Título: Hoy era el día.
Regalo para :
AlmarosansReto: # -6
Autor: Anónimo
Número de palabras: 1,800
Rating: PG-13
Betas:
Resumen:Hoy era el día en que Draco tenía grandes planes y al parecer también Harry.
Notas: Mis máximas disculpas por la demora.
HOY ERA EL DÍA
Salió de casa justamente pensando en lo que haría cuando regresara. Usualmente pensaba en las cosas que tenía que hacer en el trabajo, pero esta vez sólo podía pensar en lo que le esperaba a las 5:30 en el televisor.
Mientras subía en el elevador del Ministerio a su piso, pensaba en lo extraño que era su vida, vivía en una casa con aparatos muggles, su compañero de casa era nada más y nada menos que Harry Potter (porque a su madre le pareció que era una buena idea y que Draco estaría seguro viviendo con el ¿niño? ¿hombre? Que vivió dos veces.) y desde sus vacaciones del año pasado se hizo adicto al programa de televisión de Oprah Winfrey.
Era absurdo como comenzó su adicción. Al principio era sólo una excusa para estar frente al televisor el cual está a unos metros de la chimenea y ver llegar a Harry todos los días. Los ojos verdes se le iluminaban y una amplia sonrisa se formaba en sus labios. Draco amaba en secreto esos momentos. Hasta que una vez Harry tuvo una semana difícil y llegaba mucho después que el programa se acabase. Así que al final terminaba viéndolo completo, sólo para distraerse y de allí no pudo parar.
Era un programa interesante, claro que jamás se lo admitiría a nadie, esa mujer ayudaba a muchas personas y según lo que había leído era inmensamente rica. Al principio se burlaba de las personas que asistían al programa porque siempre terminaban llorando, hasta que vio uno en donde entrevistaban a un pobre chico huérfano de uno de esos países del medio oriente que al parecer siempre están en guerra y contaba su triste historia. Muy tarde notó que él también estaba llorando.
Pero no todo era llantos con Oprah, también habían momentos graciosos y muy maravillosos, habían entrevistas que le hacían reír, como el tal Tom Cruise subiéndose al sofá y gritando que ama a Katie Holmes. En resumidas cuentas Draco era un Oprah adicto y ese día iban a pasar el último programa, después de 25 años el programa llegaba a su fin. Y aunque le causaba un poco de nostalgia porque ya no tendría más que ver cuando llegaba al trabajo, le causaba ansiedad por saber que haría Oprah en su último programa.
Pasó todo el día con ese pensamiento, trabajando con rapidez para que nadie lo pudiera retrasar de su compromiso ya impuesto con su televisor a las 5:30. A las 3 de la tarde se sorprendió al ver Granger… Weasley… lo que sea… dejarle un documento y darse cuenta que no había pensado en Harry en todo el día. Cosa que pasaba muy a menudo desde el día en que se mudo con Harry hace tres años.
Usualmente a esa hora estaría bajando por un receso para despejarse la mente y toparse “accidentalmente” con el Auror en la cafetería. Por alguna extraña razón ambos coincidían en ese receso. Y a pesar de que no se sentaban a tomar su café juntos, cada uno con sus colegas, las miradas que se lanzaban eran para caminar hasta donde el moreno y violarlo delante de todos. Draco siempre regresaba en las nubes y con el pantalón algo apretado, pero cuando llegaba a casa el maldito de Potter se comportaba como si nada hubiera pasado, como si no hubiera estado follándoselo con la mirada en la cafetería.
Pero hoy no pensaría en Potter. Hoy era el día para dedicárselo a Oprah. Y apuró su lectura con más entusiasmo.
****
-¿Cómo le haces? -dijo Harry mientras arreglaba la casa y Draco se sacudía el residuo de polvos de la chimenea.
-¿Viajar en red flu? -dijo mirando a Harry como si estuviera loco.
-El salir de tu trabajo justo a tiempo para echarte a ver ese programa que tanto te gusta.
-Soy organizado Potter. Trabajo toda la mañana, sin más de un descanso de café y no me distraigo con alguna tontería y para las 5 ya todo está hecho. Justo a tiempo para ver Oprah. -dijo quitándose el abrigo y acomodándolo en el perchero.
-Pues si te refieres a mí, nuestros descansos de café son muy bien merecidos y no nos distraemos por cualquier tontería, sólo las divertidas. -dijo Harry sonreído. Y Draco apartó la vista disimulando que buscaba el control remoto del televisor.
Las sonrisas divertidas de Harry siempre lo dejaban embobado, al igual que sus sonrisas en la mañana cuando esta recién levantado y se encuentran en la cocina, o cuando se queda dormido en el sofá y Draco lo despierta…
Sacudió un poco su cabeza para salir de la ensoñación, ya estaba nuevamente pensando en Harry de esa manera. Bueno al menos era de manera cursi y no de manera ardiente como solía suceder cuando el moreno regresaba de correr, todo sudado y sonrojado con esa sonrisa de satisfacción en los labios, o cuando sale del baño todo empapado y cubierto por una pequeña toalla, o cuando se pone hacer abdominales en la sala sin nada que le cubra ese pecho tonificado…
Se puso de pie y camino hacia la cocina, tal vez una cerveza bien fría lo ayudaría con la calentura.
-No hay cerveza -gritó Harry desde la sala- Tengo que ir al mercado a comprar.
-Pero si esta mañana habían-dijo contrariado caminando de vuelta a la sala.
-Es que me tomé unas cuantas antes que llegaras -dijo encogiéndose de hombros.
-¿Tratando de embriagarte Potter? -dijo con burla.
-Calmar los nervios más bien -le escuchó susurrar, pero seguro escuchó mal. Tocó los botones del control hasta llegar al canal que quería. Con o sin cerveza disfrutaría de su programa. Sólo tenía que ignorar la presencia del moreno.
****
El primer resoplido fue hace media hora atrás, cuando el programa recién había empezado. A Draco realmente le hubiera gustado que Harry no estuviera en casa, así podría ver su programa en paz. Pero al parecer Potter no tenía magos malos que atrapar ese día y estaba terriblemente aburrido.
-¿Qué tal si cenamos afuera?-dijo desde la cocina.
-Sí, si suena genial -respondió Draco sin realmente prestarle atención.
-¿Qué deseas comer? -preguntó a pocos metros de él.
-Lo que sea Harry, ahora cállate.
Bienvenidos sean todos a nuestro último programa. Me causa mucha nostalgia el…
-Tal vez el restaurante francés de la esquina, tienen buenos prostres-dijo Harry sentándose a su lado.
-¡Potter! -gruñó Draco y el moreno soltó otro suspiro.
Draco soltó el aire que no sabía estaba reteniendo cuando su compañero de casa se puso de pie y se alejó.
-Tal vez deba pedir que nos traigan la comida- dijo esta vez detrás de Draco.
-Lo que sea Harry -dijo distraído. Otro suspiro más.
Y como es el último estará lleno de sorpresas. Así que prepárense…
-Tal vez una cena romántica en casa sea más adecuado que salir a cenar en un restaurante romántico…-dijo Harry caminando de un lado al otro cerca del televisor.
-Potter, porque me estas rondando, ve hacer algo en la cocina o donde sea, que no me dejas prestar atención.
-Es que tengo algo importante que decirte, pero no me quieres escuchar -dijo Harry resoplando frustrado.
-Te amo, pero si vuelves a hablar te hechizo -dijo Draco blandiendo la varita, pero aún mirando fijamente el televisor.
Harry jadeo audiblemente y sus ojos se abrieron cómicamente.
-¿Qué dijiste? -susurró Harry sin aliento.
-Que te voy a hechizar -gruñó Draco molesto- Enserio Potter es el último programa sólo déjame…-comenzó a decir hasta que se topo con la mirada sorprendida del moreno- ¿Qué paso?
-dijiste que me amas -susurró Harry aún con los ojos abiertos de par en par.
-No es cierto -dijo Draco sonrojándose.
-Sí, lo dijiste.
-No, no lo hice-gruñó apartando la mirada-ahora cállate y déjame ver el programa.
-Dijiste que me amas y esos es genial…-dijo Harry emocionado, arrodillándose frente a Draco -porque yo te amo también.
Draco apartó la mirada de la pantalla y miró a Harry sorprendido.
-¿Qué?
-No puedes lucir tan sorprendido, vamos que nadie te aguanta tantos años como compañero de casa sino es porque te ama.
-Blaise no me amaba-dijo Draco frunciendo el ceño-no soy tan mal compañero Potter, en cambio tú, tienes unos hábitos muy malos.
-¿Cómo cuales? -dijo Harry sonriendo coquetamente mientras ponía sus manos sobre los muslos de Draco.
-Como… como -tragó seco mirando fijamente las manos de Harry que se deslizaban por sus muslos- como dejar el piso del baño mojado.
-Es que después de lo que me hago en la ducha pensando en ti, me siento muy cansado para secar el piso -dijo Harry inclinándose hacia él.
Su rostro estaba a pocos centímetros del suyo, la respiración de Draco era agitada.
-¿Qué más? -susurró Harry dejando que su aliento golpeara el rostro del rubio.
-Haces… haces ruidos raros cuando duermes -dijo Draco para luego sonrojarse, la sonrisa depredadora de Harry le hizo entender claramente a que venían esos sonidos y se sintió como un tonto- ¡Caminas solo en bóxers por la casa! -casi gritó sin saber muy bien
porque.
Los ojos de Harry brillaban y a decir verdad esa sonrisa malvada en sus labios lo hacía ver arrebatadoramente sexy. Estaba odiando a Potter en esos momentos, porque como siempre lo estaba poniendo duro como una piedra sin hacer realmente nada.
-Oh -dijo Draco cayendo en cuenta - Has estado tratando de seducirme todo este tiempo.
Harry sólo asintió antes de atacar sus labios con pasión. Draco no se quedó atrás. Por Merlín que estaba muriendo desde hace tiempo por tener a Harry así, ¿cómo no se dio cuenta antes? Tanto tiempo perdido.
Harry subió a sus piernas y se sentó en su regazo mientras que sus lenguas se enfrentaban en busca del dominio y las manos se deshacían de la ropa.
-Por Merlín Draco estas tan duro -susurró Harry en su oído -Vamos a mi habitación, para que veas de que eran los ruidos raros -dijo mientras besaba el pálido cuello.
A Draco le pareció una idea genial y tomando a Harry por las nalgas lo levanto y se balancearon hasta ponerse de pie, Harry se agarró de la cintura de Draco con las piernas y entre tropezones, besos y risas llegaron a la habitación con sólo la ropa interior puesta.
Y eso es todo amigos, gracias por ser fieles al programa por tantos años. Son como familia y fue un placer para mí ser parte de su hogar. Gracias por abrirme las puertas todos los días. Grandes cosas vendrán, esta no será la última vez que escuchen de Oprah Winfrey. Bye bye.
Fin