Mi flamante portátil está raro. Me ha dado la lata durante todo el fin de semana con la conexión y no sé a qué se debe. Así que os estoy escribiendo desde el antiguo hasta nuevo aviso.
Últimamente he estado haciéndome varias preguntas, algunas ni merecen ser nombradas aquí de lo estúpidas que son, otras llevan rondando mi cabeza días.Supongo que todas conocéis ese dicho de que la confianza da asco, y es cierto, muchas veces la sobrevaloramos tanto que sólo nos lleva a chascos y depresiones que a lo mejor ni mereces llevarte. Porque sí, muy bien, tú puedes confiar ciegamente en alguien, aunque ahora (más estos días) soy de las que pienso que ese tipo de confianza sólo la merece gente muy selecta. Esto es, gente que lo demuestra.
Para desgracia de muchos, especialmente para mí, que, reconozco valoro (a veces demasiado) la amistad, eso se da cada vez menos. La hostia, puedes esperarte un mal chivatazo o una puñalada de quien menos lo esperas. No sé, obviamente en mi día a día hay al menos dos personas de las que sé que no debo ni puedo esperar que me hagan algo tan horrible algún día por remoto que sea. Porque precisamente se han trabajado mi confianza y sé que me devolverán el favor siempre, nos distanciemos o no. Pero, ¿qué hay de esas otras personas? Con las que hablas todos los días, crees que las conoces por tres sonrisitas y frases monas...
Y de repente un día, como yo, hoy, no sabes muy bien de quién fiarte...así que decides callar, contar lo justo y seguir con tu vida. Porque estás harta de haber estado toda la vida igual.