Reto: #09
Título: Deberes de verano
Autora: Nagareboshi
Rating: G
Género: Het
Disclaimer: No soy Rowling, no, yo les hubiera sacado mucho más partido a la mayoría de los personajes :)
Deberes de verano
Cuando Harry entró en la casa precedido por un igual de sudoroso James, ambos dejaron las escobas en su armario correspondiente y comenzaron a despojarse de los múltiples protectores de su atuendo. A pesar de estos, siempre que salían al patio trasero a jugar al quidditch terminaban con más de un golpe además de apestando y llenos de barro hasta arriba, pero era una de las cosas que más les gustaba a ambos.
- James Sirius, a la ducha de cabeza - Ginny apareció por la puerta de la cocina y no le quitó el ojo de encima a su hijo hasta que éste comenzó a subir las escaleras con clara intención de dirigirse hacia el baño familiar. No es que no se fiara de él, pero no sería la primera vez que el chico intentaba escabullirse de la mencionada ducha-. Harry, Albus necesita que le ayudes con los deberes de pociones.
- ¿Qué? ¿Por qué yo? - Harry quiso creer que no había sonado tan escandalizado como había parecido a sus propios oídos.
- ¿Porque eres su padre?
- ¡Pero tú eres su madre! Además tengo que ducharme y... y...
La mirada que le lanzó Ginny fue suficiente para que Harry se tragara el resto de excusas que ya se estaban formando rápidamente en su cabeza. Como que era pésimo en pociones y Ginny lo sabía de sobra, por ejemplo. Pero el problema era que a ella tampoco se le daban bien, y que Albus prefería siempre que fuera Harry quien le ayudara con los deberes porque estaba convencido de que todo se le daba igual de bien que Defensa contra las artes oscuras, aunque no fuera cierto ni de lejos.
Harry suponía que el haberse librado del estigma de héroe no podía aplicarse a su hijo pequeño, y a veces - demasiadas- temía dar un paso en falso y terminar decepcionándole sin arreglo.
Dándose una rápida ducha en el pequeño baño que no estaba ocupado por su otro hijo, Harry se vistió y se dirigió a la habitación de Albus, suspirando por el camino.
¿Es que no iba a poder librarse de esa horrible asignatura ni con treinta años?
- ¡Papá!
En cuanto le vio, Albus se levantó corriendo para abrazarle, y Harry le levantó en brazos para poder darle un beso antes de dejarle una vez más en el suelo.
- ¿Así que necesitas ayuda?
El chico asintió despacio y dejó sitio para que Harry pudiera sentarse a su lado en la pequeña mesa de su habitación.
- ¿Dónde está el problema?
- Necesito describir paso a paso cómo prepara una poción crecedora de cabello y otra agrandadora pero sin copiarlo de ningún libro, sólo intentando recordar cuando lo hicimos en clase y creo que me faltan algunos ingredientes - Albus se mordió el labio mirando con intensidad hacia el pergamino que descansaba sobre la superficie de madera, como si así fueran a brotar repentinamente las palabras sobre el papel. Poco después, volvió a fijar su vista sobre Harry-. Y también necesito describir con la máxima exactitud posible estos elementos.
Albus le pasó un pergamino más pequeño que había estado oculto de la vista de Harry por culpa de una montaña de libros, y el moreno lo tomó casi con temor.
Luparia, huevos de doxy, bezoar, centinodia, eléboro y bilis de armadillo.
- Uhmm... - si Harry le decía a su hijo que sabía qué propiedades tenían todos aquellos elementos le estaría contando la mentira más grande que hubiera contado jamás-. El bezoar es un antídoto que se extrae del estómago de las cabras, y el... emmm... el eléboro creo recordar que es una planta... creo...
Al sentir los ojos de su hijo sobre él, Harry se encogió ligeramente en la silla.
- ¿No lo sabes? - Albus pareció insólitamente sorprendido al formular la pregunta, y Harry comenzó a temerse lo peor-. Pero el padre de Scorpius siempre le ayuda a hacer sus deberes de pociones.
Por supuesto, cómo no... Harry tuvo que morderse la lengua para no espetarle a su hijo que Malfoy seguramente también sobornaría a los profesores si su amigo no conseguía unas calificaciones apropiadas.
Maldito Malfoy.
Cuando los ojos verdes siguieron fijos en él, Harry se revolvió casi incómodo en la diminuta silla que claramente no había sido fabricada para uso adulto. Ya estaba, con aquello, por culpa una vez más de aquella maldita asignatura, se derrumbaría la imagen que Albus tenía de él. Y no es que Harry quisiera que su hijo pensara que era perfecto, pero era demasiado agradable saber que Albus le admiraba por ser su padre - el héroe- y no Harry Potter - el Héroe-. Y la decepción dolería demasiado por ambas partes.
En cuanto Albus regresó al fin la vista a su pergamino como si no supiera qué hacer, Harry esperó a que abriera la boca para hundirle en la más absoluta de las miserias. Sin embargo, su hijo guardó ambos pergaminos dentro de su manual de pociones, y se giró para encarar a su padre con una sonrisa.
- No importa, le preguntaré a tía Hermione cuando venga a comer mañana- y diciendo eso, se bajó de la silla y salió corriendo por la puerta gritando el nombre de su hermano y algo sobre jugar una partida de snap explosivo.
Hermione...
Algunas veces a Harry se le olvidaba que había más héroes - con minúscula- en su familia.
Suerte que por lo menos Albus parecía tenerlo claro.
Fin