Título: Engaged.
Autor:
hikari_world Fandom: Pandora Hearts
Personajes: Eliot Nightray&Ada Vessalius
Resumen: Ada Vessalius soñaba, como toda muchachita de su época, con una gran boda. No imaginaba, desde luego, que iba a tener que subir al altar de la mano del que podría ser considerado el mayor enemigo de su apellido.
Notas: Buenas a todo el mundo =) Me estreno en el fandom de Pandora Hearts con esta pequeña historia tan atípica de mí, quizás más propia de autoras como Jane Austen que de una servidora. Pero es que no he podido evitarlo. Desde la primera vez que salió Eliot en el manga, y ví como reaccionaba ante la presencia de Ada - y por consiguiente, de cualquier Vessalius - no pude evitar pensar que son una pareja un tanto dramática. No sólo porque sus familias se odian, sino porque tienen una personalidad que da mucho juego para ello, ya que Eliot es brusco y sincero, y Ada es una chica dulce y de frágil corazón. De modo que aquí os traigo este AU, que espero disfrutéis tanto leyendo como yo escribiendo. Quizás el prólogo, en un principio, os deje un poco descolocados. Sí, es cierto que al trama es más de Jane Austen que de mí, pero eso no quiere decir que no vaya a darle mi propio toque personal para hacer que suframos todos un ratito. Si no, no sería yo ;) Espero tener más suerte con esta historia que con el resto, ya que parezco abocada a no terminar nunca historias largas. Intentaré esforzarme para que no suceda lo mismo con esta, del mismo modo que procuraré ser, en cierto modo, regular. No publicaré el siguiente capítulo hasta que tenga el siguiente, y así. Puede que no tarde lo mismo entre un capítulo y otro, pero eso no quiere decir que lo abandone, en primera instancia. Cuando tenga intención de hacerlo lo notificaré.
¡Un beso y gracias a todos por leer!
Prólogo.
El costado le ardía con cada paso que daba, pero no podía dejar de andar. Su cuerpo se movía por inercia, buscando salir de aquel pozo oscuro y húmedo, dar con la luz y correr calle abajo hasta llegar a su casa. Con la mano tanteaba la superficie de la pared de piedra fría que estaba a su derecha, si bien la tenía ya tan entumecida que casi no sentía nada. Respiraba entrecortadamente y suplicaba a Dios entre susurros que le permitiese dar con la puerta. ¿Cuánto hacía que estaba allí, encerrada? ¿Cuánto hacía que le habían arrebatado a su hijo y que la habían apartado del lado de su marido? Casi ni lo recordaba. Incluso tenía la impresión de haber olvidado el roce de la luz del sol; el envite del viento contra su rostro; el olor de las flores de su jardín; el sonido de la voz de su esposo; el color de los ojos de su retoño… Los echaba tantísimo de menos que dolía más que todas las heridas abiertas que supuraban en su frágil figura.
Se detuvo al principio de una pequeña escalera y cayó de rodillas sobre ella, usando las manos para frenar el golpe, aunque no sirvió de demasiado. Estaba tan débil que no pudo soportar su propio peso y terminó echada de lado contra la piedra. Emitió un leve gemido de dolor, y a pesar de que sintió cómo una de sus costillas crujía y se rompía, no pudo gritar más alto. No le quedaban fuerzas para continuar.
Ese era su final, cada vez lo veía más claro. Una lágrima le recorrió la mejilla que otrora fue sonrosada y brillante, ahora pálida y sucia, como toda ella. Su belleza se marchitaba lentamente y pronto desaparecería en una capa de polvo y sangre.
“Si tan sólo… pudiese verles… una última vez…”
Apretó los párpados y languideció allí, sola, llorando, esperando el momento en que la muerte viniese a llevársela. No supo cuánto tiempo estuvo así, pero fueron otros brazos los que la rodearon de pronto. Lo primero que pensó fue que la habían encontrado y que la arrastrarían de nuevo a su calabozo. Pero el cuerpo que la protegía era cálido y su voz tremendamente conocida. Hizo un esfuerzo y abrió los ojos muy lentamente. Veía borroso, pero reconoció el rostro de la persona que le instaba a seguir despierta entre gritos desesperados y abrazos asfixiantes. En sus labios cuarteados se dibujó una sonrisa de felicidad, como las que no recordaba haber esbozado en muchísimo tiempo, antes de caer presa de la inconsciencia.
-Eliot…