Reto: #07
Título: Marcas bajo la piel
Autora: Nagareboshi
Rating: G
Género: Het, Slash
Disclaimer: Nada es mío... ¡Espera!... no, falsa alarma, sigue sin serlo.
Marcas bajo la piel
No importaba que Ron tuviera más cicatrices de las que pudiera llegar a contar surcando su piel, y que cada día se descubriera una nueva. Lo que le importaba era que sus pesadillas - más frecuentes de lo que le hubiera gustado reconocer- aún estaban plagadas de su padre gravemente herido, del ataque de Bill, y sobre todo de la presencia de Fred. Importaba que Ron estaba convencido, aunque le pesara, de que dichas pesadillas porían remitir pero jamás desaparecerían.
Hermione tenía que leer cada día sobre su piel "Sangresucia," y todas las veces que lo hacía tenía que luchar por contener las lágrimas pero también por ser fuerte, porque aquello era su constante recordatorio de que jamás debía dejarse minar. Después de todo, no era aquella cicatriz la que le más le importaba. Eran todas las que había visto sobre los cuerpos de sus amigos durante la guerra. Eran memorias de temer cada día por la vida de sus padres, de pensar durante unos horribles e interminables minutos que Harry estaba muerto y de haber permitido, por muy necesario y lógico que hubiera sido, que éste fuera voluntariamente y con su conocimiento al encuentro de Voldemort sabiendo que jamás regresaría.
Draco debía ver cada día en el espejo el mapa de finas cicatrices que recorría gran parte de su torso - y saber que siempre le tendría pánico al fuego, que ya nunca podría sentirse tranquilo en la oscuridad-, George tenía que afrontar cada día la horrenda cicatriz a un lado de su cara causada por la misma maldición - y pensar que la oreja que le quedaba no era la única que había perdido a su otra mitad -, y ahora que Remus se había ido, eran las cicatrices desfigurando el rostro de Bill - que jamás dejaría de ver garras y colmillos mirara donde mirara- las que les recordaban que en aquel mundo habitaban toda clase de criaturas.
En cuanto al rayo que surcaba la frente de Harry, era la cicatriz más destacable para los demás pero desde luego no para él, que ya casi ni reparaba en ella cuando alguna superficie le devolvía su reflejo. Y para él estaba bien así, porque ya tenía suficientes que dolían demasiado. Como las que habían dejado en su corazón las muertes de su madre, de su padre, de Sirius y de Remus. De Fred. De Dumbledore y de Snape. De Moody y de Dobby. De Tonks...
La que siempre le recordaría que era un asesino y la que le murmuraba cada noche, entre gritos, sudor y lágrimas, que tal vez hubiera podido haber hecho algo más para salvar a sus amigos.
Todas esas que no podía esconder bajo un flequillo demasiado largo ni ocultar bajo la ropa o con algún hechizo.
Todas esas de las que Harry sabía no podría librarse jamás, y que al contrario que las que marcaban su piel, dolían cada día como el primero.
Fin