Fandom: Supernatural
Claim: Dean Winchester
Tabla: AC/DC
Prompt: Highway To Hell
Rating y advertencias: PG15 por lenguaje. Spoilers de la terceda temporada en general. Sin beta, errores por doquier.
Resumen: La vida fácil, la vida libre.
I’m on the highway to hell
Un año. Sólo le quedaba un año en la tierra, sólo un año de vida. Esa perspectiva hubiera llevado a más de uno a la locura pero no a un Winchester, no a Dean Winchester. Así que hizo lo que siempre había hecho en ese tipo de situaciones. Decidió luchar hasta el final.
La vida fácil. Matar a unos demonios hijos de perra y alborotar el infierno. Comer hasta el cansancio, salvar gente inocente, recorrer las calles junto a su nena, follar a mujeres contra cualquier superficie resistente y, lo más importante, proteger a Sammy. Todo se reducía a ello. Así, que importaba si no quería hablar de ello, que importaba si tenía un tiquete solo de ida al infierno, simplemente disfrutaría el poco tiempo que le quedaba. Sin hablar de ello.
El destino no estaba de acuerdo. La primera bofetada vino con forma de mujer.
Lisa. Ocho años atrás, cuando las cosas parecían infinitamente más fáciles, menos complicadas, retorcidas. Un trabajo más que no se asemejaba a ello. Un niño que le hacía sentir un extraño afecto, esa misma sensación tan familiar, ese anhelo de protección. No podía evitar la sincera sonrisa que se trepaba a su cara al ver a Ben defenderse por si mismo, tenía que aceptar que el chico poseía potencial.
Y las cosas, oh sorpresa, se complicaron. No por el caso, que para su gusto había llegado a un extremo indeseable también, sino por la realidad que tocaba a su cara. Una familia, algo menos que podría llegar a aspirar, algo menos que podría llegar a tener. Esa no era su vida. Aún así, no hacía las cosas menos dolorosas. Con un apasionado beso, se despidió de algo con lo que no se volvería a permitir soñar. No fue suficiente para derrumbar sus barreras.
La siguiente bofetada tomó una forma más siniestra.
Una ciudad de dementes dominada por el pecado. Genial, más conflictos moralistas. Y cuando Dean pensaba que todo ese dilema terminaría con la muerte de ambos demonios, los conflictos llegaron a él. Contagioso, supuso. Cerrando los ojos, tratando de que lo invadiera una calma y paciencia que nunca fueron parte de él, escuchó el retumbo en su mente. ‘Comentario sarcástico, quitarle peso a la situación, típico de Dean Winchester. Huir de la realidad.’ Todo lo que alguna vez su padre le había enseñado era puesto a duda con cada palabra de Casey, con cada gesto y movimiento.
La evidente atracción entre ambos no mejoraba las cosas. Así se hace Dean, calentarse por un demonio. Hizo aparte sus pasiones carnales. Demonio. Posesión. Humano. Una cadena en la que él nunca caería. Sus tentaciones murieron con luz naranja, más no su perturbación. No fue suficiente, siguió luchando con lo inevitable.
La vida libre. Alcohol, mujeres, sexo, caza, comida. Todo lo que hacía a Dean feliz, concentrándose cada vez más en ello, disfrutando cada momento.. Su trabajo le había enseñado que cada día podía ser el último, pero saber el día exacto en el cual tu vida se acabaría era algo que el rubio no le deseaba a ningún bastardo. Sin embargo, no habría señal o límite que lo detuviera, no ahora, no nunca. Incluso, en el infierno, sabrían lo que era lidiar con Dean Winchester. Lo sabrían…
La tercera bofetada fue igual de dura.
Su última navidad. Estaba enfermo de ello, de que todo tuviera un final para él. No se resignó, por supuesto. Dejo que, como no lo hacía ya hace tantos años, el espíritu navideño lo invadiera, disfrutando el olor de los pinos, el ambiente de fiesta y la emoción que destilaba esa época. Sam no parecía muy complacido con su decisión, sorprendentemente. Él siempre era el fastidioso que se acordaba de los cumpleaños y aún le daba un sentido especial, él que no olvidaba las ocasiones importantes y él que guardaba aún esa parte que casi ningún cazador ya hacía. Es mi última navidad contigo, Dean parecía un argumento de suficiente peso para comportarse así, admitió el mayor.
Cuando terminaron con esa ‘encantadora pareja de ancianos’ la verdad volvió a golpear a Dean. Todo eso era real, y no podía detenerlo, no podían detenerlo. Al entrar al motel y ver la genuina felicidad en el rostro de Sammy, consiguió la motivación para seguir entero, sin romperse aún. No fue suficiente por mucho tiempo.
La cuarta vez, fue un puño a su estómago.
Pensó que con su actitud podría manejar la situación, pensó que podría salir victorioso de ella. Se equivocó. Sin poder evitarlo cada palabra de ese demonio, de él, destruía ya lo poco que quedaba intacto dentro de si.. La ira se apoderó de su ser, la desesperación nubló su juicio y todo se estrelló como un tren desbocado. Contra él, contra su vida, contra todo. Por primera vez, se sintió realmente sólo. Sin Sammy, sin papá, sin mamá. Sólo en una oscuridad que consumía sus ojos.
Y, tan pronto como vino, se fue. Su cuerpo tomó el mando, y todo lo que había guardado salió a flote. La rabia e impotencia que sentía, contra la vida que tenían que llevar, contra las elecciones de su padre, contra la injusticia del mundo y de un Dios en el cual era una locura creer. Y todo se resumía a ello, contra él mismo. Contra Dean.
Cuando le confesó a Sam todo lo que sentía, y al escuchar la promesa de su hermano, esa sensación de esperanza tan ausente en su vida fue una corriente fría contra heridas al rojo vivo. Se sintió aliviado y renovado, con ganas de seguir y detener lo imparable. Eso era lo que hacía un Winchester. Se odió cuando su desesperación empezó a llegar a Sam, sin darse cuenta de que esa sensación había tomado lugar en el alma del menor exactamente cuando se enteró del pacto y su destino.
Bela fue, sin precedentes, el climax de las cosas. Una oportunidad de salir del trato perdida, la Colt ausente, y ser testigo del mismo destino que lo aguardaba a la vuelta de la esquina fue más de lo que pudo soportar. Y aún así, siguió luchando, por Sammy, por él. La decisión de Sam por seguir intentando, aún si la posibilidad de lograrlo era mínima, de alguna manera llegó al mayor, y se vio arrastrado en un plan temerario que le recordaba tanto a los suyos. Soluciones extremas a problemas extremos. Ruby simplemente fue el catalizador del caos.
Y, a la cara de una muerte inevitable, Dean se permitió rendirse, por primera vez en su vida. Se dio el lujo de aceptar su destino, y simplemente dejar de luchar. Después de todo, había logrado hacer algo bueno en su vida, había logrado mantener su palabra. Sammy estaba seguro, y eso era lo único que importaba.
El infierno lo esperaba.
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¿So? Los comentarios son amor, especialmente en este caso. Pretty nervous, you know~ Gracias por leer gente, son lo máximo (?)
Hawk~