Cómo te hiciste un arma (Argentina/Chile) | Latin Hetalia
Cómo te hiciste un arma
(lacomuna | tabla opuestos: #04 - Ignorar)
Latin Hetalia | Argentina/Chile.
648 palabras | Viñeta
Adv: Yaoi. Angst.
(Aquí a mi lado, está el cielo)
Es fácil.
Cuando su mano encuentra la otra (cálida, perfecta… tan correcta que asusta) entre las sábanas y la aprieta con fuerza, así como sus dedos se entrelazan y encajan perfectamente… Sentirlo es fácil.
Decilo.
-M-Martín…
Cuando el murmullo de su voz le roza los oídos en aquel suspiro, cuando esa tonada neutra, vacía pero al mismo tiempo llena (de algo), envuelve su nombre como un poema que sólo ellos conocen, que es como su secreto… Escucharlo es fácil.
Mirame.
Y cuando sus ojos se encuentran, cuando parecen colisionar sus vidas, cuando puede ver la película de sus historias en sepia, cuando puede verle el alma y leerle los pensamientos, cuando puede observar la verdad en el brillo único que pocas veces se le permite apreciar… Amarlo es fácil.
Manuel.
Y el saber por qué, también lo es. Pero al mismo tiempo, no.
* * *
(Aquí a mi lado, eres destrucción)
Suele ignorarlo.
-Che, ¿te vas ya?
Argentina hace como si la pregunta no la hubieran soltado sus labios, como si no fueran sus ojos los que observan el cómo las manos ansiosas (y un poco nerviosas, apostaría también) meten el botón del pantalón en el ojal. Rápido.
-¿Esperabas que me quedara?
Y a veces (no, no es sólo "a veces" y Martín lo sabe; sólo que tal vez su orgullo y ego no se lo permiten admitir) suele preguntarse si no es que Manuel apunta sus palabras con los ojos vendados y que le llegue al que le llegue y cómo le llegue.
Pero está seguro de que sabe que duele. Los dos lo saben; ninguno más que el otro. Porque a los dos les duele a su manera.
El mudo 'Sí' resuena en su mente como un eco (una respuesta que no fue dicha ni escuchada) antes de que el ruido de un portazo lo matara una vez más. Y que viera, una vez más, que está solo.
Y no sabe si Manuel algún día podrá escuchar ese 'Sí'.
* * *
(No le des la espalda a esto)
Es difícil.
Cuando lo ve el día siguiente, pasar a su lado, y que no le dirige ni la más mínima mirada (ni de esas de reojo que suelen hacer entre todos, o un gesto que le muestre que ha notado su presencia), que no se ha detenido por él… Entenderlo es difícil. Y un dilema.
Cuando sus manos rozan por accidente, como si no lo hubiera planeado ninguno de los dos, y ver cómo la aleja con rapidez (como si quemara, como si le repugnara, como si lo odiara) antes de mirarle con un código indescifrable en los ojos oscuros, como dos pozos sin fondo y llenos de secretos, verdades y mentiras… Aceptarlo es difícil. Y un desafío.
No saber lo que pasa por la cabeza de Manuel es frustración que le irrita la piel y le hace fruncir el ceño, que le quita el sueño, también. Son demasiadas preguntas que sabe que no van a ser siquiera escuchadas, pero que daría todo por saber las respuestas.
-¿El viernes?
Y Martín podrá hacer caso omiso unos momentos a las miles de incógnitas que se plantean en su mente, porque cuando se encarga de asentirle a Manuel sólo puede pensar en eso.
-A la misma hora.
También quiere saber lo que se esconde tras esa media sonrisa, o porqué siempre es los viernes a las nueve con una botella de ron. Quiere saber lo que va detrás de una mañana sin habla después de una noche llena de palabras. Por qué Manuel tiene la piel fría hasta el viernes y por qué sus manos juntas encajan tan bien.
Quiere saber por qué hacen lo que hacen y por qué aún el chileno no escucha el 'Sí' que queda resonando en su cabeza después de un portazo.
Y no sabe si las cosas serían mejor así.
Notas:
- Aún sigo intentando escribir algo histórico, pero no se me da tan fácil como creía. D8
- El título del fic y las frases entre paréntesis vienen de la canción Weapon de Matthew Good.
- Cómo amo el angst, ctm 8DD
(lacomuna | tabla opuestos: #04 - Ignorar)
Latin Hetalia | Argentina/Chile.
648 palabras | Viñeta
Adv: Yaoi. Angst.
(Aquí a mi lado, está el cielo)
Es fácil.
Cuando su mano encuentra la otra (cálida, perfecta… tan correcta que asusta) entre las sábanas y la aprieta con fuerza, así como sus dedos se entrelazan y encajan perfectamente… Sentirlo es fácil.
Decilo.
-M-Martín…
Cuando el murmullo de su voz le roza los oídos en aquel suspiro, cuando esa tonada neutra, vacía pero al mismo tiempo llena (de algo), envuelve su nombre como un poema que sólo ellos conocen, que es como su secreto… Escucharlo es fácil.
Mirame.
Y cuando sus ojos se encuentran, cuando parecen colisionar sus vidas, cuando puede ver la película de sus historias en sepia, cuando puede verle el alma y leerle los pensamientos, cuando puede observar la verdad en el brillo único que pocas veces se le permite apreciar… Amarlo es fácil.
Manuel.
Y el saber por qué, también lo es. Pero al mismo tiempo, no.
* * *
(Aquí a mi lado, eres destrucción)
Suele ignorarlo.
-Che, ¿te vas ya?
Argentina hace como si la pregunta no la hubieran soltado sus labios, como si no fueran sus ojos los que observan el cómo las manos ansiosas (y un poco nerviosas, apostaría también) meten el botón del pantalón en el ojal. Rápido.
-¿Esperabas que me quedara?
Y a veces (no, no es sólo "a veces" y Martín lo sabe; sólo que tal vez su orgullo y ego no se lo permiten admitir) suele preguntarse si no es que Manuel apunta sus palabras con los ojos vendados y que le llegue al que le llegue y cómo le llegue.
Pero está seguro de que sabe que duele. Los dos lo saben; ninguno más que el otro. Porque a los dos les duele a su manera.
El mudo 'Sí' resuena en su mente como un eco (una respuesta que no fue dicha ni escuchada) antes de que el ruido de un portazo lo matara una vez más. Y que viera, una vez más, que está solo.
Y no sabe si Manuel algún día podrá escuchar ese 'Sí'.
* * *
(No le des la espalda a esto)
Es difícil.
Cuando lo ve el día siguiente, pasar a su lado, y que no le dirige ni la más mínima mirada (ni de esas de reojo que suelen hacer entre todos, o un gesto que le muestre que ha notado su presencia), que no se ha detenido por él… Entenderlo es difícil. Y un dilema.
Cuando sus manos rozan por accidente, como si no lo hubiera planeado ninguno de los dos, y ver cómo la aleja con rapidez (como si quemara, como si le repugnara, como si lo odiara) antes de mirarle con un código indescifrable en los ojos oscuros, como dos pozos sin fondo y llenos de secretos, verdades y mentiras… Aceptarlo es difícil. Y un desafío.
No saber lo que pasa por la cabeza de Manuel es frustración que le irrita la piel y le hace fruncir el ceño, que le quita el sueño, también. Son demasiadas preguntas que sabe que no van a ser siquiera escuchadas, pero que daría todo por saber las respuestas.
-¿El viernes?
Y Martín podrá hacer caso omiso unos momentos a las miles de incógnitas que se plantean en su mente, porque cuando se encarga de asentirle a Manuel sólo puede pensar en eso.
-A la misma hora.
También quiere saber lo que se esconde tras esa media sonrisa, o porqué siempre es los viernes a las nueve con una botella de ron. Quiere saber lo que va detrás de una mañana sin habla después de una noche llena de palabras. Por qué Manuel tiene la piel fría hasta el viernes y por qué sus manos juntas encajan tan bien.
Quiere saber por qué hacen lo que hacen y por qué aún el chileno no escucha el 'Sí' que queda resonando en su cabeza después de un portazo.
Y no sabe si las cosas serían mejor así.
Notas:
- Aún sigo intentando escribir algo histórico, pero no se me da tan fácil como creía. D8
- El título del fic y las frases entre paréntesis vienen de la canción Weapon de Matthew Good.
- Cómo amo el angst, ctm 8DD