Titulo: "Be happy..."
Pareja: Yamada Ryosuke y Nakajima Yuto (YamaJima)
Genero: Yaoi
Capitulos: En proceso
Autora: Hikarii
EPISODIO 4.
Después de aquel agradable encuentro, Keito y Chinen ofrecieron a Yuto ir a tomarse un helado juntos. Este aceptó. Estaba tan feliz de poder ver a sus dos amigos que no había pensado aun en lo que haría para poder evitar a Ryosuke.
“-¿Cuánto tiempo te vas a quedar aquí?-”
Preguntó Keito a Yuto mientras intentaba que Chinen no le robara su helado. Yuto se quedó callado y de repente su sonrisa se desvaneció, parecía que de un momento a otro se pondría a llorar.
“-Esta bien si no nos lo quieres decir.-”
Dijo Chinen cuando vio la expresión de su amigo. Pero Yuto hizo un gesto negativo con la cabeza y les empezó a contar el motivo por el cual estaba en la ciudad.
Hacía unos días a la madre de Yuto le dieron una beca para irse a trabajar a los Estados Unidos.
Yuto, cuándo se enteró, se puso muy contento, pensando que el también iría a vivir allí. En su nueva escuela no se relacionaba con nadie así que le daba igual irse a vivir a otro lugar.
Pero su madre no pensaba de la misma manera. Cuando Yuto le preguntó si él también iría, ella le respondió con un frío “No.”, le dijo que en su nuevo trabajo no quería nadie que la estorbara y que por eso él no podía ir.
El chico pensó que se quedaría solo en su casa. Así que, después de muchas suplicas, aceptó. Pero su madre tenía planes para él. El día antes de que ella se marchara, entró en la habitación de Yuto y enfadada, le dijo: “¿Aun no te has hecho la maleta?” Yuto le respondió que para qué, si el no iba a ir. Ella le dijo que nunca le dejaría solo en casa. Que se iría a vivir a casa de los Yamada hasta que ella volviera.
Cuando Yuto contó esta parte, se le quebró un poco la voz y estuvo a punto de ponerse a llorar, pero aguantó y prosiguió su historia.
Yuto le rogó que se lo llevara con ella Le juró que no la molestaría y que sería como si nunca hubiera existido. Ante la reacción de Yuto su madre se enfadó aun más. Le dijo que no podía burlarse de la hospitalidad de otras personas y las últimas palabras que le dijo la madre al hijo, le partieron el corazón.
“-Ojalá tu padre se te hubiera llevado como hizo con tu hermano. Así, ahora no te tendría que aguantar, a ti y a tus estúpidos caprichos.-”
Yuto repitió esas palabras con una voz vacía e inexpresiva. Y en aquel momento no aguantó más y se puso a llorar.
Los otros dos chicos se quedaron callados sin saber que decir.
Ya era difícil para Yuto tener que vivir con los recuerdos de cuándo su padre y su hermano se fueron de casa dejándolo a él con su madre. Pero el chico no podía soportar que su madre no lo quisiera. Ella siempre le recordaba que se podría haber ido con los dos que se habían marchado, que ella no lo quería para nada. En esos momentos el siempre había recurrido a Ryosuke. El chico siempre lo calmaba y hacía que se animara. Pero durante esos dos meses no había podido recurrir a su mejor amigo. Y todo por su culpa.
Chinen, que hacía rato que había dejado de molestar a Keito, se acercó a Yuto y lo abrazó tiernamente. Yuto se calmó un poco y intentó dejar de llorar. Pero simplemente, no podía.
“-Yuto!-”
Una voz femenina gritó el nombre del chico alto y se oyó el “cloc cloc” de sus tacones acercarse. Era la madre de Ryosuke.
“-Veo que ya has llegado- Dijo ella sonriendo, sin percatarse de que el chico estaba llorando.- Ven a casa y deja tus cosas. Seguro que Ryosuke estará muy contento de verte.-”
Este ultimo comentario destrozó a Yuto por dentro. Ademas de verse abandonado por su madre. Tendría que ver y hablar naturalmente con el chico que había sido su mejor amigo y al que por no querer entender las cosas había hecho tanto daño. El pequeño Chinen dejó de abrazar a Yuto, se acercó a la madre de Ryosuke y empezó a hablar con ella. Yuto sabía que el pequeño lo había hecho para que él se pudiera calmar un poco y secar sus lágrimas. Así que eso hizo y cambiando su voz por una de alegre y animada dijo:
“-¿Vamos a casa señora Yamada? Yo también tengo muchas ganas de ver a Ryosuke!-”
Fingió la mejor sonrisa que pudo y se despidió de sus dos amigos para ir a encontrarse con la persona que había temido hablar durante tanto tiempo.
Cuando Yuto se marchó. Los dos chicos se dirigieron hasta la casa del mayor sin decir ninguna palabra. Estaban asustados, justamente el día en que Ryosuke parecía que iba mejorando, tenía que aparecer otra vez Yuto en su vida.
“-Tengo miedo...-”
Susurró con una débil voz el pequeño.
“-No te preocupes, todo saldrá bien...”
Dijo el mayor con una voz un poco más segura. Pero por dentro, Keito no se creía las palabras que había dicho.
Las piernas le temblaban, todo su cuerpo parecía que no podría soportar su peso ni un minuto mas. En un solo segundo toda la tristeza y el miedo que había estado ocultando le invadieron el cuerpo. No se podía creer lo que tenía a delante. Su madre había llegado a casa y el como siempre la había bajado a recibir. Pero se había encontrado con la persona que le había sacado tantas lágrimas estos últimos meses.
“-Venga Ryosuke- Dijo su madre con una sonrisa- ¿No vas a saludar a Yuto?-”
“Yuto...” Pensó Ryosuke. “¿Por qué está aquí con estas grandes maletas? Quizás ya me ha perdonado y ha decidido dejar de evitarme...” Apartó la vista de su madre y miró a su amigo, pero vio que este evitaba tener contacto visual con él, así que pensó que estaría allí por otro motivo.
“- El se va a quedar aquí hasta de su madre vuelva de Estados Unidos- Dijo la madre al ver que su hijo no decía nada- ¿No estás contento de verle?-”
Ryosuke no sabía qué hacer. Por una parte se sentía inmensamente feliz de volver a ver a Yuto. Pero también tenía miedo. Miedo de que él no le hablara. Miedo de que estuviera tan distante como la última vez que se habían hablado.
“-Claro que si -Dijo con una alegre voz fingida - Me alegra mucho que esté aquí!-”
Yuto al sentir estas palabras sintió como si algo se le clavara en el corazón. Sabía que su amigo estaba fingiendo. Y esto lo destrozaba.
“-Bueno chicos os dejo solos, tengo que ir a comprar unas cosas- Dijo la madre de Ryosuke. Y dirigiéndose a este añadió- Enséñale la habitación de invitados, se quedará allí.-”
“Gracias mamá por no hacer que se quede en mi habitación” Pensó Ryosuke. Y cuando la madre hubo cerrado la puerta. Se giró para ir a su habitación y solo le dijo.
“-Ya sabes donde está así que sube y quedate allí.-”
Frías palabras. Ryosuke no sabía por qué había utilizado aquel tono de voz. Pero de alguna manera quería hacerle pagar a Yuto todo el sufrimiento que este le había hecho pasar.
Yuto se quedó petrificado. No se esperaba que Ryosuke le hablara con aquel tono de voz y que se mostrara tan distante. Pero sabía que era normal. Yuto admitía que no había hecho lo que debía cuando empezó a evitar a Ryosuke, sabía perfectamente que eso no era lo que un amigo hubiera hecho y tenía presente que Ryosuke había leído su carta, o al menos, la había recibido.
El mayor salió corriendo y se encerró a su habitación dando un fuerte golpe con la puerta. “¿Por qué tiene que estar el aquí?” Se sentía frustrado “¿Por que justo cuando empezaba a olvidarle?”.
Se sentó en el suelo apoyando su espalda a la puerta y empezó a llorar silenciosamente.
Todos los buenos recuerdos que tenía con Yuto aparecían en su mente. Cortas imágenes de ellos riéndose. De pequeños. Cuando aun no tenían nada de que preocuparse. Cuando aun eran niños inocentes que solo pensaban en divertirse.
Ryosuke empezó a llorar con más intensidad. No podía contener las lágrimas y los pequeños sollozos. “Tengo que parar de llorar...” Se dijo a si mismo “Tengo que parar de llorar o me va a oír”. Pero no podía hacerlo. En estos momentos se sentía solo y abandonado. No tenía valor para llamar a sus amigos y pedirles consuelo. Solo pensaba que de ahora en adelante tendría que convivir con Yuto.
El menor cogió sus maletas y se dirigió a su nueva habitación. Era tal y como el la recordaba. Pequeña y bien ordenada. Con una cama, una mesa de estudio, un estante para los libros y una puerta que llevaba hacía un pequeño baño bien perfumado.
“El ya no me considera su mejor amigo...” Pensó “Ahora probablemente me odia”. No se lo retraía. Yuto pensaba que Ryosuke lo odiaba y que nunca podrían recuperar su amistad.
Se tumbo en su cama y unas amargas lágrimas empezaron a caerle por las mejillas. No podía aceptar que tendría que vivir con Ryosuke de ahora en adelante. Solo podría aceptarlo si se hablaran y todo fuera como antes. Pero eso era imposible.
Al cabo de un rato, los dos chicos se durmieron. Con las lágrimas aun en sus ojos. No habían parado ni un solo momento de llorar.
Al día siguiente Yuto se levantó temprano y empezó a preparar sus cosas para su primer día en el colegio. No estaba nervioso. Ya conocía a todo el mundo así que no tenía por que estarlo.
Bajo a la cocina y cogió algo para comer. En aquel momento alguien se acercó por detrás suyo dándole un pequeño golpe en la espalda y asustandolo un poco.
“-¿Puedes ir a despertar a Ryosuke?- Era la hermana mayor del nombrado- A mi no me hace caso...-”
Suspiró y se sentó en una silla. Yuto se quedó dudando. No podía decirle que no, por qué ella sospecharía que algo había pasado entre ellos dos. Pero si le decía que si, se arriesgaba a tener que hablar con el menor.
Cuando se giró para negarse a lo que había dicho la hermana, se la encontró dormida. “Ahora ya no puedo decir que no... “ Pensó. Así que resignado se dirigió hacia la habitación de Ryosuke y entró sigilosamente en ella.
Cuando estuvo dentro, no pudo evitar mostrar una disimulada sonrisa. El mayor tenía toda la habitación desordenada, como siempre. Y tenía todos los libros de la escuela tirados por el suelo. Yuto se agachó y los recogió, poniendo los de las clases que les tocaban dentro de la mochila.
Cuando se levanto para ir a despertar al mayor, vio una cosa que le llamo la atención. Encima de la mesa de estudio, habían muchos papeles, todos amontonados y algunos estaban escritos por las dos partes. “Que raro...” Pensó Yuto “A Yama-chan no le gusta mucho escribir...”. No se hubiera extrañado si en los papeles hubiera dibujos. Al mayor le gustaba mucho dibujar, se pasaba horas dibujando y perfeccionando sus dibujos. Se acercó para ver mejor que era y cuando lo vio se quedo sorprendido.
“Te extraño..., ¿Por que aun no vuelves, Yuto?”
“¿Tanto me odias para dejarme solo, Abandonado a mi suerte?”
“Le doy muchas vueltas a tu carta... Pero, si me quieres, ¿Por que me estas haciendo tanto daño?
Yuto leyó diversas frases de aquellos papeles. Todas iban dirigidas a el, y todas lo culpaban por haberlo dejado solo. De repente las lágrimas inundaron sus ojos. Se hubiera puesto a llorar si no hubiera escuchado que Ryosuke se estaba despertando. Se dirigió hasta la ventana, corrió las cortinas y abrió la ventana para que entrara luz y se ventilara la habitación. Se giró para decirle a Ryosuke que se levantara, pero no hizo falta. Se encontró con dos pequeños ojos marrones que lo miraban como si fuera un extraterrestre.
“-Tu hermana me ha mandado a levantarte- Dijo Yuto con frialdad- Así que espabila y baja a desayunar.-”
Dicho esto el chico alto salió de la habitación dejando a Ryosuke que aun no se creía lo que estaba pasando. Yuto no estaba en mejores condiciones que el mayor. No se creía lo que acababa de leer. Pensaba que solo había sido una casualidad que Ryosuke hubiera escrito esto. “Solo por aburrimiento...” Aunque lo pensaba no se lo creía. “Entonces, ¿por que había tantos papeles escritos?”.
Fue hasta su habitación, cogió sus cosas para salir de la casa. Pero cuando estaba a punto de hacerlo, la madre del mayor apareció por detrás, preguntándole si no esperaría a su hijo.
“-Lo siento Sra.Yamada, ¿puedes decirle que me he adelantado?-”
Yuto le dijo esto con un tono de voy amable y con una sonrisa. La madre de Ryosuke aceptó y le deseó mucha suerte en su primer día.
Cuando salió de casa lo le encontraba sentido a nada, “¿Qué querían decir aquellas frases?” Estas palabras no paraban de repetirse en su cabeza una y otra vez... Miró al reloj. Era demasiado temprano. “Iré a buscar a Keito” Pensó. Y se dirigió hacia la casa del mayor.
Continuará...
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