Lo que España no vio

Apr 11, 2011 20:17

España - Suiza

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España no vio cómo llegan los campeones de Europa, mirando a los octavos de final. Ni como caímos en el embudo suizo, demasiado tráfico, había que abrir el campo. Y España no vio el el gol de Fernandez estaba bien defendido, pero un milagro puede acabar mal. Tampoco vio el sonido de nuestra esperanza, a 139 kilómetros por hora. Y España no vio que caímos en la trampa, una y otra vez. Y aunque pudo ser peor, ha sido por muy poco. Estamos heridos, pero ni mucho menos muertos. La rabia y el hambre siguen dentro. Que nadie pierda la sonrisa.

España - Honduras

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España no vio la conjura de los once antes de empezar a ganar. Son seis partidos. Ni como saltamos al campo con la carita alta. Somos uno: España. Y España no vio que lo único que ganaría Honduras iba a ser el sorteo. Ya no dependemos de la suerte. Ni como Puyol sigue mandando a su defensa, también en ataque. Somos uno: España. Ni que Casillas esta vez salió con las manos. Ni un gol más. Y España no vio que Torres de momento se lamenta peinándose, pero está aquí para lo que haga falta. Y aunque hay cosas que ajustar, sabemos sufrir. Y nuestro grito es este. Adiós tensión. Ahora ya no solo tiembla el larguero, ya tiembla la red. Ya hemos empezado a bailar, a reír, a ganar. Faltan 5 partidos. Somos uno. Ya estamos un poquito más cerca.

España - Portugal

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España no vio como ésta cara de sueño (Villa), se convierte en el rostro del depredador. Ni cómo esta cara interrogante (Iker) tiene todas las respuestas. Tampoco vio como esta cara de duda (Iniesta), se convierte en la solución. Rápido piensa, rápido ejecuta. El espacio entre ocho portugueses. Gol de España. Y España no vio como esta cara de lejanía (Puyol) no deja nada a su espalda. Ni como esta cara de inexperiencia (Busquets), no deja escapar ni un detalle. Tampoco vio como esta cara preocupada (Capdevila) sabe sufrir por nosotros. Y España no vio que, como dice la canción, dormimos al hipnotizador. Con un beso nos bastó. No hubo vuelta de tuerca. Dormimos al hipnotizador. Y España no vio cómo esta piña unida, acompasada, convencida, se convirtió en esta piña unida, exaltada, emocionada. Tenemos que tomar aire. Creemos en nosotros. Quedan tres. Gritémoslo bien fuerte. Podemos.

España - Paraguay

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España no vio lo que cuesta romper con la historia. Ni lo importante que es la suerte, el talento, el esfuerzo y la experiencia. Y España no vio el rostro del culpable. Aquí estábamos fuera. Pero tampoco vio como se estira el ángel azul, aguantando hasta el último momento, ganando el desafío. Volvemos a estar dentro. Y más dentro porque Iker contó los pasos: uno, dos, tres, cuatro y estiro. Vamos. Tampoco vio cómo tuvimos que correr y después frenarnos. Y que el gesto de Xabi Alonso no era el mismo para meterlo, que para fallarlo. Y España no vio que de aquí, de la nada, salía el gol que cambiaba 80 años de lágrimas. Porque Iniesta, aquí, sabe dónde acabará la jugada. Porque Fàbregas piensa rápido. Porque Xavi siempre tiene un ojo para Andrés. Porque Andrés aguantó en pie, pudiendo tirarse, y sigue teniendo claro dónde acabará la jugada. Porque Pedro sabe dónde ponerla para que le llegue a Villa. Y porque Villa, nunca falla. Hicieron falta tres palos, tres carambolas, tres segundos eternos, tres segundos increíbles, para poder celebrar en la piña más dulce de todos los tiempos. Todos respondieron, todos tuvieron algo que decir. Lo hemos hecho, estamos en semis. Quedan dos.

España - Alemania

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España no vio que Pedro se come las uñas por costumbre, este chico no conoce los nervios. Ni que David Villa tiene las respuestas en el campo, nunca antes. Ni tampoco cómo la máquina alemana, que lo veía todo tan claro, no vio más que una cascada de fútbol. Y España no vio que en nuestra primera vez, la sonrisa la teníamos nosotros. El gen ganador. Ni que hasta Andrés, maneja la picaresca. Ni que este número 16 los volvió locos. A ellos y a todos. Vaya mundial, Sergi. Ni que esta no era desde el punto de penalti, pero había que pararla. Y España no vio que Carles pudo ser el héroe mucho antes, pero apuntó arriba. Tranquilo, Tiburón. Tampoco vio que este número 18 es imparable. ¿Pero de donde has salido, Pedrito? Ni que otra vez la Croqueta nos llevaría al cielo. Córner. Y España no vio que el cielo lo tocó Puyol, esa bestia que arranca fuera del área, salta en el punto de penalti y acaba ahí, donde todos queríamos. Gracias, Carles. Y gracias por saber cuál es tu trabajo, seguir despejando el miedo, quitarte alemanes de encima y luchar con la rabia de España. Ya podemos correr, estamos en la final. Hemos derribado otro gigante, otro hito. Sois los mejores. Sois increibles. Gracias por dejarnos vivir esto.

españa, la roja, esther se aburre

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