El inconfundible aroma de café recién preparado lo despertó. Harry se estiró en la cama al igual que un felino. Cuando sintió que el lado derecho de la cama se encontraba vacío, recordó que no se encontraba en su casa. Suspiró, pensó en los eventos de la noche anterior y miró el techo con un poco de apatía. Sabía que no podía estar enojado con Draco por siempre. No queríaestar eternamente molesto con él. Pero no por eso pensaba olvidar todo repentinamente y pretender que nada había sucedido.
El sonido de la puerta siendo abierta y Ron entrando a la habitación sin anunciarse fue lo que terminó por despertarlo.
-¡Vamos, Harry! Muero de hambre y Hermione dice que no piensa servir la mesa hasta que te hayas despertado... así que levanta tu trasero de la cama y vente a la cocina que ya quiero comer.
-¡Ronald Weasley, más te vale no haber ido a despertar a Harry! ¡Te advertí que no lo hicieras!
Sin quitar la mano de la puerta, Ron giró su cabeza hacia la cocina y respondió:
-No, cariño. Harry ya estaba despierto cuando llegué, lo prometo. -La chica sólo lanzó un bufido de incredulidad como respuesta y Ron puso los ojos en blanco para después regresar su mirada a Harry y decir-: Te digo, amigo. Las mujeres se vuelven locas cuando están embarazadas.
Harry alzó una ceja y se tragó el "tú te vuelves loco cuando tienes hambre". Mejor se levantó de la cama para ir al baño y después encontrarse con sus dos amigos en la cocina. Hermione, sentada frente a la pequeña mesa de madera, leía unos papeles y estaba vestida de manera muy formal como para un sábado en la mañana. Ron, en cambio, continuaba con el pijama puesto y trataba de robar un poco de la comida servida en uno de los platos sin que su novia se diera cuenta.
"Sólo les falta el anillo de matrimonio para completar el cuadro perfecto", pensó Harry entrando finalmente en la cocina.
-¡Buenos días, Harry! -Saludó Hermione levantando la mirada de los papeles y sonriendo a modo de saludo-. ¿Tienes hambre?
-¡Yo llevo diciéndote más de media hora que tengo hambre! -Se indignó Ron.
-Harry es nuestro invitado, Ron. Uno debe ser amable con las visitas -dijo Hermione sin perder su sonrisa. Al parecer había amanecido de buenas-. Además, tú siempretienes hambre.
-¿Irás a trabajar hoy, Hermione? -preguntó Harry antes de que Ron comenzara una tonta disputa con la muchacha, el otro pareció considerar un momento si pelear o no y mejor se encogió de hombros y comenzó a comer con mucho entusiasmo.
-Oh sí, Harry. Tengo muchas cosas por hacer y en muy poco tiempo ya no podré hacer todo como ahora, con el nacimiento del bebé y todo...
-... pero si sólo tienes tres meses de embarazo, aún tienes cinco largos meses para planificar todo -intentó razonar con su amiga, pero ella solamente soltó una risa bañada de incredulidad. Ron le hizo un gesto de negación, obviamente él y ella ya habían tenido aquella conversación varias veces y si normalmente era inútil razonar con la muchacha, suponía que con el embarazo su terquedad había aumentado mucho. Súbitamente Harry se sintió un poco feliz y aliviado de que fuera gay y que jamás tendría que preocuparse ni lidiar con aquellas cosas. Aunque, siendo honesto, la idea de algún día tener una familia, unos niños a los cuales criar evitando que Draco los consintiera tanto… toda esa idea le ilusionaba de sobremanera.
-Oh Harry. Cinco meses pasan volando. A parte, seguramente tendré que incapacitarme antes del parto. Una mujer no puede andar de aquí para allá cuando tiene un embarazo tan avanzado. En todo caso, por el momento no ando preparándome para cuando deba de quedarme en casa por el bebé, sino porque en dos semanas realizaré un viaje que es muy impor...
-¿Disculpa? ¡Creí que habíamos quedado en que no irías a ese viaje, Hermione! -interrumpió Ron con una voz que Harry muy pocas veces lo veía aplicar, uno de completa seriedad. Su mirada no era menos intensa. Hermione cerró los ojos momentáneamente y respiró hondo antes de mirar a su novio con la misma intensidad. Harry comenzó a sentirse un poco incómodo, conocía perfectamente a sus amigos como para saber cuándo se avecinaba una pelea de verdad entre los dos.
-No, Ron, no quedamosen nada. Tú sólo expresaste tu opinión, pero no por eso voy a desperdiciar una oportunidad tan importante para mi carrera. Si no puedes entenderlo, está bien, allá tú, mas no por eso esperes que voy a cambiar de planes.
-¡Oh, claro, lo olvidaba! Aquí la que manda y la que toma todas las decisiones eres tú, ¿cierto? En esta casa yo no tengo voz ni voto -La voz de Ron ahora había adquirido un tono muy amargo y sus orejas ya estaban completamente coloradas.
-Ron, por favor, no te comportes como un melodramático...
-Ehhh... ¡chicos! -Harry estaba realmenteincómodo y no pudo evitar dar un pequeño brinco sobre su asiento cuando sus dos amigos voltearon a verlo y dijeron un "¿Qué?" al mismo tiempo. Al ver la cara de susto del moreno, sus rostros se tranquilizaron e inclusive parecieron un poco avergonzados.
-Lo siento, Harry. No debimos haber perdido la compostura así frente a ti. Eres nuestra visita, después de todo -dijo Hermione después de varios segundos de un incómodo silencio.
Sin saber de dónde provino, Harry soltó una pequeña carcajada que se ganó las miradas incrédulas de sus amigos. Por varios momentos no pudo detenerse y cuando por fin lo logró un dolor en su estómago le dijo lo mucho que había reído. ¿Ron y Hermione? Bueno, los dos lo estaban mirando como si se hubiese convertido en el mismísimo Merlín para después comenzar a cantar la macarena.
-¿Estás... bien? -preguntó Ron como temeroso de escuchar la respuesta, o que se sobreviniera otra ola de carcajadas.
Después de varios respiros hondos que marcaron el dolor en su abdomen, Harry por fin pudo tomar el control de su voz con la seguridad de que no volvería a reír como loco.
-Sí, lo siento. Es que... -otro respiro hondo y un pequeño gemido ante el dolor abdominal-, lo siento, Hermione pero lo que pasa es que llevo desde los once años viéndolos perder el control. Y bueno -los miró con entendimiento pero ellos sólo alzaron sus cejas en señal de confusión y él aclaró-: creo que estoy un poco habituado a todo esto y me... pareció gracioso -terminó en un tono un poco triste al ver que los otros dos no le veían la pizca de gracia al asunto. Harry suspiró en señal de derrota y decidió cambiar de tema-. Como sea, ¿de qué viaje están hablando?
Hermione suspiró y bajó su mirada a su plato que continuaba intacto, después volvió a levantar los ojos para ubicarlos momentáneamente en Ron que se rascaba la nuca como intentando no hablar de nueva cuenta de la manera tan hostil en que lo había hecho minutos antes.
-Es un viaje de negocios -comenzó la chica en un tono serio y jugueteando con la taza de té de Ron-. Lo he estado planeando desde hace meses, mucho antes de lo del embarazo. Y bueno, tendré que viajar en quince días a Estados Unidos y quedarme ahí, pero a Ron le preocupa que pueda haber un problema con el bebé si uso un translador para ir a un lugar tan lejano. Yo ya lo consulté con mi medimago y me dijo que mientras no hiciera mucha magia semanas antes, no habría problema. Pero... -y fue todo lo que dijo, dejando la idea a medias y mirando a su novio con tristeza y un poco de arrepentimiento. Ron la miró de la misma manera y la tomó de la mano antes de dirigir su mirada a Harry.
-Pero esa no es ninguna garantía de que no vaya a suceder nada durante el viaje. Además no me siento muy a gusto que ande sola por allá hasta fin de mes o poco más. ¡Y qué pasa si te suben a esa cosa!
Hermione soltó la mano de su novio para sobarse el rostro tratando de ocultar su repentina exasperación. Al parecer "esa cosa" era otro tema que también habían discutido mucho.
-Ron, ya te he dicho cientosde veces que no me van a subir a "esa cosa", no es como si fueran a tener un promocional fuera de la nave para que se suba todo aquel que lo desee.
Harry casi escupió su jugo ante la palabra "nave" y como consecuencia terminó atragantándose un poco y se perdió de las siguientes palabras intercambiadas entre sus amigos mientras tosía y sentía los pequeños golpes de Ron sobre su espalda.
-Esperen, esperen -interrumpió Harry después de recuperarse de su pequeño atragantamiento y sin detenerse a escuchar en qué parte de la nueva discusión iban-. ¿De qué nave estás hablando, Hermione?
La muchacha lo miró sumamente ofendida por la interrupción y por la clara indiferencia a lo que había estado diciendo.
-Pues de una nave muggle, por supuesto -respondió con obviedad-. Bien sabes que en el mundo muggle no hay tal cosa.
-Lo sé, pero a lo que me refiero es a qué nave te estás refiriendo.
-Bueno, primero que nada, no es precisamente una nave, sino un transbordador, pero los muggles suelen llamarlos de la misma manera sólo por el hecho de que los dos viajan al espacio y que además pueden ser tripulados, a diferencia de la mayoría de los satélites que son manejados desde la tierra a través de...
-Hermione, lo estás haciendo de nuevo -dijo Ron tranquilamente y prestando de nueva cuenta su completa atención a la comida en su plato. La chica le lanzó un pequeño gruñido pero pareció entender lo que su novio le decía porque le sonrió a Harry un poco apenada.
-Sí bueno, es un transbordador llamado Endeavour y el cual ha viajado ya varias veces al espacio para hacer estudios, y pues, en dos semanas será su último viaje y como uno de mis jefes tiene contacto con la NASA y mucho interés en el proyecto, decidió contactarse con el Ministerio de Magia de allá y pues participaremos aunque de una manera muy pasiva, más como observadores de cómo se involucra el pequeño grupo de magos integrantes del proyecto en todo el asunto de la tecnología muggle.
Decir que Hermione lucía emocionada sobre el dichoso proyecto era poco. Harry pudo ver el brillo en sus ojos conforme le iba explicando el tema y pudo sentir cómo se formaba una burbuja de culpa en su pecho al recordar haber visto un brillo parecido en los ojos platinados de Draco la noche anterior. Su novio realmente quería unirse a todo aquel proyecto, por más que Harry le costara comprender el súbito interés del otro en el asunto, y, aunque sus métodos para proponerle involucrarse en aquella loca aventura, no habían sido los mejores, ahora Harry podía entender un poco más la actitud del rubio la noche anterior. Draco siempre hacía las cosas así cuando realmente estaba interesado por algo, él no era de las personas que se detenía a pensar en qué estaba bien o no cuando se trataba de conseguir algo que realmente quería. ¡Merlín! Había veces en las que Harry podía asegurar que el sentido de ética de su novio estaba completamente atrofiado. Pero aunque aquello solía exasperarle muchas veces, también era algo que amaba de él. Y sí, Draco se había equivocado la noche anterior, pero también se había disculpado, realmentedisculpado, porque también Harry sabía cuándo el chico sentía o no arrepentimiento por las cosas que podía decir y que no siempre eran de lo más adecuado. Esta vez el menor de los Malfoy había mostrado verdadero arrepentimiento.
-¿Harry? -preguntó Ron pasando una de sus manos frente a él intentando atraer su atención. Al parecer se había desconectado del mundo-. Hey, ¿todo bien?
-Eh sí, claro. Lo siento. ¿Qué decías... Hermione? -Y fue cuando se dio cuenta que la chica ya no estaba sentada frente a él. "Oh" En verdad se había metido mucho en sus pensamientos esta vez.
-Acaba de ir al baño. Ya se me hacía raro que no hubiera ido antes, lleva dos semanas con los síntomas del embarazo matutinos y ya nos estamos acostumbrando, bueno, creo que sólo yo, seguro ella no. No veo a nadie acostumbrándose a sentir ascos y nauseas todas las mañanas. -El chico se levantó de la mesa y después de llevar su plato y el de Harry (el de Hermione seguía intacto) a la cocina, se retiró al baño para ver en qué podía ayudar a su novia.
Harry espero a que la chica perdiera el color verdoso de su rostro para pedirle un gran favor.
Draco arrastraba el carrito del supermercado entre los anaqueles y observaba casi indiferentemente la sección de cereales. Aunque no era la primera vez que iba de compras a un centro muggle, sí era la primera vez que lo hacía completamente solo. Pero después de haber esperado en vela casi toda la noche a que regresara Harry y de darse cuenta que tampoco llegaría para desayunar, decidió dejar de parecer un Gryffindor patético y lamentarse en la soledad del departamento y salir a hacer algo útil. Hubiera querido que "algo útil" no involucrara una labor que, por más que hubiera renunciado a muchas cosas catalogadas como "de la alta sociedad", seguía considerandolas dignas de un empleado y no de él. Lo malo fue cuando se dio cuenta de que la alacena y el refrigerador se encontraban en un estado muy deporable y, como no tenían ningun empleado o un elfo que hiciera las compras, entonces decidió hacerlo por si mismo. Sí, Draco Malfoy también podía ir a un supermercado muggle sin perder su dignidad en el proceso. No, señor.
-¿No sabes por cuál decidirte, verdad? -una voz masculina lo regresó al mundo real y giró el rostro para encontrarse con un joven que media aproximadamente lo mismo con él, moreno y ojos color miel.
"Joder, por qué siempre tienen que ser morenos los que me coquetan" no pudo evitar pensar antes de alzar una ceja de manera desdeñosa y contestarle:
-¿Discula? -no siempre tenía la oportunidad de aplicar su encantador tono frío y aristocrático... de acuerdo,siempretenía la oportunidad de hacerlo, pero algo que disfrutaba muchísimo.
La sonrisa que intentaba ser coqueta y seductora ("Oh, por favor, Harry puede hacerlo mil veces mejor y eso que suele sacar su lado más torpe al momento de coquetear en vez del más seductor") se desvaneció un poco ante la altanería mostrada por Draco.
-Eh... decía que no es tan fácil decidirse por un cereal, ya sabes, habiendo tantos -sonrió el muchacho intentando sonar encantador y Draco quiso darle un puñetazo en el rostro, la sonrisa del otro terminó por desaparecer-. Ammm... normalmente para mí lo es.
Draco bufó.
-¿Cereal? ¿En serio? -preguntó engreídamente- ¿Pretendes coquetearme hablando sobre cereales?
El chico frunció el ceño pero no contestó nada por lo que Draco sólo agregó una última cosa antes de retirarse.
-Respondiendo a tu pregunta: no. No es dificil decidirse por uno, solamente estaba considerando si llevar el favorito de mi novioo no. -examinó brevemente el cereal favorito de Harry y terminó por alejarse sin tomar la caja de cartón y sin volver a mirar al muchacho deteniendose hasta llegar al pasillo de licores.
"Maldito Harry" pensó Draco escogiendo la mejor botella de whisky que vio, gruñendo para sus interiores-porque un Malfoy jamás hacía semejante ruido en un lugar público, incluso si ese lugar resultaba estar repleto de muggles-, él solía disfrutar cuando alguien coqueteaba con él, y no era que se metiera en ese juego, no, realemente no se veía capaz de engañar a Harry; sino que le encantaba sentirse adorado, admirado, observado. Después de todo era un Malfoy, ¿no?
Pero no, ahora con aquel pleito, lo último que necesitaba era algun mocoso muggle morenoy torpeque viniera a recordarle con sus estupidos intentos de galantería, a su propio moreno y torpe novio que no se había dignado en aparecer en casa toda la noche y mañana. No, no estaba de humor para disfrutar ser admirado y observado.
Harry se levantó rapidamente del sillón en el momento que escuchó la cerradura de la puerta principal ser abierta, Draco entró al departamento y se quedó congelado a medio camino de cerrar la entrada al ver que el otro ya había regresado. Por un momento pareció que todo se había detenido ya que los dos no dijeron nada, no se movieron del lugar donde estaban y se quedaron mirando a los ojos sin expresar realmente nada más allá que ansiedad y un poco de expectativa. Fue Draco el primero en hablar y moverse.
-Hola -dijo en un tono que en cualquier otra persona hubiera criticado de patéticamente dulce. Hacia media hora había planeado mil escenarios donde mostraría su mayor desprecio y arrogancia ante su novio en el momento que por fin lo viera y sin importarle que él hubiera causado la pelea. ¿Ahora? Ahora todo eso parecía olvidado y una ansiedad casi dolorosa se ubicó en su pecho, un temor que no parecía caber en todo su cuerpo lo invadió por completo "¿Y si ha venido a terminar todo de manera definitiva?" tragó saliva sintiéndo que aquel simple movimiento parecía costarle diez veces más de lo normal en realizar. "¿Y si lo perdi? ¿Y si decide regresar con la Weasley? ¡Merlín, no! Con todos menos con esa rata pelirroja, por favor".
-Siempre has sido el más melodramático de los dos, ¿lo sabías? -preguntó Harry acercandose a él con una sonrisa divertida. Draco se sorprendió un poco. ¿Había dicho todo aquello en voz alta y sin darse cuenta?- Hasta acá puedo escuchar todos tus pensamientos, Draco -dijo el chico ubicandose a medio metro frente a él, iba a continuar con discurso cuando se percató de las bolsas que el otro llevaba en la mano-. ¿Fuiste de compras al mercado? ¿Tú solo?... ¿Es una botella de Whiskey?
Aquella fue la señal que lo hizo reaccionar.
-¿Así eres de elocuente todo el tiempo o sólo pierdes la capacidad de expresarte comprensiblemente cuando me tienes enfrente? -preguntó el rubio con fingida arrogancia.
En vez de responderle con algun comentario que igualara el tono de Draco, Harry terminó por cerrar el espacio entre los dos y se apoderó de la boca del otro con un demandante beso que fue respondido inmediatamente. Sin dejar de responder el beso, que ahora se estaba tornando cada vez más apasionado, Draco caminó hacia la cocina donde colocó sin ningun cuidado las bolsas con las compras para por fin colocar sus manos sobre Harry y robarle el control del beso. Sin despegarse de la barra de marmól que dividía la cocina de la sala, Harry comenzó a explorar con sus manos la espalda de Draco, el otro gimió en medio del beso cuando sintió los dedos fríos de su novio subir por dejabo de su camisa.
-Eres un idiota, ¿lo sabías? -dijo Draco cuando rompieron el beso por falta de aire, sus manos estaban ocupadas en desabrochar los botones de la camisa del Harry mientras besaba su cuello y el muchacho sólo le respondió con un gemido de placer. -¿Me dices melodramático? Tú te largaste cual reina del drama sin detenerte a pensar lo imbécil que estabas siendo.
Harry soltó una pequeña risa y mordió "ligeramente fuerte" el lóbulo del rubio que se estremeció ante la sensación.
-Sí, bueno, estaba demasiado ocupado pensando en lo imbécil que túestabas siendo -le contestó sin despegar sus labios de su oído y moviendose lo suficiente para que el otro terminara de quitarle la camisa.
Draco lo besó en los labios con más pasión que antes y presionando al otro sobre la división de mármol de la cocina. Harry soltó un pequeño chillido ante el contraste de su piel caliente y sudorosa con la frialdal de la piedra lisa pero se olvidó de aquello en el momento que sintió que las caderas de Draco se ajustaban a las suyas y comenzaban un vaivén de fricción y placer.
-Lo admito, Harry. Cuando estoy contigo suelo decir cada estupidez. Culpa tuya, por supuesto.
-Por supuesto.
Dos días después, Harry recibió una lechuza cuando estaba a punto de salir de su oficina en el Ministerio de Magia, después de leer la carta soltó un pequeño suspiro de alegría. Todo estaba listo, ahora sólo faltaba platicar con Draco. No estaba nervioso, para nada, sino que no sabía cómo se tomaría las cosas cuando supiera todo el plan que había armado, pero sobre todo quiénlo había planeado de esa manera. Porque Ron le había pedido explícitamente que no se detuviera en exclamar el autor de la idea. Aquello iba a costarle una noche bajo el completo dominio de Draco... No que se estuviera quejando.
-¿Draco? -preguntó Harry casualmente mientras los dos cenaban en la tranquilidad del departamento esa misma noche. El muchacho sólo levantó un poco la cabeza en señal de que lo escuchaba pero sin despegar su mirada de la sección de economía de ElProfeta-.¿Hasta cuándo de darán tus vacaciones en el banco?
Draco frunció el ceño y finalmente levantó la mirada del periódico.
-Estamos en Mayo, Harry. Sabes perfectamente que hasta Agosto me las dan... ¿por qué? -preguntó, como siempre, con desconfianza. Harry bajó la mirada hacia su spaguetti y jugó un momento con la comida.
-Sólo quería saber si... -se encogió de hombros como quitandole importancia al asunto-. Bueno, si había manera de que pudieras pedirlas por adelantado. Digamos para... ¿la próxima semana?
El ceño de Draco se frunció aún más y eso ya era decir mucho.
-¿Por qué? -preguntó cerrando el diario y colocándolo sobre una de sus piernas sabiendo que aquello avecinaba una conversación larga.
Harry respiró hondo y rindiendose alzó la mirada.
-Pues porque el quince planeo tomar un vuelo a Estados Unidos y tú te vas conmigo.
-¿Tomar un vue...? ¡Qué! -casi gritó al caer en la cuenta de lo que el otro estaba hablando. Harry sonrió en señal de respuesta y Draco se quedó mudo por varios segundos sin poder recuperarse de la sorpresa y sin siquiera entenderlo todo por completo-. Pero... ¿cómo? Harry, sabes que no tenías que hacerlo, te lo dije, fue una tontería mía y actué como imbécil cuando te lo pedí...
-Sí, dices estupideces cuando estás conmigo, lo recuerdo -recitó el muchacho divertidamente pero el otro sólo se puso más serio y negó con la cabeza.
-Harry no...
-¡Hey, no pasa nada! Si lo estoy haciendo es porque realmente quiero y no porque me vea obligado a ello o nada por el estilo -explicó sin dejar de sonreir y tomando la mano que Draco tenía colocada sobre la mesa y apretandola ligeramente, pero aún así el rubio no dejó de negar y mirarlo con seriedad y pesadumbrez.
-No era necesario que...
-Lo sé.
-Déjame terminar, por favor -le pidió impacientemente y Harry temió que ahora a Draco se le ocurriera actuar de ofendido por todo aquello y volvieran a sucumbir en una pelea-. Mira, sé que soy pésimopara pedir disculpas y todo eso, pero hablo en serio cuando digo que lamento todo aquello. Jamás quise tratarte como un acceso VIP a la NASA ni a ningun otro lugar. Y sé que tengo la mala costumbre de ponerme caprichoso de vez cuando, pero quiero que sepas que no suelo hacerlo de manera inconciente. Bueno, al menos no cuando se trata de tus sentimientos ni tu comodidad.
-No te preocupes, Draco. Lo entiendo, ¿de acuerdo? Y te agradezco que me digas todo eso. Pero también acepto mi parte de culpa. No debi haberme exaltado de esa manera, mucho menos insinuar que sólo me estabas utilizando. De hecho fui algo cruel al insinuar eso cuando perfectamente sé que no lo harías.
Ninguno de los dos dijo nada sabiendo que las disculpas ya estaban de sobra, momentos después Harry volvió a hablar pero ahora de forma más alegre y tranquila, haciendo que el ambiente entre los dos se relajara considerablemente.
-En fin, ni siquiera te he mencionado todo el asunto. Primero que nada, no se podrá que nos metamos al transbordador ese como sea que se llame. Es prácticamente imposible que lo hagamos a tan poco tiempo del viaje, de hecho, creo que incluso si me hubiera tratado de involucrar en el proyecto desde un principio, no lo hubiera podido conseguir. Pero no te desanimes que lo que sí haremos es ver el despegue del transbordador desde un planetario mágico especial que tienen en la NASA y bueno, es como tener asientos de primera.
-Me parece muy bien, Harry. En serio que sí... amm... ¿qué es un planetario mágico? -preguntó un poco avergonzado por no saber algo sobre su propio mundo, pero seguramente aquello era algpun invento de los magos de América. A diferencia que en Europa, en América, los magos tenían una conección más estrecha con la vida contemporanea de los muggles, llenas de avances tecnológicos y demás.
-Ahhh... Hermione me lo explicó cuando lo mencionó pero realmente no le entendi muy bien, mejor se lo preguntas tú mismo...
-¿Granger? -interrogó abruptamente- ¿Qué tiene que ver Granger en todo esto?
Harry se golpeó mentalmente por haber soltado la información antes de tiempo.
-Bueno, esa es la segunda parte del plan -Draco alzó una ceja insitandolo a continuar-. Hermione irá con nosotros a Estados Unidos.
-Hermione... -repitió inconscientemente e intentando procesar la información con la mayor tranquilidad posible.
-... amm y Ron.
-Y R-la comadreja -Su mirada se oscureció un poco y Harry tragó en seco-. ¿Y a qué se debe que vayamos a tener tan encantadoracompañía?
-Hermione fue la que nos consiguió la entrada a la NASA, Draco, así que mejor ahorrate tus protestas -advirtió Harry con un tono que no admitía burlas ni comentarios hirientes contra sus dos amigos y Draco no lo hizo.
-Vaya, pues qué buen gesto de su parte.
-Sí... oh, antes que lo olvide. Viajaremos en avión, ya sabes, esos artefactos muggles que transportan personas por el cielo.
Los ojos de Draco se abrieron de una manera muy cómica.
-¡Qué! -Realmente no había planeado que su voz saliera tan humillantemene chillona pero con semejante sorpresa no pudo evitarlo.
-¡Oh, vamos, Draco! No me digas que ahora resulta que le tienes miedo a volar. Si amas el Quiddicth. ¡Incluso querías subirte a esa cosa e irte al viajar por el universo! Un avión no es nada si lo comparas con eso. Además, según las estadisticas, es más posible que uno sufra un accidente volando en una escoba que viajando en un avión.
Draco no dijo nada, ni siquiera sobre el hecho de que no era un imbécil como para que se creyera que hubiesen estadisticas donde compararan un avión con una escoba mágica.
-Jamás, ¿me escuchas, Harrry? Jamásme vuelvo a subir a esa cosa en toda mi vida. ¡Es mortal! -se quejó Draco cuando por fin habían aterrizado en el aeropuerto principal de Florida en Estados Unidos luego de trece largas horas de viaje.
-Oh, ¿el pequeño hurón se asustó por un poco de torbulencia?
-Cállate, comadreja. Yo no soy el que se vomitó dos minutos después de que hubieramos despegado.
-Por si lo olvidaste, Malfoy: mi novia está embarazada.
-¿Y eso qué? ¿Acaso comparten el vientre o qué?
-¡Mira tú...!
-¡Chicos! Cuando terminen de jugar a "quién es un puntito más inmaduro que el otro", ¿les molestaría tomar sus maletas y acompañarnos a mi y a Harry al taxi? -los interrumpió una malhumurada Hermione. Harry, a su lado, se divertía de la escena que se estaba formando entre su novio y su mejor amigo.
Cuando llegaron al hotel, los cuatro muchachos estaban a punto de colapsar del cansancio. Por suerte en Estados Unidos aún era quince de Mayo por lo que todavía tenían todo el día para reponerse del viaje aunque no mucho tiempo para acostumbrarse al brusco cambio de horario. Luego de colocar las maletas en el closet, Draco se acostó en la cama matrimonial donde Harry había caído rendido al momento de entrar a la habitación y ahora ya estaba profundamente dormido. Acurrucándose al cuerpo de su novio, Draco navegó en un profundo sueño.
Cinco horas después, el perturbador sonido del teléfono los despertó y Harry contestó con una voz rasposa y que indicaba que no había descansado lo suficiente. Draco estaba a punto de volver a dormir pero el otro muchacho comenzó a zarandearlo por el hombro.
-Vamos, Draco, levantate. Dice Hermione que en media hora cerrarán el restaurante del hotel, anda, no quiero que al rato andemos vagabundeando por la ciudad en busca de alimentos.
-No hambre. Sueño. Cállate -contestó el rubio sin abrir los ojos y abrazando fuertemente la almohada, a diferencia que el moreno, él no había podido pegar ojo durante las trece horas que había durado el viaje en el avión y su cuerpo le exigia descanso y él se lo daría. Así de simple.
Harry se dio por vencido cuando Draco comenzó a roncar suavemente y decidió ir solo al restaurante, con suerte podria subir algo para que el "pequeño durmiente" comiera más tarde.
El planetario espacial mágico era... impresionante. Aunque Granger, de acuerdo: Hermionele había explicado detalladamente cómo sería aquel lugar desde donde presenciarían el despegue del transbordador, la descripción no se acercaba ni por poco a la inmenza realidad. Draco y Harry caminaban sobre el lugar observando los enormes aparatos, tantos mágicos como muggles. Los dos muchachos, al igual que Ron, iban vestidos con unos ridículos uniformes de cuerpo completo. Al parecer, Hermione sólo había logrado meterlos en aquel lugar haciendolos pasar como empleados muggles del Ministerio de Magia en Londrés y que estaban ahí para realizar un supuesto estudio sobre aquel último viaje del transbordador Endeavour. Además, con eso habían podido justificar el viaje en avión que había servido para asegurar la salud de Hermione y el bebé sin que ésta tuviera que faltar al evento quedándose en Europa.
Aunque el lugar era inmenso, Draco supuso que al menos había un aproximado de setenta personas que en aquel momento, al igual que Harry y él, se encontraban caminando entre la enorme maquinaria que se complementaba un telescopio gigantesco. Algunos miraban asombrados todo a su alrededor, y otros solamente conversabam mientras esperaban que la hora de que el techo que los separaba de ver el espacio hacia donde sería lanzado el transbordador, se abriera. Ron se les unió minutos después cuando un grupo de hombres y mujeres llegaron y se unieron al equipo de trabajo de Hermione.
-¿Han escuchado cómo hablan? -preguntó Ron con un poco de burla- Es tan extraño.
Draco se mordió la lengua para no responder con un comentario mordáz, le había prometido a Harry que no pelearía con la comadreja, aunque también le había advertido que si el otro comenzaba, él continuaría. Harry sólo le había dicho que era un "niñato de lo peor".
Los tres se sentaron en un banco en el extremo derecho del planetario mágico, Harry y Ron planeaban un itinerario para las próximas dos semanas que tendrían libre en aquel país desconocido y Draco intentaba no lucir aburrido. Le hubiera gustado seguir curiosando por el lugar pero habían dado la orden de que ahora sólo los empleados del lugar podían estar entre las máquinas. Después de varios minutos, todas las luces principales fueron apagadas y un silencio cargado de emoción y expectación, llenó el lugar de manera inmediata, la recargadera del banco comenzó a inclinarse hacia atrás y unas pequeñas barras aparecieron bajo sus pies para que estos no quedaran colgando en el aire, lo mismo sucedió detrás de sus cabezas, aunque, a diferencia de las otras, éstas estaban acolchonadas. El techo de metal y con forma redonda comenzó a abrirse dejando en su lugar la impresionante imagen del espacio exterior con una claridad y cercanía que jamás había visto. Hermione le había explicado brevemente que aquello sería parecido a la réplica del cielo exterior que se mostraba en el Gran Comedor de Hogwarts, pero que en el planetario mágico en vez de ser una réplica sobre un techo, se trataba de una cápsula de vidrio que contenía un hechizo potente y que permitía realizar una especie de "zoom" sobre el espacio exterior, aislando las luces de la tierra para que así se pudiera ver todo con una precisión extraordinaria. Draco sintió estremecerse ante aquella imponente visión, era como si estuviese fuera del globo terraqueo. Sintió la cabeza de Harry apoyarse en su hombro y Draco tomó su mano y la sostuvo sobre su vientre.
De repente. Una luz casi cegadora apareció del lado izquierdo de la cápsula y fue avanzando hacia el centro de la imagen, conforme la luz disminuía, pudieron visualizar al transbordador que parecía romper el impresionante panorama del cielo con su sublime imperfección humana. El zoom de la cápsula fue disminuyendo y mostrando a una escala mayor el avance del transbordador que fue encogiendose ante sus ojos mientras se introducía más en el mar de estrellas y luces espaciales.
Lo que quedó en la mente de Draco fue la magnitud, lo infinito del universo que parecía burlarse de lo minúsculo que era el ser humano. Una pequeña sensasión de vértigo comenzó a crearse en su pecho y estuvo a punto de levantarse y salir de aquel lugar pero, por suerte, la cápsula volvió a ser cerrada por el techo y las luces volvieron a ser encedidas así como los bancos regresaron a su posición inicial. No fue hasta que soltó la mano de Harry que Draco se dio cuenta de que estaba temblando.
-¿Estás bien? -le preguntó Harry mirandolo con preocupación, él sólo asintió con la cabeza ya que en ese momento no confiaba en la firmeza de su voz. Señaló los baños con una de sus manos y se dirigió hacia allá sin esperar respuesta del otro.
Harry observó a Draco salir del baño de caballeros quince minutos después pero en vez de dirigirse a donde ahora todos se encontraban conversando alegremente y disfrutando de la barra de botanas y bebidas, se fue hacia uno de los pequeños balcones del planetario mágico. Luego de varios segundos de indecisión, el moreno también se dirigió hacaie el mismo lugar.
Draco se encontraba apoyado en el barandal del balcón y miraba el cielo, desde esta posición no se veía tan inmenso e imponente que como se había visto desde la cápsula, pero no por eso había olvidado todas esas sensaciones que lo invadieron conforme había observado el transbordador ser tragado por el universo.
-¿Draco? -llamó la voz de Harry y al otro realmente no le sorprendió que lo hubiera seguido hasta ahí. Sabía que se había comportado un tanto inquieto y que había levantado la preocupación de su novio- ¿Qué sucedió?
Por un momento no dijo nada porque no encontraba las palabras para describirlo. Pero después decidió hablar:
-Vértigo -fue lo único que pudo decir. Harry se colocó a su lado, hombro con homrbo y lo miró con más confusión y preocupaión que antes. Draco lo intentó de nuevo-. Desde pequeño he estado acostumbrado a la astronomía, incluso antes de que ingresara a Hogwarts yo ya había aprendido a utilizar un telescopio. Tengo una tía de Francia que siempre ha tenido un particular interés por el estudio de los planetas así que cada que la visitaba recibía pequeñas clases sobre el tema.
Harry no supo qué decir porque... porque sinceramente no estaba entendiendo lo que Draco quería hacerle ver. El joven bajó un poco la mirada y después volvió a alzarla hacia el cielo, pero ahora con una intensidad que muy pocas veces mostraba.
-De todas las veces en tantos años que he visto el espacio a través de un telescopio o que he mirado al cielo en una noche de luna llena, esta es la primera vez que realmentevi el universo, Harry. Jamás lo había visto como hoy, jamás había analizado lo infinito que es. -Sus manos habían comenzado a temblar de nueva cuenta, incluso su voz se había quebrado pero no por llanto, sino por algo más, porque no podía sostener con las palabras lo que estaba sintiendo por dentro. Harry tomó una de sus manos temblorosas asustado del comportamiento del otro-. Somos tan jodidamente pequeños, tan insignificantes. No somos nadacomparados con todo lo que hay allá y ese también es el problema, ¿qué diablos hay allá afuera? Todo es tan... es que. -Negó con la cabeza y no dijo nada por otros segundos aunque apretó aún más la mano de Harry-. Somos tan frágiles, tan destructibles que una piedra podría destruirnos siendo lanzada correctamente.
Harry no pudo soportar más aquel lapso deprimente y filosófico. O tal vez sólo filosófico, ¿pero desde cuando la filosofía había dejado de ser deprimente? Era imposible filosofar sobre la vida, el mundo, el ser humano y su condición sin caer en la conciencia de la deprimente realidad. El muchacho tomó al otro por los hombros y lo giró, tal vez un poco bruscramente, hacia él, atrayendo inmediatamente su atención.
-Hey, hablame. Ya entendi, me sé esa metáfora de "tan pequeños como hormigas" y está bien, lo somos. ¿Pero qué sucede? ¿A qué viene todo este comportamiento, Draco? Tú no eres así y lo sabes.
Draco lo miró con derrota.
-Tal vez ese es el problema, Harry. No he sido lo mejor muchas veces. He actuado como un imbécil tantas veces. He discriminado a otros como si fuese mejor que ellos, cuando realmente soy uno más del montón. Mago o no, uno más -Draco parecía perdido en sus pensamientos, como si aquella epifanía le hubiese traído una oscuridad sofocante.
Harry tomó el rostro del otro y fijó su mirada en la del otro sin perder contacto cuando comenzó a acariciar con sus pulgares la parte trasera de sus oídos. Intentó transmitirle tranquilidad con su mirada porque sabía que en ese momento las palabras no funcionarían, y aunque el otro pareció luchar consigo mismo por unos momentos, después lo miró como si ya no se encontrara perdido, como si en aquellos dos ojos verdes se hubiera encontrado de nuevo. Y así fue para Draco.
-Lo lamento -dijo el rubió sonriendo un poco avergonzado.
-No, Draco. Tienes razón en mucho de lo que dijiste, pero si comienzas a colocar todo en una sóla botella terminarás ahogandote. Sí, el universo es un enorme plato y nosotros somos sólo una morusa insignificante. ¿Y eso qué? Seguimos aqui, vivos, respirando. Seguro es por algo, ¿no? -endulzó su voz al agregar lo último-: Y sí, cometiste muchos errores, pero también los has ido reparando. Esoes lo que debería importante, no lo otro.
Se miraron sin decir nada y Draco asintió levemente.
-Eres un cursi, Potter. Un cursi sin remedio, ¿lo sabías?
Harry soltó una pequeña carcajada y abrazó al rubio por la cintura y atrayendolo para quedar totalmente pegados. Draco, que era el más alto de los dos, colocó sus dos brazos sobre los hombros del muchacho. Compartieron un pequeño beso y despupes, Harry le dijo con una sonrisa:
-Sí, lo soy. Y aprendí del mejor.
Epílogo
Draco llegó a su oficina en Gringotts y le pidió a su secretaria que no le pasara ninguna llamada y que no lo interrumpiera, ella intentó decirle algo pero él la ignoró. Cerró la puerta tras de sí y se recargó sobre ella cerrando los ojos y soltando un largo respiro, cuando los abrió se dio cuenta que Harry estaba sentado en la silla frente a su escritorio.
-¿Qué haces aquí? -le preguntó con sorpresa, el muchacho se encogió de hombros y se levantó para acercarse a él y saludarlo con un beso en la mejilla.
-Quería saber cómo te había ido.
Draco volvió a respirar fuertemenete.
-No lo sé, bien, supongo. Lucius se fue a los cinco minutos. Pero mi mamá y yo pudimos hablar, no fue como antes pero, no sé, se sintió bien.
Harry sonrió dulcemente y lo abrazó por la cintura.
-Me alegra que así fuera. Aunque lamento que Lucius no te hubiera dado ninguna oportunidad.
Draco se rió liberando un poco de la tensión que sentía detrás de sus hombros. En la noche le exigiría un buen masaje a Harry.
-Por supuesto que me la dio: se presentó, jamás creía que iría. Me sorprendió que lo hiciera. Y ni siquiera discutimos, simplemente me saludó y me preguntó cómo iban mis negocios y que si por lo menos el techo donde vivimosal menos ya nos pertenecía legalmente, creo que piensa que me pagan una miseria aquie en el banco. Después se excusó con un pretexto estúpido y se largó.
-Vaya. ¿Realmente te habló en plural cuando te preguntó lo del departamento? -preguntó Harry comenzando a juguetear con un mechon rubio que caía sobre la mejilla derecha de Draco.
-Síp. Fue una manera de finalmente reconocer lo nuestro. Y si me lo preguntas, no esperaba una reconciliación llena de lágrimas y abrazos y todas esas cosas que adoras ver en las películas.
Harry no dijo nada y lo miró un momento, después recargó su cabeza en el espacio entre el hombro y cuello de Draco y los dos se quedaron así por varios minutos, simplemente disfrutando la presencia del otro.
Cuando habían regresado del viaje a Estados Unidos, Harry creyó que toda esa nueva mentalidad de Draco sobre intentar rectificar sus errores, se desvanecería con la monotonía de la vida y los problemas diarios a los que se tenían que enfrentar diariamente. Pero no había sido así, y ni siquiera era como si Draco súbitamente se hubiera convertido en una nueva persona totalmente diferente, no, seguía siendo el mismo, con comentarios sarcásticos e ingeniosos, aquel que disfrutaba burlarse de las personas, ese que se quejaba continuamente en el día para después mandarlo todo a la mierda con su actitud Malfoy. Pero también había un nuevo comportamiento que demostraba que todo lo que había dicho aquella noche en el planetario mágico seguía en su mente. De repente, cuando había tenido un día pesado en el banco y su humor era insoportable, su mirada se perdía por varios segundos para después tranquilizarse y olvidarse de los problemas que tenía en el trabajo y sugerirle a Harry que vieran alguna película acurrucados en el sillón de la sala. A veces, simplemente le gustaba que salieran los dos a caminar por los extremos de la ciudad y disfrutar de la tranquilidad que había a su alrededor y respirar aire fresco. Otras, parecía que se convertía en un adolescente que vivía la plenitud de la revolución hormonal y se la pasaban todo el fin de semana sin salir del departamento, ni de la cama. Más que nada, la nueva actitud de Draco estaba llena de pequeños detalles que le mostraban a Harry que estaba más consciente de todo lo que tenía, de lo que eran, de lo corta que la vida es y que no pensaba desperdiciar el tiempo en tonterías, y no, no había dejado de pelear a Ron o negarse a asistir a las mega reuniones de los Weasley. Draco simplemente había aprendido a vivir.
-¿Te he dicho que tengo mucho tiempo fantaseando sobre hacerlo aquí en mi oficina? -le preguntó Draco con una voz seductora y para hacer énfasis a su preguntá le dio un pequeño empujón con su cadera haciendole ver lo exitado que ya estaba.
Harry se limitó a reirse.
FIN
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