Reto especial: Fanfiction
Título: El regalo perfecto
Reto: #Especial: El regalo perfecto para un mago no tan perfecto
Pairing: Draco/Harry
Rating: PG
Género: Humor
Disclaimer: Los personajes no son míos pertenecen a JK Rowling y no obtengo ningún beneficio más que felicitar a Harry en su cumpleaños.
El regalo perfecto
Draco llevaba todo el mes pensando en qué le regalaría a su novio por su cumpleaños. Debía ser el regalo perfecto, uno no cumplía treinta años todos los días. Era un momento importante en la vida de toda persona, a esa edad dejabas de ser un crío definitivamente, ya nadie te perdonaba tus desmanes. Los veinte estaban para acostumbrarse a ser adulto, a los treinta se te había acabado el plazo.
Como había dicho era una fecha importante y quería que el regalo fuese algo útil, algo que le ayudase en ese cambio.
Había estado unos días fuera en un viaje de negocios y acababa de llegar a casa. Abrió la puerta y no se molestó en preguntar si había alguien, sabía que a esa hora Harry seguía en el trabajo.
De camino a su habitación recogió tres calcetines de distintos y unas gafas que sobresalían bajo los cojines del sofá. Dejó su maletín sobre el escritorio y ordenó en perfectos montones los papeles que había esparcidos por él, rescatando en el proceso una de las parejas de los otros calcetines de entre las hojas.
Fue al baño para devolver a su lugar su cepillo de dientes y al dar una mirada al botiquín para revisar las provisiones encontró otro par de gafas escondidas entre las pociones. Cogió el pijama que Harry al salir con prisas como de costumbre había abandonado sobre el váter, la camisa era roja y de algodón, el pantalón verde y de satén, claramente pertenecían a conjuntos distintos. Los dobló y depositó sobre la cama antes de dirigirse a la cocina.
Al llegar a su destino se dio cuenta de que tenía sed y un poco de hambre y decidió coger una naranja del frutero, bajo ella encontró la varita de repuesto de Harry, la cogió y la hizo aparecer en su lugar en la mesilla de noche.
Salió al tendedero, la ropa ya se había secado y allí encontró los dos calcetines que faltaban y un pantalón rojo y una camisa verde de pijama. Draco negó con la cabeza y sonrió por no llorar.
Fue al salón y ojeó una revista mientras se comía la fruta. Al pasar una de las páginas se detuvo. En esa página se hablaba de un nuevo invento: lo colocabas en el lugar más central posible de tu casa y se encargaba de mantener todo ordenado y limpio. Era capaz de catalogar todos los objetos y si no encontrabas algo no tenías más que preguntar por ello y el aparato te decía dónde se encontraba. ¡Era el regalo perfecto!
Se terminó la naranja en dos bocados, cogió sus llaves y su cartera y se fue rápidamente a comprarlo. Esa cosa era todo lo que podía desear y esperaba que Harry también supiera apreciarlo. No sabía por qué se había complicado tanto, al final había hecho lo que todos los años, había comprado algo que le había gustado a él y esperaba que a Harry también, sino siempre podía quedárselo y comprar otra cosa.
Reto: #Especial: El regalo perfecto para un mago no tan perfecto
Pairing: Draco/Harry
Rating: PG
Género: Humor
Disclaimer: Los personajes no son míos pertenecen a JK Rowling y no obtengo ningún beneficio más que felicitar a Harry en su cumpleaños.
El regalo perfecto
Draco llevaba todo el mes pensando en qué le regalaría a su novio por su cumpleaños. Debía ser el regalo perfecto, uno no cumplía treinta años todos los días. Era un momento importante en la vida de toda persona, a esa edad dejabas de ser un crío definitivamente, ya nadie te perdonaba tus desmanes. Los veinte estaban para acostumbrarse a ser adulto, a los treinta se te había acabado el plazo.
Como había dicho era una fecha importante y quería que el regalo fuese algo útil, algo que le ayudase en ese cambio.
Había estado unos días fuera en un viaje de negocios y acababa de llegar a casa. Abrió la puerta y no se molestó en preguntar si había alguien, sabía que a esa hora Harry seguía en el trabajo.
De camino a su habitación recogió tres calcetines de distintos y unas gafas que sobresalían bajo los cojines del sofá. Dejó su maletín sobre el escritorio y ordenó en perfectos montones los papeles que había esparcidos por él, rescatando en el proceso una de las parejas de los otros calcetines de entre las hojas.
Fue al baño para devolver a su lugar su cepillo de dientes y al dar una mirada al botiquín para revisar las provisiones encontró otro par de gafas escondidas entre las pociones. Cogió el pijama que Harry al salir con prisas como de costumbre había abandonado sobre el váter, la camisa era roja y de algodón, el pantalón verde y de satén, claramente pertenecían a conjuntos distintos. Los dobló y depositó sobre la cama antes de dirigirse a la cocina.
Al llegar a su destino se dio cuenta de que tenía sed y un poco de hambre y decidió coger una naranja del frutero, bajo ella encontró la varita de repuesto de Harry, la cogió y la hizo aparecer en su lugar en la mesilla de noche.
Salió al tendedero, la ropa ya se había secado y allí encontró los dos calcetines que faltaban y un pantalón rojo y una camisa verde de pijama. Draco negó con la cabeza y sonrió por no llorar.
Fue al salón y ojeó una revista mientras se comía la fruta. Al pasar una de las páginas se detuvo. En esa página se hablaba de un nuevo invento: lo colocabas en el lugar más central posible de tu casa y se encargaba de mantener todo ordenado y limpio. Era capaz de catalogar todos los objetos y si no encontrabas algo no tenías más que preguntar por ello y el aparato te decía dónde se encontraba. ¡Era el regalo perfecto!
Se terminó la naranja en dos bocados, cogió sus llaves y su cartera y se fue rápidamente a comprarlo. Esa cosa era todo lo que podía desear y esperaba que Harry también supiera apreciarlo. No sabía por qué se había complicado tanto, al final había hecho lo que todos los años, había comprado algo que le había gustado a él y esperaba que a Harry también, sino siempre podía quedárselo y comprar otra cosa.