Título: Desconocidos
Fandom: Naruto
Claim: Neji/Hinata
Advertencias: Nada :3
Rating: T
Número de Palabras: 583
Prompt: Queja Urbana de la
Tabla Alejandro Lerner.Para:
10instantes Desconocidos
¿Quién era aquel que hacía girar su mundo?
Un levísimo temblor recorrió su cuerpo cuando sintió aquellos brazos desconocidos cerrarse alrededor suyo. Tragó saliva cuando sintió aquella boca descender por su mejilla hasta detenerse en su hombro, justo donde empezaba aquel kimono blanco que llevaba cuando no tenía misiones. Se movió con nerviosismo cuando uno de sus brazos se movió y bajo hasta su pierna.
¿Quién?
El delicioso calor que sentía cuando se sonrojaba ya se hacía presente en sus mejillas. Cerró sus ojos cuando aquel hombre la atrajo hacía sí nuevamente y comenzó a acariciar sus largos cabellos con calma.
-Mañana es el día -dijo él con tranquilidad. Con ese tono de voz masculina que le hacía perder estabilidad. Más fue capaz de distinguir la ansiedad en sus palabras.
-Si… -murmuró ella de manera neutra, incapaz de dejar que la multitud de emociones que sentía se escaparan por sus rosados y pálidos labios.
¿Quién era aquel que la hacía sentir de esa manera?
Esa pregunta la asaltaba muchas veces, casi a cada instante de su vida. Porque, a pesar de estar allí desde siempre, a pesar de que ella siempre le reconoció y le vio como alguien imponente, brillante, inalcanzable, era incapaz de decir cosas básicas más allá de su nombre y de su edad. No le conocía, no sabía nada de él. Y le dolía, le atravesaba el alma el no ser capaz de saber que le gustaba, que odiaba, que quería…
No le conocía.
No sabía nada.
Era un desconocido que se infiltraba las noches de luna llena en su cama...
A diferencia de él, que perfectamente era capaz de enumerar las cosas que ella quería, deseaba y odiaba una por una. Pero tampoco era capaz de decirle una sola palabra de cariño. Ella solo los adivinaba por su grandiosa capacidad de distinguir las tonalidades en la voz. Y todo en su mundo se reducía a gestos como el que la tenía allí, atrapada en sus brazos.
¿Quién es él?
¿Quién es ella?
Y ninguno era capaz de saber ciertamente que sentían. Ninguno era capaz de saber si cada vez que se decían “Te Amor” era cierto. Porque incluso ambos desconocían lo que sentían. Esos gestos, esa emoción y ese sonrojo siempre eran atribuidos a un engaño, un engaño hecho por ellos mismos para convencerse de que esto era lo correcto. De que era lo mejor para ellos y para el Clan. De que las relaciones que tenían formadas afueras no servían de nada…
¿Qué somos?
Y dolía, esa astilla permanente de incertidumbre no les dejaba dormir. Pero ya no podían hacer nada, mañana era el día, mañana era el día de su matrimonio. Y debían de lucir felices, enamorados. Como si eso se hubiera dado desde el principio de sus vidas.
Por más que quisiera decirle que le amaba no era capaz, porque aún, a pesar de llevar ya siete años atada de esa forma, todavía estaba enamorada de Naruto.
A pesar del tiempo, ella quería conocerlo, pero no así. No de esa manera. No obligada por las palabras de su padre.
-Si deseas despedirte de Naruto, será mejor que vayas ahora que Hiashi-sama no está aquí.
-Neji-kun…
Le miró, el deshizo el abrazo y se levantó, sus pies resonaron en el lustroso piso de madera. Ella sonrió de forma amarga.
-No deseo que mi dolor siga creciendo, es mejor que me preparare para la boda.
-Es nuestro deber, aún así, espero que podamos conocernos, Hinata-sama.
Ella esperaba lo mismo.
Y poder olvidar ese dolor...
Y a Naruto.
Y poder decir algún día, que conocía a aquel hombre que sería su esposo, su amante. Su todo...
Fin.