Título: EL regalo
Personaje: Harry Potter, Draco Malfoy
Rating: G
Género: Pre- slash
Advertencias: Co ntinuación de "La caja idiota"... si, los JJOO siguen influenciandome.
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc. Nadie gana ningún beneficio económico con esta historia ni se infringen deliberadamente derechos de autor.
El regalo.
Cuando, al cumplir once años, estaba tirado en el piso de una miserable cabaña y sopló sobre una tarta dibujada en la arena, nunca imaginó que tan sólo un momento mas tarde su vida cambiaría radicalmente.
Hoy ese chico esmirriado y solitario ya no existía más.
Harry celebraba su cumpleaños número treinta y dos rodeado de amigos, muchos amigos, de hecho eran tantos que estos habían alquilado el “Ganimedes” para la fiesta.
Era pasada medianoche y el buscador estaba frente a una enorme mesa repleta de regalos sin decidirse por cual abrir a continuación. Todos se peleaban por obtener su atención, pero una voz grave se impuso a la algarabía.
- Abre el mío, Harry.
El festejado se perdió en la mirada de plata de su amigo, Draco sostenía en sus manos un gran paquete de forma rectangular y se lo extendía con una expresión indescifrable. Harry le sonrió, el profesor de pociones siempre conseguía sorprenderlo con sus obsequios.
Cogió el objeto y rasgó la envoltura sin ninguna ceremonia, dentro había una caja de madera finamente labrada. Lo primero en lo que pensó fue que contendría una hermosa katana o alguna antigua espada fabricada por duendes. Depositó la caja sobre la mesa y la abrió con la reverencia que tal objeto merecía, la abrió lentamente, fueron segundos de tensión hasta que el contenido se reveló… y toda la concurrencia estalló en carcajadas.
Alzó el rostro, completamente ruborizado. Tenía que reconocer que era una buena broma.
- Bien jugado, Malfoy. - dijo, haciendo hincapié en el apellido, que sólo utilizaba cuando deseaba mosquear al otro mago. - comprenderás que pasaré los próximos diez meses planeando mi venganza.
- Te juro que habrá valido la pena, TODO por verte la cara.
Harry sonrío, y le dio un gran abrazo a ese fanfarrón al que adoraba.
- Me debes el regalo de verdad. - susurró al oído del rubio, disfrutando del contacto.
- Te lo daré mañana, sin tanto público. - respondió crípticamente, en un tono que hizo erizar el vello del moreno. Harry tuvo que borrar las imágenes calenturientas que vinieron a su mente, Draco era terreno vedado y él lo sabía. Se apartó de él tratando de no evidenciar lo perturbado que esas palabras lo habían dejado.
Ya mas calmado, cogió el paraguas de la caja y jugó un rato con él, blandiéndolo como se de una varita se tratara, lo que arrancó mas risas de sus amigos.
Draco se había esmerado, era una copia muy fiel del usado por las actrices que interpretaron a Mary Poppins en la obertura de los juegos olímpicos, ocurrida unos días atrás. Desde ese día las bromas habían llovido. Supuso que si se podía festinar con la muerte de Voldemort había pasado tiempo suficiente y las heridas ya estarían sanadas.