Reto 8 [Fanfic] - Sólo un cuento
Título: Sólo un cuento
Pareja/personajes: Harry/Draco
Warnings: Ninguno.
Género: Pre-slash
Clasificación: PG
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc.
Autora: Sui Felton (sui_tan )
Sólo un cuento
Draco observó a Harry Potter, inclinado junto a su cama, masajeando sus tobillos con, quizás, demasiada suavidad. El dolor parecía ir desvaneciéndose conforme al paso de los días, todo gracias a las pociones que el sanador le había estado administrando casi a la fuerza. Por supuesto, el rubio no estaba contento con ese trato, sin embargo, agradecía que, por una vez, sus piernas no le molestaran tanto.
―Parece ser que los nervios han comenzado a sanar ―murmuró Potter para sí mismo, después se puso de pie y le dirigió una cálida sonrisa ―. Escuché que te has portado bien en estos últimos días.
―No sé de qué me estás hablando ―dijo el rubio con pereza mientras desviaba la mirada hacia la ventana que daba a los jardines del hospital.
―Vamos, no te hagas el desentendido. Sé bien que no has insultado a las enfermeras desde hace algunos días ―replicó el moreno con una traviesa risita. El joven rubio no le contestó, sólo se enfurruñó aún más de lo que ya estaba ―. Mira, creo que por esta vez puedo acceder a dejarte bajar a los jardines, pero sólo si prometes no martirizar a los pacientes de las otras alas, ¿entendido?
Draco puso los ojos en blanco y bufó.
―Si no vas a dejar que me divierta, entonces no veo caso a que me dejes salir.
Harry negó con la cabeza, sin dejar de sonreír.
―Un poco de aire te hará mucho bien ―el sanador se inclinó ligeramente hacia el otro joven y acarició un momento sus pálidas mejillas, después, sin aviso alguno, lo tomó entre sus brazos y caminó con él directo hacia la salida.
―¡Oye! ¡¿Qué demonios crees que haces?! ―exclamó Draco horrorizado y un tanto sonrojado.
―Ya te lo dije, un poco de aire fresco será bueno para ti ―contestó Potter sin titubear ante los intentos de su paciente por liberarse de su agarre.
―Mi silla de ruedas estaba justo a un par de metros, ¡¿por qué decides cargarme y llevarme sin mi consentimiento como si no fuera más que un saco de papas?! ―reclamó el rubio.
―Estás haciendo mucho escándalo, Malfoy. Tranquilízate, no falta mucho para que salgamos.
Draco obedeció a regañadientes, avergonzado ante las miradas curiosas de las personas que se encontraban en los corredores por los que ellos pasaban. Una vez fuera, el heredero de los Malfoy se permitió soltar un suspiro al entrar en contacto, por primera vez en varias semanas, con el aire fresco de los jardines de San Mungo. Con cuidado, Potter lo llevó hasta una de las bancas más alejadas y lo colocó ahí con suavidad para después sentarse a su lado.
―Eres un idiota, Potter ―murmuró el rubio.
―No lo tomes como algo personal, el aire fresco y un poco de sol le harán bien a tu piel ―Harry sonrió y después buscó en los bolsillos de su bata blanca hasta que sacó un viejo libro ―. Creo que esto te ayudará a pasar el rato, así no tendrás necesidad de meterte en problemas con los demás pacientes.
―No es como si en mi estado pudiera ir corriendo en busca de alguien a quien torturar, ¿cierto? ―dijo el Slytherin con sarcasmo.
―No. Pero eso no te ha impedido insultar a todos aquellos quienes han querido acercarse a ti aunque sea para saludarte ―Potter colocó el libro en las manos del otro joven e inmediatamente después se puso de pie.
Draco observó el pequeño libro rojo con atención, las hojas lucían un tanto amarillentas y la cubierta estaba un poco maltratada. Al leer el título, sus ojos grises se abrieron con sorpresa.
―¿Los cuentos de Beedle el bardo? ¿Estás hablando en serio? ―preguntó él, incrédulo.
―Es un buen libro, creí que te gustaría ― el sanador se encogió de hombros.
―¡Es un cuento para niños!
―Lo sé ―dijo Harry con una sonrisa, tomó el libro entre sus manos y lo abrió en una página al azar para después colocarlo en el rostro del rubio ―. Me he tomado la libertad de anotar ciertas cosas que sé que podrían llamar tu atención. Estoy seguro de que antes de hoy, desconocías ciertos detalles con respecto a este libro.
Draco lo observó en silencio por unos instantes, paseando su mirada del libro al rostro de Potter.
―¿Exactamente de qué se tratan? ―preguntó con curiosidad.
―Léelo. Si tienes alguna duda al finalizar, siéntete con toda la libertad de preguntar.
Harry le dedicó una sonrisa y después comenzó a alejarse.
―¡Oye! ¡¿A dónde vas?!―exclamó el rubio con un poco de alarma en su voz.
―Tengo que dar una rápida vuelta por el ala de pediatría, no me llevará más de unos quince minutos. Si quieres comienza a leer, volveré dentro de poco y traeré tu comida, ¿de acuerdo?
Draco observó la espalda de su sanador hasta perderlo de vista, después suspiró y decidió comenzar a leer. No es como si tuviera demasiadas cosas qué hacer de todos modos.
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Respuesta al reto 8
Espero que les haya gustado… no tengo mucho tiempo para revisarlo, así que por favor disculpen los errores :’(
Pareja/personajes: Harry/Draco
Warnings: Ninguno.
Género: Pre-slash
Clasificación: PG
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc.
Autora: Sui Felton (sui_tan )
Sólo un cuento
Draco observó a Harry Potter, inclinado junto a su cama, masajeando sus tobillos con, quizás, demasiada suavidad. El dolor parecía ir desvaneciéndose conforme al paso de los días, todo gracias a las pociones que el sanador le había estado administrando casi a la fuerza. Por supuesto, el rubio no estaba contento con ese trato, sin embargo, agradecía que, por una vez, sus piernas no le molestaran tanto.
―Parece ser que los nervios han comenzado a sanar ―murmuró Potter para sí mismo, después se puso de pie y le dirigió una cálida sonrisa ―. Escuché que te has portado bien en estos últimos días.
―No sé de qué me estás hablando ―dijo el rubio con pereza mientras desviaba la mirada hacia la ventana que daba a los jardines del hospital.
―Vamos, no te hagas el desentendido. Sé bien que no has insultado a las enfermeras desde hace algunos días ―replicó el moreno con una traviesa risita. El joven rubio no le contestó, sólo se enfurruñó aún más de lo que ya estaba ―. Mira, creo que por esta vez puedo acceder a dejarte bajar a los jardines, pero sólo si prometes no martirizar a los pacientes de las otras alas, ¿entendido?
Draco puso los ojos en blanco y bufó.
―Si no vas a dejar que me divierta, entonces no veo caso a que me dejes salir.
Harry negó con la cabeza, sin dejar de sonreír.
―Un poco de aire te hará mucho bien ―el sanador se inclinó ligeramente hacia el otro joven y acarició un momento sus pálidas mejillas, después, sin aviso alguno, lo tomó entre sus brazos y caminó con él directo hacia la salida.
―¡Oye! ¡¿Qué demonios crees que haces?! ―exclamó Draco horrorizado y un tanto sonrojado.
―Ya te lo dije, un poco de aire fresco será bueno para ti ―contestó Potter sin titubear ante los intentos de su paciente por liberarse de su agarre.
―Mi silla de ruedas estaba justo a un par de metros, ¡¿por qué decides cargarme y llevarme sin mi consentimiento como si no fuera más que un saco de papas?! ―reclamó el rubio.
―Estás haciendo mucho escándalo, Malfoy. Tranquilízate, no falta mucho para que salgamos.
Draco obedeció a regañadientes, avergonzado ante las miradas curiosas de las personas que se encontraban en los corredores por los que ellos pasaban. Una vez fuera, el heredero de los Malfoy se permitió soltar un suspiro al entrar en contacto, por primera vez en varias semanas, con el aire fresco de los jardines de San Mungo. Con cuidado, Potter lo llevó hasta una de las bancas más alejadas y lo colocó ahí con suavidad para después sentarse a su lado.
―Eres un idiota, Potter ―murmuró el rubio.
―No lo tomes como algo personal, el aire fresco y un poco de sol le harán bien a tu piel ―Harry sonrió y después buscó en los bolsillos de su bata blanca hasta que sacó un viejo libro ―. Creo que esto te ayudará a pasar el rato, así no tendrás necesidad de meterte en problemas con los demás pacientes.
―No es como si en mi estado pudiera ir corriendo en busca de alguien a quien torturar, ¿cierto? ―dijo el Slytherin con sarcasmo.
―No. Pero eso no te ha impedido insultar a todos aquellos quienes han querido acercarse a ti aunque sea para saludarte ―Potter colocó el libro en las manos del otro joven e inmediatamente después se puso de pie.
Draco observó el pequeño libro rojo con atención, las hojas lucían un tanto amarillentas y la cubierta estaba un poco maltratada. Al leer el título, sus ojos grises se abrieron con sorpresa.
―¿Los cuentos de Beedle el bardo? ¿Estás hablando en serio? ―preguntó él, incrédulo.
―Es un buen libro, creí que te gustaría ― el sanador se encogió de hombros.
―¡Es un cuento para niños!
―Lo sé ―dijo Harry con una sonrisa, tomó el libro entre sus manos y lo abrió en una página al azar para después colocarlo en el rostro del rubio ―. Me he tomado la libertad de anotar ciertas cosas que sé que podrían llamar tu atención. Estoy seguro de que antes de hoy, desconocías ciertos detalles con respecto a este libro.
Draco lo observó en silencio por unos instantes, paseando su mirada del libro al rostro de Potter.
―¿Exactamente de qué se tratan? ―preguntó con curiosidad.
―Léelo. Si tienes alguna duda al finalizar, siéntete con toda la libertad de preguntar.
Harry le dedicó una sonrisa y después comenzó a alejarse.
―¡Oye! ¡¿A dónde vas?!―exclamó el rubio con un poco de alarma en su voz.
―Tengo que dar una rápida vuelta por el ala de pediatría, no me llevará más de unos quince minutos. Si quieres comienza a leer, volveré dentro de poco y traeré tu comida, ¿de acuerdo?
Draco observó la espalda de su sanador hasta perderlo de vista, después suspiró y decidió comenzar a leer. No es como si tuviera demasiadas cosas qué hacer de todos modos.
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Respuesta al reto 8
Espero que les haya gustado… no tengo mucho tiempo para revisarlo, así que por favor disculpen los errores :’(