al fin xDU
Fandom: Axis Powers Hetalia.
Claim: Rusia/China. Bielorrusia/Rusia. China+Japón.
Advertencias: Yaoi. AU. Sadomasoquismo. Sadismo. Lime.
Rating: MA.
Para:
nanamiii (L)
Palabras: 1500.
Links:
Parte I,
Parte II,
Parte III,
Parte IV,
Parte V,
Parte VI y
Parte VIIResumen: Y todo se resumía a una cruel ironía.
15
Y ahora, como si fuera un cruel juego del destino, el ruso y el chino estaban atrapados por un tercero.
Apenas ahora aquel extraño juego de propiedades comenzaba a disiparse.
El ruso despertó, quejándose un poco del dolor que tenía en el cuello producto del pinchazo completamente sorpresivo que su hermana le había dado. Parpadeó un poco, sintiendo la cabeza darle vueltas y centró la vista; pudiendo distinguir segundos después un cuarto desconocido.
-Es un motel del centro de la ciudad.
La voz de Natasha lo desconcertó durante unos escasos segundos, pero logró reponerse del impacto pasado un rato. Los ojos de la chica completamente fijos en su persona, una sonrisa de triunfo iluminaba su rostro. Y no era para menos, porque ella al fin había logrado atrapar en sus redes a su hermano.
-Siempre desee esto, hermano -murmuró ella acercándose más al ruso, rozando con su aliento los labios que tanto añoraba.
Ivan tenía ya una idea de lo que estaba ocurriendo, aún así se hizo el desentendido y le preguntó con una turbadora inocencia que estaba ocurriendo.
Natasha se sentó en sus piernas.
-Sé que lo sabes, hermano. Sabes que yo tengo a Yao…
Le besó con goce, disfrutando del contacto; Ivan le mordió el labio con brusquedad, aunque eso sólo hizo que su hermana sonriese y no se despegase de sus labios.
16
Ella estaba sumida en su goce personal, en su felicidad propia de poder tener a su hermano bajo su merced, amarrado a una silla y dispuesto por obligación a hacerle lo que su femenina y perturbada mente quisiera.
Sus manos de porcelana recorrieron despacio el pecho de Ivan, metiéndose dentro de la camisa e ignorando las protestas de éste.
- ¿Dónde tienes a Yao, Naty? -Cuestionó mirándola fijamente, una especie de mala vibra llenó el ambiente. Él la llamó de ese modo para hacerla ceder, para tratarla con delicadeza y así le dejara en paz.
Los ojos de ella se posaron en los del ruso despacio, casi pensando en lo que debería decirle. Mientras eso ocurría, Ivan intentaba controlarse, la sorpresa de tener a la obsesiva de su hermana secuestrándolo -podía apreciar la ironía bastante bien- y que ella se hubiese atrevido a tocar a su Yao le hacía hervir la sangre. Aunque parte de él estaba algo orgulloso de Natasha, porque la chica había sido capaz de planearlo todo bajo sus narices y nunca se había dado cuenta de nada.
Pero eso no quitaba que la chica se hubiese excedido.
Aún así, él no se daba el lujo de mostrarse débil, porque tenía que sacarle la información a su hermana, lograrla hacerlo caer bajo la propia obsesión que ella tenía para con él y salir de allí para buscar a Yao; volviendo así a su antigua y perfecta vida.
Pero Natasha no se lo iba a hacer fácil, ella ya había aprendido a controlar su carácter en pos de sus propios beneficios.
-Hermano, eso no es lo importante. Lo que importa es que al fin estaremos juntos.
17
La luz encegueció a Kiku durante eternos segundos, una ráfaga de aire fresco que ahuyentaba el olor a muerte y a dolor se esparció por el lugar; causándole al pequeño japonés varios temblores, los cuales lejos de ser dolorosos, le traían un refrescante y renovador (esperanzador también) aliento a su alma.
El pequeño parpadeó, tratando de acostumbrase a la luz.
-No te muevas, voy a desatarte… -dijo una voz que desconocía, pero se oía bastante dura y autoritaria.
Sintió con un alivio indescriptible, casi como un baño de agua revitalizante como las gruesas cuerdas que lo mantenían cautivo cedían bajo un cuchillo que las cortaban rápidamente. Su cuerpo prácticamente se desplomó y cuando estaba predispuesto a chocar con el piso, unas manos no agarraron del torso, evitando su caída.
Estaba cansado, su agotamiento mental y físico lo tenía completamente agotado y no reparaba en que era sacado del cuarto donde estuvo recluido, ni tampoco que quién sea que lo tuviera en brazos lo dejaba en la sala de la casa rusa, a la vista de la habitante que quedaba en el hogar.
Lo único que Kiku vio cuando tuvo la fuerza suficiente como para levantar la cabeza, fue una larga cabellera rubia alejarse con rapidez.
18
Ucrania miró a todas partes, tratando de explicar qué diablos estaba ocurriendo allí.
Primero su hermano se había ido quizás donde de la nada, rumeando que tenía que atender asuntos referentes al extraño muchacho asiático que tanto le visitaba (o más bien, vivía en casa); luego su hermana había salido corriendo con la intención de alcanzarlo, pero después se había devuelto para buscar quizás qué y ella en todo ese enredo se había limitado a buscar a Natasha por toda la casa, pero sin resultados.
Y ahora, tras no encontrarla se hallaba en el salón principal, donde en un sillón estaba un niño desconocido cubierto de heridas.
¿Qué diablos estaba pasando allí?
De todos modos se acercó a ver al pequeño, éste estaba consciente y miraba al cielo, perdido en algún mundo que ella no conocía.
- ¿Estás bien? -Cuestionó mientras se sentaba a su lado y lo revisaba.
Terminó curándolo, descubriendo de paso que era el hermano del amigo de su hermano y que éste había hecho cosas terribles que ella no se atrevía a mencionar. Con la angustia consumiéndole el pecho, llamó a la policía.
-Lo siento, Ivan, pero no puedo creer que siguieras metido en ese mundo a pesar de que me lo negaras…
Sin saberlo, estaba sellando un ciclo de juegos sádicos, destruyendo las propiedades de sus hermanos y uniéndolos más de que la propia Ucrania habría deseado.
19
Natasha quería a Ivan sólo para él y lo iba a hacer.
Se encargó de mantenerlo allí, firmemente atado, sometido a sus deseos.
Con malicia susurró que ya nada podría hacer por su querido -y se aseguró de que el énfasis en aquella palabra le llegaba profundo a su hermano-
Ahora ella se encargaría de mantener a Ivan de la misma forma en que él había tenido al chino recluido, al menos hasta que Ivan lograra reaccionar y buscara la forma de escapar. Claro está, ella impediría aquel momento con todas sus fuerzas.
-En estos momentos Yao debe estar saliendo de donde estaba y Katy debe de estar llamando a los hermanos orientales para sacar a Kiku -dijo ella con malvado deleite. Ivan la miraba, impasible-. ¿No es duro que te devuelvan la moneda, hermano?
-Eres tan cruel como yo, Naty -susurró él-. ¿Sabes que por lo que acabas de hacer arriesgas a la familia?
Natasha sonrió.
-Sí, como también sé que si nos descubren, los dos pagaremos por los mismos crímenes -dio un suspiro soñador-. Y cuando eso pase, un muro separador de sexos en la cárcel no me impedirá acercarme más a ti.
Y así fue. Los descubrieron gracias a todas las pistas que la chica dejó esparcidas a propósito y ella logró hacer que las culpas de Ivan por tráfico formaran también parte de su hoja de vida, teniendo así la misma condena en la misma cárcel.
Ella se encargó de hacerle pagar al ruso todo lo que había hecho durante años e Ivan se vio obligado a dejarse hacer, ideando siempre la forma para escapar.
20
Y todo fue como Natasha vaticinó.
Yao abrazó con fuerza el cuerpo de su hermano, cuidando lo más que podía en no rozar las múltiples heridas que esté tenía por todo su ser. Gruesas lágrimas descendieron de su rostro, aterrizando en la cabeza de su hermano pequeño; infinitas disculpas escaparon de sus labios, sabiendo que aquellas palabras, por mucho que lo sintiese, no repararían todo el daño que había causado su turbio trabajo.
-Perdóname Kiku, por favor… -murmuró de nuevo mientras tomaba el cuerpo del pequeño en sus brazos, ignorando el dolor propio-. Lo siento, hermanito.
Kiku sólo lo miraba con sus grandes ojos oscuros.
-Comenzaremos otra vida, lejos de aquí -prosiguió el chino mientras caminaba con un rumbo que sólo él conocía. Sus pasos eran lentos, su cuerpo aún resentido por sus heridas-. Iremos a vivir con Corea, todos como una familia feliz.
- ¿Dejarás tus negocios? -Cuestionó el menor, su voz quebrada, suave, calando dolorosamente en el alma de Yao.
El chino, recién entonces, por todo lo que había tenido que pasar, comprendió que había escogido el camino incorrecto. Que su vida no había sido tan fácil como había pensado en su minuto, con todos los logros que había obtenido al traficar.
-Sí, lo dejaré, aru.
Quizás, gracias a que Ivan lo había obligado a morir en vida durante tanto tiempo, había comprendido el dolor que le causaba a su familia con la vida que llevaba y se prometió que ahora sería más responsable con él mismo y con ellos.
Kiku se rió.
-Me alegro, así ya no tendrás que sufrir. Ni yo tampoco.
Yao sonrió como no lo hacía desde hace años.
Estaba seguro que desde ahora, todo mejoraría.
*se mata*