Reto #02: Fanfiction
Lily Luna está frente a la mesa del salón en Grimmauld Place, últimamente le ha dado por mirar las fotografías familiares, incluso le ha pedido a todos sus tíos que les envíen algunas, está pensando hacer un gran álbum familiar, más grande que el libro de historia de la magia.
- Papi, ¿por qué no hay fotos de cuando eras niño?
- Hay varias en el álbum de Hogwarts que te envió la tía Hermione.
- No, cuándo eras más chiquito, así como Louis.
- Ah, pues verás… emmm… debí dejarlas en casa del tío Dudley.
- Vaya, es un problema que al tío no le agradan las lechuzas, ¿crees que podríamos llamarle para ver si nos envía unas, de forma muggle?
- Claro, claro. Pero es probable que no las tenga ya, cariño. Han pasado muchos años.
- Seguro que las tiene papi, todas las familias guardan ese tipo de cosas.
- Tienes razón, princesa.
La pequeña pelirroja le da una deslumbrante sonrisa a su padre y vuelve a concentrarse en el álbum en sus manos, hay que buscar la forma de organizar las fotos, tal vez por época o por familia.
Desde la cocina, Ginny ha escuchado la conversación y se ha acercado a la puerta del salón, ve cómo Harry observa a Lily con ojos tristes, una mirada nostálgica que ha visto antes, cuando el pelinegro recuerda sus primeros años de vida.
Sabe que le ha mentido a Lily, esperando tal vez que a la niña se le olvide el asunto de las fotografías. Porque no existen, en Privet Drive no hay ningún álbum familiar que incluya a Harry, porque para sus tíos, todos esos años, Harry no fue parte de su familia.
Ginny siente cómo su corazón se estremece un poco, huye hacia la cocina cuando las lágrimas corres por sus mejillas. Le parte el alma saber que Harry no disfrutó de su infancia, que no tuvo una. Es tan buen padre, un mago extraordinario, un maravilloso ser humano. Pero ha sufrido tanto, era tan pequeño y estaba tan sólo.
No pudo empezar a vivir hasta después de los diecisiete años, antes sólo fue el elegido, viviendo según los planes que otros trazaban para su destino, obligado a ser el salvador del mundo mágico, a sacrificarse por el bien de todos.
Ahora es feliz, puede verlo, cuando está en el jardín jugando con sus pequeños, riendo a carcajadas; puede sentirlo, cuando le besa cada noche como si fuera la primera vez. Sabe que no puede cambiar su pasado, no podrá devolverle la infancia que le fue arrebatada.
Pero puede darle un futuro, como cada día desde que unieron sus vidas, debe ser fuerte, como él lo fue al defenderlos a todos, ahora es su turno de protegerle, incluso de sus propios demonios.
Ginny seca sus lágrimas con un toque de varita y regresa al salón, Lily sigue inmersa en las fotografías, Harry parece volver a estar concentrado en la lectura del profeta. Toca suavemente el hombro de su esposo que recibe con gusto el suave beso de la pelirroja.
- Lo amo, Señor Potter.
Puede ver su mirada sorprendida ante el repentino gesto, luego lo entiende, porque sus mentes hace mucho que son una sola, la mirada de agradecimiento que le dedica es tan hermosa como la sonrisa que ahora porta. Le toma por la cintura para sentarla en regazo y volver a besarla.
- También la amo, Señora Potter.
Lily Luna les mira embelesada, ve como sus padres ríen como colegiales, enamorados. Decide que el primer álbum a realizar será el de la familia Potter.
- Papi, ¿por qué no hay fotos de cuando eras niño?
- Hay varias en el álbum de Hogwarts que te envió la tía Hermione.
- No, cuándo eras más chiquito, así como Louis.
- Ah, pues verás… emmm… debí dejarlas en casa del tío Dudley.
- Vaya, es un problema que al tío no le agradan las lechuzas, ¿crees que podríamos llamarle para ver si nos envía unas, de forma muggle?
- Claro, claro. Pero es probable que no las tenga ya, cariño. Han pasado muchos años.
- Seguro que las tiene papi, todas las familias guardan ese tipo de cosas.
- Tienes razón, princesa.
La pequeña pelirroja le da una deslumbrante sonrisa a su padre y vuelve a concentrarse en el álbum en sus manos, hay que buscar la forma de organizar las fotos, tal vez por época o por familia.
Desde la cocina, Ginny ha escuchado la conversación y se ha acercado a la puerta del salón, ve cómo Harry observa a Lily con ojos tristes, una mirada nostálgica que ha visto antes, cuando el pelinegro recuerda sus primeros años de vida.
Sabe que le ha mentido a Lily, esperando tal vez que a la niña se le olvide el asunto de las fotografías. Porque no existen, en Privet Drive no hay ningún álbum familiar que incluya a Harry, porque para sus tíos, todos esos años, Harry no fue parte de su familia.
Ginny siente cómo su corazón se estremece un poco, huye hacia la cocina cuando las lágrimas corres por sus mejillas. Le parte el alma saber que Harry no disfrutó de su infancia, que no tuvo una. Es tan buen padre, un mago extraordinario, un maravilloso ser humano. Pero ha sufrido tanto, era tan pequeño y estaba tan sólo.
No pudo empezar a vivir hasta después de los diecisiete años, antes sólo fue el elegido, viviendo según los planes que otros trazaban para su destino, obligado a ser el salvador del mundo mágico, a sacrificarse por el bien de todos.
Ahora es feliz, puede verlo, cuando está en el jardín jugando con sus pequeños, riendo a carcajadas; puede sentirlo, cuando le besa cada noche como si fuera la primera vez. Sabe que no puede cambiar su pasado, no podrá devolverle la infancia que le fue arrebatada.
Pero puede darle un futuro, como cada día desde que unieron sus vidas, debe ser fuerte, como él lo fue al defenderlos a todos, ahora es su turno de protegerle, incluso de sus propios demonios.
Ginny seca sus lágrimas con un toque de varita y regresa al salón, Lily sigue inmersa en las fotografías, Harry parece volver a estar concentrado en la lectura del profeta. Toca suavemente el hombro de su esposo que recibe con gusto el suave beso de la pelirroja.
- Lo amo, Señor Potter.
Puede ver su mirada sorprendida ante el repentino gesto, luego lo entiende, porque sus mentes hace mucho que son una sola, la mirada de agradecimiento que le dedica es tan hermosa como la sonrisa que ahora porta. Le toma por la cintura para sentarla en regazo y volver a besarla.
- También la amo, Señora Potter.
Lily Luna les mira embelesada, ve como sus padres ríen como colegiales, enamorados. Decide que el primer álbum a realizar será el de la familia Potter.