Sep 03, 2007 20:15
Ayer estuve pensando, y pensando. De pronto me di cuenta de que pensando se me va la vida. Y tú sin pensar vas por el mundo querido por todos. El odio es un tipo de amor, así que no, no diré que te odio, porque te amo. No, tampoco te amo, pero te quiero. Te quiero porque eres parte de mi pasado y te quiero porque eres parte de un pasado al que amo.
Tú y tus manos lindas convirtieron alguna vez a esta masa de carbono, hidrógeno y demás, en una burbuja reluciente de color morado... y lila. Tú y tu voz boba crearon alguna vez a alguien a quien el mundo le parecía perfecto. Tú y tus abrazos tiernos alguna vez sostuvieron las ilusones de una niña de catorce años que jugaba a pertenecerle a alguien. Tú y tus labios bilingües, jugaron alguna vez a destrozar el corazón de una masa de harina que un día quizo ser pastel. Sólo pudo ser un panqué. Tú y tú. Yo y tú.
Hoy vuelves y me miras a los ojos pretendiendo hacerme creer que todo está olvidado. No, aún duele porque aún te quiero. Todavía puedo acordarme de cómo no me molestaba estar contigo cuando eras un cero social, cuando estabamos en el mismo escalón y no me mirabas como ahora, creyendo que soy inferior a tí por no ser de tu mundo. No soy de tu mundo y me duele, no soy de tu mundo y me alegro.
Tu mundo me repugna, pero siendo tuyo debo quererlo, debo hacerlo. Ya no mereces mi amor pero por desgracia te lo entregué sin medida hace casi tres años, sigue allí, alli esta en medio de tu pecho pero no puedes verlo porque nunca te importó. O te importó pero de pronto decidiste cerrar los ojos y convencerte de que era mejor "como amigos". Nunca me lo devolviste... yo te devolví tu amor porque supe algunos días después que no me correspondía tenerlo, pero tú, ávaro tú, te quedaste con mi amor y lo conservas.
No lo quiero de vuelta, no lo quiero porque está acostumbrado a tí, aunque a veces le moleste estar contigo, es una parte de mi que por tí existe y para tí existe. Ya no lo siento, mi amor es autónomo a mi y soy capaz de entregar más amor sin saber que ese sigue contigo. Aunque a veces me achaca... y me grita. Me pide que lo arranque de tu cuerpo, pero no puedo, porque tienes que dármelo... no puedo. Llora y se queda arriba, mientras el resto de mi amor lo añora.
Pero allí, vive, es su lugar. Contigo, sin mí. Sí, así debe ser.