta, se descubrió tirado en su habitación con tres botellas perfectamente frías a los pies de su cama.
A Gerard le gustaba sentir cómo se deslizaba por su garganta, fría, símil a una caricia. Luego, lo llenaba de calor por dentro y lo hacía sentirse vivo. Y eso le resultaba tentador, desgarrador. Le atemorizaba.
Pero una cerveza fría a los pies de la cama era una vergüenza ante los licores de Donald en aquella repisa. Porque había botellas, de formas y colores, un poco más llenas y otras un poco más vacías. Paradas, orgullosas, incluso algunas tenían su propia caja para guardarse.
Pero a Gerard no le daba vergüenza. A Gerard le enorgullecía, porque esos licores nunca podrían ser una cerveza. Nunca podrían estar a los pies de su cama. La cerveza era común, y aquellos licores eran especiales.
Gente común. Gente especial.
Y Gerard no se sentía especial, se sentía raro en lo común, no encajaba en lo especial, y no había consuelo en lo raro.
Por eso, desde los catorce años, Gerard había dejado de ser ‘el gordito Garry’ y pasó a tener nombre y apellido. Tal vez unos golpes en el estómago, pero había encontrado un lugar.
Y ese era con una cerveza fría a los pies de su cama.
Demasiado triste para ser cierto.
perdónygracias, G.