Autor:
autumnxdawnFandom: Historia Original (Sogno).
Claim: Alexis Orwell
Tabla:
AngstTema(s): #02 - Rutina
Advertencias: Esto pasa antes del capítulo 4 de la novela, pero no hay ningún spoiler que sea muy grande, todo es más o menso un recordatorio de los anteriores capítulos
Rutina. 02
Y fue la segunda noche cuando aquello se transformó una rutina. Cada noche y hasta que el sol empezaba a asomar estaba allí, mirando su cara, como poco a poco, aunque casi no se veía, su cara iba adoptando una expresión más relajada.
Ha veces, mientras la admiraba a la luz de la luna, me preguntaba que demonios hacía ahí, mirando a esa muchacha de la cual no sabía ni su nombre, por qué aun estaba a su lado.
Se podía decir que disfrutaba mirando como ella dormía, era como un pequeño refugio donde poder aguardar a que llegará el sol, para moverme he ir a hacer lo que en sus días Ágape denomino vida social, aunque había que admitir que estar todo el tiempo mirándola sentado en una silla era un postura aburrida y muy molesta; así que el segundo día decidí inspeccionar la habitación.
Lo primero que hice fue intentar oler el aroma de Louis, o como mucho el de una persona mayor; pero nada de nada. Comprendí que él entraba en la habitación escasamente, por no decir nunca, fue en ese momento en el que me di cuenta de lo mucho que le podían haber dolido mis palabras; era joven, ni muy niña ni muy mujer, y con aproximadamente su edad, que más o menos calculaba que tenía entre quince y veinte años, tenía todas las pintas a conservar la virtud. El matrimonio no había sido consumado. Preferí dejar de pensar en ello.
Seguidamente me fije en la distribución de el sitio; no tenía la decoración de una habitación de princesa, aunque tenía detalles como el gran espejo y la enorme cama, pero débilmente se podía intuir el dinero de la casa. La distribución era pobre, tenía las cosas necesarias: una cama, un tocador, un armario y un balancín, donde había estado sentado yo durante todo ese tiempo. Aburrido como estaba de presenciar la existencia de una mujer lo suficiente intelectual para no dejarse engañar por tonterías, decidí mirar en su vestuario.
El armario, a diferencia de lo que yo pensaba, estaba lleno de vestidos, tanto sencillos como voluminosos, y con un amplio abanico de colores. Ante todo, no deja de ser una mujer masculle en mi fuero interno.
Los días que siguieron a ese fueron monótonos, rutinarios; y entre en la extraña y perezosa rutina de mirar la casa, intentando buscar el sentido para vivir de esa muchacha que dormía en el segundo piso, con la angustia pintada en la cara.