Apr 03, 2008 16:56
Sentado en la biblioteca apura su segunda taza de té y nervioso mira el reloj, aún faltan dos horas.
Es como si el tiempo se hubiese parado y no transcurrieran los minutos.
La sala está vacía, casi a oscuras y procura entretenerse traduciendo un antiguo manuscrito sobre una raza de demonios que ...
Como si estuviera prestando atencion al texto!, no puede engañarse así mismo, no puede centrarse ni un segundo, si comenzara a hablar solo le saldría un estúpido balbuceo seguido de frases estúpidas y comenzaría a tartamudear como siempre que se pone incómodo, y ya no es un maldito crío, no tendría que temblar como un flan sólo porque va a tener una cita.
Se levanta de la mesa y comienza a pasearse entre montones y montones de libros, con gesto nervioso se quita las gafas las mira a contraluz y saca el pañuelo que tiene guardado en su chaqueta de tweed.
Qué va a decirle?.
Debería comprarle unas flores, o quizás unos bombones, y abrir ese reserva de Vega Sicilia que espera una ocasión especial desde hace una eternidad.
Tendrá que irse un poco antes y adecentar un poco el salón, cocinar algo especial para ella, poner una música intima y suave, si seguramente debería hacer algo.
Mira la taza de té con apatía, ya se le ha quedado fría, necesita algo para calmar los nervios asi que va a su despacho y saca una petaca de whisky que tiene escondida tras un viejo ejemplar sobre la Guerra de Secesión, el título de por si es tan aburrido que ninguno de sus chicos se atreverá a tocarlo, ni siquiera la buena de Willow.
Se sienta cómodamente en sofá y deja que el aroma del whisky le envuelva dulcemente.
Es tan hermosa, oh dios le parece imposible que ella tan inteligente, tan divertida, tan sexy haya puesto sus ojos en él, el aburrido bibliotecario, un cuarentón soso incapaz de pedirle una cita a la chica de sus sueños y que tiene que recibir consejos de un puñado de adolescentes.
Pero esta noche va a ser su noche, va a demostrarle cuanto la ama, besará cada poro de su piel, le hará vibrar en cada caricia, quiere llenarla de besos , adorarla, y abrirle su alma como nunca antes lo había hecho.
Se mira en el espejo, tiene el rostro cansado pero se siente inmensamente feliz.
Mira el reloj, ya sólo queda una hora y con una sonrisa cierra la biblioteca, prefiere volver a casa dando un paseo, la noche está tranquila, quizá no hayan cerrado aún la floristeria, o podría coger unos jazmines del jardin que hay calle abajo, sólo por esta vez..
Y con sonrisa traviesa se desabrocha la chaqueta y pensando en Jenny y en sus hermosos ojos saca la llave de casa de su bolsillo mientras tararea una vieja canción.