El garito está cerrado al público y los camareros son amigos desde hace tiempo. Siempre les cierran el local cuando quieren tener una noche privada sin groupies escandalosas y fans pidiendo autógrafos mientras intentan disfrutar de una buena borrachera.
Tienen un pequeño escenario por si quieren cantar, o en el caso de Axl, hacer el panoli. Realmente hoy no tienen muchas ganas de dar conciertos, acaban de terminar una gira que ha sido extenuante y necesitan algo de descanso. Claro que sus descansos son algo peculiares: nadar en alcohol.
Así que allí están, en una vieja taberna rockera. Llevan contando anécdotas desde antes de que se ocultase el sol y si no fuesen estrellas del rock acostumbrados a beber como beben, esa noche podría terminar bastante mal. Pero son ellos, son amigos, son parte de un todo, y no hay nada como la camaradería que desprenden.
Izzy es el que más controla en todo el descontrol, pero la tensión del trabajo se ha disipado y se le ve más suelto. Ríe mientras bebe e intenta no atragantarse contando aquella vez que descubrió a Duff en pijama mirando el horno apagado medio embelesado. Cuenta mientras se le saltan las lágrimas de la risa antes de terminar, que al preguntarle qué demonios hacía con un pijama del correcaminos y el coyote mirando el horno, un Duff empanado le contestó que estaba esperando a que bajase el ascensor de la comida.
Todos estallan en carcajadas mientras el susodicho se encoge de hombros y se excusa “tenía hambre y estaba dormido” Hasta su subconsciente quiere comida mientras duerme.
Axl está bailando a su modo por todo el bar mientras va derramando su copa y tararea sin parar.
Los camareros sacan más botellas de whisky mientras hacen preguntas comprometidas y las borracheras contestan verdades. Porque nunca se miente estando borracho, y nunca se miente entre amigos.
Así que Duff cuenta aquella vez que pilló a una groupie haciéndole una mamada a Steve en un backstage. Y Steve termina de contar haciéndose oir por encima del ataque de risa del bajista, que la “muy perra” en lugar de parar le dijo a Duff que se uniera a la fiesta. “Las groupies están locas” sentencia Slash y todos brindan por ello. Por las diversiones que les dan esas locas.
Axl se sienta al lado de Slash y éste le enciende un pitillo que le pasa expulsando el humo haciendo que volutas grises suban hacia el techo. Axl le pilla el cigarro de la boca y le da una calada larga. Se sienta prácticamente encima de él, ocupando parte de su espacio vital. Un camarero, Matt, le pregunta a Izzy si él es el sensato del grupo y le responde Axl con un: “Se meó en un avión” Matt perplejo “¿en serio?”. Izzy ríe y asiente y explican todos: “iba cieguísimo” “una azafata le ponía burro” “Axl dijo no hay cojones” “se levantó to pedo” “y cuando vio a la azafata” “¡se sacó la chorra!” “entonces me di cuenta que me estaba meando” “¡¡¡Y SE MEO ALLI MISMO!!!”
Duff saca un paquete de regaliz rojo y ofrece al grito de “¿Quién quiere un Red Vines? ¡¡Estas mierdas están buenísimas!!” Habla con la boca llena y Slash le contesta que si no tiene alcohol no le interesa. Entonces Duff propone algo absurdo y nadie le hace caso pero al cabo de cinco minutos todos están enfrascados en una competición, aunque todas distintas. Duff se parece querer batir un record de comer Red Vines en una noche. Izzy intenta beber de su copa utilizando un regaliz como pajita, se pone rojo y morado hasta que se da cuenta de que no son huecos. Steve toca una batería imaginaria con cuatro tiras de regaliz como baquetas y Slash le mete chuches en el pelo a Axl que no para quieto y todo le hace cosquillas.
Matt y el otro, de cuyo nombre nadie se acuerda (que diablos, no se acuerdan ni de los suyos propios) les instan a contar más cosas escabrosas (cualquiera diría que son paparazzis). Como prácticamente han contado alguna que otra de cada uno, ahora le toca a Slash.
Izzy cuenta mientras Duff añade detalles inconexos con la boca llena de regaliz. Cuenta aquella vez en un hotel de Los Ángeles, una groupie había dejado por allí algunos botes y pijadas varias y a Axl se le ocurrió cambiarle el bote del champú por uno de esos a Slash mientras se duchaba. Steve comenta que lo echaron a suertes y aunque le había tocado a Duff hacerlo Axl se escabulló y no saben como mierdas le intercambió el bote, porque Slash ya estaba metido en la ducha. Duff apostilla que luego Axl salió mojado. Izzy ignora a ambos, y sigue contando que cuando Slash salió de la ducha tenía el pelo rosa. ¡¡ROSA!! Slash bufa y les escupe insultos. Se enciende un cigarro y murmura que tuvo que pasarse tres horas lavándose la cabeza para que eso se fuese.
“¿Axl no tiene ninguna cosa vergonzosa que contar?” los chicos se quedan mirando al camarero unos segundos y a la vez giran la cabeza hacia Axl que ya está en gallumbos, se ha hecho una coleta prácticamente en la frente y se contorsiona al ritmo del rock n’ roll, que parece ser lo único que le importa en esta maldita vida.
Se encogen de hombros. Todo Axl es una maldita anécdota vergonzosa: Se queda en calzoncillos en los conciertos. Empalmado. Mete gritos orgásmicos en mitad de las canciones. Se mueve como una puta serpiente. Una vez saltó del escenario para pegarse con un fan (o un segurata, según la versión que escuches). Es un puto egocéntrico que siempre requiere atención. Es el lider de su grupo, de una maldita banda de rock de éxito y realmente, es más la mascota. No hay nada que haga Axl que quede en términos “privados”.
Slash se levanta y va hacia el escenario, donde Axl se flipa solo. Coge una de las guitarras y se pone a rasgar mientras el pelirrojo improvisa un poco sobre la marcha. Y aún así lo hace bien. Inventando letras y acordes, entonando sin desafinar, con la voz ronca de la gira y el alcohol. Pero siendo Axl, al fin y al cabo. Los demás vitorean y hacen el cabra en la barra.
Lo que no cuenta Slash es cómo Axl consiguió cambiarle el bote en la ducha. Que lo distrajo bastante bien para ello. A base de besos desgarradores. No les cuenta que esos gritos que mete en las canciones, porque TIENE que incluirlos, (porque le salen solos, porque todo Axl es rock n’ roll y no hay nada que le excite en este mundo tanto como eso,) son mejores cuando los suelta en la cama. Que esos agudos le hierven la sangre y que igual que cuando canta, cambia en segundos de agudo a una voz ronca y partida que siempre dice las guarradas que jamás nadie imaginaria mientras le está follando. Que su pelo largo pelirrojo le hace cosquillas entre las piernas mientras le hace mamadas al ritmo del mejor rock. Que a Axl le pone que le pajee, “las manos que follan guitarras”, le suele decir antes de correrse en acordes.
¿Esas pequeñas anécdotas? Esas quedan entre ellos y el rock n’ roll.