Aug 30, 2008 23:32
Entre todas las cosas que me empezaron a pasar desde que entré a lo que socialmente se puede reconocer como la fase final de la vida irreal, se encuentra el auto-retro. Así como en general, vuelven las modas, a mi nivel interior, he redescubierto cosas que datan desde antes que yo entrara a la universidad... Me he sorprendido a mí misma. Primero fueron los cuadernos con monos, después fue una agenda de esas rellenables, luego los lápices que usaba antes de irme a Alemania (donde me compré los que siempre había soñado, los que todas las niñas se traían de allá cuando aún no los vendían en el Jumbo) y por último...
...un intento de libro que escribí. Traté de resistir. "Esto es una mierda -pensé-, no puedo querer leerlo"... pero la curiosidad pudo más que la vergüenza, y sucumbí al influjo de mis propias palabras...
La verdad es que tan mal no estaba, o sea, muchos clichés, algunas conversaciones poco creíbles, pero la idea era buena. Lo que me impactó un millón, fue cuando encontré mi cuaderno con fichas de personajes, y uno de esos personajes, en términos de personalidad y biografía, era igual a como es mi hermano ahora!!! En aquella época (más de 7 años atrás), nunca hubiera nadie pensado que mi hermano iba a ser así...
También encontré algunos dibujos... tenía futuro en esa época. Si hubiera seguido... (me brillan los ojos y miro a un punto perdido en el espacio) ahora sería bastante seca...
Pero no. Ahora tengo la mano atrofiada... Miento. Lo que tengo es miedo, un miedo estúpido que se ha apoderado de mí. El miedo a que las cosas no salgan perfectas, 100% tal como las planeé... y son puros planes cortoplacistas!!! ni siquiera tengo metas claras como antes (antes de que la vida me demostrara que los planes no sirven de nada...)
¿Qué ha sido de mí?, ¿Es que ya no me atrevo a nada? Eso SÍ que me da vergüenza. Mi mitad temeraria llora y pena por un renacimiento, y yo lloro y peno por poder deshacerme de mis cadenas, las que yo misma me impuse, tal vez en un afán escapista... Me siento como el Mago Oli (los más viejos, ¿se acuerdan de él?) en un barril de agua. Debo quitarme las cadenas antes de que se me acabe el tiempo, el aire, y acabe ahogada...
He desenterrado mis tardes eternas en Patronato, viendo y comprando cositas lindas, los artículos de escritorio y las esquelas -que aún colecciono-, que tanto me gustan... la época en que si bien no había tenido grandes logros, así que, en términos sociales al menos, mis preocupaciones eran de un tamaño manejable (lo que había en mi interior, es otro cuento...).
Quiero ser yo otra vez, porque serlo me hará feliz... Estoy más vieja, más grave, más cobarde... ¿qué me hice?, ¿en qué momento?
Quiero volver, tengo las piezas de mi pasado, tengo las herramientas, pero...
TENGO MIEDO
No sé de qué tengo más miedo, si de ser exiliada de esta estúpida sociedad con la que por la fuerza aprendo poco a poco a relacionarme (tanto así que he llegado a desear interactuar con otra gente o incluso a desesperarme si no tengo cerca a alguien con quien hablar), o de que cuando lo intente me salga mal y sólo sea una copia barata de lo que fui...
Mi razón y mi inconsciente hace mucho tiempo que no estaban disociados de ese modo. ¿Les conté que hace un tiempo empezaron a aparecer gente y lugares de mi realidad próxima en mis sueños? Eso sí que me molestó, así que opto por ver las cosas del modo en que me dijo la Cristy: que en los sueños, todos los personajes son distintas facetas de uno mismo -lo que para algunos casos es horrible, pero para el resto quiero saber qué tengo en común con esas personas que conozco tan poco-. Odié ver que de un día para otro, el mundo que mis sueños (los nocturnos, de cuando uno duerme, no los deseos) habían construido desde hacía tanto tiempo, ya no apareció más en mis noches. Lo recuerdo completo y lo extraño... aunque no extraño a esos personajes con caras borrosas que poblaban ese mundo... era como si no me relacionara con nadie allí, como si estuvieran de adorno...
Dios, estoy casi como en esos estados eufóricos de antes, con esa energía excesiva y esa convicción de que todo saldrá como quiero y de que si me tiro por la ventana, voy a sacar alas y volar antes de tocar el suelo... Y eso que me he tomado religiosamente las pastillas...
Tal vez uno de estos días me mire al espejo, y vea mi rostro de quinceañera y mi uniforme de aquella época... no quiero encontrar reproche en esa mirada. Quiero ser alguien a quien el yo de esa época pueda admirar y de quien el yo que soy ahora (debajo de todo este montón de sucios trapos sociales) se pueda sentir orgulloso y seguro...
Me veo obligada a reconocer abiertamente, que he estado mucho tiempo luchando en secreto por agradar... no me lo explico de otro modo. Sé que mi maldito superego me caga siempre que puede. Y ni siquiera agrado más, sólo me siento peor conmigo misma...
pasado,
miedo,
yo