Título: A Song About A Friend (3/5)
Autor:
hoomygothFandom Teen Wolf
Personajes: Jackson Whittemore, Danny Mahealani
Longitud: 2.700~
Rating | Advertencias: T | Temas sexuales
Summary: Cinco veces que Jackson y Danny compartieron cama, parte 3.
Viene de:
parte 2: 2005 2008
Estaba harto de que le preguntaran cómo aguantaba a Jackson. Estaba harto de no poder contestarles que lo que no entendía es cómo les aguantaba a ellos y sus putas preguntas. Danny no era así, Danny era cordial, simpático, educado y no levantaba la voz porque no le gustaba molestar. Eso no quería decir que no se enfadara, porque lo hacía, solo que normalmente sólo con sus padres y sus hermanos y Jackson.
Se enfadaba con Jackson porque a veces no le aguantaba, realmente. Porque desde que habían entrado en secundaria y todo el mundo empezó a darse cuenta de que puede que fuera un capullo pero acabaría siendo el capitán del equipo en el instituto y el presidente de la clase, de que tendría la novia más guapa y daría las mejores fiestas, Jackson se rodeó de la misma gente que le había dado la espalda en el colegio. Les había llegado a convencer de que él merecía la pena, de que estar a su lado les hacía parecer más guapos y más ricos y más inteligentes. A todas horas tenía a diez personas detrás, dejándole pasar en la cola del comedor, dejándole copiar los deberes de matemáticas, riéndole los chistes que él mismo sabía que no tenían gracia. Y Jackson no podría estar más encantado con la situación.
Danny sabía que lo que Jackson estaba planeando era simple y llanamente venganza, aunque él puede que no se hubiera dado cuenta aún. Iba a dejar que se acercaran, que entraran en su círculo, que se sintieran importantes; y cuando lo hicieran les iba a recordar lo absolutamente prescindibles que eran para él, lo intercambiables, lo indiferentes que le resultaban. Y ese no era un plan a corto plazo, era un modo de vida. Danny no sabía si debía de sentirse admirado o asqueado por ese ser frío y calculador que era su mejor amigo, así que a veces se cabreaba tanto con él que ni siquiera era capaz de mirarle a la cara. Porque Danny no quería ser la persona a la derecha de Jackson Whittemore, no quería que la gente se levantara de sus sillas para dejarle sentarse, no quería la atención ni esa especie de fama, ni los comentarios a su espalda que estaba seguro de que tenían lugar cada vez que salían de una habitación. Pero, sobre todo, no quería que Jackson fuera ese tipo de persona, porque no le hacía falta.
Danny conocía a la verdadera persona que había detrás de esa fachada. Y no era perfecto, ni mucho menos, era una de las personas más imperfectas que conocía, pero era su mejor amigo. Porque era la única persona que le entendía de verdad, que sabía por qué a Danny le hacía tan infeliz que sus padres le dieran tantas libertades, como si después de cuatro hijos el quinto ya no mereciera el interés, porque sabía cómo hacerle reír cuando nada más lo conseguía, porque era el único que había visto esa parte de él que a veces era sarcástica y cruel y demasiado cínica para un chico de trece años, y ni una sola vez le había juzgado. Jackson no era perfecto, pero Danny tampoco. Así que cuando se dio cuenta de que lo que le pasaba tenía un nombre, supo que Jackson iba a ser el primero al que se lo iba a contar.
Los padres de Danny estaban de viaje de fin de semana y le habían dejado con los Whittemore, porque ninguno de sus hermanos estaba en Beacon Hills para ocuparse de él. A Danny no le importaba, porque los padres de Jackson eran simpáticos y siempre les llevaban al cine y al centro comercial a que jugaran en las recreativas. Y Dave era gracioso, de esa manera en la que lo son los hombres de traje, con un humor inteligente y un poco oscuro, y nunca le hablaba como si siguiera siendo un niño. A Danny le gustaba David Whittemore, mucho más de lo que debiera gustarle el padre de su mejor amigo. Ese fue probablemente el primer indicio de que no era como todos los chicos de su clase, pero luego conoció al compañero de clase de su hermano Seth, cuando fueron a pasar las fiestas a casa, y al camarero de la cafetería a la que iban a merendar los domingos, y al Principe Caspian. Y Danny no había nacido ayer, sabía lo que eso significaba, y lo que no sabía lo había descubierto gracias a su conexión a internet de banda ancha. Ya no era sólo una suposición, era certeza absoluta. Danny era definitivamente gay.
Seguían compartiendo la cama, aunque la madre de Jackson siempre le dejaba preparada la habitación de invitados, porque decía que eran demasiado mayores para seguir durmiendo juntos. A Jackson le daba igual, y cuando Danny empezaba a bostezar y se levantaba para marcharse a su cuarto, él le frenaba y le decía que se quedara un rato más. La cama de Jackson era la más grande que había visto en su vida, de todas maneras.
Esa era una noche calurosa de primavera, y ninguno de los dos se había metido bajo las sábanas. Por la ventana entraba la luz de las farolas de la calle, y Danny sabía que Jackson lo prefería así. Aún a veces necesitaba dejar encendida la luz de la mesilla. Él no lo pedía en voz alta y Danny no preguntaba por qué.
-Lloyd dice que se la meneó en el cine el otro día. Que lo hace con todo el mundo -decía Jackson, con las manos cruzadas bajo la cabeza.
-Eso es mentira.
-Me lo ha dicho Brian, que se lo contó Mike West.
-¿Y él por qué lo sabe?
-Porque también se lo hizo -contestó, con una mueca-. No me puedo creer que Mike West haya perdido la virginidad antes que nosotros, tío.
-Una paja no te hace perder la virginidad -apuntó Danny, encogiéndose de hombros.
-¿Tú crees?
-Y si perder la virginidad es que Holly Freese te haga una paja en el cine, casi prefiero quedarme como estoy.
-Puedes convencerla para que te la haga viendo la peli de Narnia -dijo, escondiendo una carcajada.
Danny se giró hacia él y le dio de lleno con un cojín en la cara, que Jackson no fue capaz de evitar a tiempo.
-¿Tienes algún problema con las Crónicas de Narnia? -preguntó, amenazándole de nuevo con el cojín-. Porque yo no me río de tu obsesión con High School Musical.
Jackson trató de devolverle el golpe, pero él era más grande y más fuerte y ni siquiera necesitó esforzarse para dominarle.
-Sólo digo que la cuarta vez que vas al cine a verla empieza a ser preocupante, Danny -dijo, revolviéndose bajo sus brazos-. Le puedes pedir a Holly que vaya contigo, y así...
-Ni siquiera he dado mi primer beso -gruñó Danny, y cuando se aseguró de que Jackson no iba a tratar de devolverle el golpe le soltó-. Y no quiero que Holly me toque ni con un palo de dos metros. ¿Por qué no vas tú con ella?
-¿A ver las Crónicas de Narnia?
-¡Jackson!
-Vale, vale -se rió-. Sólo digo que...
-Jackson, te voy a sacar los ojos de las cuencas con mis propias manos si no te callas.
-¿Sobre Narnia o sobre Holly Freese?
-Sobre... Sobre las dos cosas -masculló, tapándose la cara con las manos.
-¿Sabes a quién le gustas?
-Ugh.
-A Britt. El otro día le pasó una nota en clase a Ashley y la leí. Dice que tus hoyuelos son adorables.
-¡No lo son! -gruñó.
-Yo también tengo hoyuelos, pero nadie se pasa notitas hablando de ellos. Voy a morir virgen.
-Tienes trece años.
-¿Y qué?
Danny le miró y suspiró, decidiendo que darle una charla sobre la sobresexualización de los preadolescentes estaba fuera de lugar.
-Que eres el chico más popular de la clase. Todas están deseando toquetearte en el cine como Holly Freese -le aseguró-. Bueno, todas las que son un poco guarras.
-¿Sí? ¿Crees que Ashley...? ¿Crees que podrías quedar con Britt y convencerla de que Ashley quedara conmigo? Podríamos ir a...
-Bueno -musitó Danny-. Supongo que podría hacerlo. Pero.
-¿Pero...?
-No me gusta Britt -confesó. Algo se encogió en su tripa y se dio cuenta de que era el momento, que nunca iba a haber uno mejor.
-Nunca te gusta nadie.
-Eso no es verdad.
-Nunca me lo has contado -se quejó, sentándose sobre sus talones-. Deberías contarme esas cosas, Danny, sabes que no se lo voy a decir a nadie.
-Nunca me ha gustado nadie de clase -dijo, y era esencialmente verdad. Danny nunca había sentido eso por ningún chico de su edad, porque eran todos unos niños que jugaban a ser mayores, a hablar de sexo y a mentir sobre pajas que no habían recibido en cines.
-¿Eres demasiado bueno para las chicas de sexto? -le picó, dándole un golpe en el pecho.
Por primera vez, Danny tuvo miedo de que Jackson no fuera a entenderlo. Que le llamara marica y le echara de su casa y no volviera a hablarle nunca. Que se lo dijera a los demás y todos se volvieran contra él. Y sabía que no tenía sentido, porque Jackson nunca le había hecho nada malo, nunca le había insultado, nunca le había hecho daño ni siquiera sin querer. Pero Danny lo había leído en internet, había montones de chicos que salían del armario y acababan teniendo que cambiarse de colegio porque les hacían la vida imposible. Sus amigos les daban la espalda, incluso sus familias. Y algunos acababan muertos porque era demasiado difícil seguir estando vivos con todo eso a su alrededor.
Pero Danny miró un momento a Jackson y no pudo imaginarse que él fuera a ser ese tipo de persona.
-No me gustan las chicas -consiguió articular, finalmente. Jackson le miró y levantó las cejas, como si esperara que aquello cobrara sentido-. ¿Porque me gustan los chicos? -añadió. ¿No era obvio?
-Oh -dijo él, abriendo mucho los ojos-. Ooh. Ya.
-Sí -musitó él, frunciendo los labios.
-¿Por qué?
-¿Por qué? -repitió-. ¿Cómo que por qué?
-No sé. ¿Has mirado bien a las chicas?
-¿Es una pregunta en serio?
-No -contestó, aunque Danny lo interpretó como un sí y puso los ojos en blanco de todos modos-. ¿Yo te gusto?
-¿Qué? ¡No! -exclamó-. ¡Jackson!
-¿Por qué no? -gimoteó-. No le gusto a nadie.
-¿Estás loco? Eres mi mejor amigo. Y no eres mi tipo.
-Tienes un tipo -dijo Jackson, y no fue tanto una pregunta como el momento en el que comprendió que la cosa era en serio.
-Bueno -respondió él, rascándose la oreja-. ¿Supongo?
-¿Y quién es tu tipo?
-No quiero hablar de esto contigo.
-¿Y con quién vas a hablarlo? Yo te lo cuento todo. Vamos -insistió-. Va, Danny.
Él bufó y puso los ojos en blanco otra vez, acordándose de cómo su madre le decía que si no dejaba de hacer eso se le iban a quedar mirando para adentro del cráneo. Pero a veces esa era la única reacción aceptable, y si acababa quedándose ciego sería culpa de la sociedad.
-Me gustan más mayores -reconoció al fin-. Nunca me ha gustado nadie de clase. Bueno. Una vez... Pero te vas a reír.
-Seguramente. Pero dilo igual.
Danny suspiró, evitando mirarle a la cara.
-Scott.
-¿McCall? Pero si es tonto perdido -replicó Jackson, casi gritando, y le lanzó un puñetazo a la pierna-. Y no en plan idiota, en plan de tener un problema.
-No es tonto. Y tiene los ojos bonitos -dijo, antes de poder darse cuenta de las cursiladas que estaba obligándole a admitir.
-¿No deberías fijarte en su culo? Aunque, bueno... depende de si tú eres... Ya sabes. De los que dan o de los que... -Jackson hizo un gesto bastante poco sutil, y Danny se sintió sonrojar hasta los dedos de los pies-. Ya sabes.
-¡Ni siquiera...! ¡No lo sé! Ni siquiera me han dado mi primer beso, Jackson, ¿cómo quieres que lo sepa?
-No te voy a dar un beso.
-No te lo estoy pidiendo -protestó, cruzándose de brazos.
-Bien.
Jackson se volvió a tumbar en la cama, como si hubiera dado la conversación por terminada, pero Danny aún tenía muchas cosas que decir. Y la mayoría de ellas eran 'lo siento', por alguna razón.
-¿Estás enfadado? -le preguntó.
-¿Qué? No -le aseguró, como si que le creyera fuera lo más importante del mundo-. Bueno, me lo podrías haber dicho antes, pero...
-Antes, ¿cuándo?
-Cuando te enteraste.
Él soltó una especie de risa que fue más un gruñido.
-No funciona así. No te levantas una mañana y te das cuenta de que eres gay, Jackson. -Gay. Era la primera vez que lo decía en voz alta. -Es raro. Es... confuso. Porque cuando tú me hablabas de las tetas de Annie Combs yo sólo pensaba en cómo no me interesaban nada. Y en los brazos de Ben Barnes.
-¿Quién es ese? ¿En qué curso está?
-Es... Dios, no sé ni para qué hablo -dijo, hundiendo los hombros-. Es de la peli de Narnia.
-¡Ja! -exclamó él, dándole un golpe tan fuerte en la espalda que casi le tiró de la cama-. ¡Sabía que había algo raro!
-Es una historia interesante, de todas maneras -dijo él, aunque no fue capaz de hacerlo lo suficientemente convencido.
-Ya, claro, Danny -replicó, con una carcajada-. ¿Quién es? El tío ese... ¿el Príncipe?
-Jackson...
-¿Y todas esas pelis de Harry Potter...? -preguntó, ladeando la cabeza con interés.
-No. Cállate. No metas a Harry Potter en esto.
-Empiezo a entenderlo todo.
Y Danny quiso abrazarle, porque realmente no parecía que lo entendiera, pero lo estaba intentando, y eso era todo lo que podía pedirle.
-Eres a la primera persona a la que se lo he dicho.
-¿En serio? -dijo, sin tratar de esconder lo emocionante que eso le parecía-. ¿Tus padres no lo saben?
Él negó con la cabeza.
-Pero se lo voy a decir. Pronto. Y luego... haré que se enteren en clase. No quiero hacer un anuncio, ¿sabes? No sé cómo se supone que se hacen estas cosas. Pero no quiero mentir.
-Vale. Te ayudaré -resolvió Jackson, como si fuera así de fácil.
-¿Sí? No vas a besarme en medio del pasillo, ¿no?
-Danny, tienes que dejar de tener fantasías en las que te beso.
-No eres mi tipo. De verdad -le aseguró, sonriendo ante la cara de capullo de su amigo-. Es la tercera vez que te lo digo en... como diez minutos.
-Yo soy el tipo de todo el mundo.
-¿Y por eso no consigues que Ashley vaya contigo ni al centro comercial?
Jackson abrió mucho la boca, exagerando una mueca de dolor.
-Eres un mal amigo. El peor mejor amigo.
-Ya.
Jackson volvió a dejarse caer en la cama, colocando de nuevo los brazos bajo la cabeza.
-¿Quieres que vaya a dormir a la otra habitación? -preguntó Danny, porque era lo correcto y lo elegante y lo normal.
-No seas idiota -contestó él, tirando de su brazo hasta que se tumbó a su lado, y se negó a escuchar ninguna de las razones de Danny-. Sigues siendo mi mejor amigo. Eres la misma persona que hace un rato, solo que ahora sé que no voy a tener que competir contigo por las chicas. Así que creo que ahora te quiero más que antes.
Danny se rió, dejando que Jackson le obligara a meterse bajo las sábanas. Y en ese momento se dio cuenta de que no todo el mundo iba a tomárselo de esa manera, dándole tan poca importancia. Para Danny no la tenía, porque sólo era una parte pequeña de su vida, una parte que aún no significaba nada, así que Jackson tampoco se la dio. Pero no todos iban a ser así.
-Como alguien te diga algo -murmuró, mirándole con la cabeza apoyada en la almohada, como si pudiera adivinar lo que estaba pensando-, o te mire mal, o te... llame cualquier cosa.
-Jackson.
-Les destrozaré la vida -siseó.
-No creo que tengas el poder para destrozarle la vida a nadie -replicó él.
-Mi padre sí lo tiene. Y hará cualquier cosa que le pida, si le hago sentirse culpable.
Danny se giró hacia él, pegando las rodillas al pecho, y cerró los ojos.
-Gracias -dijo, y esperó que Jackson entendiera todo lo que quería decir con eso.
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parte 4: 2010