Fic: El hombre de Hielo; Regalo para Drarry_holic (Parte II)

Apr 22, 2013 20:10

Título: El Hombre de Hielo
Nombre: Secreto
Reto: # - 01
Reto proporcionado por: drarry_holic
Número de palabras: 9,494
Rating: M
Betas: Haru Chan & smile.in.love
Resumen: Después de una traición por parte de la mujer que amaba, Harry Potter cierra su corazón y se promete no volver a amar en lo que le resta de vida, volviéndose un adicto al trabajo. Pero un incidente le hace conocer a Draco Malfoy, un joven que al igual que él, prefiere su trabajo antes que otra cosa. ¿Qué sucede cuando el destino es cruel y se divierte juntando a estas dos personas que se odiaron al verse? ¿Saldrá algo bueno de la relación entre un DI del Scotland Yard y un miembro del Parlamento de Londres?
Notas: Espero cumplir con las expectativas del cliente (¿?).


II Parte

Fue en uno de esos sábados en los que Teddy no podía quedarse con Harry cuando éste, aburrido y sin ganas de hacer nada, vio algo en la televisión que llamó su atención.
Era uno de esos canales donde la única programación disponible eran las sesiones del Parlamento y justo ahí, en medio de una sesión de quién-sabe-qué-problema de quién-sabe-qué-día vio al pequeño hijo de puta que había osado hacer llorar a Teddy… ahora sabía quién era y dónde trabajaba aunque para su desgracia,  por ser ambos una figura pública y el otro de autoridad, no podía molerlo a golpes como hubiese querido. Debía tener autocontrol para no hacer algo de lo que iba a arrepentirse después - más por Teddy que por el tal Señor Draco Malfoy.

XxXxX
Draco Malfoy había olvidado rápidamente el incidente del cine porque en su mente aquel suceso no merecía su total atención - esa pertenecía exclusivamente a los asuntos del Parlamento, o al menos eso era lo que él quería creer.
Era un lunes cualquiera cuando al salir de su departamento encontró un sobre con su nombre en él. Al abrirlo se llevó una desagradable sorpresa al encontrar una clara amenaza de muerte hacia su persona - Draco pensó que probablemente sería una broma de mal gusto y lo dejó pasar.
El jueves de esa misma semana llegó otra amenaza, esta vez a su oficina, exigiéndole que dejara el asunto que en ese momento era discutido en el Parlamento o que se atuviera a las consecuencias. Draco lo ignoró olímpicamente también.
Draco no le temía a esas insulsas amenazas; no iba a permitir que un imbécil terminara con el avance que habían logrado todos esos meses sólo porque no le parecía la idea. Si por él fuera, se podrían ir a la mierda cuanto antes. Pero sus superiores no pensaban igual.
“Draco”
“¿Me mandaste llamar?”
“Así es Draco; me preocupa tu seguridad y como amigo de tu padre y tu padrino es mi responsabilidad cuidarte dentro del Parlamento.”
“Severus, sabes que ya no soy un niño al que tienes que cuidar, deja de exagerar.” Respondió Draco con el ceño ligeramente fruncido por las palabras de su padrino. El joven se refería propiamente a su superior en los pasillos del Parlamento, pero en su oficina dejaban las formalidades para hablar más cómodamente.
“¿Exagerar? ¿Crees que todas estas amenazas de muerte son exageraciones? Mira Draco, esto no es para jugar y mucho menos para ignorar, y si no haces nada para cuidarte tú solo, lo haré yo por ti.” Elevó la cabeza altivamente, acto que Draco sabía que lo que dijo se haría con o sin su consentimiento.
“Ya, de acuerdo, ¿qué es lo que quieres que haga? ¿Qué me vaya un tiempo? Ni loco, ya hemos avanzado mucho en este proyecto y no me voy a ir para que los buitres de los que se oponen lo echen a perder.”
“No, no quiero que te vayas y les des la satisfacción. He hablado con el Primer Ministro y lo mejor que podemos hacer, por el momento, es que un equipo de investigación de confianza se encargue de estas amenazas y tal vez pueda colocarte seguridad personal.”
“¿Me quieres poner una niñera?”
“Si así lo quieres ver, entonces sí.”
“Pero…”
“Nada de peros. Contacté a un viejo conocido mío para que venga a cuidarte, lamentablemente él ya está retirado pero me recomendó a su ahijado, es casi de tu edad y puede pasar por tu secretario o lo que sea para no levantar sospechas. Él ya tiene conocimiento de esto. Vendrá mañana en la mañana.”
“Quieres decir que ya todo lo tenías planeado y aún así… ¡sabes que odio que no me tomen en cuenta!”
“Si te vas a comportar como un niño pequeño, no le veo el caso de hacerlo. Y baja la voz, por favor.”
“Sí, lo lamento. Al menos puedo saber quién es o cómo es.”
“Aquí está su expediente. Es un joven prometedor del Scotland Yard, su nombre es Harry Potter.”
Y cuando Draco abrió la carpeta, sus ojos no pudieron evitar abrirse tan grandes que casi era imposible hacerlo. Ahí, en la fotografía, estaba el tipo con el que había tenido el altercado en el cine ¿y ahora le decían que él lo cuidaría? ¿Qué había hecho mal en su vida pasada que le castigaban de esta manera?

XxXxX
La vida de Harry no podía ser más mala ¿verdad? O al menos eso llevaba preguntándose toda la mañana desde que había recibido la llamada de su padrino Sirius - no era nada por lo que tuviese que preocuparse, al menos eso pensó cuando le mencionó el ‘pequeño’ favor que quería pedirle; sin embargo, algo no dejaba de cuadrarle a Harry.
Cuando por fin preguntó por los detalles, no pudo estar más que encantado. Le encantaba, no, amaba el trabajo de campo y últimamente no sucedía nada extravagante en la ciudad - no se quejaba, claro, pero también necesitaba algo de acción en su vida - así que el hecho de cuidar y encargarse de un caso tan secreto como aquel le pareció una de las mejores ideas y misiones… hasta que supo a quién iba a cuidar.
Oh sí, recordaba el nombre de ese idiota, lamentablemente ahora estaba más atado de manos que antes, ahora dependía de él su vida, su seguridad. Qué mierda de vida.
Harry se recostó un poco en su silla y su vista se perdió en el techo. ¿Qué podía hacer? No podía zafarse porque era un favor para Sirius, pero ¿y si sucedía un accidente? ¿Qué si sus sentimientos por ese imbécil ganaban la partida contra su ética profesional? Y no era para menos, había lastimado a la única cosa que amaba y por la que daría la vida desde aquel… bueno, no importaba ¿verdad? Ya le había dado su palabra a su padrino después de todo, así que no había nada más que hacer por el momento.
Sólo esperaba que el rubio no fuese un grano en el culo, porque ahí sí que ardería Troya.

XxXxX
Harry fue presentado como el nuevo asistente de Draco Malfoy y nadie pudo o quiso refutarle nada. Debido a que Harry nunca daba la cara a los medios porque le parecía absurdo alimentar a esos buitres morbosos, le encargaba la tarea a alguien más capacitado en su unidad: su amiga Hermione Granger. Así que nadie lo reconoció como jefe del Scotland Yard.
Después de las presentaciones, los roces entre Harry y Draco aumentaban minuto a minuto y ni siquiera había pasado un día. Eran polos completamente opuestos y ninguno de los dos iba a dar su brazo a torcer ante el otro. Se reconocían, sabían quiénes eran y sabían lo que podían y no podían hacer. Era frustrante para Harry el no poder moler a golpes al tonto ese, y Draco no se quedaba atrás.

XxXxX

La investigación seguía su curso, así como poco a poco el calendario iba desprendiéndose de más y más hojas que indicaban el paso de los días - meses - y Harry estaba cada vez más interesado en aquel caso.
Aparentemente no sólo era cuestión de intereses, también influían secretos y deseos egoístas de algunas redes criminales que tenían alianza o comunicación con ciertos mandos dentro del Parlamento.
Era una tela de araña muy grande y Harry no quería dar un paso en falso sin la evidencia adecuada.

XxXxX

Cuidar de un niño mimado no era tan aburrido como Harry pensó que sería. Había momentos interesantes y también otros ligeramente peculiares. Harry, postrado en el escritorio del lado derecho del de Draco, se había dado cuenta de la verdadera personalidad del rubio.
Notó que Draco era apasionado con su trabajo, tanto o casi igual que él por el suyo; quería que todo fuese perfecto - la misma perfección que él buscaba en su unidad. Draco era una joven promesa para el Parlamento con sus ideales frescos y llenos de innovación, siempre en la búsqueda de erradicar ideas de hace siglos y modernizarlas para adaptarlas a los tiempos modernos; se enfrentaba ante la negatividad de algunos de sus compañeros y con la aprobación de otros cuantos. Era un líder innato, pero eso no le quitaba lo idiota.
Harry, aunque no hiciera ‘aparentemente’ nada en su escritorio, no se daba cuenta de que de un día para el otro, sus ojos no dejaban de seguir al joven Malfoy.

XxXxX

Era un viernes por la tarde cuando Harry y Draco salían del parlamento rumbo a la mansión de los padres del rubio.
Harry tuvo un muy mal presentimiento sobre salir.
“¡Draco!” gritó el moreno mientras lo empujaba y cubría con su cuerpo. Había tenido razón en sentirse inquieto: habían intentado asesinar a Draco.
Escuchaba los gritos de auxilio por parte del rubio, a las personas gritando y corriendo de un lado para el otro, una sirena, más gritos, alguien llamándolo y luego… nada.
Siempre supo que su vida iba a ser demasiado corta debido a su profesión, pero nunca se imaginó que así de corta. Quería que el dolor se fuera, pero a la vez quería luchar tanto como le fuese posible. Luchar por las cosas que eran importantes para él: su ahijado. Pero además del rostro alegre de Teddy, apareció el de alguien más - del que menos se esperaba en esos momentos en su estado moribundo.

XxXxX

Nunca en su vida se había sentido tan desesperado y estresado que en ese preciso instante. El aroma a desinfectante y medicamentos, los pasos, las enfermeras, los doctores, el sonido de las máquinas, el tic-tac del reloj que parecía acrecentarse cuando menos ruido había.
Draco se sentía mal, estaba abatido y no sabía el por qué.
“¿… bien?” escuchó lejanamente.
“¿Qué?”
“Que si se encuentra bien, ¿está herido?”
“¿Yo? No, no… no estoy… ¿por qué lo dice?” la joven tenía el cabello de colores extraños, una mezcla entre púrpura y azul que contrastaba con su piel clara. Señaló a Draco y éste llevó su mirada a donde apuntaba: sangre. “Pero no es… no…” no era suya, era lo que pensó.
Cuando la ambulancia llegó no lo pensó dos veces antes de subir con su “asistente” y acompañarlo. No lo dudó dos veces y ahora se preguntaba el por qué.
“Entonces estás bien, me alegro.” Comentó la joven.
“Sí… estoy bien…” su voz sonaba lejana, como si no le perteneciera, como si algo oprimiera su pecho y no lo dejara respirar. ¿Qué era aquello?
“Sabes, yo también espero que alguien muy querido se recupere.”
“Yo no… él no…” la joven sonrió y tomó la mano de Draco.
“Tranquilo, no voy a preguntar nada. ¿Sabes? A la persona que espero se recupere le encargué algo muy querido y amado. Siempre pensé que la vida era suficiente para amar, ser amado y decir y hacer las cosas que más quería, pero siempre sobrevaloramos la vida, pensamos que ‘ya habrá tiempo’, que ‘después’ lo podrás hacer y no es verdad.” Apretó más su agarre en la mano de Draco y sonrió triste “Sólo quisiera poder decirle una vez más que lo amo y que es mi mayor orgullo, pero él lo sabe, es un pequeño inteligente y él está haciendo un buen trabajo al cuidarlo.”
“¿Algún familiar?”
“Oh, no… para nada. Era un extraño pero…” se detuvo, volteó a ver a Draco y sonrió “a veces las personas que menos te lo esperas son las que más te sorprenden.” Draco sintió que las palabras de aquella mujer no eran simples palabras, pero no tuvo tiempo de asimilarlo porque alguien llegó preguntando:
“Familiares del señor Harry Potter, familiares del señor Harry Potter.”
Draco se levantó para hablar con el médico, pero antes de llegar a éste, giró para despedirse de la joven y ésta ya no estaba.
“¿Cómo está?” Draco dejó pasar el escalofrío que recorrió su espalda.

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”La cirugía salió bien. La bala no tocó puntos importantes y recuperará la movilidad de su brazo después de unos días, pero es necesario que se quede el día de hoy para evitar que los puntos se abran.”
Draco recordaba la conversación con el médico, mientras permanecía sentado a la izquierda de la cama de Harry. La tranquilidad que lo invadió al darse cuenta de que todo estaba bien fue la que dio paso a la ansiedad de casi haberlo perdido.
En los primeros minutos de su debate interno había entrado en la negación de esas palabras: él no estaba preocupado ni ansioso, para nada. Pero después, al verlo en esa cama de hospital, con todos esos cables para medir sus signos vitales, había optado por bajar su máscara diaria y observar.
Harry tenía unas largas pestañas negras, su cabello parecía un gran nido en el que un cuervo podría hacer su hogar, pero a la vez - lo había comprobado hace pocos minutos - era tan suave y terso que podrías perderte horas acariciándolo. Sus labios eran del tamaño y forma adecuados, su color era hipnotizante y te invitaba a probarlos - era una tentación andante.
Draco nunca se había propuesto a dejar su vida como la conocía por el simple hecho de casarse y tener hijos. Él quería algo más, quería alguien que lo apoyara, lo comprendiera, que lo bajara de la nube en la que a veces subía y le hiciera ver su suerte. Para su desgracia o dicha, el DI en la cama era todo eso y más.
El rubio gimió en cuanto se percató de la verdad tras sus palabras.
No era posible ¿o sí? Él no… ¡pero sólo habían convivido alrededor de 6 meses! No era posible que se haya enamorado del idiota que casi pierde su vida por salvar la suya, ¿verdad? No era posible y sin embargo, ahí estaba la prueba.
Draco se ríe de su suerte y se levanta de la silla.
Él no era indiferente del género, pero Harry tenía algo… algo salvaje, interesante, algo que él no tiene y busca sin darse cuenta. Eran polos opuestos, sí, pero tal vez eso era lo que necesitaba.
El problema era que, por lo que había notado, Harry no estaba interesado en nada que no fuese su trabajo… así como él. Su vida no podía ser más divertida ¿verdad?
Y si la desesperanza era lo único que iba a obtener del DI, al menos... al menos podría tomar algo de él y guardarlo como un preciado tesoro ¿verdad? Nadie lo notaría, después de todo. Entonces, Draco se inclinó sobre la cama de Harry y le robó un beso al joven durmiente que lo había salvado dos veces - de la bala y de su vida miserable en soledad.
Draco salió del hospital. Debía despejar su mente y al tener al objeto de su deseo recién descubierto no ayudaba mucho.

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Harry despertó y se llevó dos dedos a sus labios. ¿Había sido su imaginación o un sueño?

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Tres días después Harry ya había sido dado de alta - hubiese sido dado de alta antes, pero el necio no atendió indicaciones y tuvieron que volver a suturar la herida.
“Eso te pasa por tratar de escapar del hospital.” Draco había ido por él al hospital - aunque había omitido las largas visitas nocturnas para velar su sueño.
“No intentaba escapar, ¿sabes?”
“Sí, sí, como digas.” Harry se había dado cuenta de que algo había cambiado en el rubio, pero no quería imaginarse cosas que no existían y que su mente, aún dopada, le hacía creer.
La relación entre el DI y el rubio mejoró casi sin darse cuenta, era como si ambos hubiesen tenido una revelación y decidieran cambiar su forma de pensar de un día para el otro; el ambiente entre ellos se volvió más ligero.
Pero la sensación de ansiedad por perder al otro seguía ahí, era casi palpable y Draco no estaba dispuesto a perderlo - aún si nada ocurría entre ellos.
Harry, por su parte, daría la vida por Draco… extrañaría a Teddy, pero sabe que estará bien con su abuela.
Ambos habían tomado su decisión.

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Otro mes más y la investigación seguía su curso sin ningún problema - era la ventaja de investigar de incógnito. Harry estaba a un paso de desenmarañar la red, poco a poco caerían y las pruebas estaban ahí, frente a él, sólo era cuestión de unir las piezas.
Pronto… lo sentía, pronto todo aquello terminaría.

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Pero los planes no siempre salen como uno quisiera.
Una llamada al Scotland Yard fue lo que alertó a Hermione y rápidamente se puso en contacto con Harry.
“Harry.”
“¿Qué pasa, Hermione?”
“¿El joven Malfoy está contigo?”
“En este momento está en una reunión privada y…”
“¡Harry, te engañaron! Tienen a Draco secuestrado.”
“Llama a Ron, necesito que me apoyen en campo, sé dónde están.”
“Harry, ¿cómo lo sabes?”
“Porque me lo acaban de decir.”
El DI colgó, tomando su arma y rogando porque no le hayan hecho algo al rubio; esperaba poder llegar a tiempo para evitar cualquier desastre… y mientras sale de la oficina, un email con una dirección queda abierta sin temor a ser visto.
Harry tenía mejores cosas por las qué preocuparse en ese momento.

XxXxX

“Bien, no sabemos cuántos hay dentro, mucho menos si es una trampa y si están armados. Consideren que hay, al menos, un rehén. Voy a entrar solo e intentaré darles lo que quieren, dejaré el micrófono abierto; tienen mi permiso para disparar si algo sale mal.”
“Pero…”
“Nada de peros Ron, ya me cansé de este juego. Te dejo a cargo, compañero. ¡Cúbranme!” Harry entró con cuidado a la bodega marcada con la placa Y-23.
Al entrar, Harry dio un rápido vistazo a los alrededores y agudizó el oído para escuchar cualquier signo de movimiento dentro de la bodega. Había al menos tres francotiradores, tres detrás de él, uno a su derecha, otro a su izquierda. Estaba rodeado.
“Vaya, vaya, vaya…” el eco de la voz no le permitió a Harry saber de dónde exactamente provenía, pero adivinaba que estaba en la parte superior. Casi imperceptiblemente, pudo  escuchar pasos bajando por una escalera de metal.
“Estoy aquí como querías, aunque no sé quién eres.”
“Lo sé. ¿No te parece divertido? El hecho de que estás aquí y ni siquiera sabes si es una trampa o si en verdad tengo a Malfoy en mi poder.”
“Si te parece divertido a ti, no sé por qué a mí también debería parecérmelo.”
“Tienes razón, querido Detective Inspector Harry Potter.” La risa del otro inundó la bodega y a Harry se le enchinó la piel. Sabían quién era él, lo sabían y aún así…
“¿Dónde está Draco?” exigió saber Harry. Ya no era necesario ocultar quién era, de todas maneras ya lo sabían; ahora lo que le preocupaba era la vida de Draco.
“Oh, olvidaste decir ‘por favor’” se burló el desconocido.
“¡Vete a la mierda!”
“Harry… esa no es forma de hablarle a quien tiene al joven Malfoy ¿verdad? Mucho menos si ese ‘alguien’ tiene un arma en su cabeza ¿verdad?”
“Mierda.”
“¿Dijiste algo, querido?” Harry se sentía impotente. Tenía frente a él a Draco, amordazado y amarrado a una silla y al loco enfermo apuntándole con el arma. Por suerte Draco estaba desmayado - al menos eso esperaba - y no sería testigo de la pesadilla que ahí ocurriría esa noche.
“Ron, atención,” susurró el moreno “hay alrededor de diez personas armadas aquí dentro, hay un rehén que, presumo, sigue vivo. Si los francotiradores ya están en posición, tienen orden de disparar; de ser posible, asegúrate de que el rehén salga con vida.” Esperó un momento antes de continuar “si algo sale mal, discúlpame con Teddy, con Andrómeda, Hermione, Sirius y con Draco.”
Harry dejó escapar un suspiro de resignación y caminó un poco más hacia el interior de la bodega.
“No sé qué es lo que quieres ni lo que esperas obtener, pero al menos dame la cara, ¡maldito cobarde!”
“Oh, Harry… ¿no me reconoces?” el rostro del hombre que aún tenía el arma entre sus manos se le hacía familiar, pero no podía recordar de dónde “Al parecer no me recuerdas, pero es comprensible. Ojalá esto te refresque la memoria.” El joven se levantó la manga y dejó al descubierto un tatuaje, era el tatuaje conocido como ‘la marca tenebrosa’ perteneciente a una banda traficante de la zona sur de la ciudad; ahora recordaba mejor, cuando comenzó su carrera en el Scotland Yard, él fue uno de los participantes en la redada en contra de esa banda.
Habían sido puestos bajo custodia, enjuiciados y encarcelados por sus crímenes pero… la banda se había desintegrado después de eso, a menos que…
“¿Flint?”
“Veo que por fin me recuerdas.”
Cómo olvidar al adolescente que había jurado venganza en contra de Harry, pero aún si fuese por venganza, no entendía el porqué Draco estaba involucrado.
“De acuerdo, Marcus, sé que juraste venganza pero ¿qué tiene que ver Malfoy en esto?”
“¡Porque este hijo de puta fue el responsable de que mi padre cayera en una trampa! Él… él sabía que había algo extraño en mi padre, él fue quien descubrió que mi padre estaba dentro del Parlamento para beneficio de la Familia y fue él quien dio aviso a las autoridades. Por su culpa mi padre se pudre en la cárcel, y por tu culpa también. Así que comencé a enviarle advertencias al señorito Malfoy para que bajara la guardia, pero después ¡una sorpresa más grande: llegaste tú! Era como si me premiaran y me permitieran vengarlos. Lo tenía a él y te tenía a ti, ahora sólo faltaba colocar el escenario perfecto para terminar con ambos.”
“Marcus, tú no tienes nada que ver con tu padre, él hizo cosas terribles y no tienes que cargar con sus -”
“¡Cállate! No hables de mi padre, no tienes ningún derecho a hacerlo. Maldito infeliz.”
“¡Harry!”
Y justo en el momento que Draco despertó y se dio cuenta de la situación, comenzó el desastre.
Disparos, gritos y maldiciones era lo único entendible en aquella situación. Draco no podía ver bien lo que sucedía porque la silla donde lo tenían amarrado había caído hacia atrás y su vista quedó hacia la pared. La desesperación que sentía en esos momentos era demasiada, era más de lo que podía contener.
Harry escuchó los refuerzos y rápidamente se cubrió detrás de unas cajas para evitar el fuego cruzado mientras mantenía un ojo sobre Draco; había caído de la silla y estaba de espaldas, pero al menos Marcus no estaba junto a él.
“¡Ron!” el aludido se posicionó a su lado y escuchó con atención “Necesito que me cubras, iré por el rehén y lo regresaré sano y salvo ¿de acuerdo? Confío en ti, amigo, y sé que si no puedo lograrlo, al menos lo salvarás a él.”
“Harry no digas eso, vamos a salir de esta como siempre lo hacemos. Vamos compañero.”
Ambos hombres rodearon la caja para avanzar poco a poco. Harry estaba nervioso, no había rastros de Marcus por ningún lado y eso le preocupaba.
Poco a poco iban cayendo los matones de Flint, pero la ansiedad de Harry crecía. El que más le preocupaba era el líder, y no lo veía por ningún lado - a pesar de eso, su sexto sentido le decía que aún seguía dentro, esperando, acechándolo.
Cuando Harry llegó hasta Draco, rápidamente cortó las cuerdas para liberarlo y poder salir de ahí, pero la risa estridente y maniaca de Marcus fue el acabose.
Dos disparos fueron suficientes para que el ambiente se cubriera de un pesado silencio.
No hubo nada más después de eso.

XxXxX

“Hola papis.” El no tan pequeño Teddy de ocho años de edad saludó la tumba de sus padres y con ayuda de su abuela limpió los alrededores del exceso de hojas y colocó unas flores - margaritas, las favoritas de su madre. “Hoy Harry no pudo venir porque… bueno, él…”
“Tranquilo cariño, sabes que él te quiere y te sigue cuidando a pesar de que está lejos.”
“Lo sé, pero… lo extraño abuelita.”
“Yo también lo extraño, cariño.”
El viento baila libre a través de las copas de los árboles, anunciando que el día será fresco a pesar de estar a mediados de febrero, justo el catorce de febrero.
Teddy ya no era un niño y comprendía lo que sucedía a su alrededor sin necesidad de ocultarle la verdad. Sabía muy bien que no podía ver a su padrino, pero aún así… él quería verlo.
“Teddy.” Llamó una voz desde detrás de ellos.
“Hola, Draco.” Draco había hecho las paces con Teddy después del incidente de su secuestro; el rubio comprendió que hay cosas mucho más importantes en la vida que el trabajo y lamentablemente, también perdió algo muy importante para él.
“Draco.”
“Buen día, Andrómeda.”
“Draco, extraño a Harry.” La mano de Teddy se aferró a la de Draco en un intento de parecer fuerte.
“Yo también, Teddy, pero no te preocupes él -” pero se vio interrumpido por un grito lejano.
“¡Draco! Maldito cabrón - oh, disculpa Andrómeda.” Harry llegó corriendo a su lado mientras intentaba recobrar el aliento “Te dije que me esperaras, Draco.”
“No es mi culpa que seas tan lento.”
“¡No es mi culpa que traigas tantas maletas!”
“Llorón.” Respondió burlón el rubio.
“Cállate.” Replicó el otro.

XxXxX

Después de haber salvado la vida de Draco por segunda vez y recibir una bala por él, por segunda vez, había caído en un coma inducido por la severidad de la herida. Draco, esta vez, no se despegaba de su lado a menos que necesitara hacerlo - incluso había pedido permiso para faltar a su trabajo con la excusa de lo que había ocurrido - y cuidó a Harry en todo momento.
Despertaron a Harry un mes después.
Harry no recordaba lo que había ocurrido, pero lo primero que se le cruzó por la mente al despertar fue Draco.
Draco fue el primer nombre que gritó al despertar, haciendo saltar al rubio que estaba dormido en el sofá a su lado.
Harry se sonrojó por su metida de pata, pero Draco simplemente sonrió para después exigirle que nunca jamás volviera a hacer la estupidez que hizo.
“No vuelvas a hacerlo.”
“¿Hacer qué?”
“Salvarme, idiota, no vuelvas a hacerlo.”
“Draco, te salvaría mil veces si fuera necesario.”
“Imbécil ¿y qué hago si te mueres?”
“¿Seguir con tu vida?”
“No sé por qué tenía que enamorarme de un idiota como tú. ¡Eres tan desesperante!”
“Espera, ¿que tú qué?”
“¿No me escuchaste?” y sin darle oportunidad de responder, Draco se inclinó y besó a Harry quien, al principio, se quedó estático, pero bastaron pocos segundos para que algo en su cabeza hiciera clic y reaccionara positivamente a los labios del rubio. La sensación era mejor de lo que había imaginado.
Su relación quedó extrañamente establecida con un par de maldiciones y muchos besos más.

XxXxX

“Harry” llamó Teddy.
“Dime, campeón.”
“¿Por qué ahora sonríes más que antes?” ambos estaban un poco alejados de Draco y Andrómeda, por lo que Harry se agachó hasta estar al nivel de Teddy y respondió susurrando.
“Ah, eso es porque ahora tengo alguien que me hace feliz.” Sonrió y señaló a Draco.
“Oh… ¿y yo también sonreiré como tú?”
“Algún día, sí. Y si encuentras a alguien especial que te haga sonreír, cuídalo mucho Teddy, porque es como un tesoro muy valioso.”
“Ya veo… ¿y Draco también es feliz?”
“Yo espero que sí.” sonrió.
Draco sintió la mirada de Harry en él y le devolvió la sonrisa, haciendo sonrojarse al moreno por haber sido atrapado infraganti.
“¿Y qué te parece si vamos al cine?”
“¡Sí!”
Draco era lo que Harry siempre había esperado pero no era consciente de ello; Harry, por otro lado, era ese algo salvaje que la vida de Draco necesitaba. Ambos eran diferentes, sí, pero a la vez tan parecidos que no había necesidad de buscar los porqués de su amor. Dos años habían bastado para que ambos comprendieran el significado de lo que sus seres queridos habían querido que entendieran por tanto tiempo…
“Oye Harry.”
“Dime.” Le respondió al rubio.
“¿Ya no te amargas los días de san Valentín?”
“¿Por qué habría de hacerlo si te tengo para disfrutarlos?”
“Eres un cursi.” Sonrió Draco.
“Pero así me amas.” Replicó Harry, envolviendo su mano en la del rubio.
“Pero así te amo.” Contestó, reafirmando su agarre hacia su compañero.
Que fuesen felices y disfrutaran de sus vidas al máximo.

XxXxX

Tarde ese día, Draco decidió que se quedaría en el departamento de Harry. Mientras éste preparaba la cena, Draco comenzó a rondar por la sala - no que nunca hubiese estado dentro, pero no precisamente había puesto atención en esos detalles, más bien su atención había estado en cierto moreno que en ese momento se veía muy apetecible con ese delantal rojo.
Paseando por la estancia, Draco se detuvo en las fotografías de Harry. Había de ellos dos, claro, pero también de sus amigos, de Teddy, Andrómeda y algunos compañeros de trabajo - pero hubo una que le llamó la atención a Draco.
“Harry” llamó el rubio.
“¿Qué pasa?” Harry se dio la vuelta para encontrarse a Draco, quien sostenía en su mano un marco de fotografía.
“¿Quiénes… quienes son ellos?” su voz salió ligeramente temblorosa.
“Ah, ellos… son los padres de Teddy. ¿Recuerdas que te conté de ellos? No se me hacía justo no tener alguna fotografía de ellos y a Teddy le gusta hablarles y contarles de nuestras travesuras. ¿Por qué preguntas?”
“No, por nada.”
“¿Seguro?”
“Sí, claro. ¿Por qué lo dices? Anda, sigue cocinando o te desnudo en este momento.”
“Eso suena tentador.”
“No me provoques o no respondo.”
“Ya, ya…”
Draco regresó a la sala y se sentó, aún con la fotografía entre sus dedos. Su mente no podía estarle jugando una broma así ¿verdad? Porque cuando Harry estuvo en el hospital la primera vez, él no había visto esa fotografía, ni siquiera sabía de la existencia de ella, entonces…
“Mierda…” maldijo Draco mientras sus manos despeinaban su cabello. Recordó las palabras de la mujer a su lado y sonrió un poco más calmado; si había sido una aparición o no, no importaba, él iba a cumplir lo que prometió ese día.
Cuidaría de Harry y de Teddy, porque ahora eran lo más importante que tenía, mucho más importante que todo lo material que el mundo pudiera ofrecerle.
“Draco, ya está servido.” Y también, por qué no, disfrutaría de ese manjar suculento que tenía por pareja, aquel que le había salvado la vida y ahora lo hacía feliz. Y Draco podía decirlo, podía sentirse orgulloso de haber derretido el frío corazón del Hombre de Hielo que era Harry Potter - aunque ahora, bajo sus manos y besos, sólo era un tierno gatito buscando placer.

+ fiction, # fluffyfest 2013

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